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INTRODUCCIÓN
Los niños últimamente vienen difíciles y a veces uno no sabe qué hacer. Los chicos como que vienen enseñados por la sociedad; no enseñados por sus padres, sino por la sociedad, y por el ambiente en el que viven, porque conviven más con los chicos de la calle, de la primaria o la secundaria que con sus propios padres. Se necesitan más horas de padres; se necesitan más padres consagrados a sus hijos. No hay nadie más importante para un hijo que su papá y su mamá. Los niños hoy en día no respetan límites. Vivimos en una sociedad que quiere librarse de los límites.
Dios me inspiró a hablar acerca de los límites, y me inspiró por causa de los niños, que necesitan límites, y de un cerco con alambres de púas que hemos puesto en Monte Beraca, demarcando el límite entre nuestro predio y el de los vecinos. Estamos viviendo un tiempo en que la sociedad no quiere límites porque quiere libertad. Lamentablemente la sociedad, incluidos los cristianos, no entienden que la libertad nada tiene que ver con la cantidad de límites que se nos enseña sino con otra cosa. Vivimos en medio de una sociedad que no tiene límites y tampoco los quiere, que no conoce de obediencia o sujeción porque pareciera ser que cuando se nos pone límites se nos priva de libertad y se nos esclaviza. Nadie quiere ser esclavo, todos queremos ser libres; pero asociamos la libertad con el derecho a hacer lo que se nos venga en gana y decimos frases como: “A mí nadie me va a decir lo que tengo que hacer”. Hacemos esta aseveración incluyendo a Dios en el tema.
Estuve con un joven, jugador de futbol, que se vino de México porque creía que iba a conseguir un puesto en algún club en Uruguay. Yo le pregunté si lo había mandado Dios a lo que me responde que no estaba seguro. Yo tengo temor de Dios y el hecho de que ese joven se viniera de México sin saber si fue Dios quien lo mandó es un acto de anarquía. Es decir que uno hace lo que le parece y lo que se le da la gana. Le pregunté si le parecía que Dios estaba de acuerdo con lo que hizo y me respondió que no creía que estuviera de acuerdo. No consiguió el puesto, le robaron dinero, no tiene a dónde ir ni qué comer; tampoco tiene dinero para volverse a México.
Yo te quiero decir que Dios te ama y tiene planes contigo. Sus planes son soberanos, Él es soberano, por lo tanto, te dice cuál es el camino que debes tomar, cuál es la puerta por donde debes pasar y cuál no; lo que significa que hay que someterse a una cantidad de límites.
LÍMITES EN TODAS LAS ÁREAS
Tenemos límites por todos lados. Por ejemplo, tenemos límites geográficos entre países, ciudades y estados. Digamos que el establecimiento de límites es algo muy común y normal. Están los límites legales; hay cosas que legalmente se pueden hacer y otras que no.
En la sociedad en la que vivimos se asimila libertad al aumento de derechos; más derechos para las personas, más libertad. La gente cree que está yendo hacia la libertad, pero va hacia la esclavitud. Una noticia señalaba que un pedófilo fue atrapado abusando de menores y estando en el juicio, él declaró que se percibía como una niña de ocho años. Y como la ley dice que una persona es lo que se percibe, o sea que, aunque sea un pedófilo de cincuenta años y se percibe como una niña de ocho años, entonces no estaba abusando de una menor, sino que estaba jugando un juego de niñas. Por lo que la ley se obliga a liberarlo porque él se percibe como una niña de ocho años. Hemos llegado al punto en que la gente no sabe lo que es el bien y lo que es el mal. Y se defiende el mal como la pedofilia. Un cura declaró que la pedofilia era mejor que el aborto, porque en el aborto muere un ser humano, y mediante el acto de pedofilia no muere nadie.
Tal vez no te guste lo que te digo y quieras que se hable de otra cosa, pero el mundo realmente está desorbitado. En las redes puse una frase que dice lo siguiente: “Si naciste hombre, eres hombre. Si naciste mujer, eres mujer”. Es que en este tiempo hay que aclarar el asunto y tratar de hacerle ver a la gente que, aunque un hombre se perciba como una mujer, su organismo seguirá produciendo hormonas masculinas, sus células seguirán teniendo cromosomas masculinos. Esta es una lucha interminable que llegará hasta el fin de tus días y tu cuerpo seguirá gritando que eres hombre, y tendrás serios problemas orgánicos y de salud mental. Porque estos derechos y estas nuevas libertades no les dan a las personas, verdadera libertad. ¡Quedan esclavos! Por ejemplo, tienen que inyectarse hormonas de por vida. ¿Te parece que eso es libertad? Les enseñan a los niños que nacen asexuados y que el sexo o la identidad sexual es una construcción cultural y psicológica.
Una escritora que militaba en el feminismo aseguró que no se nace mujer, sino que se llega a ser mujer. En otras palabras, una mujer que quiere ser mujer, lo será porque ella se define así; porque podría definirse como hombre. Entonces surgen nuevas identidades como el transgénero, transedad, y transespecie. De tal manera que la gente busca libertad, como una mujer que se cree yegua y anda por el campo en cuatro patas. Esa mujer va a tener un problema en su columna vertebral. No se va a transformar en yegua por más que ella quiera, seguirá siendo mujer. Están esos hombres que quedan embarazados, concibieron de un hombre y no es que quedaron embarazados sino embarazadas, porque son mujeres que se identifican como hombres. Entonces, el hombre que se cree mujer la embaraza porque no es mujer sino hombre. ¡Tenemos un problema con el conocimiento de la verdad!
¿Qué es la libertad y qué es la verdad? Si la persona cree en la mentira y en el engaño tiene un serio problema; está atrapada y no tiene libertad, sino que es esclava. Hay límites morales. Si esos límites morales se rompen, entonces la moralidad se transforma en un desastre. Está el límite de la propiedad privada, por ejemplo. Por todos lados tenemos límites. En cuanto al matrimonio, tanto la mujer como el hombre son un límite para su cónyuge. Tu esposa y tu esposo es tu límite que te has impuesto tú mismo o tu misma. También tenemos limitaciones mentales ya que hay personas más preparadas que otras. Las personas con menor índice intelectual tienen más limitaciones que otras. Hay limitaciones físicas; las personas están limitadas cuando falta algún miembro de su cuerpo, cuando se han quedado sin visión, etc. Dicho ya de paso, una niña que participó en el campamento de niños de Beraca tuvo un problema en su ojo, el cual le había quedado fijo y sólo tenía movilidad en un solo ojo. La niña se preguntaba por qué Dios había permitido que perdiera su ojo. En un momento, la maestra reunió a todos sus niños y preguntó: “¿Quién quiere que Dios haga algo?” La niña enseguida dijo que quería que Dios sanara su ojo y entonces la rodearon y todos comenzaron a orar por ella. Al rato, la niña estaba viendo con el ojo que no podía. El papá era maestro de un grupo de varones en ese campamento, así que la niña corrió a contarle que Dios la había sanado.
Tenemos límites espirituales. Todo aquel que sufre ciertos temores está limitado espiritualmente. Hay personas que duermen con la luz encendida, lo que significa que por causa de algún temor están limitadas espiritualmente. Si eres una persona tímida estás limitada espiritualmente, porque en esos sentimientos operan espíritus que inducen el temor o la timidez. Si vives en angustia estás limitado o limitada espiritualmente. Lo mismo sucede con las personas vergonzosas. Cuando Cristo se hace presente en tu vida como Rey y Soberano huyen los temores, la timidez, la vergüenza, el odio. O gobierna Cristo o lo hace un espíritu contrario que te esclaviza. Dios quiere hacerte libre hoy de cualquier influencia que te limita espiritualmente.
En última instancia, estamos hablando de límites que determinan donde está el bien y donde está el mal; y entre el bien y el mal hay un límite. Nosotros queremos vivir del lado del bien porque se disfruta de la verdadera libertad. Del lado del mal hay esclavitud. Y el bien tiene que ver con la voluntad de Dios, con su palabra y la verdad; el bien tiene que ver con Jesús que es la palabra de Dios encarnada. El concepto de libertad en la Biblia es totalmente distinto al concepto de libertad en la sociedad en la que vivimos. Si tú tienes la libertad de drogarte, o el derecho que te dan de hacerlo, están permitiéndote que entres en esclavitud. Pretenden liberarte para que entres en esclavitud. No es libre aquel que se droga por tener el derecho de hacerlo. Te puedes equivocar en lo legal o en lo moral, pero Dios no está equivocado y Él sabe cuál es el bien y cuál es el mal. Nuestro bien está en Dios; el mal está fuera de Él. La mentira está fuera de Dios; la verdad está en Él. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. El bien y la libertad están en Jesús. Y la Biblia señala que Jesús es nuestro libertador.
QUIÉNES PONEN LOS LÍMITES?
¿Quiénes son los que ponen límites? Los padres ponen límites, cuando ponen límites. Siempre hay quien pone límites. Las autoridades, ponen límites cuando ocupan el lugar que les corresponde. Y hay muchas clases de autoridades. Los empresarios ponen límites; ellos estipulan lo que se puede hacer y lo que no. Pero así mismo, como empresario está limitado por la ley; no puede hacer lo que se le da la gana porque el empleado también tiene derechos. Tenemos límites por doquier. Lo que sucede es que la gente no soporta los límites. Hoy en día, los niños mandan más que los grandes; los niños confrontan a los padres, y si estos los increpan los hijos amenazan con denunciar a sus propios padres. Los gobernantes ponen límites. Y lo más importante, los verdaderos límites los pone Dios. El Señor es el creador del cielo y de la tierra, y es quien puso leyes que no pueden ser traspasadas. Quien traspasa las leyes de Dios sufre consecuencias. Por lo tanto, la libertad no es ausencia de límites, sino que se aplican los límites correctos. Y los límites correctos no siempre son los que ponen los padres, no son los de los gobernantes; los límites correctos son siempre de Dios. Esos límites tienen que ver con la verdad, y la verdad es la palabra de Dios. Hacen falta cristianos que se abracen a la verdad que es la palabra de Dios y no teman ni sientan vergüenza. Porque proclamar la palabra de Dios es proclamar los límites de Dios al mundo y encender la luz que el mundo necesita. Te recuerdo lo que dijo Jesús: “Vosotros sois la luz del mundo”. Me temo que hay personas que tienen vergüenza de ser la luz del mundo. ¿Por qué no predicas? Porque no quieres problemas; no quieres que se burlen de ti. Hablemos la verdad, Jesús dijo: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38).
Tú quieres mostrarte como un cristiano piola, y si tus amigos cuentan chistes picantes tú los festejas y encima te cuentas alguno. ¿Para qué? Para que, según tú, vean que los cristianos no somos tan cerrados. Algunos son muy condescendientes con el mundo y son capaces de hacer las mismas estupideces que hacen los demás. El mundo de hoy está creando verdades nuevas; pero la verdad no se crea, la verdad existe, y la verdad la tiene Dios. Antes que el hombre habite el planeta, Dios ya estableció qué es la verdad y qué es la mentira. La verdad debe ser creída. ¿Tú crees en la palabra de Dios o no crees? Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24 y 25).
Jesús habló de sus palabras como la roca de fundamento. Los que llegamos al final de nuestra vida firmes en la Roca, hemos descubierto que la palabra de Dios es firme y se cumple. Nuestros pastores Hagop y su esposa han cumplido cincuenta y siete años de casados. El pastor Hagop ya ha pasado los ochenta años y no se quiere jubilar por nada porque para él es una pasión predicar el evangelio, y está todos los días de la semana aconsejando personas, visitándolas, y lo hace con gusto. Se podía haber retirado a disfrutar su vejez, pero la verdad arde en su corazón. Él nos dijo: “Hace cincuenta y siete años que me casé y aún sigo amando a la misma mujer con la que me casé; estoy tan enamorado como la primera vez que le hablé”. La palabra de Dios dice que el amor nunca deja de ser.
Aquel que se aferra a Dios y a su palabra, descubre que la palabra de Dios es verdad. Jesús declaró: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Los que titubean es porque dudan de la palabra de Dios, porque no la conocen, o directamente no les interesa. Varios cristianos tienen la Biblia abierta sobre la mesa de luz, llena de polvo, pero no tienen la palabra de Dios en el corazón. He estado aconsejando a varias personas que han entrado en temor, en depresión, en afanes, y les he recomendado, como hoy te lo recomiendo a ti: Busca pasajes bíblicos que te ministren, anótalos en un cuaderno, lee y relee hasta que te lo sepas de memoria, hasta que la palabra de Dios more en abundancia en ti.
Alguien me dijo que soñó algo que le afectó y lo desanimó. ¡Un sueño! ¿Qué es un sueño en comparación con la palabra de Dios? En todo caso un sueño te sirve para que ores por determinado asunto, pero no para que entres en temor, en angustia o impotencia. Dice la Biblia, y la palabra de Dios es la verdad, que somos más que vencedores en todas las cosas. Yo te prometo que, si te aferras a Jesús ahora, te vas a reír de los problemas porque Dios te ha hecho promesas para que vivas feliz, en paz y confiado.
LIBERTAD SEGÚN DIOS
Los límites de Dios son reales. Según el diccionario, la libertad es a facultad natural que tiene el hombre para hacer una cosa u otra y para no hacer. A esto nosotros lo llamaríamos libre albedrío. Pero he conocido personas que no tienen esa facultad, que no pueden vivir si no van al bar, si no se drogan o si no adulteran; personas que no tienen dominio propio. No tienen el poder de Dios en sus vidas. Porque debo decirte que a la verdad hay que amarla. Tenemos que estar en comunión con la verdad; esto significa, intimar con Jesús y amarlo. Aconsejo personas que se pasan la noche angustiadas, sin poder dormir porque han visto a alguien o están todo el tiempo pensado en esa persona. ¿Tan blandito eres? ¿Tan poca palabra de Dios hay en tu vida? Dice la Biblia en Juan 8:36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. ¡Jesús es tu libertador! ¡No puede ser que determinados pensamientos te hagan esclavo! Lee la Biblia, anota los versículos bíblicos que han hablado a tu corazón y memorízalos. Repítelos cada vez que sea necesario. Tu no prendas la luz para que se te vaya el miedo, mejor repite la palabra de Dios: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4). “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27:1).
Si no estás firme en la palabra de Dios el temor se apoderará de ti; la soledad se apoderará de ti. Si no estás firme en la palabra de Dios la angustia se apoderará de ti; la timidez puede apoderarse de ti. Si la timidez se apodera de ti, no harás lo que Dios quiere que hagas sino lo que la timidez te manda. Si la angustia se apodera de ti no podrás sonreír, no tendrás libertad ni disfrutarás de la paz de Dios. La Biblia dice que la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento. Es una paz a prueba de pensamientos, de guerra, de dificultades. ¡Dios quiere hacerte libre! No es cuestión de que asistas a la iglesia, que pagues tu diezmo, que cantes y después te vayas como estabas antes, temeroso, tímido, angustiado. ¡Dios no te quiere esclavo! ¡Dios te quiere libre! El límite de Dios es su palabra, y quien está dentro de los límites de su palabra es libre de fracaso, de temor, de angustia, de timidez. Si te has avergonzado de ser cristiano o cristiana delante de tus amigos, Dios quiere hacerte libre de la vergüenza.
Una mujer cristiana estaba en su trabajo, entonces se le acerca su compañera y amiga y le dice: “Necesito que me acompañes a un lugar”. La amiga accedió con gusto y le preguntó a dónde, pero ella no le quiso decir, sólo le dijo que el domingo pasaba por ella. Cuando llegaban al lugar, la amiga le dijo: “Te voy a confesar. Te he pedido que me acompañes a la iglesia de Márquez. Es que hace un tiempo que escucho sus predicas y quería venir”. “¡Ahhhhh!” exclama la otra. “¡La iglesia de Márquez! ¡Si yo soy miembro de ahí!” ¡Más contenta la mujer, porque era la iglesia a la que ella asistía! Y me presentó a la amiga que fue la que la había invitado. Un día, la compañera que la invitó contó su testimonio y dijo: “¡Estoy tan feliz de haber conocido el evangelio y haber venido a la iglesia! Nunca me imaginé que iba a sentir una paz tan grande. Dios ha perdonado mis pecados. ¡Estoy feliz!” Y agregó: “Lo único que lamento es que hace tantos años que soy amiga de Fulana, pero ella nunca me había hablado del evangelio”. La compañera nunca le predicó porque no estaba orgullosa de ser una hija de Dios. No había pasión en su vida. No tenía libertad. Y es que la libertad actúa de tal manera sobre los hijos de Dios, que llegas a contarle al mundo a viva voz que Cristo vive, que Cristo es nuestro libertador, que Cristo perdona nuestros pecados, que Cristo sana y salva.
LIBERTAD SEGÚN EL MUNDO
Y atención, el mismo diccionario tiene otra definición acerca de la liberad, y dice así: “Falta de sujeción y subordinación”. Esto viene al caso con lo que he expuesto. Aquí se genera confusión porque no se sabe bien qué es la libertad. Pareciera ser que un anarquista tiene libertad de romper vidrios, pintar iglesias, etc. Las feministas tienen la libertad de salir a la calle, desnudas, pintar las iglesias y defecar a sus puertas. Pareciera ser que la libertad trajo un tiempo de conquista al mundo, pero eso no es libertad. Libertad es lo que dijo Jesús. A estas alturas nos preguntamos: ¿La libertad es buena o es mala? Depende de lo que yo entienda por libertad. Porque si yo entiendo que la libertad es lo que la Biblia me enseña, entonces la libertad es buena. Pero la libertad, de acuerdo a lo que enseña la Biblia es vivir dentro de los parámetros de Dios y de sus límites. Cuando la verdadera libertad se apodera de ti, huyen otras cosas que se suponían que te dejaban actuar en libertad, pero te esclavizaban. También nos preguntamos si los límites son buenos o son malos. Si son de Dios, los límites son buenos. Si provienen del hombre, los límites son malos. Se habla de la iglesia como el enemigo número uno de la ola de mentiras humanas que tienen que ver con la ideología de género, impuesta en la enseñanza.
Esta es la verdadera definición de libertad: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Si conoces la verdad, la verdad te hace libre. La verdad corta el poder de los estados de ánimo negativos. La verdad anula el poder del temor, de los recuerdos, de la tristeza. O Jesucristo es tu libertador, o tu propio albedrío termina siendo tu amo. Define si eres una persona libre o esclava. Si un sueño te quita el sueño, si una mirada te roba la paz y un recuerdo te sumerge en la tristeza, tú no conoces la verdad. Jesús desea que lo conozcas a Él profundamente. Conocer la verdad no sólo significa conocer la palabra de Dios; significa amar la verdad. Y amar la verdad es amar a Cristo. Amar a Cristo es intimar con Él y poder decirle a cada momento: “¡Jesús te amo! ¡Jesús te adoro! Tú eres mi paz, eres mi bendición”. Si no puedes superar lo que te ha dicho o hecho alguien, tú no conoces la verdad. Necesitas meditar en la palabra de Dios porque su palabra siempre te va a dar la salida. Dios tiene esa palabra oportuna para tu problema. Jesús no quiere que sigas siendo esclavo. Jesús no quiere que sigas siendo esclava. ¿De qué te sirve asistir a la iglesia, cantar y ofrendar si eres esclavo; si sales de la iglesia y eres un mundano más? Si en donde estudias se burlan de ti porque eres cristiano y has decidido quedarte callado entonces eres esclavo.
CONCLUSIÓN
¿Es más fácil creer que surgimos de una explosión? No te animas a confrontar a tus profesores y amigos que piensan que somos el producto de una explosión y se burlan de ti porque crees que Dios te ha creado y ha creado todas las cosas. ¡Nos han mentido toda la vida! Hay demasiada inteligencia en las leyes físicas; hay demasiada inteligencia en el organismo humano y en el de los animales. Hay demasiada inteligencia como para creer que surgimos de la nada. Si de una sustancia material no orgánica hubiera surgido tu vida, ¿cómo evolucionó el pensamiento? Es más fácil creer que Dios tiene la verdad, pero lamentablemente hay estudiantes que tienen miedo a la burla. Hacen falta estudiantes que crean con todo el corazón la palabra de Dios y la abracen. Dile al Señor: “Jesús, tu eres mi Señor y Salvador. No me voy a avergonzar de ti. Perdóname porque me he avergonzado. No quiero que te avergüences de mi cuando vengas en la gloria del Padre. ¡Líbrame en esta hora! Líbrame de mis temores y de vergüenza. ¡Quiero ser libre!”
Si reconoces que es una carga pesada ser cristiano, y es que, para algunos, ser cristiano es una carga. Una niña me dijo: “¿Por qué no puedo ser como mis compañeras? Porque ellas hacen cosas que yo no puedo”. Le pregunté: “¿No amas a Jesús hijita? ¿Te avergüenzas del que te amó y perdonó tus pecados? ¿Quieres ser más como ellos y no quieres ser como Cristo?” Vemos en las redes, chicas que se sacan fotos haciendo poses y poniendo caras seductoras. Esas chicas se muestran ellas, pero las jovencitas de la iglesia tienen que mostrar a Dios. Si vas a usar las redes que sea para glorificar a Dios. Aunque te hagan bullying. ¡Ríete del bullying! Confiésale a Jesús que has fallado como cristiano, confiésale que no has conocido la liberad, o que la conociste y la perdiste. No hay otro a quien ir. Jesús es quien perdona. Él tiene misericordia de ti y es quien bautiza en el Espíritu Santo.
Dile: “Señor, te abro mi corazón, confieso que soy esclavo y creo que hoy tú me haces libre. Tómame en tus manos, Señor. Tú eres mi libertador, tú eres mi fuerza. Siéntate en el trono de mi corazón. Lávame y límpiame de mis sentimientos de tristeza, de temor, de angustia; líbrame de mis debilidades, de mis depresiones y del espíritu de muerte. Confieso que tú tienes poder, más poder que cualquier otro poder. Tú eres el Rey de reyes y Señor de señores y mi vida pongo en tus manos. Amén”.
ANEXOS: