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INTRODUCCIÓN
El apóstol Pablo es muy conocido por haber sido muy despreciado y perseguido. Más de una vez estuvo al borde de la muerte, y al final murió por la causa de Cristo. Viviendo ese tipo de vida les escribió a los romanos diciéndoles: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1: 16 y 17).
La ministra de Educación y Cultura del actual gobierno calificó de “plaga en aumento” a las iglesias pentecostales y nosotros presentamos una denuncia penal por incitación al odio junto con otros referentes evangélicos. Yo digo que los cristianos estamos siendo perseguidos y por tales declaraciones presentamos una denuncia que creímos que iban a estudiar, pero no, una fiscal la archivó, como si esa denuncia no tuviera trascendencia. Si yo llegase a declarar que los homosexuales o los colectivos gay son una plaga, se me arma. Pero si un alto funcionario de gobierno dice que somos una plaga en aumento, se archiva el expediente, porque para ellos la denuncia no tiene validez. Un abogado que defiende nuestra causa, presentó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque los cristianos estamos siendo discriminados y perseguidos. Para ellos, lo nuestro es una guerra; somos los peores enemigos de aquellos que quieren imponer una nueva moral y nuevos valores. Estamos viviendo en una época en la que se pretende deconstruir la idea de que un matrimonio está formado por un hombre y una mujer; lo que significa no solamente mostrar otros ejemplos de matrimonios distintos al original formado por un hombre y una mujer, sino también luchar contra el matrimonio tradicional porque es una institución retrógrada.
No sólo quieren practicar sino también imponer lo que ellos piensan. Yo no me opongo a que practiquen lo que quieran; sí me opongo a que quieran imponerse a la sociedad a través de leyes e injusticias que se están manifestando hoy por hoy. Nosotros los cristianos, de un tiempo a esta parte nos hemos dado cuenta de que somos ciudadanos con deberes y derechos y se ha desatado una persecución. En algunos países, los gobiernos destruyen iglesias cristianas. El cristianismo está aportando la mayor cantidad de mártires a la humanidad. ¡El cristianismo es la religión más perseguida!
En aquel entonces, cuando el apóstol Pablo predicaba, también era perseguido. Los cristianos se habían convertido en enemigos del régimen, todo por hablar la verdad conforme al evangelio. En el evangelio, Jesucristo es el Señor. En el imperio romano el Cesar era un dios; entonces se saludaban levantando la mano derecha y diciendo: “Cesar es señor”. Cuando se cruzaban con algún cristiano, uno levantaba la mano y decía: “Cesar es señor” y el cristiano levantando la mano declaraba: “Jesucristo es Señor”. Por tal motivo eran denunciados y perseguidos.
Te recomiendo leer el libro: “El Mártir de las Catacumbas”. Llegó el momento en que los cristianos tuvieron que vivir dentro de túneles o catacumbas. La ciudad de Roma se había construido con arena que sacaban del subsuelo, y al sacar la arena habían dejado una maraña increíble de túneles donde no entraba el sol, tampoco había agua y no se conseguían víveres. Pero allí se tenían que esconder los cristianos. Por causa de vivir tanto tiempo allí abajo estaban pálidos porque no recibían luz del sol. Y cuando se les ocurría salir a la superficie se daban cuenta que era un cristiano por su palidez. Entonces los apresaban y los acusaban de ser seguidores de Cristo. Vivian en las catacumbas, enterraban a los muertos en el mismo lugar y se congregaban también a adorar a Dios. En ese contexto el apóstol Pablo les escribe a los romanos: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”.
El imperio romano tenía dominio en todo el mundo antiguo. Cuando Jesús vino al mundo, en Galilea, en Nazaret, en Judá y en todo Israel dominaba el imperio romano. El poder romano estaba en todas las naciones. Tanto es así que un día, en un juicio en Israel, el apóstol Pablo apeló al Cesar que era la máxima autoridad. Como Pablo había nacido en una nación griega y tenía ciudadanía romana, apeló al Cesar; entonces lo subieron a un barco y lo enviaron a Roma para ser juzgado allí. No era que el Cesar dominaba en Roma, sino que dominaba en todas partes y era dios y señor. Había mucha opresión. Lo que el Cesar permitía se podía hacer y lo que no permitía estaba prohibido. Ahora, ¡qué vergüenza que él predicara el evangelio en todas las ciudades de Asia y lo encarcelen! No sin antes apedrearlo y azotarlo. De todo esto se enteraban los romanos, lo efesios, los gálatas; que el apóstol Pablo estaba preso. No obstante, para él era un honor sufrir por Cristo; para él era un honor haber sido escogido para predicar el evangelio.
Estamos viviendo en una época en que hemos creído que el evangelio nos concede cierta vida cómoda, contamos con vivienda, vehículo y un buen pasar. Y cuando logramos eso creemos que ese es el favor de Dios, pero el favor de Dios estaba sobre Pablo, aunque estaba encarcelado. Los discípulos de Jesús, cuando comenzaron a predicar el evangelio en Jerusalén fueron azotados y encarcelados. Los amenazaban con que no predicaran más en el nombre de Jesús. La Biblia nos relata la historia de cuando un ángel irrumpió en la cárcel donde estaban Pedro y Juan y los libró. Cuando ellos salieron siguieron predicando y los volvieron a apresar. Entonces leemos en Hechos 5: 27 al 29: “Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Quiero decirte que vienen tiempos malos en los que sucederán cosas peores que en el tiempo de los romanos. Y en ese contexto, el apóstol Pablo declaró: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”.
¿EN QUÉ CONSISTE EL PODER DE DIOS?
Quiero hacer énfasis ahora en la palabra “poder”. Un día llevé a mi nieta a la plaza, y allí había un chico, que se había rapado la cabeza y se había hecho un tatuaje. También tenía tatuado sus brazos y sus ojos. Él me dijo que eso es una forma de vida. Andaba buscando algo, pero me dijo que todavía no había logrado encontrar eso que andaba buscando. Me confesó que era adicto a la adrenalina y varias veces estuvo al borde de la muerte. Yo lo abracé y le di un beso, pero él se mostró reacio. Como se me había acercado para hablar le dije que si fue él que vino a hablarme yo lo iba a abrazar y a besar porque lo amaba. El joven había visitado nuestra iglesia en alguna oportunidad, entonces me dijo que estaba pensando en volver porque no encontraba lo que estaba buscando en la calle. Yo le aseguré que lo que él andaba buscando lo encontraría en la iglesia y en el evangelio. ¡Y el evangelio es poder!
No deja de sorprenderme lo horrible que es estar bajo el dominio del diablo y cómo éste destroza las vidas. Una joven que vive en uno de nuestros hogares Beraca, nos contó que ella despreciaba a todos los hombres porque su papá le había fallado, también lo hizo su primer novio; pero finalmente se involucró con un hombre drogadicto y violento, y terminó matando a su propio padre, cortándolo en pedazos. Al final ella se aferró a algo que no le hizo bien. Me sigue sorprendiendo que lleguen a nuestros hogares personas muy devastadas y destruidas. Llegan tan heridos, con heridas que no alivian los medicamentos; heridas que no pueden sanar los médicos ni los psicólogos…
Yo le había preguntado al joven de la plaza con quién se había criado y con una sonrisa mezclada con tristeza me dijo que se crió en el INAU. Nunca pudo contar con sus padres; y ahí estaba buscando saciar su alma. Yo quiero decirte que la iglesia tiene para darte lo que puede saciar tu alma; y lo que tiene la iglesia para saciar tu alma es el evangelio. Y el evangelio tiene poder. El evangelio es la noticia de Dios para ti, y una noticia se da a conocer por palabras, por lo que el evangelio es la buena noticia de Dios o las palabras de Dios para las personas; y es lo que estás recibiendo en este momento. Si abres tu corazón y tienes fe, va a saciar tu alma porque esas palabras llenan el alma. Tú puedes intentar llenar tu vida con muchas cosas pero vas a seguir vacío. Puedes tratar de llenar tu vida con sexo, droga y rock and roll, pero al terminar de consumir eso seguirás insatisfecho e insatisfecha. En tu alma seguirá habiendo un vacío porque el alma necesita palabra de Dios. Y la palabra de Dios tiene poder. El evangelio es poder de Dios porque el evangelio es palabra de Dios.
Cuando el mundo era solo oscuridad y todo era un caos, Dios dijo: “Sea la luz”, y fue la luz. Dios puede hacer luz de las tinieblas y puede de la nada hacer todo con su palabra. ¡Ese es Dios! Su palabra es su poder actuando. ¿De qué se podía avergonzar el apóstol Pablo? No le importaba lo que le hacían o lo que decían de él; estaba dispuesto a ser encadenado y encarcelado y aun así estaba orgulloso del evangelio, y es por eso que declaró: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Y el evangelio es lo que predicamos. No es nada nuevo. No predicamos verdades nuevas; pero déjame decirte que la verdad no es algo que se inventa ni que surge ahora. ¡La verdad existió siempre! Antes de que el mundo fuese, la verdad ya existía. La verdad no proviene del hombre sino de Dios; y la verdad existe eternamente. No es un invento del hombre. La verdad es Dios. Dios es Dios veraz y Jesucristo mismo declaró que Él es la verdad. Juan declaró: “En el principio era el Logos, y el Logos era con Dios, y el Logos era Dios”. Logos significa palabra. El evangelio es la palabra de Dios. ¿Y en qué se diferencia la palabra de Dios a otras palabras? Jesús dijo: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). No es nuevo lo que te digo. Hace más de dos mil años que Jesús declaró esta verdad: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Hay palabras que son sólo sonidos, hay palabras hirientes dichas con mala intención y provienen de malos espíritus; pero, la palabra de Dios es del Espíritu. Cuando el apóstol Pablo declaró: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios”, significa que no se avergüenza de las palabras de Dios porque son poderosas, y son poderosas porque son Espíritu y no cualquier espíritu. Se trata de las palabras del Espíritu Santo. El mismo Espíritu que se movía sobre la faz de las aguas cuando todo era caos y oscuridad. Así señala la Biblia en Génesis 1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. La traducción para el término moverse aquí significa que empollaba sobre la faz de las aguas. El Espíritu de Dios estaba gestando la obra de Dios sobre las aguas. El causante de que la luz existiera fue el Espíritu Santo quien se movía sobre la faz de las aguas.
Para sacar esa depresión que vienes sufriendo hace años hay una palabra de poder de parte de Dios. Esa tristeza que tienes desde que perdiste algo o a alguien, por lo que sientes una nostalgia que no se va; para eso, hay una palabra de poder de parte de Dios. Sientes unas ganas de morir porque ya no sabes cómo enfrentar tu vida. Crees que ya no tienes perdón de Dios y te cuesta acercarte a Él porque hiciste cosas horribles. Quiero decirte que Cristo murió en la cruz del calvario por amor a ti. Y esa es la noticia, que los pecadores tienen acceso al perdón de Dios. ¡El evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree! Dios puede quitarte tu tristeza y tu depresión y hacerte libre.
Hay muchas personas decepcionadas de la vida, alguien les ha fallado y se han desilusionado; algunos hasta le echan la culpa a Dios. Gracias a Dios por el evangelio que nos da palabras de esperanza y nos habla de su misericordia. El evangelio es poder porque es palabra de Dios, y la palabra de Dios es poder. No se le ocurrió a Moisés probar con la vara a ver si se abría el mar; Dios le dijo: “Extiende tu vara y ordena al mar que se abra”, y fue por la palabra de Dios que se abrió el Mar Rojo. ¡Fue el poder de Dios! A esta dimensión se entra a través de la fe porque la Biblia dice que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. O sea que todo el que cree, tiene esa salvación. ¿De qué te tienes que salvar Dios? De tu manera de pensar, porque tu manera de pensar te lleva a actuar, y tus acciones te pueden llevar al infierno. Dios tiene que limpiar tus pecados. El hombre sin el evangelio está perdido. Para el apóstol Pablo era un orgullo predicar el evangelio aunque fuera perseguido y estuviera encarcelado, y es por eso que declaró: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”.
CONCLUSIÓN
¿Por qué en lugar de lamentarte no decides creer? ¡Lo que necesitas es creer! No son tus lágrimas lo que conmueve a Dios sino tu fe. No es tu lamento lo que toca el corazón de Dios sino tu fe. Fe en su palabra. Es por eso que te insto a que leas la Biblia, porque alimentándote de su palabra es como conseguirás tener fe. A Dios no lo conmueve una persona osada y valiente; a Dios lo conmueve la fe. Tu valentía sin la fe en la palabra de Dios no sirve y es basura todo lo que haces. Pero si la fe interviene en tu vida, Dios va a usar tu osadía para hacer su obra. Comienza hoy a transitar por el camino de la fe; decide comenzar a creer. Pídele a Dios que te dé palabra y cree en esa palabra que te da.
Te recuerdo que estamos viviendo tiempos de apostasía y esto significa que la gente está dejando de creer en lo que creía. Gente que comienza a pensar y a actuar en base a lo que ve y a los acontecimientos del mundo, pero no viven conforme a la fe. Cuando uno recibe fe, recibe visión acerca de la palabra de Dios. Cuando se complementan la palabra de Dios y la fe surge el poder. Cuando pones tu fe en lo que Dios dice, de ahí surge el poder. Entonces, cuando hablas se sanan los enfermos, los muertos se levantan y la aflicción se va. Cuando empiezas a creer comienzas a actuar y a hablar conforme a lo que crees, y es cuando los demás ven la obra que Dios hace a través de tu vida. Dios necesita hombres y mujeres de fe. Son ellos los que glorifican el nombre de Dios y los que manifiestan su gloria el mundo. Esos son los que atraen el reino de Dios a la tierra y no solamente oran que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo, sino que ellos mismos comienzan a hacer las obras del reino de Dios en la tierra. Si tu vida no es muy excitante, esta palabra va para ti. Yo te aseguro que, aunque te encarcelen, si amas a Dios y crees en el evangelio, estarás orgulloso y orgullosa de lo que has creído, y aun en la cárcel vas a escribir cartas alentando a otros, diciéndoles que aun la privación de tu libertad es la salvación para todo el que quiera creer.
El apóstol Pablo estaba consiente que no tenía sentido quejarse por lo que estaba viviendo y los animaba diciéndoles que la situación que estaba atravesando era por causa de la salvación de los romanos, de los de Éfeso, de los de Galacia. Era su corona, ser perseguido; aunque ellos fueron salvados. Fue entonces que declaró: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. No es justo el que hace lo bueno; es justo el que cree. El que cree hace justicia. No haces justicia para obtener el favor de Dios; haces justicia por el hecho de haber creído en el poder del evangelio que te lleva a ser una persona justa que hace obras de justicia. Si puedes creer esto que te estoy compartiendo no vivirás más en angustia. Si crees, la depresión y la amargura se irán, y todo recuerdo que te oprime y te maldice se irá. Lo malo que hiciste también desaparecerá porque Dios se encargará de enterrar tus pecados en lo profundo del mar y no se acordará más de lo que has hecho. Jesucristo vino al mundo para salvar, no para condenar. Ahora entiendes la importancia de la fe en el evangelio. ¡Decide abrirle tu corazón a Jesús! Aférrate a su palabra y no dejes de creer pase lo que pase.
Te digo que estamos en tiempos de apostasía y la apostasía es dejar de creer en la palabra de Dios. A aquellos que antes creían los animo a volver a creer. Antes lo hacías y ahora piensas que no vale la pena creer porque sientes que la palabra de Dios no es tan efectiva. ¡Te equivocas! La palabra de Dios es poder para salvación a todo aquel que cree. La salvación no es algo que fue sino algo que es. No fuimos salvados el día que le entregamos nuestro corazón a Jesús; somos salvados cada día si le entregamos nuestra vida a Dios. El concepto bíblico es: estamos siendo salvados. Esa salvación que recibimos cuando le entregamos nuestro corazón a Jesús es la salvación que hoy sostenemos porque hoy creemos.
¡Hoy has recibido palabra de Dios! Si te arrepientes de haberte alejado del evangelio y de haber declarado que la palabra de Dios no tiene poder, quiero decirte que el evangelio tiene poder para devolverte la sonrisa, las fuerzas y la esperanza. Si vives desesperanzado, Dios hoy te dará lo que te está faltando. Acércate a Jesús y dile: “Señor vengo a ti con mi carga. Me acerco a ti con mis tristezas y con mi amargura. Pero a tus pies lo voy a dejar porque decido creer la palabra del evangelio que me has dado hoy. Perdona mis pecados Señor. Creo en tu palabra. Creo en el poder del evangelio. Te abro mi corazón. Venga sobre mí tu Espíritu y limpie toda mi vida. Lléname de tu presencia Señor, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: