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INTRODUCCIÓN
Quiero reflexionar contigo un tema que los cristianos hemos descuidado mucho y se trata de la vida espiritual que Jesús nos ha dado cuando perdonó nuestros pecados y nos limpió de nuestras inmundicias. Luego, Dios envió su Espíritu Santo y engendró vida espiritual en nosotros. Cuando se habla de vida espiritual se ve como algo etéreo y muchos no saben bien qué es; pero se trata de vida de verdad. Y no sólo es vida, sino que es engendrada por el Espíritu Santo. A los que hemos creído en Cristo Jesús nos ha sido dada una nueva identidad, y al ser engendrados por Dios, lo que recibimos es la naturaleza de Dios. Así como recibimos la naturaleza de nuestros padres al nacer, cuando nacemos espiritualmente en Cristo, nacemos con una naturaleza o identidad divina. Si es que perteneces a Cristo, hay una vida en ti que no debe ser descuidada y debe ser manifestada. Hay otra vida, que es la natural, de la cual estamos más consientes, aunque los cristianos debiéramos estar más conscientes a la vida espiritual y no a la natural.
La vida biológica y la vida psíquica que conforman la vieja naturaleza, como le llama la Biblia, conforman una identidad. El alma o la psiquis es la sede del intelecto, que incluye las emociones y la voluntad. Y esa, que es una vida natural, tiene, por decirlo de una manera, vida propia. La Biblia dice: “El alma que pecare, esa morirá…” Y lo triste es que el alma ha pecado, por lo tanto, ha sido desechada por Dios. El Señor no acepta ninguna iniciativa que provenga de nuestro corazón. Nosotros procuramos perfeccionar nuestra carne y espiritualizarla, entonces obtenemos un producto religioso que no es espiritual. Porque, así como dijo el Señor, todo lo que es nacido de la carne, carne es, y todo lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Dios transa con lo que es del espíritu, pero no con lo que proviene de la carne. Lamentablemente no somos muy conscientes acerca de las facultades, el poder y la causa de ser de esa vida espiritual, la cual tiene un propósito extraordinario para que podamos vivir en la dimensión de Dios, y además tiene el propósito de que podamos cumplir con la voluntad de Dios y colaborar con Èl en los planes que tiene para venir a la tierra. Estamos preparando el terreno de la segunda venida de Cristo.
Debemos comenzar a ser más conscientes del propósito que tiene nuestra vida espiritual que está adentro de nosotros los cristianos. Y me refiero de esos que un día se arrepintieron de sus pecados y le pidieron perdón a Dios. Hoy quiero explicarte algunos conceptos básicos de lo que somos como seres humanos. Veamos el primer concepto:
Los seres humanos somos una trinidad: espíritu, alma y cuerpo. Y el espíritu en esta imagen, es el espíritu del hombre y no el Espíritu Santo. El espíritu es la vida nueva que Dios nos ha dado, y no me refiero a que es vida espiritual, sino que es el espíritu del hombre. Es invisible. Si abrimos un ser humano no lo vamos a encontrar, sólo veremos sus órganos, entre otras cosas, pero no encontraremos el espíritu porque es invisible. Es vida del tipo de la vida de Dios y tiene la naturaleza de Dios. Me emociona pensar que el Espíritu Santo engendró en mí, vida espiritual, y yo quiero que esa vida salga afuera y se vea. ¡No quiero retenerla adentro!
Más afuera, está la psiquis que es vida del alma, animal o almática. El alma tiene emociones, tiene voluntad e intelecto, por lo que razona, y está acostumbrada desde que nació a tomar decisiones. El alma tiene decisión propia. Me tiene asombrado los niños que no saben ni hablar, pero tienen determinación. Ahora, la vida espiritual o el espíritu vivificado también tiene intuición, revelación, conocimiento, determinación. Así que la vida espiritual y la vida carnal son dos potencias dentro de nosotros. La vida carnal está compuesta del alma y del cuerpo; es eso que está condenado si los pecados no son perdonados, y si no viene el Espíritu Santo y engendra vida espiritual, vivificando nuestro espíritu. Hay tres condiciones que tiene la relación entre estas tres partes del ser humano. Veamos cada una de ellas:
DOMINIO DEL ALMA
Aquí, en el hombre natural quien reina es su alma, o sea: mente, voluntad y emociones. Digamos que el cuerpo es una especie de esclavo o servidumbre. Este también tiene deseos. Pero sucede en el hombre natural que, a causa del pecado, su espíritu está muerto, o sea que está inactivo. Este es el cuadro del hombre natural, que por naturaleza, a partir de que entró el pecado en el mundo, es una máquina de pecar. Todo lo que hace es pecado. Crees que lo que haces es algo bueno, pero no lo es porque a Dios no le gusta. Isaías señala que nuestras buenas obras delante de Dios son como trapo de inmundicia y eso a Dios le desagrada porque da mal olor. Y Dios no acepta nada que tenga iniciativa en el hombre porque cualquier cosa que viene del hombre está contaminada con malos deseos. Hasta lo más bueno lo hace con deseos egoístas y pecaminosos. ¿Entonces, cómo hizo Dios? Envió a su Hijo a morir en la cruz del calvario a pagar el precio por nuestros pecados, para darnos vida y retenernos para Él.
DOMINIO DEL ESPÍRITU
En esta imagen ya no es el alma que está sentada en el trono del ser humano sino el espíritu del hombre que está unido al Espíritu de Dios y es uno con el Espíritu Santo. Y la unción, la gloria y el poder del Espíritu Santo están en el creyente. El apóstol Pablo declaró que tenemos un tesoro y ese tesoro está en un vaso de barro; no se ve pero está ahí adentro. Y no es poca cosa, porque si ese espíritu logra atravesar las intenciones del alma y del cuerpo, si llegara a salir afuera, haría cosas extraordinarias. Manifestaría la gloria de Dios como lo hizo Cristo y haría aún más, así lo dijo el Señor. Cuando el espíritu renacido del hombre tiene libertad, entonces sale a través de ti, de lo que dices, de lo que haces, y llena de gloria tu entorno y bendice. ¡Dios necesita espíritus liberados para que hagan su obra, para que manifiesten la gloria y las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable! Tenemos que ser más conscientes de la existencia de la vida espiritual que está dentro de nosotros. Debemos liberar esa vida que Jesús nos ha dado. Mientras domina el espíritu, el hombre se transforma en un peligro para las obras de satanás. Y él tratará de perturbarte y estorbarte para que no se manifieste esa vida espiritual; tratará de robarte la fe, de enfermarte, de angustiarte y enviarte circunstancias conflictivas para amargar tu corazón y llenarte de frustración, porque teme la manifestación de los hijos de Dios. Si hay alguien espiritual, sus obras denuncian que tiene un espíritu liberado y es conocido en el infierno. ¡Las obras de Dios tienen que ser manifiestas en tu vida!
DOMINIO DE LA CARNE
También hay una condición intermedia y es lo que le sucede al creyente:
Al alma le llamaremos carne, y esta es la conjunción del alma y el cuerpo. El alma vuelve a dominar y se sube nuevamente al trono cuando el creyente comienza a decir que le gusta esto y no lo otro, cuando dice que no lo siente, cuando comienza a manejarse nuevamente solo, creyendo que está haciendo las cosas bien. Como ha leído la Biblia, cree que ya sabe, como asiste a la iglesia ya cree que es espiritual, como tiene experiencia en el caminar cristiano cree que ya puede tomar decisiones por su cuenta y pierde el ser guiado por el Espíritu de Dios. Pero como el creyente ya sabe y entiende, esto es lo más peligroso. Lo peligroso no es el hombre natural que peca sino aquellos que creen que hacen la obra de Dios, y no la hacen. No conocen bien la voluntad de Dios, es más, tienen una mezcla entre lo que es de Dios y lo que proviene de su naturaleza pecaminosa. Entonces la carne es una mezcla en la que el creyente no sabe bien cuando está obrando por la voluntad de Dios o por su propia voluntad. A veces cree que está haciendo lo que Dios quiere, pero no. A veces cree que lo está haciendo porque el espíritu que está adentro ya no está muerto, pero está encarcelado y no tiene libertad. ¡Tu espíritu tiene que ser libre! Esto se manifiesta cuando le preguntan a un cristiano qué dones tiene y no sabe qué responder. Algunos tienen años en el evangelio y aún están esperando que Dios les muestre su voluntad. Surge una pregunta: ¿Si el Espíritu es poderoso, por qué el alma se vuelve a sentar en el trono? ¿No era el espíritu renacido del hombre engendrado por el Espíritu Santo? ¿Entonces, por qué el alma vuelve a sentarse en el trono? La respuesta es sencilla. Dios nunca esclaviza al hombre; le da la oportunidad cada día de someterse a Él. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Amar a Cristo y seguirlo es una decisión de cada día. El día que te distraes o que te dio la gana de hacer algo que no es la voluntad de Dios, ese día te alejaste de Dios y de su voluntad. Tienes que estar atento y atenta a los pensamientos que hay dentro de tu cabeza y a los deseos que hay en tu corazón. Tienes que ser consciente a la vida espiritual que Dios te ha dado y menos consciente a la vida carnal. Y esa es la lucha del Espíritu Santo hoy con cada uno de los cristianos. El Señor quiere levantar un ejército porque vienen tiempos difíciles; vienen tiempos de persecución créeme. ¡Estén atentos! Porque es un tiempo en que van a retroceder muchas iglesias y muchos cristianos quienes van a conformarse al mundo.
Cuando yo era adolescente conocí un pastor de Entre Ríos, Argentina. ¡Un siervo extraordinario! ¡Una iglesia extraordinaria! Ese hombre murió hace unos treinta años. Yo lo admiraba mucho. Uno de sus hijos, hoy, lleva adelante una escuela cristiana, y las autoridades argentinas lo han presionado para que se enseñe en la institución la ideología de género. Quiero que sepas que han determinado la transversalidad de la enseñanza sexual con perspectiva de género; lo que significa que hay que enseñar eso en cualquier materia. Leí acerca de un profesor de música que estaba enseñando la sexualidad con perspectiva de género. Al hijo del pastor lo han presionado para que enseñe ideología de género. Nosotros creemos que el estado no tiene que enseñar una ideología, y que si hemos de enseñar, enseñaremos distintas perspectivas acerca de un asunto y no una sola. Entonces, este pastor, dueño de esa escuela, les dijo a las autoridades que no tenían gente especializada y le dijeron que le iban a enviar gente especializada, por lo que le pareció bien. Es más, le dijeron que tenía que mandar a su gente a especializarse a unos seminarios acerca de este tipo de enseñanza y este hijo de pastor, criado en la iglesia, accedió.
Este es un tiempo en que los que no hacen diferencia entre la vida espiritual y el alma retrocederán. Tú tienes que estar firme y fuerte en tus convicciones. Debes conocer la verdad y tienes que morir plantado sobre la verdad. ¡No te tienes que mover de la verdad! El creyente carnal va a elegir la conveniencia, el camino más corto; se va a justificar con razones, pero no va a dividir bien lo que es de la vida espiritual y lo que es del alma. Hebreos 4: 12 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu…” Tú estas recibiendo palabra de Dios y esta palabra es espíritu y vida. Jesús dijo: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Y cuando Dios nos manda a hablar su palabra, su Espíritu respalda la palabra que hablamos. La palabra que recibes hoy es vida espiritual. Así como necesitas alimentarte para fortalecer tu cuerpo, necesitas comida espiritual para fortalecer tu vida espiritual. Tu espíritu necesita ser alimentado por la palabra de Dios. La palabra de Dios penetra hasta partir el alma y el espíritu y ya no hay más mezcla. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo” (Juan 6:51). Él es la comida. También declaró: “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Juan 6:55). Cuando recibes la palabra de Dios, vida de Dios penetra dentro de ti. Si tu corazón está dispuesto, es alimento espiritual para la vida espiritual que Él te ha dado. Si tú sabes que algo es de Dios, dale para adelante; si no sabes quédate quieto, no des un paso más. Tu solo tienes que actuar en obediencia a la voluntad de Dios y ésta te viene por revelación del Espíritu Santo a tu espíritu. Si tú oyes tu espíritu ya estás en condiciones de ser obediente y hacer la obra de Dios.
El apóstol Pablo se dirigió a los efesios diciéndoles: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3: 14 al 16). ¿Qué es eso de que toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra? Pablo doblaba sus rodillas delante del Padre de nuestro Señor Jesucristo de quien toma nombre toda familia. Entendí con esto lo siguiente: Cuando nací, me pusieron Jorge y mi apellido es Márquez. ¿Y por qué Márquez? Porque tomo el nombre de mi padre, así también mis otros hermanos. ¿Por qué? Porque mi padre le da nombre a la familia. Yo me casé con Marta Molina, quien me dio dos hijas, y el primer apellido de ellas es Márquez. De mí también toma nombre mi descendencia. Entonces, ¿qué está diciendo aquí el apóstol Pablo? Que Dios ha hecho una familia y le ha puesto a toda la familia el mismo nombre; les ha puesto el nombre que le pertenece a Él. Tú tienes un nombre que Dios te ha dado y te enterarás después. El libro de Apocalipsis señala que Dios tiene un nombre nuevo para nosotros porque somos nuevas personas y pertenecemos a una nueva familia; tenemos una nueva naturaleza. A ese que te da su apellido, y tanto tú como yo, y todos los que son de Cristo tenemos el mismo apellido; somos todos, una sola familia con la naturaleza de Dios. No hay criaturas en el universo que tengan tal honor de que se les haya dado la potestad de ser hechos hijos de Dios. Ahí está la riqueza y la gloria de ese ser espiritual que Dios ha puesto dentro de ti y lo queremos ver. Entonces, el apóstol Pablo dice: “A ese, le he pedido que les dé conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”. Lo primordial es que tu espíritu esté fuerte y tenga la libertad que necesita para manifestarse. Y tú tienes que anhelar eso, que tu espíritu se pueda manifestar. Y el apóstol Pablo ora para que seamos fortalecidos conforme a las riquezas de su gloria con poder en nuestro hombre interior. Él le llama hombre interior a nuestro espíritu. Es importante que tengamos conciencia acerca del lugar que le corresponde al espíritu humano.
Leemos en 2ª de Corintios 2:16: “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. El diablo que tiene algunas mañas quiere ponerte estorbo en tu hombre exterior, que son el alma y el cuerpo. Quiere poner dudas en tu alma, tropiezos, temores. Si tú tienes temor no vas a liberar el espíritu que está dentro de ti. Si sientes vergüenza no vas a liberar al espíritu que está dentro de ti. El apóstol Pablo dice una gran verdad y es que mientras se va debilitando el hombre exterior, de todos modos, el hombre interior se va fortaleciendo, tanto se va fortaleciendo que la Biblia declara que aun la naturaleza, a una, con dolores de parto, espera ver la manifestación de los hijos de Dios. Pablo había recibido un aguijón en su carne y le pedía a Dios que se lo quitara, mas Dios le contestó que no lo haría porque necesitaba su debilidad para que su poder se perfeccione en él. “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2ª de Corintios 12:9). Es necesario que el vaso de barro sea quebrado, por eso el salmista dice: “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:17). Dios ama un corazón humillado y quebrantado. Para que el Espíritu de Dios sea liberado yo debo ser humilde y mi alma tiene que estar sujeta al espíritu. Tengo que tomar la decisión de ir a la cruz cada día y dejar que Él se manifieste en mí.
CONCLUSIÓN
Yo te pregunto, ¿vas a hacer la voluntad de Dios o no? ¿Le seguirás echando la culpa de que no te ha mostrado su voluntad? Dios espera que tú te humilles y que seas quebrantado para liberar el poder glorioso que hay dentro de ti.
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” (2ª Corintios 2:16). Yo soy de los que cree que una abuelita, ya sin fuerzas, agonizando en una cama, puede abrir su boca y hacer huir a los demonios. Dios no necesita tu fuerza ni tu poder. ¡Dios tiene poder! No son tus ideas lo que Dios está necesitando. Lo que anhela el Señor es poder liberar el espíritu que ha puesto en ti. Porque el que responde al Espíritu de Dios es el espíritu del hombre. Jesús dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41). La carne cede a la tentación, cede al temor, obedece a la vergüenza, al odio, al resentimiento; la carne hace pacto con el resentimiento, con la amargura, con la depresión y la muerte. Tu espíritu es algo muy sagrado dentro de ti. La Biblia dice que hemos nacido de una simiente incorruptible. Tu espíritu no puede pecar. ¡No peca! Tu espíritu es de Dios; es nacido de Dios. Señala la Biblia que quien es nacido de Dios no puede pecar; el espíritu que está en ti no puede pecar. ¡Tienes que amar el espíritu que Dios ha puesto dentro de ti! Agradece por la vida nueva que Dios te ha dado y ora para que esa vida sea liberada y pueda manifestarse. No puede ser que nosotros andemos por el mundo mezclando la voluntad de Dios con la nuestra. ¡Basta ya de eso!
Batalla cuando entran en ti esos pensamientos que se levantan contra Dios, que se levantan contra la autoridad y te empujan a la desobediencia, a hacer tu propio deseo y establecer tus propios planes. ¡Libérate de ti mismo en esta hora! ¡Libérate de la tiranía de tu alma! ¡Ve a la cruz cada día! No le eches la culpa al diablo de lo que tú eres responsable delante de Dios. Toma una determinación en esta hora y dile: Señor no voy a despreciar el tesoro que está dentro mío”. No desprecies la vasija, no desprecies el alma, no entiendas mal, la carne crucificada es útil, pero con muchos clavos y que no se zafe ninguno. La carne es útil porque es el medio de expresión del espíritu. Si no hay alma, no hay medio de expresión; si no hay cuerpo no hay medio de expresión. Tú eres espíritu, alma y cuerpo, por lo tanto, el cuerpo y el alma, deben ser crucificados en la cruz y deben estar sometidos al Espíritu para que se manifieste la vida espiritual que hay en ti.
ANEXOS: