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El libro de 2° Crónicas 32 relata la historia de un rey de Judá, Ezequías, un hombre temeroso de Dios que nos dio el ejemplo de cómo confiar en Dios. ¿Quieres que este nuevo año sea bendecido? Hay muchas personas que tienen la esperanza de que un nuevo año sea mejor que el otro, pero yo te digo que con Dios, todos los años son buenos.
Estuve ministrando a una chica vía iPhone, quien se relacionó con un pastor y me escribió que todo lo que ella quería era ser feliz; le hablé tanto que al final dejó al pastor y a la semana estaba involucrada con un chico que se había ido de uno de nuestros centros comunitarios. ¡Se salió de Guatemala y se metió en Guatepeor! Ella me insistía en que sólo quería ser feliz, que quería tener una familia. Le señalé que Dios tiene todo lo que ella necesita; «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta…» señala la Biblia en Filipenses 4:19, y le agregué: ¡Cuando estés en Cristo, Dios te dará todo lo que necesitas! Le advertí que el chico con el que se había relacionado estaba mal espiritualmente y me contestó que él le ha dicho que la quiere y que se fue hasta donde ella se encuentra porque estaba enamorado de ella hacía mucho tiempo. “¡Es un mentiroso!” le dije, y me respondió: “¿No cree que yo puedo ser feliz? ¿Puede ser que Dios no quiere que yo tenga una familia?” Insistí en que debía buscar a Cristo porque Él le daría todo lo que necesitaba. ¡Pretendía tener la bendición de Dios en su vida, sin estar aferrada a Él!
No tomes lo que Dios no te ha dado, no te apresures por lo que Él no te ha dado, busca a Dios y espera en Él, porque Él suplirá todo lo que necesitas. Si caminas con Dios, este año será bendecido y te lo digo a pesar de que las noticias señalan que está todo mal. Rusia está mandando barcos de guerra a la zona de Siria, Irán amenaza a Estados Unidos con cerrar el paso de los barcos petroleros que suministran a esa nación y a su vez Estados Unidos amenaza con que si lo hacen, se desata la guerra.
A la presidenta de Argentina le sacaron la tiroides y después que lo hicieron se dieron cuenta que no tenía nada. ¿En qué manos estamos? Si a ella que es la presidenta le ha sucedido eso, qué no te pasará a ti en algún hospital por ahí. ¡No puedo creer lo que le han hecho! La investigación del problema que ella tenía en la tiroides arrojaba un 95 % de seguridad de que era cáncer.
¿En manos de quién estamos? Europa se viene abajo, a Estados Unidos no le funciona la economía. He hablado con uruguayos que exportan productos a ese país como fundas de cuero para automóviles y me comentaron que las ventas se han venido abajo y eso repercute en América Latina. ¡Pero no tenemos que andar buscando bastones en qué apoyarnos!
La joven que mencioné me dijo que el chico está enamorado de ella; yo le envié un mensaje diciéndole que le iba a ir mal y me contestó: «Si por este número recibe un mensaje insultante sepa que no soy yo sino que es él, porque no lo quiere». Me insistió en preguntarme si continuaba creyendo que no puede ser feliz al lado de ese chico y le respondí que sigo pensando igual. Luego continuó diciéndome que ese joven bebe mucho. “¿Por qué te agarras de ese fulano? -le pregunté- ¡Tómate de Dios!” ¡Qué triste es estar lejos de Cristo y encapricharse con alguien, con la esperanza de que la cosa saldrá bien!
Recuerdo una hermana que hace poco pasó adelante para ser ministrada y me dijo que quería dejar el bastón; yo se lo pedí y me lo dio, ¡y se fue caminando por sus medios! Otra mujer que se había quebrado y le pusieron unas placas de metal en la zona quebrada, el médico le ordenó caminar con bastón pero en una ministración me dijo que ya no lo quería usar más; cuando me lo dio se largó a llorar porque se dio cuenta que no necesitaba de eso para caminar. ¡La hermana de 83 años comenzó a bailar! El bastón es un elemento útil para aquel que no está capacitado para caminar bien, es un instrumento útil para todo aquel que no sabe cómo andar en la vida espiritual; recurres a una y a otra cosa pero Dios quiere que seas libre. ¡Él quiere quitarte ese bastón! ¡No quiere que te apoyes en quien no tienes que apoyarte, sino en Él!
EL EJEMPLO DE EZEQUÍAS
Ezequías fue un hombre que nos dio el ejemplo de cómo confiar en Dios en medio de problemas realmente serios. Él estaba reinando en Jerusalén en el tiempo en que Senaquerib un rey asirio decidió invadir Judá. Los asirios eran la gran potencia mundial de aquel entonces, habían vencido a los medos, a los persas y las naciones de alrededor junto con sus reyes y ejércitos. Senaquerib “se agrandó” y vino contra Jerusalén, creyendo que no había dios ni ninguna nación que lo pudieran detener. Entonces, le hizo guerra a Ezequías, primeramente espiritual, para hacérsela luego en el plano físico. Nosotros no tenemos guerras en el territorio físico sin tenerla primero en el plano espiritual; cuando hay victoria en el mundo espiritual, entonces hay victoria en el terreno físico. Cuando uno está derrotado en el área espiritual entonces será derrotado en el territorio físico, por eso le dije a la joven que le iba a ir mal. Yo pude ver que estaba caminando mal, se había agarrado de alguien que Dios no le había dado, era la persona equivocada. Me preguntó si yo creía en un milagro para su vida, pero le señalé que a menos que estuviera con Dios no sucedería tal cosa; le agregué que Dios no le prometería un milagro porque estaba pecando, mantenía relaciones con el chico, vivía con él y pretendía que Dios le arregle el asunto. ¡Primero arregla tu asunto con Dios y después pídele que te dé a quien te tiene que dar!
¿Quieres vivir un año bendecido? ¡Tienes que soltar los bastones y tener fe!
Senaquerib le hace una guerra psicológica a Ezequías. En el libro que he escrito recientemente, “Gobierno Mundial y Fin del Mundo”, le he dedicado un capítulo a un concepto denominado “la guerra tranquila”. Se trata de una guerra psicológica que tiene lugar contra la sociedad actual; ésta va acomodando la cabeza de las personas a las razones de aquellos que quieren instaurar un gobierno mundial. Quieren imponernos un gobierno mundial y trabajan psicológicamente a las naciones, a los políticos, encarcelan a las personas dentro de los patrones de sus ideas y conceptos y las introducen en problemas que no pueden percibir de dónde vienen. Hay revueltas, revoluciones, huelgas y crisis económicas fabricadas pero la gente no ve ni entiende lo que está sucediendo. Se dice que hace 25 años comenzó la tercera guerra mundial, pero se trata de una guerra tranquila, que tiene armas y bombas que no explotan como las armas químicas o atómicas sino que son situaciones disparadas como misiles contra los gobiernos y las sociedades para dejarnos despojados. Esta modalidad comenzó en la segunda guerra mundial, cuando los ingleses se dieron cuenta que había mucho valor en trabajar psicológicamente a las ciudades que iban a bombardear; o sea que primero las bombardeaban psicológicamente y luego les arrojaban misiles. ¡Acobardaban a la gente y luego las aplastaban! ¡Tú tienes que tener una mente y un corazón libres de temores, de angustias, de soledades para poder enfrentar los problemas! Si tienes temores, ya eres un fracaso porque el que teme no se anima sino que se somete a lo que dicta el temor. Son muchos los cristianos que viven atemorizados por el “qué dirán”, por lo que les ha diagnosticado el médico, por situaciones financieras, y cuando uno se atemoriza, se paraliza y se vuelve un cobarde. ¡Dios hoy te tiene que sacar el bastón del temor! Hay quienes tienen el bastón del «por las dudas», hicieron algo por las dudas, ¡se quieren asegurar con un bastón roto! La Biblia señala que el que duda no recibirá nunca alguna cosa de parte de Dios (Santiago 1:6).
Ezequías era un rey que había cultivado su relación y su confianza en Dios. Senaquerib envió a Ezequías, unos representantes con un mensaje que se detalla en 2ª Crónicas 32, y éstos le dijeron de parte de Senaquerib que se debía entregar porque no podría enfrentar al ejército asirio, y agregaron que no hubo ningún reino que haya podido resistir el poder de Senaquerib ni dios que haya podido defender a esas naciones. Pero Ezequías era un hombre de fe y comenzó a actuar conforme a esa fe, según leemos en 2ª Crónicas 32:2-8: “2Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, 3tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. 4Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan? 5Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos. 6Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo:7Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. 8Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.
No sólo tenía confianza en Dios sino que se la infundió al pueblo y dijo una verdad espiritual: Quien viene contra nosotros solamente tiene la fuerza de su brazo pero nosotros tenemos a Jehová de los ejércitos, el Dios todopoderoso quien pelea nuestras batallas por nosotros.
Cuando sabes que cuentas con Dios y que Él está contigo, tienes confianza y actúas con fe y convicción y convences al que no está convencido. Todos en Judá sabían que Senaquerib era un rey poderoso y tenía un gran ejército; se habían enterado del fracaso de todos los pueblos cuando lo enfrentaron, sin embargo, Ezequías tenía un Dios que no era como cualquier dios. Él dijo: «Ellos confían en dioses que son invención de hombres». Vemos gente que le teme a las hechicerías y brujerías de esos dioses que están puestos en una habitación, sostenidos para que no se caigan, algunos son de yeso, otros de madera. Les prenden velas y les hablan a esos dioses de madera o yeso. ¡Y cómo se las arreglan para destruir el ánimo y las fuerzas de personas temerosas! «Pastor, tengo una vecina que tiene varios dioses». ¡Tiene varios porque no le alcanza con uno! Los tienen alumbrados porque no ven, no hablan, tienen oídos y no oyen y hay que cuidarlos porque cuando le quitas el polvo con el plumero y le pegas fuerte, se caen. Tienen varios dioses vaya a saber para cuántas cosas, pero no tienen un Dios todopoderoso. Tienen un dios comodín que sirve para lo que quieran, que según ellos, no hace bien ni mal sino que hacen sólo lo que la persona quiere; o sea que si le piden que mate a alguien ese dios obedece y lo hace y si alguien le pide que salve a alguien lo hace también. ¡Mira qué estupidez de dios, sirve para el bien y para el mal! Entonces vemos a esos cristianos temerosos que me dicen: «Pastor, me han hecho un trabajo, me han tirado aceite y maíz… En la esquina de mi casa sacrificaron una gallina y han tirado pororó. Desde que me han tirado aceite en la puerta, siento cosas raras en mi casa…» ¡Los creyentes débiles se asustan con cosas muy pequeñas y se olvidan que tienen un Dios muy grande!
SENAQUERIB QUIERE GANAR LA BATALLA EN TU MENTE
Entonces comenzó una lucha espiritual, que se transformó en una guerra psicológica. Llegaron los representantes del rey de Asiria y dialogaron con los representantes del rey Ezequías: “9Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén:10Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir el sitio en Jerusalén? 11¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? 12¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso? 13¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano?” (2ª Crónicas 32:9 al 13). Tanto Senaquerib como sus padres habían combatido contra muchas naciones y ciudades pero ninguna pudo resistirse a su poder, entonces les decían a los que estaban del otro lado del muro: «¿Quién será el dios que los libre de mis manos? ¿No se han enterado que nadie ha podido?» ¡Pero una cosa son las noticias y otra la realidad! La noticia puede expresar que el problema es muy grande pero la verdad es que Dios es mucho más grande y más poderoso.
Dijo pues Senaquerib: “14¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?” (2ª Crónicas 32:14) ¡Se metió con Dios! ¿Cómo podrá tu Dios salvarte de mis manos? ¿No sabes que yo soy Senaquerib? Y continuó diciendo Senaquerib: “15Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?” (2ª Crónicas 32:15).
Todavía no estaban en guerra física, pero ésta ya se estaba librando en el mundo espiritual; primero el diablo “te hace la cabeza”, como dice el dicho popular, gana la batalla en tu mente, y después “te pega el palazo”: Tú vas agachando la cabeza y Satanás va levantando el palo para pegarte, pero antes ya te ha llenado de temores, de angustias y de impotencia al pensar que no vas a poder, que no saldrás adelante porque has fracasado muchas veces, que Dios no te contesta y no crees que Él te va a ayudar. Te preguntas cómo saber que Dios te ayudará, cuál será su voluntad y quedas enredado con tanta incertidumbre.
Sigamos leyendo 2ª Crónicas 32:16 al 18: “16Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo Ezequías. 17Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los países no pudieron librar a su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos. 18Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad”.
El diablo va a “cacarear” para espantarte y atemorizarte. ¡La guerra es mucho más fácil si primero has vencido a tu enemigo psicológicamente! Recuerdo a una chica a la que su novio todos los días le decía: «Te voy a matar» y ella se humillaba y se humillaba; al final deseaba que la matara de una vez por todas. ¡Ya se quería morir!
Quien tiene a Cristo agacha su cabeza sólo delante de Él y teme solamente a Dios. ¡Delante de Dios yo soy oveja y delante del diablo soy un león!
Pero Ezequías le dijo al pueblo: «¡Confíen en Dios porque Senaquerib se apoya en brazo de carne mas con nosotros está Jehová de los ejércitos!» Ezequías había tenido experiencia con Dios, él amaba a Dios y se había jugado la vida por Él; así que no tenía miedo a nada, ni siquiera a morir y si le tocaba morir lo haría declarando: «¡Mi Dios existe!» El fue a consultar al profeta Isaías y ambos oraron a Dios y éste recibió revelación de Dios la que declaró a los siervos de Ezequías: «Díganles al rey que Senaquerib no entrará en Jerusalén y volverá humillado a su tierra y allí será herido de muerte».
Senaquerib quiso humillar a Dios diciendo: «¿Qué dios será ese que pueda librar al pueblo de mi mano? Y agregó: «¿Qué nación se pudo resistir delante de mí?»
Así que después que el profeta hubo profetizado y de que Ezequías se preparó y creyó en Dios, sucedió algo muy significativo. Este relato se encuentra en tres libros de la Biblia: en el segundo libro de Crónicas, en el segundo libro de Reyes y en las profecías de Isaías y cada uno añade detalles a ese evento. Ciento ochenta y cinco mil soldados asirios murieron en una sola noche. ¿Cuántos ángeles necesita Dios para ayudarte a ti? ¡Con un ángel le alcanza y le sobra para destruir un ejército entero! ¡Dios puede y quiere! No te quedarás sólo con la esperanza de que Dios haga algo por ti sino que serás bendecido, tocado. ¡Dios, hoy, va a destruir tus bastones! ¡El va a destruir tus debilidades, tus temores, tus angustias! ¡No es que hará algo después, sino que lo hará hoy! ¡Él está hablando a su pueblo, hoy tienes que abrir tu corazón y creer, debes tener fe!
Si hasta hoy tú usabas bastón, tienes que dejarlo, no sé qué clase de bastón será pero tienes que entregarle a Dios tu carga. Hay gente que asiste al culto con una carga y se va con ella. «Dios mío te pido por mi marido, cambia su corazón». Termina de orar y dice: «¡Este es más duro que una piedra, yo no sé si algún día va a cambiar!» ¡No le dejó la carga al Señor! La toma de nuevo y dice: «Bueno, Dios mío, mañana vuelvo a orar la misma estupidez y otra vez arrojo a la basura la misma oración que te hice». Entonces se lamenta: «Pastor, todos los días le pido a Dios». ¡¡El día que creas dejarás de pedirle!!
Cuando Jesús se paró frente a la tumba de Lázaro oró diciendo: «Señor, yo se que tú siempre me oyes y te doy gracias porque ahora también me has escuchado». Todavía no había resucitado al muerto. ¿Tenía seguridad Jesús o no? Después que hubo orado les ordenó a sus discípulos que quitaran la piedra y luego actuó conforme a su fe diciendo: «Lázaro, ven fuera». El muerto se levantó. ¡Me dan unas ganas tremendas de ir al cementerio!
¿Te imaginas lo que son ciento ochenta y cinco mil soldados muertos en una sola noche? Sabemos que fue un ángel el responsable porque la Biblia lo declara; al otro día se veían todos los cuerpos de los muertos desparramados: “21Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos” (2ª Crónicas 32:21). Aquí está lo gracioso de Dios; Senaquerib se fue “con la cola entre las patas” y entrando al templo de su dios, quien aparentemente lo ayudaba y defendía, mientras le adoraba, fue muerto a filo de espada por sus hijos.
La guerra no llegó al plano físico porque Ezequías la resolvió primero, en el plano de la fe.
A veces la confrontación se hace real después que se ha logrado la victoria en el mundo espiritual; o sea que hay que pelear la batalla como le sucedió a David con Goliat. La batalla entre ellos fue básicamente espiritual, David fue en el nombre de Jehová de los ejércitos y Goliat tenía también sus dioses. Señala la Biblia que cuando Goliat vio a David lo menospreció en su corazón porque era un jovencito de buen parecer y le dijo: «Vienes a mí con palos…» y era porque David iba con el callado que usaba para las ovejas y con una honda, de sandalias, sin armadura, pero tenía la certeza en su corazón de que Dios siempre estuvo con él cuando tuvo que enfrentar al oso y al león y estaría con él aún al enfrentar al gigante. El rey Saúl también amedrentaba a David declarándole que él no podía enfrentar al gigante porque éste era un hombre experimentado en la guerra y le quiso poner su armadura. Pero David no tenía miedo, más bien tenía confianza en que Dios lo respaldaría, entonces eligió cinco piedras y sólo con eso enfrentó a Goliat. Todavía su fe no era perfecta porque tendría que haber elegido una sola, ¡le sobraron cuatro piedras! La confrontación era espiritual, tanto que, según señala la Biblia, Goliat maldijo a David por sus dioses.
La nación de los filisteos a la que pertenecía Goliat practicaba la hechicería, así que, hacer maldiciones era muy normal en ellos; pero los creyentes no se achican ante las maldiciones, no se debilitan, no dudan. ¡Los creyentes confían en Dios no importa la circunstancia! David le dijo al gigante: «Tú vienes a mí con lanza y con jabalina pero yo vengo contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos». Aunque Goliat lo amenazó con darles a las aves del cielo su carne, David le aseguró que sería él quien les daría su carne a las aves del cielo.
CONCLUSIÓN
No importa qué tan grande es el problema, lo importante es lo grande de tu fe y tu confianza en Dios. A ti no te vencen las circunstancias sino tu falta de comunión con Dios y tu falta de fe en Él. Pero con esta palabra tu fe está creciendo, tú comienzas a creer y no retrocederás sino que saldrás adelante. No tienes que pensar que esto es un lindo mensaje sino que tienes que ser libre de tus temores, de tus preocupaciones y de los bastones. No te apoyes en el consejo de parientes ni de amigos sino en el consejo de Dios, Él te está hablando. No importa lo que hayan dicho otros, no importa lo que declaren las noticias, lo que importa es cuánto crees en Dios y cuánto confías en Él. Hoy puedes decirle: «Señor, te voy a entregar mi causa, mi problema, mi preocupación, mi temor».
Espero que te llenes de fe y esperanza. ¿Debo convencerte que Dios está de tu lado o sabes que Él está? ¿Debo convencerte que Dios es todopoderoso y puede resolver cualquier circunstancia o tú ya sabes que es poderoso y puede resolver toda circunstancia? ¡Él puede ahora mismo sanar tu enfermedad, tu dolencia, puede sacar ahora mismo esos estados de temor, de terror, de angustia, de impotencia, de soledad! ¡Dios puede tomar tu matrimonio en sus manos! No te quedes con esa carga, conquista la victoria y cree que tu matrimonio está en las manos de Dios y ya no está en las tuyas.
Ana oró, derramó su alma delante de Dios, y clamó diciéndole: «Señor, si tú me das un hijo yo te lo voy a consagrar a ti todos los días de su vida». Ella no podía quedar embarazada pero oró y creyó y según señala la Biblia, nunca más estuvo triste.
¡Tú puedes seguir vacío o vacía o puedes conseguir la victoria! Lamento por los que dudan si esta palabra será o no para ellos, te digo que es para ti pero debes creer porque si no crees, no recibes.
Padre, que crean que es creyendo que reciben. ¡Déjale a Dios tu mochila, tu bastón! Padre, llena a tu pueblo con tu bendición. ¡Restaura, restituye, corta las ataduras, sana las enfermedades, corta maldiciones, te lo pido en el nombre de Jesús, amén!
ANEXOS: