Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
INTRODUCCIÓN
Estamos por entrar en el último mes del año, y quiero pedirte que no entres en la vorágine del mundo, que no te afanes y tampoco te descuides, porque la Navidad no es lo que el mundo nos muestra. Detrás de la figura de “Papá Noel” hay un engaño comercial que alguien inventó para vender en épocas de Navidad. Según las leyendas urbanas, este personaje viaja en un trineo y recorre todo el mundo en una sola noche. Leí por ahí que alguien se tomó el tiempo de calcular la velocidad que debe tener el trineo para poder recorrer todas las casas del mundo y es de una millonésima de segundo; esto implica viajar a una velocidad tal que tanto él como el trineo y los renos se desintegrarían con el roce del aire, así como sucede con algún cometa que ingresa a la atmosfera.
¿Acaso ves alguna propaganda que haga referencia a la verdadera historia de la Navidad? ¡No hay! Lo que sí vemos es un sinnúmero de ofertas, pero, ¿qué lugar tiene Jesús en todo esto? En el mundo, Jesús no tiene lugar. ¡No te dejes engañar! Tú tienes que experimentar el verdadero espíritu de la Navidad.
En la Biblia encontramos la verdadera historia de la Navidad. Jesucristo es el autor de la Navidad. La Navidad existe por causa del nacimiento de Jesús y fue este hecho lo que trajo esperanza al mundo. Es la existencia y la presencia de Jesús en el mundo lo que trae paz al mundo. La Navidad no es precisamente un tiempo de paz ni de amor. La paz no tiene que ver con el tiempo de la Navidad; la paz tiene que ver con aquel que vino al mundo. ¡El Príncipe de paz! No es una época sino una persona. Erramos al creer que para Navidad o año nuevo viene un tiempo de esperanza y de paz. Muchas familias se preparan para celebrar en paz, sin embargo, surgen discordias justo en esos días de Navidad o fin de año y todos terminan peleados.
LA VERDADERA HISTORIA DE LA NAVIDAD
Veamos lo que dice la Biblia acerca de la verdadera historia de la Navidad en Mateo 1:18 en adelante: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”.
Te recuerdo que Jesús no nació de un hombre y de una mujer, Él nació del Espíritu Santo y de una mujer. Por eso dicen los teólogos que Jesucristo es todo Dios y todo hombre; es una identificación de Dios con el hombre. El verbo de Dios hecho carne.
Este es el gran hecho histórico de la Navidad, que Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”, vino al mundo y habitó entre nosotros y su apariencia era como uno de nosotros, pero no era uno de nosotros, sino que era el Dios creador del universo, el creador del cielo y de la tierra. Jesús anduvo aquí con nosotros caminando, hablando, comiendo, durmiendo y participando de nuestra dimensión natural. El acontecimiento maravilloso fue que, el que sostiene a todos los astros y a todas las estrellas, el que hizo todas las cosas con su poder, vino personalmente a rescatar al ser humano y se llama Jesús que significa Salvador, porque Él salva a su pueblo de su pecado; y la falta de paz es pecado, la falta de salud es por causa del pecado, las desavenencias familiares son por causa del pecado, la escasez, la pobreza y la miseria son por causa del pecado. Las divisiones y las reyertas familiares, la incomprensión entre padres e hijos, la incomprensión entre los cónyuges es por causa del pecado. Las guerras son por causa del pecado, las depresiones de los poderosos o de los débiles es por causa del pecado; la angustia, la amargura, la tristeza y la depresión vienen por causa del pecado. Todos los males que operan en la tierra son por causa del pecado, y Jesús es el Salvador tan anhelado que vino a librar a su pueblo de su pecado.
Cuando Cristo limpia y perdona el pecado de las personas, también quita las maldiciones que hay sobre ellas; llámese guerra, dolencias, enfermedades, espíritus de división, etc. Dice la Biblia en 1ª de Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Por eso hay tanta expectativa en nosotros en Navidad, porque no se trata sólo de alguien que llegó a la tierra, no se trata solamente de un ser bueno; se trata de un ser muy poderoso, único en el universo. Dios, el creador del universo habitando en medio de nosotros.
Durante el año vimos ese poder obrando en familias y en personas que parecía que no se podían librar de sus maldiciones y sus enfermedades; hemos visto la salvación del Señor sobre miles de personas y nos gozamos por ello. Por ahí nos llega una tarjeta que dice: “Con motivo de estas fiestas, le deseamos buenos augurios y paz. ¿Podrán los buenos deseos de alguien traerme paz a mí? Podrá ser muy bueno, pero no me puede dar lo que Dios me da. La clave de la paz está en que Cristo perdone tus pecados y te libre de tus maldades, esto sí, es conocer y vivir el verdadero espíritu de la Navidad. Cristo es el que puede traer al mundo esa paz que tanto anhela. Pareciera ser que el mundo ha perdido las riendas de la paz. Si miramos al mundo lleno de maldad y miseria vemos la impotencia de la gente de querer revertir todo esto y no poder lograrlo.
Una persona que tiene a su hijo en uno de nuestros hogares de Beraca, no sólo se interesó en que su hijo estuviera bien, sino que comenzó a trabajar para que otros chicos que consumen droga también puedan ser libres de ese flagelo. Entonces, empezó a visitar a las familias y armó un grupo de padres; y nos pidió que fuéramos a Maldonado a visitarlos y a predicarles. Ante tal necesidad nosotros accedimos a ir y hemos tenido reuniones preciosas con treinta o cuarenta personas que llegaban desesperadas, preguntándose si habría una salida para el infierno que estaban viviendo. En una de las reuniones había una mamá muy angustiada. Yo le pregunté qué le pasaba y me contó acerca de su hijo, que no estaba en la reunión, sino que se quedó en su casa. Esa madre que caminaba con la cabeza gacha y con los hombros doblados como si tuviera un peso de toneladas encima de sus espaldas por lo que estaba viviendo, nos pidió si podíamos ir a verlo. Se le veía en la cara la impotencia. Cuando entramos a su casa no había ni un solo mueble; fuimos al dormitorio y ahí estaba su hijo tirado en la cama, falco, deprimido. Yo me acerqué y le dije: “Vine a orar por vos y a traerte esperanza en el nombre de Jesús. Cristo te va a sacar de esto”. Al chico comienzan a saltarle las lágrimas y sin decir ni una palabra, porque ni fuerzas tenía para hablar, nos levanta el dedo pulgar. Le aseguré que íbamos a volver a visitarlo y solo levantó el dedo pulgar como diciendo: sí, vengan.
Cuando salimos de la casa de ese joven le pregunté a la mamá por qué estaba vacía la casa y ella me dijo que su hijo le vendió todo para conseguir droga. ¿Cómo hacemos con ese chico? ¿Le mandamos una tarjetita y le escribimos que con motivo de estas fiestas, le deseamos una feliz Navidad y próspero año nuevo?
En la reunión les hablamos de Jesús y de su poder para transformar las vidas, y algunos nos miraban escépticos, como preguntándose si era posible que eso existiera y que sus hijos puedan salir de las drogas. También noté que había un matrimonio con su hijo, el padre flaquito, envejecido, agobiado, junto a su esposa e hijo, los tres mirando y preguntándose en su interior si habría alguna solución. Les dije que hay solución y que para ello había que dejar entrar a Jesús en el corazón, que tienen que invitarlo a entrar a sus hogares, a sentarse a su mesa. Jesús es el poder de Dios que puede transformar sus vidas y sus familias, que puede traer paz a sus hogares; es el poder de Dios que puede limpiarlos de sus pecados y librarlos de toda maldad. ¡Él puede!
JESÚS PUEDE DARNOS UNA FELIZ NAVIDAD
Jesús puede librarte de tu odio, de tu soledad, de tu impotencia. Él sí puede darte una feliz Navidad. ¡La paz de Dios viene en un instante! En el mismo instante que la poderosa presencia de Jesús entra en el corazón viene el Príncipe de la paz y se instala adentro. No es un proceso, es un acto de fe; no es de a poquito, sino que de pronto, toma el control de tu vida, en un instante el Dios del universo toma las riendas de tu existencia y te dice: “Aquí estoy, yo soy tu ayudador”. Cuando terminé de predicar, el chico que estaba con sus padres saltó de la silla y dijo: “¡Yo quiero eso!”
Todos los días llega gente a nuestros hogares de Beraca que hay en muchas ciudades del país, así como estos jóvenes que mencioné; y muchos de ellos son transformados por el poder y el amor de Jesús. En una oportunidad nos visitó un jugador de futbol del club nacional, y nos contó que se drogaba con medicinas odontológicas. Por causa de la droga llegó a robarle a un instructor lo que provocó que lo echaran del club, y no sólo de ese, sino de varios más; perdiendo toda posibilidad de ser jugador de primera. Perdió todo por culpa de la droga, y perdió toda esperanza. Pero llegó el evangelio a su vida y recibió a Cristo en el corazón. A los pocos días le llega una invitación para jugar al fútbol en Chile ya que allí no se habían enterado de sus andanzas. Con un poco de conocimiento del evangelio se fue a Chile. Todavía se alcoholizaba y tenía una vida de libertinaje. Pero desde allá comenzó a comunicarse con uno de nuestros pastores y le pedía consejos. El pastor le decía qué hacer y lo que tenía que leer en la Biblia. Así estuvieron por dos o tres años. El asunto es que este joven comienza a ser noticia en el ámbito deportivo y lo han calificado como el mejor jugador. Pero eso no es lo más importante. Lo trascendente es que fue transformado totalmente por el evangelio y comenzó a predicar. Ha sido tan prosperado que nos ha pagado dos boletos de avión al pastor Andrés y a mí para que vayamos a Chile a conocer a las personas que había ganado para Cristo. Sin ser pastor, él se dedicó a predicar y en el viaje que hicimos hemos bautizado quince personas. Y eso no es nada, también viaja a otras ciudades de Chile para predicar el evangelio y ya ha ganado mucha gente para Cristo. ¡Un drogadicto perdido! ¡Hay esperanza para el mundo! Y la esperanza no sólo la tenemos que vivir en Navidad.
Todo esto de la Navidad se ha convertido en un negocio, y la gente se afana por la comida y por los regalos; y muchos se ponen mal porque no les alcanza el dinero y se endeudan. Pero, ¿para quién es la Navidad? ¿A quién se celebra en Navidad? ¿A quién hay que darle regalos en Navidad? La Navidad es para celebrar el nacimiento de Jesús. Cuando Él vino al mundo trajo esperanza. ¿Qué le vas a regalar? ¡Dale hoy tu vida! Yo tengo muchos motivos para estar muy feliz en Navidad porque he visto a este Jesús tocar muchas vidas. ¡Yo he visto la mano de Dios! Me alegra el alma ver a esos jóvenes que se me acercan y me dicen: “Apóstol es primera vez que festejo Navidad con mi mamá sin drogarme”.
Cristo viene, entonces viene la paz. La paz no viene porque alguien te lo desee. ¿Qué lograste? ¿Nada? ¡Ah, pero viene Cristo y logra lo que tú no has logrado! Lo más importante es que tú puedas llegar a la Navidad con Cristo en el corazón. La gente, como no tiene mucha esperanza de lograr la paz, se compra dos o tres cajones de cerveza para Navidad y para fin de año, pero a la mañana siguiente siguen en el planeta tierra y siguen sin paz. Cuando la gente no conoce el verdadero espíritu de la Navidad entonces anda buscando algo que le haga salir de la rutina inmunda en la que vive y entonces se toma unos cuantos tragos con cada visita, con cada amigo, y con cada uno va brindando; y brinda aquí, y brinda allá, y cuando llega la hora de celebrar a Cristo hay una borrachera terrible. Salen a la calle, aprietan el acelerador, se dan contra una columna y se matan. Los jóvenes esperan en su casa con su familia hasta las doce de la noche, y cuando el reloj marca las doce se van de la casa, se emborrachan y se drogan, se agarran a las piñas, se revientan un dedo con un petardo; cualquier cosa puede pasar. Y ahí aparecen al otro día, tirados en la calle: ¡Feliz Navidad! ¿Eso es feliz Navidad? ¡Eso es una desgracia! Yo estoy feliz de que en esta Navidad mucha gente por primera vez va a tener una celebración, sobrios.
En una oportunidad atendí un matrimonio que me pidió ayuda. Habían cumplido años de casados y decidieron celebrar en el hotel en el que habían pasado la luna de miel. Comenzaron a tomar celebrando el acontecimiento, pero resulta que tomaron una copa tras otra y se embriagaron. La mujer comenzó a reprocharle al esposo todo lo que hacía mal y a insultarlo. Él, asustado llamó a la familia de la esposa y también se la agarró con sus padres. Jamás podrás celebrar algo bien sin que Cristo esté en el centro de tu vida. ¡Qué desesperación esta chica y este muchacho que tanto se amaban! El joven me dijo: “Pastor, nunca me había hablado así mi esposa. Siempre me trató bien”. Justamente, el día que cumplen años de casados viene y le saca todos los errores y todos los defectos a relucir; le dijo cosas que el muchacho no podía creer. Un demonio estaba haciendo estragos en una noche de celebración y a satanás le encanta esto.
Imagina la Navidad de esos que al mediodía empiezan a tomar vino, cerveza, etc. Ya cuando llegan a las doce de la noche no levantan una copa para brindar sino un cuchillo para matar al pariente. Sin Cristo es imposible vivir una Navidad en paz.
CONCLUSIÓN
¿Habrá alguien que anhele que Jesús perdone sus pecados? ¡Él es tu salvador! ¡Él es tu paz! No importa que se te endemonien todos tus parientes, lo importante es que tienes a Cristo en tu corazón. Nadie va a poder robar tu paz si Cristo está en tu corazón. Hay quienes están esperando que algo nuevo pase. Yo te voy a decir lo que tiene que pasar. Tienes que abrirle tu corazón a Jesús y decirle: “Señor quiero que entres en mi vida y seas el dueño de mi existencia”.
Tú puedes arreglarte lo mejor que puedes para Navidad, y puedes hacer los mejores preparativos para no pelearte con tu familia en las fiestas; pero si Cristo no está, lo más probable es que le rompas un plato en la cabeza a alguien. Es que no hay paz si no está Cristo. Que en esta Navidad que se aproxima puedas disfrutar con Cristo en tu corazón. Si hay alguien que no está preparado para vivir una fiesta de la que yo le estoy hablando, haga una oración para que Cristo entre en su corazón. Si sientes que algo feo va a pasar y te da miedo porque ya tienes experiencia de otros años; y si no tienes la presencia poderosa de Jesús que toma el control de tus estados de ánimo, entrégale tu corazón al Señor en esta hora.
Oro por ti: “Padre toma estas vidas en tus manos. Te doy gracias porque tú estas llegando a tiempo, tú vas a librar hoy del alcoholismo y de drogas, tú vas a librar a las personas de la amargura y de la impotencia Señor. ¡Lo creo! Te adoramos Señor porque tuyo es el poder y tuya es la honra. Ven a reinar en los corazones, ven a llenar las vidas Espíritu Santo, te lo pido en el nombre de Jesús. Hazte presente donde hay tristeza, donde hay soledad, donde hay impotencia Dios mío, te lo pido en el nombre de Jesús. Reprendo en el nombre de Jesús, todo espíritu inmundo que se apodera de la mente y de las emociones de las personas. Padre, llévate el rencor, llévate la tristeza y toda amargura por causa de los recuerdos que maldicen, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: