LA PERLA QUE NECESITAS COMPRAR - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

LA PERLA QUE NECESITAS COMPRAR

Leemos en Jeremías 17:5 y 6: “5Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 6Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”.

¡Maldito el que confía en el hombre! Hay algunos que están malditos porque confían en sí mismos, en su propia prudencia, confían en sus propios sentimientos, deseos o pareceres. La gente creyente se ha deshabituado a confiar en Dios y confían en lo que les parece. “A mí me parece” dicen ellos, otros señalan: “Yo siento tal o cual cosa” y otros que son más cabezones dicen: “A mí nadie me va a decir lo que tengo que hacer. Yo voy a hacer lo que se me de la gana” y hay quienes no expresan nada pero lo piensan y lo hacen. A este tipo de personas se refiere la palabra de Dios y los cataloga de malditos. O sea que no es para tomar livianamente esto de que yo hago lo que me parece o lo que siento; aquella persona que tiene temor de Dios no hará tal cosa sino que buscará saber y hacer lo que le parece a Dios, no andará especulando con argumentos diciendo, pensando o sintiendo que Dios le respalda o que está de su lado, sino que buscará con todo el corazón saber cuál es el parecer de Dios.

“Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo” dice el versículo que leímos; esto significa: “maldito el hombre que se apoya en un brazo de carne”. Cuando se habla de “brazo” se refiere a fuerza, poder, por eso en la Biblia generalmente se hace mención al brazo poderoso de Dios o a la mano poderosa de Dios; también decimos: “Dios extendió su brazo”. El brazo de Dios refiere al instrumento poderoso de Dios, por eso su palabra señala que es maldito aquel que pone carne por su brazo, en otras palabras, que confía en un brazo de carne, porque Dios no es de carne. La Biblia dice que ese tipo de personas no verá cuando viene el bien, éste le pasará por las narices y la persona no lo podrá ver.

Leamos nuevamente Jeremías 17:6: “6Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”. Hay una traducción que indica: “En tierra salitrosa”; en las tierras donde hay salitre no se puede plantar, allí no crecen las plantas. Pero en Jeremías 17:7 al 9 dice: “7Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. 9Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”

Todos sabemos que la gente confía en su corazón. Hay una versión que traduce la palabra “perverso” como “incurable”, o sea: “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, e incurable; ¿quién lo conocerá? Esto significa: No hay remedio para el corazón del hombre. Por eso éste, definitiva y decididamente no puede confiar más en su propia percepción, sino que debe confiar en Dios. ¡El hombre está perdido si no confía en Dios! “Bendito el hombre que confía en el Señor, porque será como árbol plantado junto a las aguas que extenderá sus raíces y no padecerá de calor y aunque venga tiempo malo no dejará de dar fruto, será una persona firme, estable y sus hojas estarán siempre verdes, siempre tendrá esperanza, tendrá ánimo, siempre tendrá fe, cuando venga el calor no le hará daño”. El problema surge porque nosotros no vemos las cosas como las ve Dios, en otras palabras: ¡No podemos confiar ni en lo que vemos!

TU VIDA SE EDIFICA CON LAS DECISIONES QUE TOMAS CADA DIA

Cuando el pastor Martín no era de Cristo y andaba perdido guiándose por la luz de sus propios ojos y tomando decisiones de acuerdo a lo que a él le parecía, era un adolescente y se quiso iniciar sexualmente, salió en busca de una prostituta con la que tuvo relaciones; lamentablemente fue engañado, no era una chica. El pastor Martín cuenta en su testimonio, en el libro “Heridas que sanan” que pronto saldrá a la venta: “¡Vaya manera de iniciarme sexualmente!” Así sucede con el hombre o la mujer que no confía en Dios, no ven lo que Dios ve y no te creas que porque tú te llamas cristiano estás exento de esto, porque hay bastantes cristianos que confían mucho en su propio corazón, confían en su criterio, en su forma de ver las cosas; mas la Biblia nos ha enseñado que debemos confiar en Dios cada día y no confiar en nuestra propia prudencia, nos enseña que debemos buscar a Dios con todo el corazón cada día. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). ¡Cada día tenemos que seguir a Jesús! Él dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Así como Martín, que ahora es pastor, antes de conocer a Cristo se inició tan tristemente en lo sexual, así también, muchas mujeres se casan con el hombre equivocado, y muchos hombres se casan con la mujer equivocada, sin entender y sin percibir qué hay más allá. Algunas comienzan a vislumbrar después de un tiempo que su esposo era un pervertido o al revés. Alguna mujer termina descubriendo que el hombre que se casó con ella lo hizo por una cuestión de imagen, necesitaba tener una mujer para aparentar pero finalmente descubre que su esposo sale con hombres; escuché también varios testimonios de hombres que descubrieron a su esposa con otra mujer. No te quiero hablar solamente del tema sexual sino de todos los temas de la vida.
Veo cristianos perdidos que no saben qué hacer con sus hijos. Viene una mujer a decirme: “Pastor, ¿qué hago? ¿Por qué mi hija, mi yerno, mis nietas, mi casa… por qué me dejó mi marido? ¡Desesperada y afanada! Yo quedé aturdido con tanta cosa, y le dije: “¡Hija, tienes que buscar a Dios con todo tu corazón!” Ella sólo quería que yo le dijera qué hacer. ¿No le alegrará más a Dios que tú sepas qué decisión tomar, y que Él esté en esa decisión? Quiero decirte que tu vida entera ha sido edificada a través de decisiones que has tomado. Hay gente que vive echándole la culpa a otros de lo que les sucede, pero no se dan cuenta que ellos mismos a cada paso y cada día han estado tomando decisiones. Generalmente los psicólogos usan una especie de terapia que podríamos denominar “transferencia de las culpas”, por medio de la cual, se trata de sacar la carga o la culpa que tiene una persona haciéndole entender que otro lo presionó, que después de todo esa persona no tiene tanta culpa por lo sucedido. Entonces, hay quienes viven buscando a quien culpar por lo que hacen ellos, pero no tienen en cuenta las decisiones que han tomado. ¡Tú decidiste casarte o juntarte y decidiste con quien hacerlo! Yo he escuchado tantas veces, mujeres que me dicen: “Yo estoy con este hombre no porque lo quiero, sino porque no tengo a dónde ir”. ¿Por un techo está con un hombre? Se han juntado con algún hombre para ser protegidas, entonces viven en una situación tristísima, porque no están con ese hombre porque lo aman, sino por un techo o por un plato de comida, y han tomado un camino del que no saben cómo salir. ¡Así que tú decidiste porque te faltaba un techo o sustento juntarte con ese hombre!
Una mujer que vivía en Montevideo, se juntó bajo determinada circunstancia con un hombre, pero éste no tenía trabajo, no tenía dinero, así que se metieron en un asentamiento donde construyeron una especie de vivienda; la mujer me dice que no se puede quejar porque es su casa pero tiene todo sin terminar; yo le digo: “Pero, ¿este hombre no trabaja, no hace nada?” “¡No, me dejó!” me responde la mujer. ¡El hombre se juntó con ella, la llevó a vivir a un asentamiento, le hizo una vivienda a medias y la dejó!

CRISTO ES NUESTRA LUZ

Necesitamos luz para tomar decisiones y esa luz no está en nosotros: ¡Cristo es la luz del mundo! ¡No podemos andar probando, la vida es una sola, el día de hoy es uno solo, no hay otro igual! ¡Tú tienes que tomar hoy buenas decisiones! ¡El día de hoy es valiosísimo! ¡El día de hoy tú puedes emprender un nuevo camino tomado de la mano de Jesús! ¡Tú puedes tomar una decisión trascendental en este día! ¡Piensa bien lo que vas a hacer! Cada día de tu vida es muy importante, lo que hoy estás viviendo es porque algún día tomaste alguna decisión, en algún momento decidiste vivir donde estás hoy, en algún momento decidiste estudiar, o casarte, o aceptar el trabajo que tienes hoy.
Cuando la Biblia dice: “Maldito el varón que confía en el hombre” significa “maldito quien confía en sí mismo o en otro hombre”. Algunos dicen: “No, es que cuando tomé esta decisión creía que la amaba pero ahora me doy cuenta que no era así”. ¡Está queriendo decir: “¿Han visto qué estúpido soy?”! Otros le echan la culpa a la presión de la suegra. He sabido de alguna chica que se casó porque el muchacho le dijo: “Si no te casas conmigo me mato”. ¡Te estoy hablando de cosas reales! “Yo no aguanto seguir viviendo con este hombre que no amo pero él dice que si lo dejo se mata”. ¡La manipula con eso! Pero, ¿quién tomó la decisión? ¿Quién te dijo que las decisiones que tomas son correctas? ¡Dios no mira las cosas como el hombre las mira!
Dios le había hablado a Marta mi esposa, cuando estaba de novia con otro, a través del pasaje que está en 1ª Samuel 16: 7: “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. Ella tenía uno que era más alto que yo, rubio, más lindo que yo en todo, pero buscando a Dios, Él le dijo: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho” ¡Me salvó Jehová! Marta dijo: “¡Me voy a tener que casar con Jorge!”
¡Dios mira el corazón! El hombre no conoce ni siquiera su propio corazón, necesita que Dios lo alumbre; yo necesito que Dios alumbre mi corazón, necesito que me dé luz para tomar decisiones correctas. Todos queremos tomar decisiones correctas pero esto es imposible si no hay una buena relación con Dios; a veces hasta creemos que nuestra relación con Dios es correcta cuando en realidad no tenemos una vida de comunión con él.
Hace unos días casamos una pareja; la chica danza para Dios, y su nombre es Claudia. Antes de servir a Dios danzando, ella conocía el evangelio desde niña, pero al llegar a la juventud conoció un muchacho y se enamoró perdidamente, tanto es así que se perdió. Fue tan grande la locura por esa persona que despreció a Dios, desestimó el evangelio, se alejó de la iglesia, despreció la familia, apostó todo por ese muchacho y le fue muy mal porque él comenzó a engañarla y luego la dejó, y cuando esto sucedió dijo: “¡Y pensar que yo dejé a Dios, dejé todo por él, y ahora no tengo ni a Dios, ni a la iglesia, nada!” Ésta chica entró en una terrible depresión, y el diablo le decía: “Tienes razón, estás perdida, no hay remedio para ti”. Tan grande fue la depresión que no quería levantarse de la cama, mucho menos trabajar ni comer, la mamá le llevaba la comida a la cama pero ella se negaba, estaba sumida en una tristeza y una angustia que lo único que hacía era llorar porque ahora, por haber elegido mal, por haber tomado una mala decisión no tenía ni lo uno ni lo otro. Pero un día, Claudia comenzó a escuchar la radio, estaba escuchando un culto del domingo y de pronto el Espíritu Santo comenzó a tocarla y pensó: “¡Yo me tengo que entregar a Cristo!” Yo estaba terminando de predicar e hice el llamado para que los que querían consagrarse a Jesús pasaran al altar; ella estaba en su casa escuchando, y de pronto salió, tomo un taxi y se vino a la iglesia así como estaba; llegó hasta el altar llorando desconsoladamente y allí le entregó su corazón a Jesús. ¡La angustia y la depresión se alejaron de ella y Dios comenzó a sanarla y a consolarla! Claudia decidió consagrarse; trabajando para Dios llegó a ser una líder sirviendo en la radio, bailando con las banderas y pidiéndole a Dios que la ayude a tomar decisiones. ¡Buscaba al Señor y esperaba en él para no tomar ninguna decisión apresurada! Por otro lado había un muchacho que había ingresado a uno de nuestros centros comunitarios, también, muy perdido, metido en la droga, habiendo hecho muchas cosas mal con muchos fracasos encima, pero Dios también lo tocó y comenzó a trabajar. El Espíritu de Dios comenzó a obrar en su vida y llegó a ser un líder dentro de su comunidad. Llegó a ser “maestro pastero”, es decir, el que produce las pastas que luego se venden para solventar el centro comunitario. Claudia, era la responsable de ir a buscar la pasta para vender, así que todas las semanas iba a donde estaba el muchacho a buscarla. Y, pasta va, pasta viene…comienzan a conocerse. Tiempo después yo le pido a ella que se haga cargo de un taller de pintura a donde iba un buen grupo de jóvenes a pintar y que está ubicado en el mismo edificio donde se hacen las pastas, así que ella estaba a cargo del taller de pintura en la planta baja y en el sótano estaba el chico haciendo la pasta. Cuando ella necesitaba pasta bajaba a buscarla y cuando él necesitaba descansar de tanto hacer pasta, subía a donde estaba el taller de pintura, y mate va, mate viene…. Con todo el temor les contaron a los pastores lo que estaban sintiendo el uno del otro, oramos con ellos, los acompañamos y buscamos con paciencia la voluntad de Dios hasta que todos estuvimos contentos y seguros de que Dios estaba encaminando la cosa. ¡Es bueno buscar a Dios en toda decisión! La primera decisión fue personal, desacertada, caprichosa, la otra decisión fue un casamiento en las manos de Dios. ¡Ahora sí que Claudia está feliz, y también lo está toda la iglesia!
Te voy a enseñar un secreto, porque debes estar preguntándote cuál será la voluntad de Dios. Tal vez te preguntas: ¿Cómo hago para saber? ¿Cómo hago para no equivocarme? Es tan sencillo… ¡Dios debe ser lo primero en tu vida! Él tiene que ser tu más preciado tesoro y el más importante. ¡Dios debe ser muy valorado! No puede ser que le digas: “Sabes que no tengo tiempo para ti”. ¡Para él debes tener tiempo! No puedes decirle: “Señor, sabes que no tengo plata”. ¡Para él si debes tener dinero!
Uno se aferra a lo que más ama, uno se juega por lo que más ama. Cuando Claudia se decidió por aquel muchacho, puso a Dios en segundo lugar, Dios pasó a otro plano, eligió otro primer amor, el que la abandonó. Ella cambió a Dios por ese muchacho y la enseñanza bíblica es que nada puede estar antes que Dios. Algunos alegan: Dios sabe que tengo mucho trabajo. ¡No puede ser que tu trabajo se interponga en tu relación con Dios! ¡No puede ser que tu dinero, tu familia, tu hijo, tu nieto, etc., se interpongan en tu relación con Dios! ¡Tienes que amar a Dios por sobre todas las cosas!
Todo buen camino comienza con el primer y gran mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Por ahí empieza la bendición, por ahí comienza la luz, porque el que ama a Dios se une a Él. El que ama a Dios postergará otras cosas pero no lo postergará a Él. La Biblia dice que el amor es el vínculo perfecto, o sea que el amor te une a Dios, el amor produce intimidad. Con los que más intimo son con los que más me aman, es un error gravísimo intimar con quien no te ama. Una chica amaba a un muchacho, pero él sólo se quería divertir con ella, le pidió que le mande fotos de ella desnuda, ella lo amaba y lamentablemente lo hizo, pero un día se pelearon y el chico le mandó a todos sus contactos, a los amigos de la chica y a su familia las fotos de ella. ¡Es un error intimar con quien no te ama! Esta chica se suicidó, no pudo superar la depresión en la que entró por lo que le había hecho su novio. No puedes intimar con quien no te ama, esto significa, no puedes abrirle el corazón a quien no te ama. Por eso algunos se cierran y después no le quieren abrir el corazón a nadie; de ahí surge el concepto de que un hombre te falló por lo tanto todos los hombres son iguales ¡grosero error! No todos los hombres ni todas las mujeres son iguales, hay hombres buenos y mujeres buenas. ¡Hay gente en quien confiar! “Mire pastor, a mí me falló un pastor así que yo no confío en ninguno”. ¡Grosero error! ¡Hay pastores buenos y pastores malos!

EL AMOR GENERA INTIMIDAD

Tú tienes que entender que el amor genera intimidad. Intimidad con Dios es conocimiento de Él; Dios opera de la misma manera: Él no le abre el corazón ni le revela nada a nadie que no le ame. Dios no le anda contando sus cosas a quienes no le aman, por eso es que quienes no tienen relación con Dios no me pueden venir a enseñarme de Él ni hablarme de las injusticias de Dios porque no saben nada de Él. ¡Yo amo a Dios! ¡Yo conozco a Dios y puedo hablar de Él! ¡No cualquiera puede hablar de Dios! ¡Puede hablar de Dios solamente aquel que le ama y ha conocido su poder y su misericordia y ha visto su gloria! Dice la Biblia: “La comunión íntima del Señor es con los que le aman”. Dios es inteligente, donde haya alguien que le ame, Él le revelará sus secretos.
¿Tú quieres conocer la voluntad de Dios? ¡Es sencillo, ámalo! ¿Cómo Dios no te va a guiar si le amas? ¿Cómo no va a querer revelarte su propósito, su camino, su voluntad para que te vaya bien? Cuando tú no le amas, lo desestimas, lo pones de lado, te ocupas de tu dinero, de tu trabajo, de tu familia, y dices que estás cansado para ir a la iglesia. ¡Por poco te tenemos que agradecer por el hecho de que asistes a la iglesia porque eres un hombre o una mujer muy ocupada! Entonces te escribimos una carta: “¡Te felicito por venir a la iglesia, Dios te va a bendecir por haber venido!” ¿Te parece? “¡Has visto, apóstol, ahora estoy viniendo a la iglesia eh!” ¿Le estás haciendo un favor a Dios o al apóstol? ¡Si asistes a la iglesia es por tu gran necesidad de Dios! ¿Qué vas a hacer sin Él? Encima te das el lujo de quedarte en tu casa porque hace frío, porque estás cansado. ¡Aquel que ama a Dios lo pone en primer lugar! Mira, cuando una abuela ama demasiado a un nieto, va a dejar a Dios por el nieto. ¡He conocido varias! En una oportunidad le digo a una mujer: “Che, abuela te veo menos. ¿Qué pasa que no estás viniendo?” “¡Ahh, pastor, sabe que estoy cuidando a mi nieto! ¡Mi nieto es mi vida!” ¡Cambió a Dios por el nieto! Para todas las abuelas todos los nietos son divinos. ¡Cuidado! ¡Divino es Dios! ¡Tu nieto es de carne! “¡Ahh, yo a mi hijo lo adoro!” ¡Cállate la boca! ¡Solamente se adora a Dios! ¡No se adora a un hijo, ni a un nieto, no se adora a un esposo, sólo se adora a Dios! ¡Dios tiene que ser el primero!
Leamos ahora Mateo 24:1: “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo”. Los discípulos le dicen: “Espera maestro que te queremos mostrar: ¡Mira qué templo! ¡Mira qué piedras, qué ornamentos! ¡Mira qué cosas pipi cucú hemos hecho! ¡Mira qué edificio!” Pero el Señor lo mira con desprecio y les responde: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:2). Ellos veían la gloria, veían el monumento, el templo de Dios, en tanto que Jesús estaba viendo que se iba a retirar de el y que iba a permitir que sea totalmente destruido; pasaron cuarenta años y no quedó piedra sobre piedra tal como Él lo había señalado, porque Jesús ve más allá que nosotros. ¡Nosotros nos deslumbramos por cosas de las que Jesús no se deslumbra! Yo me pregunto: ¿Para qué quiere Jesús un templo donde la gente que está adentro no lo quiere? ¿Para qué quiere Dios un templo donde hay gente que no tiene tiempo para Él, que se llenó de ritos y de religión, que se llenó de formalismos, que no adora a Dios, ni le ama, ni le obedece, que no busca su voluntad? ¡Entonces, Dios se va del templo y que vengan los romanos y lo destruyan! Quiero decirte que tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo. ¿Quieres que vengan los romanos? ¡Para Jesús el templo es importante solamente si la gloria de Dios está en él! ¿Para qué sirve el templo dónde no está la presencia, donde no está la gloria de Dios? ¿Para qué sirve un templo totalmente contaminado de pecado?
El capítulo 23 de Mateo nos muestra como Jesús veía totalmente diferente a los religiosos de la época. Mateo 23:16 dice: “16¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor”. Los fariseos enseñaban que si tú jurabas por el templo y tu juramento era falso no pasaba nada, pero si jurabas por el oro que estaba dentro del templo ahí sí que estabas en problemas con Dios. En el templo había utensilios de oro, consagrados, santificados. Entonces, Jesús les dice: “17¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? (Mateo 23:17) Los fariseos creían que era más importante el oro que el templo, pero para Jesús era más importante el templo que el oro. ¡Jesús ve distinto a nosotros, ve mejor y más allá! Continúa diciendo Jesús: “18También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. 19¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?” (Mateo 23: 18 y 19). ¡Para Jesús es más importante el altar que santifica la ofrenda que la misma ofrenda, y para los fariseos era totalmente lo contrario! A lo que quiero llegar es que nosotros miramos las cosas de una manera y Jesús las ve de otra. Pero, ¿cómo vamos a poder caminar con Jesús si Él ve de una manera y nosotros de otra? ¿Cómo le vamos a agradar si tomamos decisiones de acuerdo a la manera en que vemos cuando Él ve otra cosa por la que tenemos que tomar otra clase de decisiones?
Conclusión: Yo amo a Cristo, y he determinado tener mi corazón apegado al suyo. ¡Voy a renunciar a cualquier cosa que me parece o que veo con tal de caminar con Cristo! Hoy, mucha gente que nos ve por Enlace TBN, por Internet o nos escucha a través de la radio ha caminado sin Cristo aunque se llama cristiano, hace lo que le parece, lo que se le da la gana, no está de acuerdo con los pastores, ni con la iglesia, ni con nadie, sólo está de acuerdo consigo mismo. ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y pone carne por su brazo! Bendito el hombre que confía en Jehová, será como árbol plantado junto a las corrientes de agua, y su hoja siempre estará verde. ¡Dios está anhelando ver su gloria en tu cuerpo, en tu vida! Es tu unidad con Él, es tu comunión íntima con Él lo que genera la visión suficiente para poder ver como Él, porque Dios se revela a quien le ama. El amor es el vínculo perfecto, el amor genera comunión, la intimidad produce conocimiento. Por eso es que en las versiones antiguas de la Biblia no dice: “Se llegó Adán a su mujer”, sino “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín,…” (Génesis 4:1). Ahora, en las nuevas versiones no ponen más el término “conoció”, que es sinónimo de intimidad. Así que Adán conoció a Eva y ella dio a luz a su hijo Caín. Esto significa que Adán intimó con Eva y de la intimidad surgió un resultado, hubo alumbramiento, hubo luz. Del mismo modo, de nuestra unión con Dios se produce alumbramiento. Entonces, ¿qué es lo que nos falta? ¡Nos falta consagrarnos a Jesús! Ha faltado considerarlo como la perla de gran precio. Jesús es la perla de gran precio, esa perla que vale tanto, y por la que vale la pena dejar todo o vender todas las que tengo para comprar esa. Claudia había hecho exactamente al revés, había dejado la perla que tenía, el evangelio, la iglesia, Jesucristo, y se casó con ese hombre que la abandonó, que la despreció. Cuando no amamos bien a Dios lo ponemos en segundo lugar, en el tercero o el cuarto, y ahí comenzamos a confiar en nuestros propios deseos o en nuestras propias percepciones, ahí es cuando ponemos carne por nuestro brazo, es decir, elegimos un brazo de carne, pero éste no es poderoso, mas el brazo de Dios sí es poderoso.
Por lo tanto las personas deben evaluar si son cristianas, deben presentarse delante de Dios y cuestionarse: ¿Soy un verdadero cristiano? ¿Realmente yo tengo comunión e intimidad con Dios, realmente recibo la visión de Dios? ¿Puede decir sinceramente que estoy obedeciendo a Dios en lo que estoy haciendo? ¿Lo qué estoy haciendo es el resultado de mi obediencia a Jesús o hago lo que me parece? En el Antiguo Testamento el Señor se cansó porque había unos profetas que profetizaban visión de su propio corazón. Dice Dios: “Van y dicen: palabra de Jehová y yo nunca los mandé a hablar”. ¡Hasta se puede predicar y profetizar en el nombre del Señor sin que Dios haya mandado a hacer tal cosa! Dice el Señor en Jeremías que los profetas soñaban un sueño y después decían: He soñado, así dice el Señor…y Dios dice: “El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová” (Jeremías 23:28). Dios está molesto, porque hacemos vida de cristianos como esos que dicen: “Señor, Señor, en tu nombre profetizamos, en tu nombre echamos fuera demonios, y Jesús les responderá: No los conozco obradores de maldad, salgan de acá”.
El Señor dice en Jeremías: “Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (Jeremías 23:22). Es decir, “si hubieran estado conmigo, habrían oído mis palabras, y entonces habrían hablado mis palabras. Dios continúa diciendo a través del profeta Jeremías en el capítulo 23 versículo 29: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” ¡La palabra de Dios quema! Dios necesita que cuando tú hables, lo que digas queme, Él necesita que su palabra esté en tu boca. ¡Dios te necesita, quiere usarte y que seas un instrumento suyo! No te creas que llegar temprano al trabajo o portarte bien con tus compañeros y respetar a tu jefe son acciones que marcan tu buen testimonio porque hay ateos que hacen lo mismo, hay algunos adúlteros o malvados que cumplen con esas mismas reglas. ¡Eso no es ser de testimonio! El que testifica es el que presenta testimonio, el que da evidencias. Si tú estás jugado por Cristo y estás unido a Él, presentas evidencias, tus palabras salen como fuego, oras por los enfermos y éstos se sanan, no asistes solo a la iglesia sino que vas con alguien que has ganado durante la semana. ¡La gente habla contigo y se choca con Cristo!

CONCLUSIÓN

Yo me pregunto: ¿Qué porcentaje de creyentes será verdaderamente de Cristo? ¡Es muy fuerte lo que digo y va muy en serio! Llega el momento que ser un cristiano requiere que éste dé evidencia de que estuvo con Jesús, de que el Señor está en él. No puede ser que seas un cristiano que pasa desapercibido en todo el tiempo que llevas trabajando. No puede ser que no presentes evidencia de que eres cristiano entre tus vecinos, y que ellos nunca se han enterado que eres de Cristo. Jesús te ama y quiere ser la prioridad de tu vida, por eso el Señor dice: “37El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mateo 10:37-38). “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62). Hay gente que necesita decirle al Señor: Me quiero entregar a ti en serio, realmente quiero que tú seas la perla de gran precio, estoy dispuesto a sacrificar mi casa, mi comodidad, mi dinero pero quiero ser tuyo cien por ciento. ¡Quiero entregarte mi vida entera y no por retazos! ¡Tómame en tus manos Señor!”
Posiblemente por medio de este mensaje Dios te dice: “Mira que no estás caminando bien, mira que no hay intimidad entre tú y yo. Tú tomas muchas decisiones sin tener en cuenta si estoy de acuerdo o no. ¡Mira que me tomas muy livianamente!”
Dice la Biblia que Dios ha preparado obras de antemano para que nosotros caminemos en ellas. Él le dice a algunos creyentes: “Tengo obras preparadas de antemano para ti pero no te importa caminar en ellas, tú tienes tus propios planes y proyectos y yo te demando hoy que me des tu corazón. No confíes más en tu propia prudencia, no confíes más en tu parecer, ni en tus planes, ni en tus pensamientos”. Si ésta es tu condición te pido que hagas una oración y le entregues tu vida a Jesús, dile: “Señor, esta vez voy en serio, tómame en tus manos Jesús. Señor, estoy endeudado contigo, hoy te entrego todo, te pido que me tomes, renuncio a mi mismo, a mis planes, a mis deseos y anhelos. ¡Me entrego a ti Señor y renuncio a mi vida porque abrazo la tuya, abrazo tus planes! Te recibo en mi corazón y recibo el perdón de mis pecados. ¡Gracias Señor! ¡Lléname de tu Espíritu! Yo abro mi corazón y por la fe te recibo. Quiero disfrutar de esa intimidad que tú anhelas tener conmigo, cúbreme con tu sangre, hazme un instrumento tuyo Señor, sana mi vida, hazme sano para ti en espíritu, alma y cuerpo en el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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