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INTRODUCCIÓN
La vida cristiana es una forma de vida extraordinaria. La gente anda buscando vida extraterrestre; pero como dicen algunos, si hubiera extraterrestres, ¿por qué no nos han venido a visitar? Es que no lo han hecho (si existieran) porque nos conocen.
Yo digo que la vida cristiana es extraordinaria y no se compara con nada. Si quieres saber de la vida extraterrestre estudia lo que es la vida cristiana. Esta vida no es natural; es total y absolutamente sobrenatural. Los que no conocen a Dios viven una vida natural; esos son los que no han sido regenerados. Esa es la vida que viven los animales. Pero hay una vida de otra dimensión, sobrenatural; una vida superior. Esa es la vida cristiana. Lamentablemente no son muchos los cristianos que conocen o experimentan la grandeza, el poder, la gloria, la sabiduría y la inteligencia que se mueve en la vida cristiana.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; es por eso que podemos comunicarnos con Dios. El Señor nos dio la capacidad, el entendimiento y el saber que Él existe; que existe un mundo sobrenatural, que existen los ángeles y los demonios. Dios nos dio a nosotros la palabra para hablar y comunicarnos. La ciencia estudia cómo se comunican las ballenas, las abejas, etc. Y a nosotros, Dios nos dio la capacidad de comunicarnos con Él. Los animales no tienen conciencia de la existencia de Dios, ni piensan que existe un Dios; ellos tienen una vida anímica o animal. Esa es la vida natural. Nosotros tenemos una vida anímica o natural como los animales; pero aquellos que hemos tenido la gracia de alcanzar el conocimiento del Dios que creó todas las cosas, hemos sido llamados a ser sus hijos.
En el evangelio según San Juan leemos: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12 y 13). No son engendrados por sexo natural de la unión entre un hombre y una mujer; los que le recibieron, los que creen en su nombre han sido engendrados por voluntad de Dios.
UNA VIDA SOBRENATURAL
La vida cristiana es la vida que experimentan las personas que además de haber nacido de la relación sexual de un papá y una mamá, han sido engendrados por Dios como hijos suyos. Engendrar significa impartir la naturaleza propia al descendiente. Yo no puedo trasmitirle a un hijo mío o a una hija mía, una naturaleza que no sea la mía. Cuando me uní a mi esposa, nacieron dos seres humanos: Cecilia y Viviana, y nada más; porque no les puedo dar algo más allá de mi naturaleza. Los hombre engendran hombres y Dios engendra hijos de Dios; es decir que les imparte a ellos su naturaleza. Y si el cristiano, porque ha sido engendrado por Dios tiene su naturaleza, éste no sólo tiene el derecho sino que también tiene el poder de moverse en la dimensión de Dios aunque todavía viva en un saco de carne y huesos.
La vida cristiana entonces es una vida sobrenatural, cuya dimensión está por encima de lo natural. Por lo tanto, el cristiano, también está destinado a vencer sobre lo natural, sobre toda circunstancia, sobre toda enfermedad y toda mortandad. El cristiano está destinado a vencer sobre toda crisis, sobre toda soledad y todo poder extraño. La Biblia dice que somos más que vencedores. Si eres un hijo y una hija de Dios, tu destino es vencer toda circunstancia y todo mal que se te presente. Tienes que tomar conciencia de que para eso te ha llamado Dios. La vida cristiana está equipada sobrenaturalmente. La vida natural cuenta con los cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato. Ese es el equipamiento de la vida natural; pero además, la vida sobrenatural te equipa sobrenaturalmente; y ese equipamiento le da a la vida cristiana la victoria. Ese equipamiento sobrenatural no es más que el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien habita en nosotros. El equipamiento de la vida sobrenatural es el mismísimo Dios del cielo viviendo en el creyente. El Espíritu que recibió Jesús cuando fue bautizado es el mismo Espíritu que recibe el creyente. Así que no tienes excusas; tú tienes que creer.
En el mundo natural dos más dos son cuatro, las cosas son visibles y tangibles; es el mundo de la razón. El mundo natural es el mundo de los pensamientos, de las ilusiones, de los sentimientos; todo eso reside en el alma del hombre. Es por eso que en el mundo natural las personas se mueven por medio de sus pensamientos y razonamientos; pero en el mundo sobrenatural, el cristiano se maneja más allá de la razón y vive por la fe; como dice la Biblia: “Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17). ¡Se necesita fe para producir las obras de Dios que van más allá de lo natural!
Hoy tenemos que convencernos que necesitamos irremisiblemente una llenura del Espíritu Santo para que se vea que realmente tenemos esa vida cristiana de poder. La palabra Cristo y la palabra Mesías significan: “Ungido”. En la antigüedad se ungían algunas piedras o altares y se ungían algunos utensilios y lugares del templo; también se ungían a los profetas, los sacerdotes y los reyes. Hay muchos ungidos, pero Cristo es “El Ungido del Padre”, el Salvador enviado por Dios. Hago un paralelo; libros hay muchos, pero la Biblia es “El Libro”. Y a Israel se le conoce como “El pueblo del Libro”. Ahora, ¿qué es un cristiano? Es un ungido; una persona ungida del calibre, de la dimensión y de la sustancia de Cristo. Y lo que tú tienes que definir es qué clase de vida cristiana estás viviendo. La vida cristiana es una vida que impacta, es una vida de poder y no conoce derrota; la vida cristiana se sobrepone a toda clase de circunstancias.
Te recuerdo algo que vengo diciendo hace mucho tiempo; vienen tiempos de mucha hambruna en el mundo, tiempos de mucha dificultad. Aun los que han fabricado el virus Covid 19, anuncian que en el año 2021 vendrá un virus peor que éste. Ellos anuncian muerte; sus planes son deshabitar el planeta para vivir mejor. Afirman que efectivamente debe morir mucha gente pero que el mundo va a ser mejor. Ellos se arrogan la decisión de quiénes deben de morir porque según ellos hay miles de millones de “vientres inútiles”, que comen pero que no aportan nada provechoso a la humanidad. Ellos están para aniquilar gente, y que se salven los buenos. Viene hambruna al mundo, se aproxima una anarquía y habrá mucha violencia. Pero Dios nos alienta y nos dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria” (Isaías 60:1 y 2). La medida escasa de vida cristiana que tienes no te servirá dentro de un tiempo; no podrás enfrentar la crisis que se aproxima con la dimensión pequeña de vida cristiana que tienes. ¡Tienes que ser lleno del Espíritu Santo! ¡Tienes que resplandecer y ser luz en medio de las tinieblas!
LA TRANSFORMACIÓN DE SAUL
Hay un personaje en el antiguo Testamento que se llamó Saúl, quien tuvo un encuentro con Samuel, sacerdote y profeta de Dios. En un tiempo en que no había reyes, y Saúl no era nadie; no era profeta ni rey, no era experto en nada y además, según la Biblia era tímido. Y relatan las escrituras que cuando lo andaban buscando para ungirlo como rey, él estaba escondido detrás del bagaje. A sus ojos él era poca cosa; tenía lo que llamamos hoy, baja autoestima como tiene mucha gente. Mas Dios lo eligió para ser rey sobre Israel.
Saúl andaba buscando unas burras que se le habían perdido al padre y pasados muchos días aun no aparecían. Entonces se le ocurrió consultar con el vidente (es así como le decían al profeta), para ver si él sabía dónde hallar a las burras. Y Samuel le dijo: “De las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado”. Pero también le dijo que Dios lo había escogido para ser rey sobre Israel y lo ungió; y según el relato de 1ª Samuel 10:1 leemos: “Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?”
Dios lo levantó como rey cuando no era nada ni nadie. Esto me da pie para decirte que hay quienes planifican su vida cristiana, se proponen hacer esto y lo otro, también intentan dejar de pecar pero no pueden; esa impotencia que sienten no es propia del cristianismo o de la vida sobrenatural sino que es propia de la vida natural. Si luchas con alguna debilidad, lo estás haciendo en el mundo natural. La vida sobrenatural te lleva a tener poder sobre las debilidades. Si el Espíritu Santo está llenando tu vida no eres débil ante el pecado; tú eres fuerte, enfrentas la tentación y tienes la victoria, porque el Espíritu de Dios que está en ti tiene poder contra el pecado y toda fuerza de maldad. Tu problema no es un tema de voluntad sino que es un problema de falta de fe y amor a Dios. Si tú tienes fe, Dios te da la victoria y te llena con su Espíritu Santo.
Samuel le explica a Saúl que se encontrará con varias circunstancias y le dice: “Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre” (1ª Samuel 10:5 y 6).
Yo te profetizo que el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder y profetizarás. ¡Serás otra persona! Cuando el Espíritu de Dios viene sobre una persona, la vida sobrenatural de Dios se manifiesta en ella. Esa persona ya no puede seguir en los mismos planes que tiene, con la misma manera de pensar o las mismas ilusiones, ni con los mismos sentimientos; porque viene el Señor con sus planes y toma el control en la vida de esa persona, la cual no será la misma porque es mudada en otra persona.
Hay cristianos que nunca han recibido el bautismo del Espíritu Santo y hay cristianos que lo han perdido en el camino. El cristiano debe vivir lleno del Espíritu Santo porque Él es quien hace la obra de Dios en el creyente y a través del creyente. Nadie que tenga planes propios puede esperar que el Espíritu Santo lo respalde. Antes de que nacieras, antes de que estuvieras en el vientre de tu madre, Dios ya tenía planes para ti. No le vengas a Dios con tus planes y tus ideas; no le vengas con lo que te gusta o no te gusta. ¡Humíllate delante de la presencia de Dios y pídele en esta hora que te llene con su Espíritu Santo! Hay algunos que le tienen miedo a los planes de Dios; están tan aferrados a sus planes que no quieren que Dios los toque. Dicen cosas como: “Señor quiero tu bendición pero no me quites eso que amo”. O dispone Dios de tu vida o no. ¿Te vas a entregar en las manos de Dios o vas a seguir navegando en tus propias aguas sin Dios en tu barca?
Yo te predico de cosas que yo he vivido. Tuve miedo de que Dios me mandara a hacer lo que no me gustaba o no quería hacer. Pero un encuentro con Dios inevitablemente cambiará tus planes y los destruirá para implantar en tu vida y en tu corazón sus planes. Conozco a uno que era un cristiano y pretendía estar consagrado, este cristiano quería hacer obras buenas y tenía sus propios planes. Ese se llama Jorge Márquez. Yo me crié en la iglesia pero no había aprendido lo que significaba pedirle a Dios que se hiciera en mi vida su voluntad y hacerla. No sabía lo que significaba lo que dijo Jesús cuando enseñó a orar a sus discípulos: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Yo creía que lo que pensaba y lo que sentía, eran cosas que Dios aprobaba. Yo no era un gran pecador en mi propia opinión; simplemente era alguien que quería hacerle ver a Dios lo que me gustaba y lo que no me gustaba. Creía que tenía méritos para que Dios entendiese que mis planes eran buenos. Si hubiera llevado a cabos mis planes nunca hubiera llegado a Uruguay y ser un pastor. Hace treinta años que soy pastor porque vino Dios a mi vida y destruyó mis ideas, destruyó aquello que amaba, y me hizo pastor, cuando yo no quería serlo porque no me gustaba.
Es necesario que decidas si vas a dejarlo a Dios desarmar tus planes. Un cristiano es una persona ungida con el Espíritu Santo para hacer la voluntad de Dios y concretar sus planes en la tierra. ¡Renuncia a ti mismo! Tienes que estar dispuesto o dispuesta a vencer tus temores y a decirle a Dios: “Aquí estoy derriba lo que quieras, destruye lo que quieras. Que yo no sea un estorbo en tus planes, Señor”. El Espíritu de Jehová vino sobre Saúl y empezó a profetizar. Los que lo conocían no lo podían creer. En un instante Dios transformó a Saúl en un profeta. Le dijo Samuel a Saúl: “Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo” (1ª Samuel 10:7). Yo te digo que si el Espíritu Santo está gobernando en tu vida, haz lo que te viniere al corazón, no tengas temor porque Dios te respalda.
¿Aún tienes ganas de hacer lo que se te da la gana? Hay una frase que dice: “Ama y haz lo que quieras”. Esto no significa que hagas lo que se te dé la gana. Si el amor te gobierna no harás nada indebido, porque el amor no hace nada indebido. Si el Espíritu Santo gobierna tu mente, tu voluntad y emociones, no tengas miedo; lo que te viniere a la mano hacer hazlo porque Dios respalda a aquel que está lleno de su Espíritu. Dice la Biblia que el Espíritu Santo nos guía a toda verdad. La verdad es la palabra de Dios y sus caminos; la verdad son los planes de Dios. Leemos en 1ª Samuel 10:10: “Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos”.
¡Fue tremendo lo que pasó con Saúl! Anteriormente señalé que él era tímido; y de pronto estaba profetizando, y dice la Biblia en 1ª Samuel 10:11 y 12: “Y aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas? Y alguno de allí respondió diciendo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se hizo proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?”
Es como cuando Dios levanta a alguien en la iglesia y los demás que lo conocen le dicen: “¡A vos te levantó Dios de pastor!” ¡Dios puede hacer cosas increíbles contigo! No creas que es porque tienes alguna virtud, porque eres un genio o porque tus ideas son buenas; es porque el Espíritu Santo es poderoso para limpiar tu cabeza y tu corazón, implantar los planes de Dios y ayudarte con poder.
MI TRANSFORMACIÓN PERSONAL
A mí me vino la visión de Dios a través del quebranto. Yo no sabía por qué Dios no respaldaba que yo fuera un empresario; estaba fracasando como tal. Mi idea era que si yo tengo a Dios Él me tiene que apoyar y respaldar; pero a Él se le ocurrió no hacerlo. Yo no quería ser pastor porque tenía mal concepto de ellos; y es que en el ambiente que yo me crié se hablaba mal de los pastores. “El pastor tiene que hacer esto”. “El pastor no debía haber hecho esto”. El pastor no se enteraba que hablaban de él, o nosotros no nos dábamos cuenta de que él estaba en conocimiento. Entonces, cuando estamos en una ambiente donde hay personas de lengua floja y hablan mal de los siervos de Dios, uno se contamina y empieza a pensar como esas personas. Yo le dije a Dios: “Pídeme cualquier cosa menos que sea pastor. Yo te voy a servir en lo que tú quieras pero no me pidas que sea pastor”.
Además yo los veía a los pastores como gente fracasada. En el ambiente que me crié el pastor era poquito más que un empleado. Se apreciaba que predicara el día domingo pero que no opinara demasiado de ciertas cosas. Yo no tenía un modelo como para desear ser pastor; y lo otro era que no quería porque no me animaba. Yo enseñaba la palabra de Dios; a mí me daban cristianos a los que les enseñaba la Biblia. Pero que no me dijeran que tenía que salir a buscar pecadores para fundar una iglesia. Entonces le dije a Dios que me pidiera cualquier cosa menos que fundara una iglesia. Yo no me sentía capacitado para ser pastor. Y Dios me mandó a Uruguay a abrir una iglesia. Pero antes destruyó mis ideas y mis planes; y eso me dolió mucho porque yo no había previsto entregarle a Dios mis planes. Yo quería su bendición sobre mis ideas. Y cuando le pedí que sea hecha su voluntad, Él me llenó con su Espíritu Santo, me manifestó lo que quería de mí. Y, ¡oh casualidad! Lo que Él quería de mi era precisamente lo que yo no quería. ¡Pero hoy soy tan feliz de ser pastor! Los años más difíciles de mi vi vida fueron los años de pastorado, pero tengo una vida de poder y de victoria. ¡Soy vencedor! ¡Soy feliz porque veo el respaldo de Dios en mi vida!
LA TRANSFORMACIÓN DE JESÚS
Hay otro al que le pasó lo que a mí. Tenía unos treinta años de edad y todos lo conocían como el carpintero. Él vivía en un lugar llamado Nazaret. Hasta los treinta años de edad no se sabe históricamente qué fue lo que hizo, salvo algún detalle cuando tenía doce años y era que tenía conciencia de que debía hacer la voluntad del Padre. Pero no fue hasta que El Espíritu Santo lo ungió que comenzó a hacer milagros.
La vida cristiana es una vida equipada para la victoria; para el cien por ciento de victoria. Y ese equipamiento es la presencia de Dios mismo en nuestra vida; es el Espíritu Santo llenando nuestra existencia. A los treinta años Jesús fue ungido con el Espíritu Santo, y desde los treinta hasta los treinta y tres desarrolló su ministerio y fue cuando se conocieron los milagros, sus enseñanzas, etc. ¡La Gloria de Dios fue vista sobre Jesús!
Quiero decirte que no será vista la gloria de Dios en tu vida hasta que no seas lleno del Espíritu Santo. La Biblia dice que en Pentecostés había 120 personas orando esperando la promesa del Padre. Jesús les dijo a sus discípulos: “…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Si no hay Espíritu Santo no hay poder, no hay gloria; si no hay Espíritu Santo hay temor y timidez, y cualquier cosa te frena. Algunos dicen que hay algo que no los deja ir a la iglesia. ¡Si no hay llenura del Espíritu Santo no hay poder ni para asistir a la iglesia! ¡Si hay Espíritu Santo no hay demonio, no hay principado, no hay gobernantes ni poder del infierno que te puedan detener! La voluntad y el poder de Dios se mueven libremente en tu vida.
Profetizó Isaías acerca de Jesús diciendo: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (Isaías 11:2). ¡Quién tiene temor de Jehová, la voluntad de Jehová hace! También Isaías profetiza de Jesús, el Mesías lo siguiente: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados” (Isaías 61:1 y 2).
CONCLUSIÓN
De pronto, las cosas que no son muy valiosas para ti comienzan a serlo. Tal vez estás muy ocupado en tus planes que no ves a los quebrantados, a las viudas, a los huérfanos; y no ves a los entristecidos. Pero viene sobre ti el Espíritu del Señor y se produce un cambio en tu corazón. El cristiano es ungido y enviado a predicar. El que no se animaba a predicar ahora lo hace con pasión. Antes te excusabas que la gente era dura y tú no tenías palabra; pero, ¿qué dureza no se ablanda ante el poder del Espíritu Santo? ¡Si es el Espíritu de Dios el que te da palabra! Cuando estás lleno del Espíritu de Dios, ves a alguien abatido y no puedes seguir de largo porque el Espíritu de Dios no te deja, entonces tienes que hacer algo por esa persona. ¡El amor de Dios se apodera de ti!
Un día, en la sinagoga le dieron a Jesús el libro del profeta Isaías para leer y Él leyó: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor…”. Terminó de leer y dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lucas 4:18 y 21).
¿Qué es un cristiano? Es una persona que tiene la vida de Cristo; es un ungido de Cristo. ¿Qué espíritu hay en el cristiano? ¡El Espíritu de Cristo! Sobre el cristiano está el poder de Cristo, la sabiduría del Cristo, la inteligencia de Cristo. No pienses tanto qué vas a hacer y cómo lo vas a hacer; pídele hoy a Dios que te llene con su Espíritu Santo.
“Sopla tu Espíritu Padre, que sea lleno tu pueblo de tu Espíritu Santo y huyan los temores. Que venga tu poder sobre aquellos que tiene fe en ti, sean llenos del Espíritu Santo y venga sobre ellos la sabiduría, la inteligencia, la unción que nos lleva a predicar el evangelio y a socorrer a los quebrantados y a los que están en las cárceles. Imprime sobre tu pueblo tu voluntad, tu poder y tu gloria Padre, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: