SEMINARIO LA MENTE LIBERADA SEGUNDO DÍA: EL HOMBRE INTERIOR Y EL HOMBRE EXTERIOR - Misión Vida para las Naciones

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

SEMINARIO LA MENTE LIBERADA SEGUNDO DÍA: EL HOMBRE INTERIOR Y EL HOMBRE EXTERIOR

La verdad se conoce por revelación. Dios alumbra el espíritu del hombre, y el espíritu alumbra la mente. No obstante, una persona puede recibir una revelación y no entender nada, de modo que, cuando no hay entendimiento, la revelación que Dios envía es vana. También, puedo estar predicando en la iglesia pero hay personas que no están prestando atención, “están en otro lado”; cuando alguien está en otra cosa tampoco entiende.

Hemos leído en la Biblia sobre el hombre interior y el hombre exterior; la mente forma parte del hombre exterior y es un elemento esencial de éste, que procesa y decodifica la revelación de Dios. La revelación de Dios viene en una dimensión espiritual, inentendible para el hombre animal. La Biblia habla del hombre natural, que es sinónimo de hombre animal. Entonces, quien no tiene el Espíritu de Dios, quien no tiene el espíritu renacido, escucha las cosas de Dios y no las entiende porque se deben discernir espiritualmente; recibe revelación de Dios, pero su vida espiritual está muerta, no puede decodificar la señal. Esto de decodificar es un término moderno; de un satélite baja la señal que no es imagen, sino que está en un determinado lenguaje, y hay un aparato que puede leer, entender  y decodificar, lo que significa que transforma en otro lenguaje que por ejemplo entiende el televisor y lo pone en la pantalla. La mente es el decodificador del ser humano, es el área del hombre exterior que recibe la señal del satélite y la puede entender. Cuando el creyente entiende la revelación, está en condiciones de conocer la voluntad de Dios y obedecer.

LA MENTE RECIBE DATOS DE DIFERENTES FUENTES

La mente recibe información de varios lugares del mundo exterior; el hombre exterior tiene dos elementos esenciales: el cuerpo y el alma, entonces, la información exterior o natural la capta a través de los receptores que tiene el cuerpo, que son como antenas que reciben esas señales: los ojos, los oídos, el tacto, el olfato y el gusto. O sea, la mente recibe información del mundo exterior visible a través de los sentidos, y también recibe información espiritual a través del Espíritu Santo, que enciende el espíritu del hombre y éste envía señal a la mente.

Quiero aclarar que la mente y los pensamientos no son una misma cosa; habíamos dicho que la mente era como una fábrica y los pensamientos son el producto elaborado. Ahora, el producto puede ser bueno o malo; si lo pensamientos que se le dan a la mente son buenos, los argumentos, que son el otro producto, son buenos, pero si a la mente se la alimenta con malos pensamientos entonces el producto es malo. Entonces, se espera del creyente que alimente la vida de su mente con la palabra y los pensamientos de Dios, esta será la única manera de que el producto sea bueno.

Áreas que pertenecen a la mente:

En la mente hay intelecto, esto es, “la facultad de entender”; hay quienes tienen mayor capacidad para entender, y otros menos. Cuando le suministramos a un motor, nafta de mala calidad no funciona bien. Habíamos dicho anteriormente que no había nadie que fuera estúpido o tarado; nadie había nacido para tener una mente vacía, inactiva o pasiva, suceden estas cosas cuando la mente es alimentada por elementos que la oxidan o que la obstruyen. Cuando la vida anímica está funcionando bien, esto es, bajo la autoridad del Espíritu Santo, entonces, el intelecto funciona bien.

La razón, otro elemento de la mente, es la capacidad de pensar, meditar, argumentar y probar; es la capacidad de elaborar pensamientos. La sabiduría, a su vez, es la habilidad de relacionar y usar conocimientos adquiridos. Conocimiento es información y sabiduría es la habilidad para manejar esa información. Hay gente que conoce mucho pero no le sirve de nada ese conocimiento que tiene, porque le falta sabiduría. Y la sabiduría sin conocimiento no sirve de nada, así que los dos son importantes.

Otro elemento de la mente es la sagacidad, astucia, prudencia, que es antónimo de necedad, de imprudencia.

En cuanto a la sabiduría que es la habilidad de relacionar los conocimientos que uno tiene para llevar a cabo acciones, tomamos como ejemplo un rompecabezas o puzzle que es un juego didáctico. Le damos a un niño un rompecabezas sencillo, el toma las partes y comienza a ver que forma encaja con otra, así va adquiriendo sabiduría.

La mente está en el alma o psiquis, y procesa o decodifica la información espiritual y natural. Habíamos mencionado que la mente recibe información del mundo exterior y del mundo espiritual; procesa información que viene a través de los sentidos en relación al mundo natural, procesa la información que llega del espíritu en relación a Dios y la dimensión espiritual; y procesa la información que llega de los malos espíritus, o de los espíritus de las tinieblas. En otras palabras, lo que tiene la mente, eso procesa.

Mente espiritual: La mente no es en sí, ni espiritual ni carnal; es como el dinero, es malo o bueno según quien lo usa. La mente es un instrumento que Dios nos ha dado; si somos carnales entonces la mente es carnal, de lo contrario, si nosotros somos espirituales, entonces nuestra mente será espiritual. Cuando hablo de una mente espiritual quiero decir que es así cuando se la hace funcionar espiritualmente. En realidad, no es que la mente es espiritual o carnal, sino que yo soy espiritual o carnal. La actividad de la mente y sus pensamientos determinan si un creyente es espiritual o carnal, eso lo puedo comprobar cuando escucho hablar a alguien. No es la mente que hace más carnal o espiritual a la persona, sino que, la persona espiritual tiene una mente espiritual y la persona carnal tiene una mente carnal. Romanos 8: 5 dice: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Este pasaje determina la verdad que acabamos de decir: Primero se es carnal y después se piensa de forma carnal. No te vuelves un carnal por culpa de tu mente, eres un carnal, por lo tanto tu mente piensa cosas que tienen que ver con la carne.

Si bien la mente pertenece al hombre exterior, si bien pertenece al alma no obstante puede desarrollar tareas espirituales.

Hombre exterior – Hombre Interior

Básicamente el ser tiene dos partes: Hombre exterior, hombre interior. El hombre exterior está relacionado con lo natural, lo tangible, lo visible. 2ª Corintios 4.16 dice: “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

El hombre interior es el nuevo hombre creado por Cristo. En la Biblia se le llama “hombre interior” al espíritu renacido del creyente que le ha dado su vida a Jesucristo, cuyo Señor es Él. Y, Jesucristo, habiéndole perdonado todos sus pecados, vivifica su espíritu, éste viene a ser el hombre interior, al que el apóstol Pablo llama, “el hombre nuevo”. Según Efesios 2: 1 y 2, el apóstol Pablo nos dice que nuestro espíritu estaba muerto, y cuando vino Cristo lo vivificó; estábamos muertos cuando operábamos bajo el poder del príncipe de la potestad del aire, cuando hacíamos los deseos de la carne y de la mente. Leamos Colosenses 3: 9 y 10: 9No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

Hombre exterior

El hombre exterior es paralelo al viejo hombre. ¿A quién está sometido el viejo hombre, a quién obedece y bajo la autoridad de quién está? ¡Si no tuvieras el viejo hombre ya estarías en el cielo! Cuando el apóstol Pablo dice que estamos muertos  juntamente con Cristo, se refiere a que estamos desactivados al mundo natural; antes caminábamos, comíamos, hablábamos pero estábamos muertos, pero ahora, Cristo nos dio vida y ya no hacemos las obras de las tinieblas sino las obras de Cristo. Estamos muertos para el mundo, estamos muertos para el reino de las tinieblas. No obstante, no dejamos de recibir mensajes del reino de las tinieblas, del mundo exterior y no dejamos de recibir mensajes de Dios; tenemos que procesar esa información y saber qué recibir, con qué  alimentar nuestra mente y con qué no; porque eso determinará que seamos espirituales o carnales, que hagamos las obras de Dios u otro tipo de obras.

Hombre interior

Esencialmente el hombre interior es el espíritu del hombre vivificado; el hombre natural o animal no tiene el espíritu vivificado. El espíritu del hombre tiene algo llamado intuición espiritual, a través de la cual, percibe las cosas de Dios. El espíritu no se pone a razonar acerca de la verdad, sino que recibe, acepta la verdad aunque no la entienda. Hacemos muchas cosas por intuición o muchas veces tenemos la intuición de que sucederá algo y sucede, aunque a veces es adivinación.

El hombre interior tiene la conciencia: La conciencia está en el espíritu, no en el alma. Dice el apóstol Pablo que algunos tienen la conciencia cauterizada, o sea quemada, se le ha hecho una costra; pero no obstante la conciencia es algo muy fuerte que Dios ha puesto en nosotros. He hablado con dos hermanas que habían sido abusadas desde los 6 años de edad, una por su padrastro y la otra por su propio padre. El padrastro lo había hecho de tal manera que parecía algo normal, entonces la niña creía que era algo normal y que todos los padres hacen esas cosas con sus hijas; pero no obstante, la niña no se sentía cómoda, ¡ella sentía que algo estaba mal! El ladrón tiene conciencia de que lo que está haciendo, está mal ¿Por qué? ¡Porque roba en oculto! ¿Y por qué roba en oculto? Si estuviera bien lo que hace, lo haría a la luz de todo el mundo. El adúltero argumenta que el sexo fuera del matrimonio está bien, pero no le dice a su esposa: “Me voy a adulterar y vuelvo”. ¡No! ¡Lo hace en oculto! La conciencia es algo fuerte, todo el que hace mal tiene una lucecita roja que le está diciendo: ¡Eso está mal! Pero cuando la conciencia está cauterizada, no entiende.

Conocimiento en el espíritu y conocimiento en el alma

Dentro de nosotros tenemos el conocimiento carnal y el espiritual, y la Biblia nos enseña que la palabra de Dios es la única espada capaz de cortar y establecer una diferencia entre lo que proviene del alma y lo que proviene del espíritu. Leamos Hebreos 4:12: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. El creyente carnal tiene entrelazada su alma y su espíritu, confunde la información, muchas cosas de la carne o del mundo parecen buenas o espirituales pero si no provienen de Dios, ni son buenas ni son espirituales. No es lo que a mí me parece que está bien, sino es lo que a Dios le parece. ¿Está bien casarse? ¡Siempre y cuando lo hagas con la mujer que Dios quiere! Un hombre se enamora y se casa y dice: “Estoy cumpliendo con la voluntad de Dios, el hombre debe casarse”; pero no es suficiente con eso, ¡debes conocer cuál es la voluntad de Dios para tu vida! Está bien predicar el evangelio, pero, ¿cómo me iría si estuviera predicando en otra nación y no en la que Dios quiere? ¡Me iría mal porque Dios no me respaldaría! ¡Él me respalda porque estoy donde me mandó! Yo no puedo predicar donde se me de la gana, tengo que ir a donde Dios me manda, yo tengo miedo de irme de Uruguay; si tuviera que irme, le pediría a Dios confirmación y le sacaría muchos vellones para que Él me muestre como le mostró a Gedeón. ¡Yo se que me trajo a Uruguay! ¡Él me bendijo aquí porque sé que estoy haciendo su voluntad! No todo lo que me parece bueno es realmente bueno, ¡solamente es buena la voluntad de Dios! Yo no tengo que hacer lo que me parece bueno, tengo que hacer lo bueno y hacer esto es recibir revelación de Dios. Es muy sutil poder diferenciar el bien del mal, y satanás le dijo a Eva que ella podía hacerlo, que cuando ella decidiera qué era bueno y qué era malo, podía ser como Dios, que Dios estaba celoso y es por eso que no quería que comieran del fruto, para no ser como Él.

La mente tiene que decidir entre lo bueno y lo malo porque ésta opera sobre la voluntad del hombre. Dice la Biblia que tal cual piensa el hombre así es; por eso tiene que trabajar en su mente y pensamientos. Tú no puedes decir que no tienes la culpa porque te vinieron pensamientos, que tú no los quieres pensar pero ellos están ahí. ¡No solamente tienes que tener discernimiento, tienes que practicar hacer funcionar la mente con la nafta del cielo!

No podemos decir: “Yo no quería hacerlo, yo no me di cuenta, lo hice sin intención”; nada de eso será tenido en cuenta, Dios te juzgará aún por las palabras descuidadas que dices cada día.

El elemento de Dios que te ayudará a saber si el conocimiento de Dios que tienes es verdaderamente del espíritu o de la carne, es el conocimiento de la palabra de Dios; ésta es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. ¡La palabra de Dios alumbra! “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmos 119:11). “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. (Salmos 119: 9). La palabra de Dios será el árbitro que te ayudará a decidir si algo que hay en tu mente está bien o está mal, por lo tanto tienes que ejercitarte en llenar tu mente de la palabra de su palabra; por eso el apóstol Pablo decía: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Colosenses 3:16).

Hay otro pasaje que está en Hebreos 5:14 y dice: “…pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”. ¿Quieres aprender cosas profundas de parte de Dios? El apóstol Pablo le llama a eso, “alimento sólido”. Pero el alimento sólido o la revelación profunda no es para cualquiera, es para los que han alcanzado madurez, según dice este pasaje. Toda cosa que no se usa se atrofia, todo miembro que no se usa se echa a perder; si te fracturaste un brazo, y te ponen un yeso, después de un tiempo de tenerlo, te lo quitas y te cuesta moverlo, por lo tanto hay que ejercitarlo nuevamente. Entonces dice este versículo, que quienes han alcanzado madurez, son los que por el uso, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Suena un poco extraño, porque habíamos dicho que el Espíritu de Dios le habla al espíritu del hombre; ahora vamos a avanzar otro poquito, y vamos a decir: En realidad Dios habla de la mejor manera que le guste, o como él quiere. Dios puede hablarle al hombre a través de los sentidos, y también puede hablar a través de un siervo suyo. Un siervo de Dios que habla por el Espíritu, trae a través de los oídos (un sentido del alma) la palabra de Dios. Dios puede hablarte por sueños, pero también el diablo puede hablarte por sueños, tú debes discernir si ese sueño es de Dios o del diablo. La palabra de Dios es la única, capaz de separar o diferenciar lo que es del alma de lo que es del espíritu. ¡Es la palabra de Dios la única que te ayudará a entender y a discernir si algo viene de Él o no! Para ello tienes que estar ejercitado. No es cuestión de decir por decir, “¡Dios me habló! ¡Han venido varias chicas a decirme que Dios les habó que se iban a casar con el mismo muchacho!

Pero Dios ha prometido darnos espíritu de sabiduría y revelación. Efesios 1:17 y 18 dice: 17para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,…” “Espíritu de sabiduría y de revelación”: Esto sucede en el hombre interior; “alumbrando los ojos del entendimiento”: Esto sucede en la mente, en el hombre exterior. Esta palabra hace referencia a lo que se espera que suceda en nuestra mente, para saber cuál es la esperanza a la que Dios nos ha llamado y las riquezas de la gloria de su herencia. El apóstol Pablo habla de dos cosas específicas: Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Dios. .

Concluimos que: a) la revelación se produce en el espíritu, b) entendimiento se produce en la mente.

La revelación de Dios, viene de Él a nuestro espíritu. Jesús dijo: “Mis palabras son espíritu y son vida”. Cuando viene de Dios no es solamente sonido de palabras, no es solamente en un idioma, sino que viene espíritu. Entonces el hombre interior recibe pero la obra no está terminada hasta que sean abiertos los ojos de nuestro entendimiento. En este pasaje bíblico la palabra conocimiento aparece dos veces: Uno en relación a la revelación y otra en relación a la mente. El hombre interior puede recibir conocimiento en tanto que nuestra mente se mantiene en ignorancia. 1ª Corintios 14:14 dice: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”. Aquí hay un ejemplo de una actividad espiritual que no produce fruto en el mundo natural o visible. ¡Necesitamos traer obra espiritual manifiesta al mundo natural! Por eso el apóstol Pablo dijo: “…pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (1ª Corintios 14:19). Las lenguas son un lenguaje espiritual que edifica a nuestro espíritu pero la gente no entiende, y si yo no tengo revelación de lo que hablo, estoy edificando mi espíritu pero mi entendimiento,  mi mente, queda sin fruto.

El cristiano carnal confunde la información, considera un pensamiento de la carne como espiritual, y un pensamiento espiritual lo considera carnal, en ese punto el cristiano está desorientado.

                La mente, “campo de batalla”

Tiene que quedar claro que nuestra mente es un campo de batalla; satanás promueve toda clase de ideas, de pensamientos engañosos para poder controlar la mente del hombre y así poder someterlo. Nadie irá más allá de sus pensamientos. La biblia dice en Proverbios 23:7: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”.  ¡Somos como pensamos! Un ejemplo claro lo encontramos en Génesis 3:1-8, donde podemos ver que Eva se pone a hablar con Satanás.

Tuve un líder al comienzo de mi ministerio en Uruguay, al que dejé en una oportunidad liberando a un muchacho de un demonio, error que cometí; después de un tiempo ese líder por poco me parte la iglesia en dos, ¡se llevó casi la mitad de los colaboradores que teníamos! A los dos días de haber hecho la liberación le pregunté: “¿Cómo te fue con el demonio?” “¡Usted no sabe la noche que pasamos! Nos quedamos hasta que amaneció”, me contestó. “¿Tanto les costó echarlo?”, le pregunté. “No, es que nos pusimos a hablar con el demonio”, me responde. “¿Por qué te pusiste a hablar con el demonio?” Me dice: “¡Uh, usted no sabe todo lo que aprendimos!” ¡Ese hombre llamaba a mi pastor en Buenos Aires y le hablaba mal de mí! Un día me llama el pastor y me dice: “Prepara tu valija y venite porque te saco de Uruguay. ¡Menos mal que Dios ha estado conmigo, hasta ahora me quedé en Uruguay!” Yo no me iba a defender; sólo le dije que ese muchacho estaba mal… ¡Pero el pastor me quería sacar a toda costa de Uruguay! No obstante, yo oré: “Señor, tú sabes cómo son las cosas”. Al final me dejaron en Montevideo y a él lo mandaron a la ciudad de Durazno. En ese departamento aparecieron unas profetas, que le decían a este hombre: “Siervo mío siéntate, yo soy el señor, hoy voy a hablar yo”. Entonces, él se sentaba y escuchaba al “señor”, ¡al señor de las tinieblas! ¡Este señor de las tinieblas predicaba en el púlpito y destruyó una iglesia! Conclusión, este hermano se enojó con el pastor de Buenos Aires, y dijo: “¡Esto es de hombres!” Entonces dio la orden de que quitaran el cartel de la iglesia, que pisotearan los cassets de las prédicas y que rompieran los libros del pastor general que estaba en Buenos Aires.

¡Satanás presenta batalla, él se presenta como hijo de luz! No importa si proviene de la umbanda o la quimbanda; hay quienes dicen, “si es magia blanca, es buena”. ¡Pero la peor es la que más se parece al bien! Así que no es cuestión de perspicacia en la mente sino de discernimiento por ejercitarse en la palabra de Dios, porque ésta te da el entendimiento, alumbra la mente y el corazón.

Si la mente está controlada por satanás, de ella fluyen, imágenes impuras, vagabundeos, pensamientos desordenados, falta de memoria, obsesiones, celos, contiendas, ilusiones, ideas confusas incontrolables, frecuentes olvidos, desconcentración, prejuicios, envidias, odios; todas estas cosas aparecen en la mente porque satanás lucha por implantarlas. Para implantar en la mente del hombre algún pensamiento específico, una de las cosas que hace satanás es perseverar, él es muy persistente. ¡Satanás no gana batallas porque posee la verdad sino porque es persistente! Llega un momento en que doblega la mente, doblega a las personas por sólo insistir en un punto. Tú debes saber si tienes algún punto, un área débil en tu vida, porque por ahí te pegará satanás.

Construyendo una fortaleza espiritual

Pensamientos es sinónimo de ideas; con uno y otro pensamiento se forma un argumento, o sea que, un argumento es una cadena de pensamientos y es un elemento estructural dentro de la mente, y con la edificación de varios argumentos se construyen fortalezas. Cuando dentro de la mente hay una fortaleza, la persona ya tiene prejuicios, o sea que da por sentado que algo es así, no necesita ni pensarlo sino que reacciona inconcientemente de acuerdo al preconcepto. Prejuicio y preconcepto son dos palabras muy parecidas. Cuando una persona tiene una estructura mental, ya piensa de esa manera. Un ladrón dice, por ejemplo: “Yo he nacido ladrón y nunca voy a dejar de serlo”. Está convencido, tiene una estructura en la mente, tiene una fortaleza y él cree que volverá a robar. Lo han encarcelado varias veces, pero él asegura que volverá a robar, porque nació así.

Una fortaleza es, por ejemplo: “Desde muy chiquito, siento que soy una mujer encerrada en un cuerpo de hombre; cuando era chiquito dudaba, al ser más grandecito me angustiaba la idea, me avergonzaba, pero yo seguía sintiendo que era una mujer. Llegué a la edad de 12 años y tuve que decidir si era mujer u hombre, y finalmente me decidí: ¡Soy mujer!” Los que están de acuerdo con esto señalan que el sexo es una construcción cultural, o sea que es algo que uno va construyendo a medida que va creciendo, así que se puede tener cuerpo de hombre pero decide ser mujer; esto es una fortaleza. Ahora, si yo puedo hablar con una hombre que piensa que es mujer y lo confronto con la palabra de Dios, si esa persona me da la oportunidad de que le siga hablando, esa fortaleza comenzará a agrietarse hasta ser derribada, porque de la misma manera que se fueron acumulando pensamientos y argumentos a favor de que era una mujer, por causa de la verdad de Dios comienzan a desmoronarse poco a poco. 2ª Corintios 10:4 y 5 dice: 4…porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,…”

¡El creyente debiera razonar menos y llevar cautivo a Cristo, todo pensamiento! Éste se debe preguntar: “¿Qué dice la palabra de Dios, qué dice Cristo?” Si lo dice Cristo, está bien, si no lo dice, entonces está mal. ¡Y se terminó! Dice la Biblia que nuestras armas no son carnales, esto significa, nuestras armas no son elementos que tienen origen en el alma del hombre, los argumentos son de Dios, así que yo tengo que usar su palabra, sus pensamientos. ¡Las armas de nuestra milicia no son carnales, no pertenecen al alma, no pertenecen a la mente, vienen de Dios, sus argumentos derriban fortalezas! Una versión católica de la Biblia, dice: “derribando sofismas” esto significa, “razón o argumento aparente con que se defiende algo que es falso”. ¡Con las armas espirituales que Dios nos da, derribamos las falsedades, derribamos argumentos! Hay otra versión de la Biblia evangélica que dice: “refutando argumentos”. Derribando toda altivez o altanería, esto significa algo que está en alto; hay argumentos que se levantan contra el conocimiento de Dios. Con altanería o altivez se está poniendo en alto algo oscuro, pretendiendo que ilumine. Y las armas de nuestra milicia son poderosas en Dios para destruir, derribar, refutar esos argumentos y también toda altivez que se levantan contra el conocimiento de Dios. ¡Esas armas llevan cautivos los pensamientos a Cristo Jesús!

Cuando satanás logra edificar una fortaleza en la mente de un creyente no se detendrá ahí, sino que va a seguir trabajando. Una fortaleza es un lugar fortificado, un lugar conquistado, bajo la autoridad de alguien y desde allí se sale a hacer campaña para conquistar nuevos lugares. Cuando un creyente se descuida de su afecto, de su amor a Dios y de su sometimiento a Él, comienza a caer y termina haciendo cosas peores de las que había hecho cuando era un incrédulo.

Refutar es, “contradecir, impugnar con argumentos y razones”; pero es necesario entender que esos argumentos y razones no son de nuestra mente sino que son del cielo. ¡Una sola palabra hará que tu marido se convierta! Tú dices: “Mi marido no me escucha ¿Qué hago pastor?” Ora, y cuando Dios te lo ponga servido en bandeja háblale la palabra de Dios. “¡Pero ya le dije y él no escucha!” ¡¡Tú no sabes si escucha o no! Hay argumentos que producen grietas, que al principio no se aprecian, pero al final destruyen toda fortaleza. ¡No hay mejor argumento que la palabra de Dios, que penetra hasta partir el alma y el espíritu!

Concluimos que la mente y la razón son muy importantes. Hay gente “espiritual” que piensa que a la mente no hay que tenerla en cuenta, alegando que todo lo recibe por revelación, que lo que Dios diga eso hacen, lo que les marca el “Espíritu” lo obedecen, y terminan obedeciendo cualquier cosa. Eso es una mente pasiva, que no está ejercitada en el discernimiento del bien y del mal. ¡Creen que todo lo que viene a su mente es de Dios y está garantizada contra los dardos envenenados del maligno! Es sumamente necesaria nuestra mente y nuestra razón, pero, bajo la autoridad de la palabra de Dios y del Espíritu Santo. Isaías 26:3 afirma: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. ¡Para que se cumpla este pasaje y otros de la Biblia, necesitas tener una mente activa! He atendido muchas personas con una mente errante, cualquier cosa les asusta o le preocupa. Yo les recomiendo que agarren un cuaderno y comiencen a anotar pasajes bíblicos y se los aprendan de memoria; para ello necesitas una mente concentrada y que se ejercite en ese tema. Hay personas que les cuesta y les lleva todo el día poder sentarse y sacar aunque sea un versículo bíblico, pero no lo pueden memorizar porque la mente está en otra cosa. ¡Necesitamos tener una mente activa, en paz y en alerta!

La mente perezosa

Eclesiastés 11:4 dice: “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará”. La mente perezosa tiene excusas: “Porque llueve, porque hace demasiado calor, o demasiado frío”. La mente perezosa es totalmente contraria a la mente diligente. Una persona diligente es cuidadosa, exacta, activa, pronta, presta, ligera. Uno es perezoso por causa de una mente perezosa. Habíamos dicho que la mente es una fábrica de pensamientos, así que si se producen pensamientos perezosos, el resultado es una persona perezosa. La pereza mental lleva a la pereza física. Mientras más pensamientos albergues, serás esa clase de persona. Dichos del perezoso: “No hagas hoy, lo que puedes hacer mañana”, “algún día de estos lo haré”. John Maxuel dice: “Algún día de estos, significa, ningún día de estos”. La mente perezosa tiene pensamientos y argumentos que llevan a la pereza.

Leamos los siguientes pasajes bíblicos: Proverbios 13:4: “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada”. Proverbios 20:4: “El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará”. Eclesiastés 10:18: “Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa”.

La mente perezosa es poco combativa contra los pensamientos de satanás, pero tampoco persevera en los pensamientos de la fe; ante una presión demoníaca constante se deja vencer o convencer. Un ejemplo de mente perezosa, es aquel hombre que no tiene iniciativas, que no quiere hacer nada, y cree que los jefes son malos así que dice: “¿Para qué voy a salir a buscar trabajo? Además, en este país de porquería todo anda mal; además, no hay trabajo así que, ¿para qué voy a gastar tiempo?” ¡La mente perezosa tiene argumentos para no hacer, y se deja convencer! Supongamos que la esposa es una mujer de iniciativas, es emprendedora; entonces le pega cuatro gritos al esposo; este hombre estaba decidido a no ir, pero con tal de no escucharla, se levanta y se va en busca de trabajo. Pero fue porque la señora lo mandó y no porque tenga iniciativa. ¡Sigue siendo perezoso, es la esposa la que piensa por él! La mente perezosa hace a una persona perezosa. En la casa de una persona perezosa el pasto está alto, la casa está despintada, la cocina está llena de grasa, los platos están amontonados, ¡y las cucarachas están de fiesta!

Conclusión

Me rodean muchas personas perezosas que están esperando que Dios los prospere. Pero, ¿cómo Dios te va a prosperar si no tienes ganas de hacer nada y a la hora de hacer algo sólo tienes excusas? ¡No puede ser! ¡La miseria viene galopando sobre tu casa, sobre tu vida! No prosperas ni en lo espiritual, ni en lo económico, tampoco prosperas en la crianza de tus hijos, en los problemas del matrimonio. ¡La mente perezosa afecta todas las áreas de la vida! Posiblemente haya personas que en trabajo son muy activos, pero son perezosos en la crianza de los hijos. ¡Qué duro cuando veo que una cosa tonta que se arregla en dos horas está dos años rota! Así que puede ser que seas muy diligente en algunas cosas pero extremadamente perezoso en otras. Dios te quiere despierto en todas las áreas, Él quiere darte una mente como la de Jesús. ¡Que hoy podamos confesar: “Nosotros tenemos la mente de Cristo”!

“Señor, te pedimos que te glorifiques en nuestras vidas. ¡No queremos ser inútiles ni perezosos! ¡No queremos estar trabados ni oxidados en nuestra mente! ¡No queremos estar ciegos y sin discernimiento en nuestra mente! Te pedimos en el nombre de Jesús que te glorifiques en nuestras vidas, anhelamos serte útil y servirte. Queremos tener una mente en paz, fresca, iluminada, en el nombre de Jesús. Te pedimos que tomes esos pensamientos que no provienen de ti y te los lleves cautivos, Señor. Nos ponemos de acuerdo con tu palabra así que enviamos cautivos todo pensamiento a Cristo Jesús. Señor, queremos ser revestidos de tu gracia y de tu poder. ¡Queremos tener en nuestras manos esas armas espirituales, poderosas en Dios para derribar fortalezas! En esta hora te pido que a través de la palabra que ha sido dada, los argumentos y las fortalezas caigan en el nombre de Jesús. ¡Limpia nuestra mente, limpia nuestro corazón! Haz como con tus discípulos, ábrenos el entendimiento Señor para que no estemos velados al conocimiento que viene de ti. ¡Que caigan los argumentos y pensamientos vanos que llevan a la pereza! Te presentamos nuestra mente, santifícala, purifícala, que esté bajo tu autoridad, quita de nosotros la necedad, en el nombre de Jesús hacemos esta oración, amén”.

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