EL REINO DE LOS CIELOS: NUESTRA PRIORIDAD - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL REINO DE LOS CIELOS: NUESTRA PRIORIDAD

INTRODUCCIÓN

 

Tenemos que conocer qué es el reino de Dios, cómo funciona y qué lugar ocupa en nuestras vidas. Las personas pueden perderse en el infierno y no ir al cielo, pero Dios no va a perder su reino. Por decirlo de alguna manera, es más seguro el reino de Dios que nuestra salvación. Puede ser que tú te pierdas, pero Dios no va a perderse el ser el Soberano del mundo y no va a renunciar nunca a ser el Señor del universo. Y Dios está estableciendo su reino en un territorio violento y rebelde, y en un territorio de personas desobedientes. De ese territorio, el Señor está tomando gente para que participen llevando más gente a ese reino.

En algún lugar del universo hubo un querubín que se reveló contra Dios y hubo también ángeles que se rebelaron contra Dios; mas Dios los juzgó y los condenó. Están condenados eternamente por haberse rebelado contra el soberano del universo. Después puso al hombre en la tierra y este querubín lo contaminó y lo motivó a rebelarse contra Dios y a pecar contra Él. Y aunque ese querubín y esos demonios que antes eran ángeles fueron condenados, Dios le ha dado al hombre un tiempo para decidirse si forma parte de su reino o no. Tú tienes que decidir si formas parte de ese reino o no, y si le vas a dar prioridad a ese reino o no. Estamos acostumbrados a afanarnos y a enfocarnos en cosas visibles y vanas; o sea, cosas que no son valiosas. El apóstol Pablo dijo que todo lo que se ve es pasajero, es temporal; pero lo que no se ve es eterno. También dijo que no pongamos la mirada en las cosas de abajo sino en las cosas de arriba. ¡Vive en la expectativa de las cosas que no se ven!

¿Cuál es la prioridad para quien no conoce a Jesús y no conoce el evangelio o para una persona incrédula? Es arrepentirse para perdón de pecados y vida eterna. Si pierde eso, pierde todo, y la persona se pierde en la condenación eterna. Pero para el creyente, la prioridad es el reino de los cielos. Hay versículos bíblicos que nos muestran lo importante que es el reino de los cielos. Jesús nos alentó: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Primeramente significa prioritariamente; es decir, tomen el reino de los cielos como una prioridad, como algo muy importante y valioso. Y aquellas cosas por las que la gente está acostumbrada a preocuparse, a afanarse, a angustiarse, que la deuda, que la comida o la ropa, que la casa y la familia, todo eso por lo cual la gente se preocupa, Jesús dijo: “Ustedes no se preocupen por esas cosas; ustedes pongan en primer lugar el reino de Dios”.

 

ELIGE LAS PRIORIDADES CORRECTAS

 

El reino de Dios es lo mismo que el reino de los cielos. Jesús predicó el evangelio del reino. Cuando nos enseñó a orar, nos enseñó a decir: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”, y a pedir en primer lugar: “Venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad”. ¿Y de qué sirve que venga el reino si no viene el rey?

Prioridad principal: Lo que es más importante es lo que más vale. Dicho a la inversa, lo más valioso es lo más importante. Saber elegir las prioridades es fundamental para el cristiano. El cristiano que no pone en primer lugar lo que merece el primer lugar se pierde del camino, se pierde de la voluntad de Dios y se sale del reino. Un cristiano tiene que tener prioridades claras. Si una mamá tiene sueño, pero el bebé llora, ¿cuál es su prioridad? Creo que su prioridad es atender al bebé. Pero supongamos que estás en un bote con tu esposa y tu bebé en medio de un lago, y el bebé llora mucho, pero el bote tiene un agujero. ¿Cuál es tu prioridad? ¿El bebé o tapar el agujero? Es fundamental que sepamos elegir las prioridades. De qué te serviría atender al bebé si se van a ahogar todos.

Va una más fácil: ¿Es más importante atender a tu esposa o a la vecina? ¡Hay cristianos que atienden a la vecina! Hacer eso sería como concentrarme en aquello que no es importante, en aquello que me va a destruir; sería concentrarme en todo lo visible. Voy a la iglesia porque quiero que Dios me ayude a tener un empleo o a que me mejoren el sueldo; voy a la iglesia porque estoy enfermo o porque tengo problemas familiares, pero me quedo con el milagro y no sirvo a Dios involucrándome en su reino. Esto sería como atender al bebé que llora mientras el bote se hunde. Es importante saber elegir a qué le voy a dar prioridad y le voy a dedicar mi atención. Una vida exitosa determina prioridades. No es que Dios manda el éxito o la prosperidad. La Biblia dice que Dios nos da el poder para hacer riquezas. Las riquezas las hacemos nosotros o las perdemos nosotros. Tendemos a creer que, si nos dieran dinero, si recibiéramos una herencia viviríamos mejor. Las prioridades determinan el éxito o el fracaso de la vida. Las prioridades tienen que ver con decisiones. Si para ti atender al bebé es más importante que dormir, entonces has decidido bien. O sea que las decisiones y las prioridades van unidas.

También, las prioridades y las decisiones se toman en el tiempo. Supongamos que tienes que viajar, pero saliste tarde al aeropuerto. Tu prioridad era viajar y decidir salir con tiempo, pero no tomaste la decisión a tiempo. Veamos, primero son las prioridades, segundo, las decisiones, y tercero el tiempo. Una joven se enojó con su pastora, se fue de la iglesia y se juntó con un chico. Esta jovencita le dijo a su pastora que quería irse a Argentina a servir y la pastora se enojó porque ya había tomado la decisión pasando por encima de ella y entonces le dijo que se pastoreara sola porque por lo visto no era su oveja y esa joven se enojó. Y el pensamiento de la joven era que iba a obedecer a Dios antes que a la pastora. El pensamiento era correcto pero su espíritu no. Porque el enojo la llevó a alejarse de la iglesia. Comenzó a trabajar como cajera de un supermercado y había un chico que iba todos los días, pero pasaba siempre por su caja. Se juntó con el muchacho y aún no se da cuenta que está en pecado. Tomó una mala decisión por no saber las prioridades; y su prioridad era la iglesia.

Podemos decir que el éxito también se puede medir como el uso eficaz del tiempo. Prioridad correcta, decisión correcta, en el tiempo correcto. El éxito se mide en el tiempo porque las decisiones producen un futuro. Si no tienes claras estas cosas tomas cualquier decisión en cualquier momento. Una circunstancia cualquiera te puede cambiar la vida para mal pero no debes dejar que eso pase. Tienes que buscar a Dios en primer lugar; busca primero el reino de Dios. Si te quieres casar hazlo con una mujer o con un hombre del reino de Dios. Claro que casarse es importante, también tener hijos y trabajar. Sin embargo, tienes que hacerte tiempo para asistir a la iglesia y servir a Dios; y hay muchos que dicen no tener tiempo porque tienen que trabajar o atender a su familia, etc. No saben darle a Dios el valor que merece, ni saben darle a su palabra ni a su reino el valor que merece. Buscar el reino es la prioridad más valiosa. Prioridad significa principal, primero, importante y valioso. Hoy tienes que decidir si le vas a dar importancia al reino de Dios.

Su reino tiene sus propias reglas y su propia justicia. ¡No puedes vivir ignorándolo! Un hombre me dijo que cree en Dios, pero no se congrega en ninguna iglesia porque no le interesa. Tiene una Biblia, pero según él la lee de vez en cuando. Entonces le dije: “Ni amas a Dios y ni le conoces”. Tienes tiempo para WhatsApp, Instagram, y no tienes tiempo para leer la Biblia; tienes tiempo para la novela, y para tantas cosas, pero no para Dios. ¡El tiempo es muy importante! Muchos me dicen que no tienen tiempo. ¿Cómo qué no? Todos tenemos 24 horas. Yo tengo tiempo para lo que quiero. Si no tengo tiempo para algo es porque no me importa dedicarle tiempo a eso.

Me acuerdo de un hombre que vino a hablar conmigo, llorando, porque la esposa lo había abandonado. Un día, mientras él estaba trabajando la esposa hizo las maletas y se llevó todas sus cosas; y le dejó una carta en el cajón de la mesa de luz, la cual decía que estaba cansada, que ya no lo aguantaba más y lo dejaba. Indagando acerca de su relación, jamás se peleaban. Y ella jamás le había dado señal de que estaba mal. Resulta que este hombre tenía tres trabajos; uno comenzaba a las 6 de la mañana, el otro a las 2 de la tarde y el tercero a las 8 de la noche. Volvía a la casa pasadas las 12 de la noche. Todos los días llegaba cansado. El fin de semana la esposa quería tomar mate con él y charlar, pero le decía que estaba muy cansado y se pasaba el fin de semana durmiendo. Encima dijo: “Me deslomé trabajando para que no les faltara nada a mi familia. Les di todo”. ¡Le dio todo menos al esposo y al padre! Nunca se pelearon. ¿Qué se van a pelear si nunca estaba en la casa? Cuando él llegaba ella estaba durmiendo y cuando se iba ella seguía durmiendo. Ella llevaba a los hijos a la escuela y resulta que también había un vecino que llevaba a los hijos a la escuela y se encontraban en el ascensor todos los días. ¡Era tan atento con ella y con sus hijos! La mujer se fue con el que le prestaba atención. ¡Lo qué es no tener las prioridades claras! Cuando dices que estás harto de tu esposa o estás harta de tu esposo, es porque tienes otras prioridades.

 

DECISIONES EQUIVOCADAS PRODUCEN AFAN

 

Dijo Jesús: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” (Mateo 3:31). Aquí aparece la palabra afán que es también preocupación. Cuando tú erras a las prioridades, entonces tomas prioridades secundarias que te llevan por caminos secundarios y no a la voluntad de Dios. Ese afán o esa preocupación te producen un desgaste mental y físico, por haber tomado decisiones equivocadas. Mas Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). En Jesús vas a encontrar confort para el alma. Tendrás un alma descansada y un corazón asegurado. No caminarás sobre arena movediza, sino que caminarás sobre la Roca. También dijo Jesús: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.  Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24 al 27).

Las palabras de Jesús forman parte del aspecto judicial del reino de los cielos. Sus palabras son importantes porque son los principios, los valores y las leyes que deben gobernar nuestra existencia. Cuando tomas prioridades equivocadas, los errores que surgen de esas decisiones te producen afán y preocupación. Buscar el reino es ponerse bajo la autoridad y el poder de un gobierno soberano que nos respalda con su justicia. Buscar el reino de Dios es ponerse bajo el paraguas de su reino donde hay poder. No hace falta tus fuerzas para ser cristiano, es suficiente las fuerzas de Dios. No hacen falta tus buenas ideas; es suficiente con las ideas de Dios. El poder que necesitas es sobrenatural porque la guerra que tú vives es sobrenatural. El diablo quiere sacarte del reino, quiere hacerte fracasar, que se debilite tu fe, que desfallezcas y termines apostatando. Si no estás en el reino de Dios, si estás enfocado, afanado o preocupado por cosas vanas, te sales del paraguas de la cobertura; por lo tanto, no te protege el poder y la autoridad que se mueve en el reino.

Tengo buenas noticias. ¡En el reino de Dios no hay pobreza! ¡En el reino de Dios no hay enfermedad! ¡En el reino de Dios no hay soledad ni angustia! Si bien el reino de Dios se manifestara con la venida de Cristo al planeta; sin embargo, para aquellos que creemos en Jesús ya se ha manifestado su reino en nuestro corazón. ¡Está en nosotros! Son dos reinos distintos; la carne es carne y el espíritu es espíritu. Y lo que viene del espíritu es espíritu, mas todo lo que viene de la carne es carne. Tienes que aprender a desechar lo que proviene de ti mismo y meterte bajo la cobertura de Dios y someterte a su voluntad. Eso te hace permanecer en el reino de Dios. No puedes mirar con apatía al reino ni los valores del reino. Nada que venga del reino es poca cosa.

Leemos en Lucas 12:31: “Busquen el reino de Dios por encima de todas las cosas y Él les dará todo lo que necesitan”. Aquí, cuando dice “todas” o “todo” no es un 50 por ciento, 60, 80, sino que es un 100 por ciento. Si te involucras un 100 por ciento en las prioridades del reino, vendrá todo lo que necesitas, de parte de Dios, un 100 por ciento. Dios no solo necesita que tú estés en el reino. Si estás en el reino caminas en luz, y Dios necesita que seas luz en el planeta Tierra. No se trata sólo de tu vida y de tu familia; se trata de que Dios quiere alumbrar en la tierra y nos quiere usar a nosotros para manifestar su reino. Somos los embajadores de Cristo en la tierra. Somos los representantes de su reino. ¡Las personas tienen que ver el poder de Dios en nosotros!

Una llave del reino es lo que declaró Jesús: “Al que cree todas las cosas le son posibles”. Entras en un territorio donde tu fe produce de lo que no se ve; hace visible lo invisible. Tu fe hace posible lo imposible. El mundo espera ver qué va a pasar con una iglesia ardiendo. El mundo quiere ver qué pasará con ese poder que está disponible para los cristianos. No se trata de que si Dios te da la posibilidad de estudiar o de trabajar; es que Él te provee de armas más poderosas para que produzcas el futuro. Tú produces las noticias de mañana. No tienes que ir a los diarios porque tú eres quien genera la noticia. Toma una decisión y que esta sea firme y estable. Poder, emana de la vida de aquellos que deciden poner como prioridad el reino de los cielos.

 

MI TESTIMONIO

 

Yo estoy maravillado de lo que Dios ha hecho con mi esposa y conmigo en estos 31 años. Estando en la ciudad de San Juan, Argentina, nuestra ciudad natal, que hemos dejado para venir a Uruguay; gente que no conozco se me acerca y me dice: “¡Gracias apóstol por todo porque ahora tengo salvación!” ¡Yo no los conozco! Me encontré con un funcionario de gobierno que escucha mis prédicas. Yo me sorprendo de lo que Dios hace y hasta donde viaja su palabra. En muchas naciones hay gente que escucha mis mensajes de la palabra de Dios y me agradece. Un miembro de la iglesia Misión Vida de San Juan es enólogo y gerente de una bodega famosísima cuyos vinos han sido premiados mundialmente. Se acercó a mí y me dijo: “Yo le tengo que agradecer porque usted mandó al pastor Andrés para bendecirme”. ¡Se largó a llorar! Cuando pones el reino de Dios como prioridad entras en una dimensión en la cual no tienes ni idea de lo que estás produciendo. ¿Qué hice yo? Cuando entras en la dimensión de Dios no tienes ni idea hasta dónde vas a llegar. Y tú preocupado o preocupada que no te da el dinero para llegar a fin de mes. Todos los meses te preocupas que no vas a llegar y sin embargo llegas. Busquen el reino de Dios por encima de todas las cosas y Él les dará todo lo que necesitan. Comida, bebida, vestido. ¡Todo! Hay empresas que donan para los hogares Beraca ropa que son saldos de temporada, ropa de calidad; y se reparten entre todos los hogares, y también de esa ropa me han regalado a mí. ¡Hay abundancia en el reino de Dios! Una empresa dona pan, galletas, etc. Y se reparte entre todos los hogares. Lo que necesitas, Dios te lo puede dar.

 

LA PROMESA DEL REINO: TODO LO QUE ATARES

 

En una oportunidad Jesús tiene una charla con sus discípulos y les pregunta: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?… Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:13 y 16 al 19). Dicho de esta manera: “Cuando hables tu palabra será firme, tu sí será sí y tu no será no. Lo que tú resistas yo lo resistiré y lo que dejes pasar, también yo lo dejaré pasar. ¡Tú eres hijo e hija del reino!”

Hay controversia con la iglesia católica porque ellos señalan que esa es la llave que se le dio a Pedro; los cuales, acá en la tierra son el papa y sus sucesores. Leemos en Mateo 18:18: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. Aquí habla con sus discípulos de otro tema, y ahora no se trata sólo de Pedro sino también de todos los que creemos en Jesús. Y agregó el Señor: “Otra vez os digo, que, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”. No pidas desde afuera del reino de Dios, tienes que estar bajo su cobertura. ¡Tienes que demostrar al mundo que tu prioridad es el reino de Dios y su justicia!

Todavía no tenemos claro qué es la justicia de Dios. Hacer justicia es cumplir la ley de Dios; y si la ley del hombre, y hoy hay muchas leyes injustas, si esa ley se levanta contra Dios, es justo levantarse contra esa ley y no obedecerla. Ya salió alguien diciéndome: “Dice la Biblia que las autoridades son puestas por Dios y el que se levanta contra la autoridad contra Dios se levanta”. Se agarran de ese versículo, pero no conocen el contexto. Sobre la autoridad que Dios puso está la autoridad de Dios. ¡Dios es la máxima autoridad! ¿Me quieres decir que, porque el gobierno ha decidido que la mujer tiene derecho de matar a su hijo, tú vas a obedecer esa ley? ¿Por qué el estado decidió que un niño de 5 o 6 años puede mutilarse sus órganos y los padres no pueden oponerse porque pierden la patria potestad, tú estás de acuerdo con esa norma? Los mismos discípulos de Jesús concordaban que es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. Así dice la Biblia en Hechos 5:29.

¡Vivimos en un mundo que se ha levantado contra Dios! Quieren tomar la autoridad del planeta, como si la autoridad fuera de cualquiera. La Biblia declara que los herederos de la tierra somos los hijos del Dios viviente; (Salmos 37:29). Me he cansado de escuchar cristianos que dicen que no asisten a la iglesia o no sirven a Dios porque quieren cuidar a su familia porque la familia es primero. ¡Entendieron mal! Y sus hijos ahora tienen amigos del mundo. Sus hijos reciben enseñanza de la escuela y de todo lo que ven en las redes, pero no reciben enseñanza de la palabra de Dios. ¡Papá, mamá, te equivocaste de prioridad! Eligieron sus propios caminos antes que los caminos de Dios. Te digo más, si la palabra de Dios no es tu prioridad, entonces a ti no te importa el reino, no te importa Dios y ni le amas. No digas que crees en Dios. Los demonios creen y tiemblan; pero se rebelaron contra Dios, son demonios y están condenados. Tú tienes que amar a Dios y poner tu vida, tu confianza y tus decisiones en sus manos.

 

CONCLUSIÓN

 

¿Has reconsiderado al recibir esta palabra si tu vida está encaminada en el reino de Dios o sólo tienes una fachada de cristiano? Dices que tus decisiones son buenas porque te crees bueno. Tú y yo no somos buenos, quien nos hace buenos es Dios. Estar en el reino te hace bueno. Cualquier decisión que está fuera de la voluntad de Dios, por más que parezca buena, es contra Dios. Cuando elijes un camino y no es el que Dios quería, por muy bonito que parezca, cuando elijes ese camino, tú estás confrontando a Dios y te vuelves su enemigo. Dios no te respalda en ese camino, aunque Él hará lo posible por hacerte volver al camino correcto. Arrepiéntete y pídele perdón. Vas a la iglesia, cantas y ofrendas, pero haces lo que a ti te parece.

Si reconoces que estabas equivocado o equivocada confiésaselo al Señor. Tú te gobiernas y ni siquiera dejas que el pastor opine acerca de la decisión que tomas. Porque tú no obedeces a hombres; sólo a Dios. Procura entrar en esa dimensión en la cual lo que tú digas será firme porque tienes el respaldo de Dios. Entra en esa dimensión en la que todo lo que le pidas al Padre, Él te lo da porque estás dentro de su reino. Le has echado la culpa porque las cosas no salieron como querías, y te lamentaste que Dios no te escuchó y te enojaste con Él; y lo cuestionaste muchas veces. Y Dios te dice: “Te quiero dar las llaves del reino. Que todo lo que ates yo lo ate en cielo y todo lo que desates yo lo desato en el cielo”. La palabra llave significa clave; la clave es la llave. Es el elemento que hace funcionar, que abre o cierra una puerta. El planeta Tierra es de los hijos de Dios. Que oigan los demonios; el reino en la tierra le pertenece a Cristo.

“Padre, nos humillamos delante de ti. ¡Te necesitamos, Señor! ¿Cómo es que aun asistiendo a la iglesia terminamos perdiéndonos en el camino? Perdónanos Padre, en el nombre de Jesús te lo pedimos. ¡Líbranos de nuestros caminos! No quiero más, tomar decisiones fuera de tu reino por capricho o por mi propia voluntad. Establece tu reino primero en nuestro corazón. Te lo suplicamos Padre, en el nombre de Jesús”.

Dile: “Me someto bajo tu voluntad y me pongo bajo el paraguas de tu reino Padre. Deshace toda dureza en mi corazón, Señor. Perdóname, Padre. Tomo hoy la decisión de dejar de hacer mi voluntad para entrar en tu voluntad. Hágase en mí tu voluntad. Demasiado he decidido por mi cuenta, demasiado fracasé. Líbrame de mi mismo. Sopla sobre mi vida tu Espíritu Santo. Yo te recibo en mi corazón como el soberano de mi vida. Gracias Padre, amén”.

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