VICTORIA EN LA TENTACIÓN El camino a la Vida Eterna - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

VICTORIA EN LA TENTACIÓN El camino a la Vida Eterna

INTRODUCCIÓN

No hay nadie que no sea tentado. Satanás odia al ser humano que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios; sobre todo odia que el ser humano conozca la verdad de Dios. La intención de satanás, es que las personas no conozcan la verdad de Dios o la ignoren, o le den muy poco valor. Estas son tres causas para la tentación.

La palabra de Dios es la verdad. El reino de Dios se sustenta en el fundamento de la verdad y el dueño de la verdad es Dios. Ninguna religión es dueña de la verdad, tampoco los curas y los pastores; los filósofos no son los dueños de la verdad. Los sistemas políticos, ni los estados son dueños de la verdad. ¡Solo Dios es el dueño de la verdad! Todo lo que Dios dice es veraz y Él es el Dios verdadero. Quien camina en la verdad de Dios camina seguro y confiado; tiene luz en su mente y corazón, y tiene lucidez para tomar decisiones correctas. ¿Qué pretende satanás? Que el hombre se distraiga, se pierda, ignore o menosprecie la palabra de Dios y su verdad.

Quiero hacer énfasis hoy en que tenemos la necesidad de conocer la verdad, de amarla, de respetarla y obedecerla. La verdad es aquello que satanás quiere destruir dentro de nosotros. ¿Qué es la tentación? Es el intento diabólico de que la persona hable, haga y tome decisiones fuera de la verdad. Siempre, satanás va a disfrazar la mentira y la hará pasar como si fuera verdad; e intentará que la mentira se vea como algo correcto. Cuando hablo del diablo me refiero a un ser existente y real, el cual menciona la Biblia como: tentador, diablo, satanás, y otros calificativos que describen a este personaje rebelde y malvado, el cual, cuando quiso construirse su propio reino, no pudo robarle los ladrillos de la verdad a Dios. Porque la verdad le pertenece sólo a Dios y satanás ha construido su reino con falsedad, con mentira y engaño; con eso se sustenta su reino y dice la Biblia que no hay verdad en él y que es padre de mentiras.  

TODOS SOMOS TENTADOS

¿Una persona llena del Espíritu Santo puede ser tentada? ¡Sí! Jesús estaba lleno del Espíritu Santo cuando fue tentado. Algo muy importante: debes conocer y amar la palabra de Dios. Su palabra debe morar en abundancia en tu corazón, para que cuando venga algo puedas discernir si es de Dios o no. El que tiene luz, discierne. Quien no tiene luz no puede ver la diferencia entre el bien y el mal. Y el intento de satanás es oscurecer tu mirada y tu pensamiento; y por eso es la tentación. Para que creas que no está tan mal lo que la Biblia afirma que está mal.

Todos los días de tu vida, satanás intentará apartarte de Dios, y uno se aparta de Dios desconociendo lo que Dios quiere e ignorando su palabra que es la verdad. No sólo son tentados los pecadores sino también los no pecadores, aunque todos somos pecadores. Quien afirma que no es pecador entonces no necesita a Cristo ni necesita la salvación porque cree que entra directamente al cielo, pero no es así. ¡Todos somos tentados! ¿Se considera un pecado la tentación? Tú eres hombre y te gustan las mujeres; supongamos que satanás te presenta una “diosa” como se dice, y ella te seduce y tú eres tentado. Si no conoces la verdad estás perdido. Por eso necesitas conocer la palabra de Dios; y su palabra dice por ejemplo: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Santiago 1:12).

Bienaventurado significa dichoso, aunque hay cristianos que cuando son tentados se consideran infelices y desgraciados y se preguntan por qué, y se lamentan que otra vez se sienten tentados. Pero, ¿por qué te viene la tentación? Porque satanás te tienta precisamente en aquello que más te gusta, y el usa tus necesidades y tus debilidades. Entonces te ataca tentándote en esas áreas. Por ejemplo, eres mujer y tienes tres hijos, pero no tienes trabajo y están pasando necesidades porque te falta el dinero para alimentarlos. Entonces alguien te ofrece que ejerzas la prostitución ya que podrás ganar mucho. Tú estás necesitada y satanás te ofrece una salida; por lo que te tienta conforme a tu necesidad. Tú tienes que darle de comer a tus hijos y piensas que Dios te tiene que perdonar porque si no haces eso tus hijos no comen.

Unos 35 años atrás, más o menos, vivía yo en la ciudad de Buenos Aires e hice mi primer ayuno de 21 días, sin comer nada. Estaba decidido a buscar a Dios y me propuse no comer ni beber nada por 21 días. Pero tuve que tomar agua, y a los días me caía de debilidad. ¿Qué pasó en ese tiempo? No había en mi cabeza más que comida; yo pensaba en algún alimento que iba a comer cuando terminara el ayuno. Volaba sobre mi cabeza la pizza, pollo al espiedo, etc. ¡Toda clase de comidas! Yo estaba perturbado porque me habían dado ganas de comer y esa era mi debilidad. Cuando iba por la calle, no me interesaban las ofertas de camisas, de pantalones; no me interesaban las máquinas, ¡nada! Me detenía en los comercios donde había comida. Y mi pensamiento era constantemente la comida que iba a probar cuando acabara el ayuno. La Biblia nos dice que Jesús ayunó 40 días y 40 noches y tuvo hambre. Si tu debilidad es la comida, satanás no te va a tentar con mujeres sino con comida. Es conforme a nuestra concupiscencia, señala la Biblia, que se concibe el pecado. La tentación es el intento de satanás de hacerte pecar; de tomar una decisión fuera de la voluntad de Dios o fuera de su verdad. Dejemos claro que la tentación no es pecado; la tentación es el intento de las fuerzas del infierno de hacerte caer. Pero el Señor te asegura que eres dichoso si estás siendo tentado o tentada, así que soporta la tentación porque cuando ésta acabe, Él te dará la corona de la vida.

EL MOTIVO DE LA TENTACIÓN

¿Para qué viene la tentación? Viene para que sepas que no eres tan bueno, no eres tan fuerte ni valiente. Dice la Biblia en 1ª Corintios 10:12: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”. Ahí donde crees que eres fuerte, ahí eres tentado.

Están los que son tentados para abusar niños; otros son tentados a robar. Hemos tenido gente de mucha confianza en la iglesia que nos ha robado dinero de las ofrendas. Entonces, tu debilidad determina la clase de tentación que satanás va a usar contigo, y es que él te conoce muy bien, de hecho te conoce mejor de lo que tú te conoces. Desde que naces te observa; observa tus movimientos, tus costumbres y lo que hablas. Así como los ladrones observan una casa y están atentos a cada movimiento para ver en qué momento robar, los demonios te estudian desde que naciste. Tu familia no te conoce tanto; los demonios sí.

No debes sentirte una persona desgraciada si viene la tentación a tu vida, porque la tentación tiene que venir. Porque si eres hijo o hija de Dios, tiene que quedar evidenciado que resistes y vences la tentación y no cedes ante ella. Nada inmundo o impuro entrará en el reino de Dios. Por eso, Jesús nos enseñó a orar así: “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Lucas 11:4).

La tentación es para probar si sirve o no sirve el cristiano. Todo lo que se fabrica es probado; algunas empresas no reparan en esto porque no les importa tanto, pero por ejemplo la industria “Mercedes Benz” prueba cada parte, cada motor y cada producto que fabrica rigurosamente. Alguien quiere vender un submarino y lo describe como algo muy seguro; los compradores van a querer probarlo y para ello tienen que hundirlo en el agua. El diablo te quiere meter abajo del agua para verte perder. La tentación es permitida por Dios pero Él no tienta a nadie, y permite que satanás te pruebe. Cuando eres tentado o tentada descubres tu debilidad; tú te creías fuerte pero de pronto te das cuenta que no era así. La tentación viene a dominar a través de tus deseos, de tu codicia o concupiscencia; viene a doblegar tu voluntad y a socavar tus fuerzas, para que tú finalmente cedas y hagas lo que no tienes que hacer. La tentación viene a tu vida de parte de satanás para hacerte errar el camino. Por eso es importante amar a Dios, ya que cuando lo amamos quedamos aferrados a Él y tenemos miedo a desobedecerlo y a ofenderlo. Y si no oramos y le pedimos ayuda difícilmente saldremos de la tentación victoriosos por nuestra cuenta.

DIOS TE DA LA SALIDA EN LA TENTACIÓN

La Biblia afirma que Dios es quien nos da la salida en la tentación. Él permite que seas tentado pero te ayuda y te da la salida cuando tú lo buscas porque es así que te fortaleces en Dios. Leemos en Lucas 4:1 y 2: Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre”. Este pasaje nos muestra que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo cuando fue tentado, y de todos modos, satanás quería saber si lo podía doblegar como lo hizo con Adán y Eva. Dios permitió que tentara a su Hijo. En Mateo 4:1 leemos: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”. Se bautizó Jesús en el río Jordán, vino el Espíritu Santo en forma de paloma sobre Él y lo llenó; y fue llevado por el mismo Espíritu al desierto para ser tentado, no por Dios, sino por el diablo. El relato de Mateo capítulo 4 continúa diciendo: Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:2 y 3).

Uno de los calificativos de satanás es: “el tentador”. Dios te somete a la tentación, por lo que te deja a merced del diablo y de los demonios para que quede demostrado que le amas y acudes a Él por ayuda. Y para que quede demostrado que valoras las escrituras y siempre tienes presente lo que dice la Biblia. Lucas nos relata lo siguiente: “Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. Aquí notemos algo muy sutil. Jesús podría haber pensado: “Yo le voy a tapar la boca a este y le voy a demostrar que soy el Hijo de Dios convirtiendo las piedras en pan”. Este sería un pensamiento lógico. ¿Qué hizo Jesús?  Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4:4).

La palabra de Dios es la verdad, y Jesús tomó la palabra de Dios y con ella confrontó a satanás. Hubo una palabra que salió de la boca de satanás, y hubo otra palabra que salió de Dios. ¿Cuál es la palabra que tengo que obedecer? El cristiano tiene que discernir la palabra de Dios y saber con quién habla; tiene que reconocer si lo que anda dando vueltas en su cabezota es un pensamiento de Dios o de satanás. Los argumentos del diablo no son malos aparentemente, y la mejor mentira es la que más se parece a la verdad. No era nada malo aparentemente, que siendo el  Hijo de Dios pudiera transformar las piedras en pan. Pero Jesús no había venido al mundo para hacer la voluntad de satanás y obedecerlo a él; Jesús vino para hacer la voluntad del Padre y a obedecerlo solamente a Él. Y Jesús sabía muy bien que estaba hablando con el diablo. El hecho es, a quién obedeces, a Dios o a satanás. Y el diablo te puede proponer un lindo muchacho o una linda joven, y te hace el cuento de Caperucita Roja: “Mira que ojos más lindos que tiene. Mira que boca que tiene…”

AMA SU PALABRA: TENDRAS MÁS LUZ PARA VENCER LA TENTACIÓN

Los cristianos tienen que conocer la voz de Dios. Aquel que ama a Dios y tiene comunión con Él conoce su voz. ¡No se equivoca! Jesús decidió que no tenía nada que demostrarle a satanás porque su meta era hacer la voluntad del Padre. Por eso Jesús dijo: Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho” (Juan 12:49 y 50) Y también declaró: Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 6:38).

Entonces el Padre puso esa palabra en el corazón de Jesús a través de su Espíritu Santo, el cual lo había investido; por lo que Jesús declaró con firmeza: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”. ¡Jesús habló la verdad! Dios nunca te va a mandar a hacer algo fuera de la verdad que ya está escrita y que es su palabra. Por eso es muy importante que conozcas la Biblia. Tienes que amar la palabra de Dios y abrazarla.

Continuando el relato de Lucas, dice la palabra de Dios: Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos” (Lucas 4:5 al 7).

La verdad es que Adán le había entregado al diablo la autoridad que él tenía en un principio. Cuando Adán obedeció a satanás, lo puso por autoridad sobre él. Cuando tú obedeces a Dios, tu autoridad es Dios. Él no es tu Señor solo por el hecho de que lo llames Señor; Dios es tu Señor porque lo has puesto como autoridad sobre tu cabeza, y obedeces lo que te dice. Cuando obedeces a Dios, entonces Él es tu Señor. Cuando obedeces a la mentira y cedes a la tentación pones a satanás como tu autoridad sobre tu vida. La autoridad que Dios le dio a Adán, éste se la entregó al diablo cuando el hombre, desobedeciendo a Dios obedeció a satanás. Desde ese entonces, y Jesús mismo lo declaró, satanás es el príncipe de este siglo. Desde ese entonces, satanás ha venido ejerciendo autoridad, tentando y haciendo pecar a las personas en el curso de la historia, para que a cada uno le suceda lo que le sucedió a Adán y a Eva.

Pero se chocó con Jesús y estaba hablando con el Hijo del Dios viviente. No encontró pecado en Jesús pero había que hacerlo pecar tentándolo sutilmente para que Jesús hiciera lo que él le sugería, desobedeciendo a Dios. El intento de satanás en la tentación es precisamente sugerirte que no está mal, o no está tan mal lo que él te dice, lo que pone en tu mente o en tu corazón. Si fuera de Dios, entonces sería perfecto. Le dijo el diablo: “A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”. Aquí sacó a relucir la palabra de Dios; y Jesús esgrime la verdad de Dios según leemos en Lucas 4:8: Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. A Jesús no le interesaba ningún reino o majestad, ni ningún poder que no fuera de Dios. Él estaba sometido al Padre.

¡Ese es nuestro Señor! El que fue tentado en todo, según señala la Biblia, pero sin pecado. Dice la palabra de Dios en Lucas 4:9 en adelante: “Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;  y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”. Seguía usando la palabra de Dios para tratar de convencerlo. Satanás puede tomar la palabra de Dios y hacerte creer que te dice la verdad. Ningún versículo que salga de la boca del diablo es verdad. Si ese mismo versículo sale de la boca de Dios, es verdad. La verdad no es lo que está escrito; la verdad es la palabra que sale de la boca de Dios. No es cuestión de tomar la palabra de Dios a la ligera y decir que Dios te habló. En un campamento de jóvenes, siete chicos se le declararon a una jovencita y cada uno le presentó un versículo de la Biblia por el cual ellos creían que Dios les había dado. Si fuera porque cada uno tenía un pasaje de la Biblia, que aseguraban Dios les dio, la jovencita se tenía que casar con los siete. Tampoco puedes hacer dedomancia con la Biblia. Tú le pides a Dios que te hable, abres la Biblia y con los ojos cerrados paseas tu dedo hasta detenerlo en un punto. Entonces lees: “Y fue Judas y se ahorcó”. “No, esto no puede ser. ¡Padre háblame! Dame una palabra”. Y repites el sistema de dedomancia; y tu dedo se detiene en este punto: “Ve tú y haz lo mismo”.

La verdad es la palabra de Dios. Lo que está escrito en la Biblia es el Logos y hay una palabra de Dios que es el Rhema y es la palabra viva de Dios como la que hoy te da.

CONCLUSION

Repasemos. Todos somos tentados y quien te tienta es satanás. La tentación viene a afectar tu debilidad, o sea que en tus debilidades se manifiesta la tentación, y también en tus necesidades. El diablo aprovecha tus debilidades para hacerte creer que lo que se te presenta es una oportunidad de Dios y te tienta. No importa cuántos años de creyentes tienes, tú no eres mejor que otro. Tú necesitas tener la luz de Dios. No porque tuviste luz de Dios en el pasado entonces crees que tienes a Dios metido en el bolsillo. El Señor quiere estar en tu corazón cada día y guiarte en cada paso. El desea que lo ames con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.

¿Quiénes son más fáciles de tentar? Los que no conocen la palabra de Dios. Tienes que amar la palabra de Dios, tienes que leerla y atesorarla. Mientras menos sepas de la palabra de Dios más fácil te será caer en la tentación. Mientras más comunión tengas con Dios, más fácil será oír su voz.

Abraham fue tremendamente probado. En las civilizaciones idólatras, en casi todas algunos dioses exigían el sacrificio de niños. Como los que hoy exigen el aborto. El aborto es un sacrificio sutil al dios Moloc. Quien amaba a Dios y lo conocía detestaba esa práctica porque sabía que Dios detestaba que los hijos fueran sacrificados a los dioses. Para los que amamos a Dios, el sacrificio de niños es una aberración. Es algo que Dios abomina. Pero un día, Dios le pide a Abraham que le sacrifique a su hijo, su único hijo. Quería que hiciera con su hijo lo que otros hacían con otros dioses. Si no conociera a Dios, Abraham lo hubiera reprendido y no hubiera hecho caso. Es que la lógica era que Dios no le iba a pedir semejante cosa. Sin embargo, tomó a su hijo, tomó la leña, el fuego y el cuchillo y se dirigió a donde se le había ordenado. ¿Por qué Abraham obedeció esa voz? Porque para él era inconfundible la voz de Dios. No fue satanás ni el dios Moloc quien le dio esa orden. Así que estaba dispuesto a obedecer. Cuando estaba a punto de sacrificar a su hijo un ángel lo detuvo y entonces apareció un carnero enredado en una zarza. Y dice la Biblia en Génesis 22:11 y 12, y Génesis 22: 15 al 17: “Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único…Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos”.

Si entiendes que necesitas conocer a Dios; si sabes que estás siendo tentado o tentada; si estás cediendo a la tentación y reconoces que eres débil, tienes que hacer una oración sincera y decirle a Dios: “Señor amado, me presento delante de ti en el nombre de Jesús. Sé que tú me has hablado hoy. Reconozco que soy débil y sin ti no puedo. Sé que no es por mis fuerzas que tendré victoria sobre la tentación. Sopla sobre mí tu Espíritu Santo, te lo pido en el nombre de Jesús. Perdona mis pecados, límpiame Señor. Quiero conocerte Dios. Entra y reina en mi corazón, te lo pido en el nombre de Jesús, para tu gloria Señor, amén”.

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