EL BUEN SAMARITANO - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

EL BUEN SAMARITANO

Hay un pasaje enla Bibliaque es muy conocido, aunque a veces parece ser muy olvidado.

En una oportunidad Jesús se encontró con unos expertos religiosos, que trataban de hacerlo caer en algún error, haciéndole preguntas capciosas, como: ¿Qué debo hacer para heredarla vida eterna? El Señor contesta con otra pregunta: ¿Cuáles son los mandamientos que tú conoces? Entonces unas de estas personas que estaba probando a Jesús, le dice: El primer mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios, de todo corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dice: “Muy bien, si haces esto, vas a vivir”. ¡Si amas a Dios y a tu prójimo, vas a tener vida eterna! ¡Así de sencillo!

Aunque es así de sencillo, hay muchos que se van a ir al infierno. Pero lo más triste es que hay muchos miembros de iglesias que se van a ir al infierno, porque no saben qué es amar al prójimo, y sus vidas están centradas en sí mismas, entonces generan muchas actividades que no son para otros sino para ellos mismos.

¿QUIÉN ES MI PROJIMO?

En este dialogo entre los religiosos y Jesús, surgió una pregunta: ¿Pero quién es mi prójimo? Puesto que el mandamiento es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Ahí surge el grave problema! Habrás visto esposas que se enteran al poco tiempo de casadas, que el marido es un demonio. Como me dijo una mujer recientemente: “Pastor, no se en qué estuve pensando cuando me casé, porque me doy cuenta ahora, que mi marido es un demonio”. Esta mujer ya no puede amar al esposo, porque para ella, no es el prójimo, ¡es el demonio! Existe una dificultad en entender quién es mi prójimo. Por ejemplo, un esposo que se divorcia de su esposa, y deja de amarla, dice: “Lo que sucede es que no era la voluntad de Dios que yo me casara con ella. ¡Me casé fuera de la voluntad de Dios!” Entonces considera esa supuesta equivocación como un permiso para no amar a su esposa. Hay muchas excusas como estas, que los hombres usan y consideran válidas, para no amar al prójimo. ¡Pero estás obligado por Dios a amar a tu prójimo! Este es el segundo mandamiento e incluye a todos los demás mandamientos. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” incluye los diez mandamientos, es decir: No matarás; no hablarás contra tu prójimo falso testimonio; no codiciarás…etc. Todos los mandamientos se cumplen en: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Es el grave problema que enfrenta el hombre cuando quiere acercarse a Dios. He estado meditando en un pasaje de la Biblia, que se encuentra en Isaías capítulo 58. Dios manda a Isaías y le dice: “Ve y dile al pueblo, enróstrale al pueblo en la cara, su pecado. Que me buscan a mi, como su fueran gente que estuviera cumpliendo mis mandamientos. Quieren conocer mis caminos, conocer mi voluntad y que yo este cerca de ellos. Pero ellos no hacen lo que yo les he pedido”. Dios explica cuál es el pecado que ha cometido el pueblo diciendo: “Ayunan, pero lo hacen buscando sus propios deseos. Sus grandes preocupaciones, no son mis grandes preocupaciones. Sus preocupaciones son ellos mismos”. “El ayuno que yo escogí”, dice el Señor, “es que partas tu pan con el hambriento, que albergues en tu casa al solitario que está en el camino, que cubras al que está desnudo, que no tiene que ponerse”. ¡Qué grandes son estasleyes de Dios! Y su enojo es que su pueblo se ha olvidado del prójimo. ¡El pueblo de Dios se ha olvidado del prójimo! Yo te pregunto: ¿Quién es tu prójimo? Porque el problema es que cuando no amamos, es porque no hemos entendido quién es nuestro prójimo, o lo esquivamos. Tratamos de que nuestro prójimo sea nuestro enemigo, porque de ser así, creemos que no es necesario amarlo. Pero ni siquiera en esa circunstancia estamos exentos de amarlo porquela Biblia dice que tenemos que amar a nuestros enemigos, orar por ellos y bendecirlos. Así que, segúnla Biblia, tu enemigo es tu prójimo.

En el capítulo 10 de Lucas, hay una demanda que Dios te hace en este día. Surge la pregunta: ¿Quién es mi prójimo?

“Respondiendo Jesús, dijo: Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de desnudarlo y golpearlo, se fueron dejándolo medio muerto. Y por coincidencia, cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y al verlo, pasó por el lado opuesto. Igualmente un levita, al llegar junto al lugar y al verlo, pasó por el lado opuesto. Pero un samaritano que iba de camino, se acercó a él, y al verlo, fue movido a compasión; y allegándose, vendó sus heridas derramando aceite y vino, y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón, y cuidó de él. Y al día siguiente, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero, y le dijo: Cuídalo, y todo lo que gaste de más, yo te lo pagaré cuando regrese”. Entonces, pregunta Jesús: “¿Quién de estos tres te parece que llegó a ser prójimo del que cayó en manos de salteadores? Y él dijo: El que hizo la misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo.” (Versión La Biblia Textual. Lucas 10: 30-37)

Los levitas y los sacerdotes pertenecían al linaje de Levi. Eran un linaje especial, seleccionado por Dios para llevar adelante todos los ritos de la religión y para administrar las cosas que tenían que ver con el servicio a Dios. Entonces, dice este relato, que una persona que iba por un camino fue atacado por salteadores, que lo dejaron medio muerto, y le quitaron todo lo que tenía. Justo venía por ese camino un sacerdote, quien al verle, se cambió de lado del camino. ¿Te ha pasado a ti, que se te cambie alguien de vereda? ¿O fuiste tú quien se cambió de vereda? Ya les he contado, que cuando era chico, me mordió un perro, y me dejó marcado para todala vida. Cuandoveo un perro grandote por el mismo camino que yo estoy, ¡me cambio de vereda! Generalmente uno se cambia de vereda, cuando tiene un perro en el camino. El sacerdote era una persona elegida por Dios, que ministraba delante de Dios, a favor del pueblo. Oraba e intercedía por el pueblo, hacía los sacrificios de animales, en favor del pueblo, o sea que tenía un ministerio nato, específico, a favor dela gente. Losreligiosos, a veces, somos gente muy ocupada y tenemos muchas cosas que atender. Aparentemente, este sacerdote se cambió de vereda, porque seguramente tenía algún rito, alguna misa o tarea que realizar en el templo. Cuando dejamos alguna persona de lado, colgada, lo más probable es que para hacerlo hayamos tenido que inventar una excusa: “Estoy muy ocupado, tengo mucho que hacer… ¡y es muy importante!”

¿Cómo hacer para saber cuál es mi prójimo? Simplemente tienes que contestarte esta pregunta: ¿Cómo veo yo a las personas? Depende de cómo vea yo a las personas, es que  actuaré como el prójimo de la persona, o sea, como el sacerdote o el levita, o como el ladrón. Si eres un ladrón, vas a ver a las personas como una oportunidad para explotar. Hay una mentalidad que se ha instaurado en el post modernismo que expresa: “Si tú no te ayudas a ti mismo, ¿quién te va a ayudar? Haz lo que te parezca, lo que sientas, lo que te haga sentir bien”. ¡Ese es el pensamiento y el sentimiento en el post modernismo! Lo importante no es hacer sentir bien al prójimo, sino qué hago para sentirme bien yo. Cuando yo me veo a mi mismo como una persona necesitada de bienestar, entonces voy a aprovechar las oportunidades, para que la gente me haga sentir bien. Por ejemplo: La esposa que se pelea con el esposo, lo ve como una oportunidad para sentirse bien ella misma. Dice: “Yo no me siento bien, porque mi marido hace esto o aquello. Si mi marido hace lo que yo le pido, entonces voy a estar bien y lo voy a amar”. ¡Esa mujer es una ladrona! Tiene al marido no para amarlo, bendecirlo, y hacerlo sentir bien a él, sino para que el marido la haga sentir bien a ella. Hay mujeres que dicen: “El vecino de al lado le lleva el desayuno a la señora, y mi marido nunca hizo eso”. ¡Están observando todo lo que el marido no hace a favor de ellas! En general, las mujeres son ladronas y lo mismo pasa con los hombres. ¡¡Somos unos ladrones!! El hombre dice: “Hasta que ella no haga lo que yo le pido, no le voy a dar a ella lo que me pide, porque cuando ella cambie, yo voy a cambiar. ¡Le tengo dicho que no le ponga tanta sal a la sopa! ¡Le he dicho que si no hace esto o aquello, la voy a dejar!

Cuando la mujer le dé a su esposo lo que él quiere, entonces, él le dará a ella, lo que ella quiera. ¡Vemos a las personas como una oportunidad para explotarlas! ¡Queremos usar a las personas a nuestro favor! ¡¡Hay muchos ladrones!! Mucha gente viene ala iglesia, no para darle a Dios, sino para pedirle. Pero cuando uno ama a Dios, le da. ¡El que ama, da! El que ama a Dios, viene a ofrecerse, en tanto quien se mira a sí mismo, solo viene a pedir. No digo que no hay que pedirle a Dios, quiero decir, que tu vida no puede dar vueltas alrededor tuyo, de tal manera que solamente le pidas a Dios. 

¿QUIENES SOMOS? ¿EL LADRON, EL LEVITA O EL SAMARITANO?

Generalmente decimos: “Bueno, vamos a juntarnos a orar. Hagamos una lista de lo que le vamos a pedir a Dios”. ¡Pereciera que orar significa sólo pedir! Y si no estoy necesitando pedir algo, entonces no oro. ¿Cuándo oramos? Cuando mi marido me dice que me va a dejar… ¡Cuando aparecen los problemas, aparecen las peticiones! Yo no oro habitualmente, recién me acuerdo de orar cuando me enfermo, cuando me llega una citación judicial o cuando me echan del trabajo. ¿Por qué? Porque hemos hecho de la oración, motivo de petición. No estamos para amar a Dios, o para decirle: “Señor, aquí estoy a tu servicio”, sino que le reclamamos: “Señor, ¿qué te pasa, que no estás a mi servicio?” Algunos dicen que Dios está sordo, porque le piden y no los oye, muchos se enojan con Dios porque no les da lo que ellos le piden. Esta actitud de exigir que el otro o Dios este al servicio mío, implica que estamos explotando al otro a favor nuestro.

La lascivia es una actitud que me lleva a buscar mi complacencia, que el otro me satisfaga. Cuando quiero que los otros cambien, para yo estar bien, entonces, ¡estoy explotando a los demás! Eso no es amor. ¡Debo cambiar de actitud! ¡No debo mirar a las personas como alguien a quien explotar! Por eso no nos gustan tanto los pobres, ¿Qué les vamos a sacar? ¡Pero que buenoes tener buenasrelaciones! Muchas veces hablamos con personas importantes y le pedimos la tarjetita. ¿Para qué le pedís la tarjeta a alguien? Porque si alguna vez lo llegas a necesitar, lo llamas por teléfono. No le decimos: “Tome mi tarjeta por si necesita algo”, sino: “Déme su tarjeta”. ¡Yo tengo la tarjeta del senador fulano de tal! ¡Soyamigo defulano de tal! Nos gustan más las relaciones que nos pueden servir. Imagínate que te encuentras con un vagabundo en la esquina, no le das tu tarjeta y le dices: “Ehh, aquí estoy para servirte. Cualquier cosa, llámame”. ¡Tenemos la mente dada vuelta! ¡No es así como Dios quiere las cosas! Nos gustan las relaciones que nos hacen sentir bien. No queremos estar con personas que nos causan problemas. No queremos estar con los tristes; es un bajón estar con alguien así, porque a la persona triste, hay que darle. ¡Esa clase de persona no nos puede dar sino que nosotros debemos darle! Nos cuesta estar con personas depresivas, porque a esta clase de personas, hay que darle. Entonces buscamos esas amistades, esas relaciones, esas personas con las que nos gusta charlar. ¡Qué lindo que es hablar con fulanito! Vamos eligiendo las personas que nos hacen bien o que nos caen bien.

¡Eso no es amor! Jesús decía que no invitemos a cenar a una persona, sabiendo que esa persona nos puede invitar a nosotros. Señalaba: “Inviten a alguien que no les pueda dar nada. ¡Inviten a cenar al vagabundo de la esquina!” De esa manera vuestro galardón será grande”. El Señor tenía bien claro los conceptos; y nosotros, a pesar de conocer tantola Biblia, parece que seguimos esquivando, amar al prójimo. Lamentablemente estoes así. Elladrón mira a la persona como una oportunidad, como una víctima para ser explotada. Un pastor, tiene que ser una persona con mucho amor, porque la gente lo mira como una víctima para ser explotada. “El pastor me tiene que escuchar, me tiene que orar… ¡aunque esté cansado me tiene que atender!” Menos mal que el Señor pone a los pastores enla iglesia, precisamente para eso. Por excelencia,el pastortiene que ser una persona que está dispuesta, aunque esté cansado, aunque tenga que ir al baño. A veces quiero ir al baño, y viene alguien y me dice: “Pastor, pastor, un minutito”. ¡¡Ya vengo!! Hay algunos que dicen: “Necesito hablar con el pastor. ¡Es personal!” Así que me llaman y me dicen: “Aquí hay uno, y dice que quiere hablar con usted personalmente. Así que le atiendo y me cuenta una historia: “Que mi abuela, que mi madre, y mi tía…” “Bueno”, le digo, “¿pero qué es lo que quieres?” “Bueno, mire, la verdad… ¡necesito plata!” A veces en consejería, me siento explotado, chantajeado. En muchas ocasiones estoy escuchando a alguien y digo: “¡Dios mío, sácame de aquí! ¡Que me tire una soga del cielo, me levante y me haga desaparecer!”

Pero yo también soy tentado a estar con aquellos que me gustan y rehúso estar con aquellos que no me gustan. ¡Qué lindo es estar con los que me dan! Pero qué complicado es estar con los que quieren que yo les dé. Así somos, como los ladrones del camino… ¡no hemos entendido el evangelio!

Jesús miraba la multitud y dicela Biblia, que se compadecía, porque veía a la gente como ovejas cansadas y fatigadas, que no tenían pastor. ¿Cómo ve Jesús a las ovejas? No dice: “Nos vamos a juntar con las 99 y haremos una gran paella… ¡dejemos a la número cien! ¡Que alguien la vaya a buscar!” ¡No! Jesús deja a las 99 en el redil, y sale a buscar a la que necesita.

Tener un corazón sensible hacia el que necesita, eso es amor. Todo el que se guía a juntarse con personas que le dan, es un egoísta y un lascivo. ¡Es un ladrón! ¿Miras tú a las personas como una oportunidad para explotar?

El sacerdote y el levita, los dos, eran religiosos. ¡Conocían todos los mandamientos! Seguro que si le preguntaras al sacerdote, te recitaría uno por uno todos los mandamientos. Pero él irá por la vereda, y cuando vea al prójimo herido, pasará por el lado opuesto, porque la religión, los ritos y lo problemas,  lo tienen muy atareado. Él no puede hacerse cargo de esa circunstancia, para eso están las emergencias móviles. Las personas que están en situación de soledad, de amargura, de angustia, son personas que están seriamente lastimadas, están envenenadas por dentro. La tristeza, la amargura, la ira, el resentimiento, y otros tantos sentimientos, generan dentro de nuestro organismo, determinadas hormonas que comienzan a comportarse como droga dentro de nosotros, produciendo miles de reacciones químicas adversas, lo que genera enfermedades en el hígado, en el páncreas, en el sistema digestivo y cardiovascular. El Dr. Tripolone, quien nos ha estado visitando recientemente, ha enseñado acerca de estos temas. Nos dijo, que a una persona con ataque de ira, se le puede manifestar en el momento o a las pocas horas un infarto, porque los sentimientos adversos o negativos, acumulan muerte dentro de nuestro cuerpo. Cuando vives enojándote significa que ya tienes una adicción a una droga. Como ya te has acostumbrado a enojarte, el cuerpo te pide más adrenalina por ejemplo, de modo que tú buscas algún motivo para enojarte. Entonces, cuando te enojas, el cuerpo vuelve a producir adrenalina, y enseguida te calmas. ¡Te drogas solito!

El Dr. Tripolone, en oportunidad de su visita a Uruguay, trajo un test con 21 preguntas, a través del cual puede determinarse qué posibilidades tiene la persona, de tener un infarto en los próximos 6 meses. Viene a mi memoria una de las preguntas, que se divide en cuatro: ¿Ha perdido interés por las personas? ¿Ha perdido mucho interés por las personas? ¿Realmente ya no quiere saber nada con las personas?

Alguien que va a sufrir de un infarto, comienza a generarlo a los 20 años de edad; tal vez se muere a los 40 o 50 años, pero el organismo comenzó a envenenarse con sentimientos negativos, desde los 20 años de edad. Hay personas que ni siquiera están evidenciando que van a tener un ataque, pero aquellos que viven peleando, angustiados, en soledad, tienen dos posibilidades: O cambian ya, para que su organismo comience a desintoxicarse, o van averiguando alguna empresa fúnebre, para ver qué tamaño y clase de cajón van a necesitar.

Aprendí que una persona solitaria está herida de muerte; una persona llena de odio, de angustia, está herida, como el hombre del camino. ¡Es alguien que está tirado al lado del camino y necesita un buen samaritano! Si  pasas de largo donde hay una persona que te necesita, eres como el sacerdote o el levita. El ladrón ve a la persona como una oportunidad para explotar, así como el sacerdote ve a la persona como un problema para evitar. Cuando yo era joven, y no quería ser pastor, era un creyente que me gustaba jugar al ping pong y al volleyball pero no estaba dispuesto a perder tiempo con una persona triste o deprimida. Conel tiempo, Dios me hizo cambiarla visión. Llegóel momento en que yo podía pasar una noche entera tratando de sacar adelante una persona triste. ¡Podía estar una noche entera, tratando de liberar a un endemoniado! ¡Dios me cambió la cabeza!

A la persona que esta herida, el sacerdote y el levita, la vieron como un problema para evitar. Hoy en día, la gente no se quiere complicar, si encuentran un herido por ahí, no quieren involucrarse en juzgados, ni citaciones policiales. ¡Un herido es un problema! Entonces, la mayoría de la gente se porta como el sacerdote o el levita. Pero, por ahí pasó un samaritano… Los samaritanos pertenecían a una nación que se había degenerado. Formaban parte de las diez tribus de Israel, las del norte, que se habían desnaturalizado, y se habían unido a otras naciones gentiles. Ya no podían llamarse nación de Israel, sino que se llamaban samaritanos. Tenían su propia religión y sus propios templos. Entonces para los judíos, los samaritanos se habían convertido en personas despreciables; los judíos no pasaban por el territorio de los samaritanos; si tenían que ir a Galilea, al norte, rodeabanla ciudad deSamaria y caminaban muchísimo más, porque no querían atravesar el territorio de los samaritanos. Estos eran considerados inmundos, porque habían abandonado a Jehová de los ejércitos y la religión de los judíos. Entre ambos pueblos no había comunión; los judíos no comían con los samaritanos, ni entraban a sus casas. Pero, ¿qué pasó? El samaritano vio a esa persona herida, y él no sabía si era judía o no, si era rica o pobre… ¡Era una persona herida, un ser humano, una criatura de Dios!

Dicela Bibliaque el samaritano fue movido a misericordia y socorrió a la persona que estaba en el camino. Reitero, una persona que tiene problemas en sus sentimientos, es igual que un herido en el camino. ¡Debe ser atendida! Porque tendrá un infarto, o se enfermará de un cáncer, o se le destruirá el aparato digestivo… ¡Necesita socorro!

¡Debemos darle socorro! Dios me ha puesto para traer aliento al cansado, para vendar al quebrantado de corazón, para soltar las cadenas y los yugos de impiedad. Soy un ungido de Dios, pues El me ha ungido y me ha puesto para bendecir al necesitado.   Simplemente, el samaritano vio al hombre herido, como una persona a quien amar. ¿Qué compromiso tenía el samaritano con el herido? ¡Ninguno! Pero lo puso sobre su cabalgadura y lo llevó al mesón. ¡Ese hombre estaba lleno de amor! Cuenta la Biblia que lo cuidó en el mesón, y como se tenía que ir, igual que el sacerdote, (todos estamos muy ocupados), le dijo al mesonero: “Toma dinero, cuídamelo, y todo lo que gaste de más, te lo voy a pagar”.

La gente pregunta: ¿Quién es mi prójimo? Dios les contesta: “Prójimo no es el otro, el prójimo eres tú”. Jesús les devuelve la pregunta y les dice: ¿Quién fue el prójimo del herido? El religioso le contestó: Quien tuvo de él misericordia. La respuesta es: Toda persona que tiene misericordia, es el prójimo del que recibela misericordia. Noes solamente mi esposa, no es solamente mi vecino; soy el prójimo de todo aquel que me despierta a misericordia. Si pregunto: ¿Quién es mi prójimo? Estoy eligiendo a quién voy a bendecir y a quién no. Entonces la pregunta no es “¿quién es mi prójimo?” sino “¿yo soy el prójimo de alguien?” Dios le pregunta a Caín: ¿Dónde está tu hermano? ¡Caín acababa de matar a Abel! Y le dice a Dios: “¿Soy guarda yode mi hermano?” La respuesta es: Sí, eres guarda de tu hermano. Dios no te ha puesto para que te pastorees a ti mismo, ni para que te llenes de satisfacción hacia ti mismo. ¡Dios quiere que tu satisfacción sea amar al prójimo! Dios quiere poner en ti, satisfacción por causa de tu amor al prójimo. ¿Te imaginas un mundo donde todos amemos al prójimo? ¡Como nos enganchó Dios con un mandamiento tan cortito! Seguro que estás pensando: “¡Aah, pero este mundo es muy egoísta, es malísimo!” Bueno, pero el problema no esel mundo,el problema eres tú. ¿Eres tú esa persona amorosa, misericordiosa, que se compadece del que está necesitado? ¿O eres de esas personas que miran la televisión y dicen: ¡A dónde vamos a llegar!? ¡El estado no hace nada ¿Para qué tenemos este gobierno? ¡Ya vamos a elegir otro, vamos a probar otro color! Ya probamos todos los colores. ¿Y dónde está ese ministro que no hizo nada? ¿Dónde está ese directorde la escuelaque no hizo nada? ¿Dónde está la policía que no hizo nada? ¡Qué ira te da la declaración de la Ministro del Interior! ¡Se lavó las manos! Dice que la policía no tiene nada que ver… entonces la culpa es de los padres. Pero nosotros los padres no queremos tener la culpa, y decimos: ¡Es la policía que no hace nada! Mientras el culpable y el responsable sea otro, mejor para mí: ¡Cargo mi culpa en otra persona!

Si te presentas delante de Dios, le abres tu corazón, y le pides que te llene con su presencia, te llenará de amor y misericordia. La Biblia dice que Jesús era movido a misericordia. ¿Quién lo movía a Jesús? El Espíritu que había en El. Si no te mueve el Espíritu, eres el ladrón como el que acechó al pobre hombre. Lo que necesitamos es pedirle perdón a Dios.

CONCLUSIÓN

Yo les dije que a mí me gustaba el ping pong y el volleyball y no me interesaban los problemas de las personas. Recuerdo cuando era tecladista enla iglesiadonde me crié, antesde comenzar elculto los domingos, me sentaba en el primer banco, esperando queel pastorme diera la orden para comenzar. El pastor se sentaba al lado mío; estábamos los dos sentaditos, esperando que se hagala hora. Elpastor Roberto Passo miraba el cielo y oraba, mientras yo pensaba: “Mañana volleyball, pasado fútbol, al otro día, ping pong”. Y lo veía al pastor sentado en la primera fila, orando y llorando. ¡Oraba para que los pecadores se arrepientan! A veces se arrodillaba al lado mío, y mientras esperaba que empiece la reunión, lo observaba. “¡Hay que ver lo que tiene este hombre!” decía yo. Después que oraba un ratito me daba una palmada y me decía: “Vamos a comenzar”. Yo iba a tocar el órgano y él a predicar. Al otro domingo, otra vez ocurría lo mismo… ¡Lo veía gemir! Entonces se me ocurrió pedirle a Dios algo que me arruinóla vida. Ledije: “Señor, ¡dame lo que él tiene!” Ahí se me terminó la arquitectura, el volleyball y el ping pong. ¡Ese hombre marcó mi vida!

Entonces, yo le pedí a Dios, y El me dio amor por la gente. Yoamo a la gente, ella se ha convertido en mi pasión. ¡La gente es lo que Dios ama! Lo que más ama Dios, no son los pingüinos, ni las ballenas, ni las víboras pitón, ni los tigres de bengala… “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que envió a su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16) ¿Quién pagó por ti el precio más alto? ¿Tu madre? Posiblemente para tu madre eres un estorbo. Si has recibido esta palabra, dile al Señor que toque tu vida. Yo no puedo generar la misericordia dentro de mí, pero hay alguien quela tiene. No puedo generar el amor dentro de mí, tengo que clamar y pedirle a Dios, que me llene de su amor.

Si reconoces que estás en la posición de exigir más que de dar, de pedir más que de ofrecer, si te sientes culpable y estás arrepentido, arrepentida, y quieres cambiar, haz esta oración ahora mismo:

“Señor, no quiero ver a las personas como una oportunidad para explotar, tampoco quiero verlas como un problema para evitar. ¡Quiero ver a las personas como gente que debe ser amada! Quiero que me tomes en tus manos Señor. ¡Lléname de ti, pon sobre mí tu gracia y tu misericordia! Sin ti, jamás podré cumplir con ningún mandamiento Señor. No quiero transformarme en un religioso que se cambia de vereda cada vez que una persona necesitada aparece. Te pido perdón por cada vez que esquivé alguna persona en su necesidad. ¡Perdóname! ¡Ayúdame y enséñame, Señor! ¡Obra con poder en mi vida! Úngeme con la unción que pusiste sobre Jesús, que era movido a misericordia, cada vez que había alguien necesitado. ¡Tócame en esta hora! ¡Quiero ser recipiente de tu amor, de tu bondad! Llena esta vasija de barro que soy, Señor. Reconozco que no estoy cumpliendo con el mandamiento, “amarás a tu prójimo, como a ti mismo”. Que yo no ve a mi esposa como alguien a quien debo explotar, para sentirme bien yo, que no ve a mis hijos de esa manera, que no sea egoísta Padre. ¡Que no vea a mis hermanos de esa manera! Que yo esté dispuesto a dar. ¡Obra con poder, ahora, sobre mi vida! ¡Tú eres mi esperanza, Señor! ¡Tócame! Te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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