UNA VIDA POR OTRA - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

UNA VIDA POR OTRA

Si les preguntas a algunas personas qué piensan de la Pascua, enseguida piensan en huevos, conejitos, chocolates; sucede algo similar a la Navidad, donde aparece en escena la bota roja del viejo malo que da regalos caros a los chicos ricos y obsequios baratos a los niños pobres o directamente no les da nada. La gente se regala huevos de chocolate en Pascuas, se desean felicidades pero no conocen bien la esencia de la Pascua, porque los huevos nada tienen que ver con este acontecimiento. Solamente se aprovecha esta oportunidad para hacer negocio, igual que la Navidad.

¿Qué sucedió la semana previa a la Pascua? Leemos en Marcos 14:3 al 9: 3Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. 4Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? 5Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. 6Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. 7Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. 8Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. 9De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”.

Esto sucedió unos diez días antes de Pascua. Una mujer de la que no se menciona el nombre, allí en la casa de Simón el leproso, en Betania, quebró un recipiente de alabastro y derramó sobre la cabeza de Jesús todo el perfume. Señala la Biblia que ese era un perfume de nardo puro; así como hoy en día, en aquel entonces habían perfumes puros y otros truchos. El perfume de nardo era un aceite especial, destilado, que era traído de la lejana India; en aquel tiempo no había aviones así que esa fragancia era muy especial: eran necesarios meses y meses de travesía para hacerse del perfume. Comprar un perfume importado hoy en día es muy común porque es fácil conseguirlo, y a veces me pregunto: ¿Qué será más caro el frasco o el contenido? Uno quisiera que le vendieran un recipiente más barato pero con más perfume y cuando nos perfumamos nos ponemos apenas un poquito para que nos dure. ¡Pero la mujer vació el frasco entero sobre la cabeza de Jesús! Entonces, dice la Biblia que la casa se llenó de ese  aroma.

Algunos se molestaron por esta pérdida; otro evangelio señala que, quien se enojó fue Judas y dijo que se podía vender por trescientos denarios. Un denario equivale a un jornal de un trabajador, así que, el perfume valía el jornal o sueldo de un año de trabajo. ¡Era un perfume costoso! Pero a Jesús no le pareció caro y les dijo a los que estaban allí con Él, que la dejaran porque ella hizo una buena obra y agregó que siempre tendrían oportunidad de ayudar a los pobres, mas la mujer se había adelantado a ungirlo para su muerte. ¡Ella había hecho un gran sacrificio! La Biblia no nos dice que era una mujer rica y aunque fuera así, quebrar un vaso de alabastro con perfume de nardo puro proveniente de la India también era un sacrificio por más que fuese rica. Aparentemente, por el contexto, la mujer no era adinerada, pero lo que importa es que ella hizo un sacrificio y Jesús la honró y honró la actitud que tuvo; el Señor dijo de ella: “En todo el mundo donde se predique este evangelio se hará memoria de ella”. Yo estoy predicando hoy, muy lejos de donde aconteció la escena pero me fascina hablar de esa mujer y saber también que estoy cumpliendo la profecía de Jesús. “9De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella” (Marcos 14:9).

El vaso de alabastro era un recipiente hecho de piedra caliza muy blanca, una roca especial y fácil de trabajar con la cual se hacen muchas obras de arte costosas. Por lo que parece, era necesario romper el recipiente para usar el producto, y se envasaba de una manera que garantizara que ese perfume era puro, con lo cual, al romper el recipiente se despedazaba también la obra de arte. Yo me vuelvo a preguntar: ¿Qué sería más caro, el perfume o el recipiente que lo contenía? ¡Evidentemente ambas cosas eran importantes y costosas!

Otro detalle es que sin el recipiente es imposible retener el perfume y sin el contenido, ¿qué función cumple el recipiente? ¡Ninguno! Yo creo que hay todo un significado espiritual en esto que hizo la mujer por lo que, hay algunos siervos de Dios que han profundizado en este tema y han enseñado acerca del quebranto del hombre, y en esa verdad quiero meditar hoy.

 SOMOS GRATO OLOR DE CRISTO

El apóstol Pablo enseña que nosotros somos un perfume especial de Dios para los que se salvan (2ª Corintios 2:15). Algunos andan escondiendo el perfume porque les da vergüenza, otros prefieren mostrar que son buenas personas y no buenos cristianos. Hay quienes le cantan al Señor sin mencionar la palabra Jesús para no escandalizar a nadie. Es como ese que se quita el anillo de matrimonio y la mujer le pregunta: “¿Por qué te lo quitaste, te da vergüenza estar conmigo?” y él le responde: “No, es que duele el dedo”. Hay personas que quieren ser cristianas pero sin que se note, antes quieren asegurarse que la gente los quiera y después que lo logran les irán entrando, si es que pueden, con el evangelio. ¡No van con Cristo de frente! No son de esos que dicen: “¡Esta es mi esposa, estoy muy orgulloso de ella! ¿Les gusta mi esposa?” Más bien les dicen: “Quédate atrás, no digas nada”.

La Biblia señala que nosotros somos perfume de Cristo y la gente está necesitada de Dios y lo anda buscando pero no sabe dónde encontrarlo; huele por acá y por allá, entonces les ofrecen umbanda, quimbanda, reiki, yoga. ¡Las personas prueban todo pero siguen necesitados de algo especial! Prueban en muchas cosas pero siguen hambrientos y sedientos, continúan vacíos y no saben por qué. Se preguntan qué han hecho para sentirse tan secos y por ahí aparece un cristiano, entonces ellos huelen y notan que esa persona tiene otro perfume. ¿A qué huele esta persona? ¡Huele a Cristo! ¡El aroma les sale por todos lados, por los ojos, por la boca, por la mirada y la sonrisa!

Cuando yo era estudiante secundario quería ser un buen cristiano pero me mostraba yo como persona y la gente decía de mí que era una persona piola, en quien podían confiar, veían que no era mentiroso y por ahí de última descubrían que era evangélico. ¡Yo era una persona bien pero no mostraba a Cristo! Entonces algunos se convertían a mí y no al Señor. Yo les gustaba porque era una persona confiable pero no anunciaba a Cristo, por lo tanto, en toda mi carrera universitaria no gané ni un alma para Cristo aunque era una persona bien.

¿Qué tipo de persona eres tú? Jesús dijo: 32A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33).

La gente está necesitando el perfume de Cristo no el tuyo; la gente hambrienta no te necesita a ti sino a Cristo, y el Señor te tiene que salir por los poros. Después de todo, Él es quien resucitó, Él es el Salvador, nuestro sanador y consolador. ¡Él es el que da vida y vida abundante!

            EL VASO DEBE SER QUEBRADO

¿Y tú que eres? La Biblia dice que somos vasos de barro, lamentablemente no somos de alabastro, mas la palabra de Dios señala que tenemos un tesoro dentro de un vaso de barro; pero aún así, ese tesoro no tendría sentido si no existiera ese recipiente porque es ese vaso, y no precisamente entero sino quebrado, el que deja salir el perfume de Dios. ¡Dios no necesita gente enterita sino quebrada, Él necesita gente muerta!

La única manera de que el perfume de Dios salga de tu interior es que la gente te vea menos a ti pero vea más lo que tienes dentro. Por eso a toda persona que Dios va a usar, primero tratará con ella. Dios, primero va a trabajar contigo, te va a quebrar y después te va a usar. Algunos están muy apurados para que Dios los use, pero Él no te podrá usar si la gente te ve a ti en lugar de Él. La Biblia dice que el que quiera seguir a Jesús debe morir, tomar su cruz cada día. ¡La pregunta es si estamos dispuestos a morir o a ser quebrados! En esta circunstancia en particular, la mujer tuvo que quebrar un vaso caro porque lo importante era el perfume que iba a derramar sobre Jesús y en ese caso, el vaso de alabastro tenía que ser roto.

Pensando en este tema recordé precisamente que en mis primeros veinticinco o treinta años de creyente, y yo nací en un hogar cristiano, me llevaban a la iglesia desde muy pequeño, me crié allí, conocí el evangelio pero no conocí el quebranto hasta que Dios comenzó a tratar conmigo. Yo era de esos que le iba a Dios con planes y le pedía su bendición; yo tenía muchas ideas para Dios, varias veces que me presenté delante de Él, casi se desmayó de las buenas ideas que le presentaba. Me dijo: “Vos sí que tenés buenas ideas, ¡yo me quedé corto!” ¿Dios necesitaba mis proyectos? ¡No!

¿Crees que cuando Cristo te buscó dijo que sin ti no podría hacer nada? ¿Crees que cuando te buscó es porque quería contar con tu astucia? ¿Crees que necesitaba tus ideas y tus planes? ¡Él tiene ideas y planes desde antes que nacieras, no necesita que le vengas con argumentos sino que conozcas el propósito que tiene desde la eternidad! ¡Tú tienes que entrar en sus planes y no Él en los tuyos!

Recuerdo la oportunidad en que tuve que predicar en Monte Beraca después que un predicador les había dicho a unos tres mil chicos que estaban allí: “¡Si tú tienes fe, Dios te dará lo que quieres; si quieres una camioneta cuatro por cuatro roja pídesela con fe y Él te la dará!” Yo creo que ese predicador no sabía qué es la fe ni para qué sirve. Lo que habría que preguntarse es: ¿Para qué querría Dios darte una cuatro por cuatro? Porque si nuestra vida es de Él, nuestro dinero también y todo lo que tenemos sería lógico preguntarse: ¿Qué es lo que Él quiere?

¡La fe es para alcanzar todo lo de Dios! Es para conocer todo lo que Dios quiere hacer en mi vida y en el mundo; no es para mi voluntad sino para la suya. ¡Tengo una revelación para los que quieren tener una cuatro por cuatro y es que Dios tiene una bicicleta dos por dos!

Dios tuvo que luchar conmigo para lograr hacer lo que Él quería de mí porque yo era un vaso de alabastro que no estaba roto. ¿Qué se veía de mí? ¡Solamente lo de afuera! El tesoro estaba dentro pero muy escondido, no importaba mucho, lo que importaba era quien era yo y no Cristo. Primero tenía que ser visto yo y después, cuando yo consideraba conveniente, en algún momento que a mí me pareciera y que no pasara vergüenza les podía mostrar a Cristo pero sólo si se daba la ocasión. Yo no entendía que tenía que quebrar mi vida delante de Él, aceptar la muerte de mi mismo para que la gente pudiera ver la vida de Cristo y no la mía.

¡Dios me llevó al punto del fracaso total! Yo le había dicho: “Señor, quiero que en mi vida se haga tu voluntad” y creía que una empresa constructora era una linda idea que podía consagrar a Dios, así consagraba mi dinero, mi inteligencia y tantas cosas más. Yo era diácono en una iglesia, era una persona importante, de mucho peso, tanto es así que tenía más peso que el pastor; venía de una iglesia donde los que teníamos la última palabra éramos los ancianos y no el ministro, por eso me salí de esa iglesia para ser pastor en la mía propia. ¡¡Ja-ja!!

¿Qué sucedió? Yo amaba muchas cosas de las que son lícitas pero que no estaban en el plan de Dios para mi vida. Es lícito tener una esposa pero es bueno que sea la esposa que Dios tiene para ti, no cualquiera. Era lícito para mí ser el organista de la iglesia, el director del coro ¡y yo amaba ese coro! Hacía tantas cosas que creía, servían a Dios, pero no ganaba a nadie para Cristo. Cuando leía en la Biblia el versículo que dice que uno tiene que llevar mucho fruto yo comenzaba a inventar qué era el fruto; cuando conocí bien la cosa aprendí que las chanchas tienen chanchitos, las perras tienen perritos y los cristianos tienen cristianitos. ¡Y Cristo vino a salvar vidas!

La verdad que quiero enseñar hoy es que nadie podrá servir a Dios, si primero no es quebrado. ¿Qué significa esto? No se trata de que yo sea cristiano y que Dios va a honrar mis pensamientos y mis planes, ¡mentira! Es necesario rendir delante de Dios nuestros planes, nuestras ideas e iniciativas y hacer nuestros sus planes, ideas e iniciativas, que Él ha planificado para nuestras vidas desde antes de la fundación del mundo.

Hoy en día se enseña que Dios te va a ayudar en todo lo que se te antoje si tienes fe. ¡No es así! Dios te ha llamado a su reino donde se hace su voluntad y tú te debes someter a ella, y donde tu gloria es la gloria de Dios. ¡Tus planes no son tus planes sino los de Él! Antes que nacieras, Él ya tenía planes para ti, ya te conocía, por eso te hizo mujer y por eso te hizo hombre; Dios te puso nombre. ¡Te conocía cuando estabas en el vientre de tu madre, cuando tú todavía no tenías planes y ni siquiera pensabas!

Aprendí que Jesús fue el primero en quebrar su vaso de alabastro, fue el primero que se negó a sí mismo, negó su gloria, su poder, su majestad; no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse sino que dejando todo eso por amor a nosotros se hizo hombre y estando en la calidad de hombre se hizo siervo y siendo siervo se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Con esa decisión, Jesús nos demuestra cuánto nos ama. Juan dice que conocimos el amor cuando Cristo murió por nosotros. ¡El verdadero amor se conoce cuando alguien da la vida por otro! ¡Esa es la máxima manifestación de amor! ¡El poder más grande del mundo es el amor! Cuando uno tiene amor, cuenta con una fuerza que nadie puede contener, si no, pregúntale a una madre que tiene un hijo en el CTI o en la cárcel, pregúntale a una madre que tiene un hijo minusválido. ¿Qué mueve a esa madre? ¿De dónde saca sus fuerzas?

Cuando uno no tiene amor, la tarea más liviana se le hace pesada, aburrida, le fatiga, le hastía; por eso tú tienes que cuidar de amar a Dios por sobre todas las cosas. Si lo haces, no te va a cansar ni te va a aburrir servirlo.

Yo le dije: “Señor, quiero que en mi vida se haga tu voluntad”. ¡En cambio hacía la mía y creía que Dios estaba de acuerdo conmigo! Entonces Dios comenzó a contestar mi oración, y su método fue cortar todas aquellas cosas que yo amaba y a las cuales estaba atado; por eso me sacó de San Juan. Allí se escucha una canción que dice así:

 

Ay, San Juan, ay, San Juan, ay, San Juan,
mi tierra querida,
Ay, San Juan, ay, San Juan, ay, San Juan,
por ti doy la vida.
Ay, San Juan, ay, San Juan, ay, San Juan,
por ti es mi canción.
Ay, San Juan, ay, San Juan, ay, San Juan,
de mi corazón.

             “¿Te gusta tanto San Juan? –me dijo Dios- ¡Te lo saco!” ¡Y me sacó de San Juan! ¡Yo creía que mis raíces estaban profundas allí y que nunca me iba a desarraigar! Pero me sacó de mi iglesia que amaba, me dejó sin el pastor que yo amaba, me dejó sin la profesión que yo amaba, me llevó a Buenos Aires y allí andaba como Abraham en el desierto preguntándole: ¿Qué hago yo en este lugar? ¿Cuál es mi iglesia? Yo no tenía iglesia ni pastor, me sentía fracasado y discutía con Dios: ¿Qué pasa Señor? Y Él no me contestaba e iba arrancando una a una las cosas que yo tanto amaba para ver si me quedaba con Él. Me quitó tanto que lo tenía sólo a Él. ¡Yo con Él solos! Lo único que me había quedado era Dios…

Recuerdo un día en especial; no tenía trabajo, no tenía dinero, en mi casa no había alimentos, así que salí de mi hogar a la mañana temprano sin saber qué hacer, huyendo de todo, como solemos hacer los hombres y dejé a mi señora sola con mis hijas. Llegué a una plaza, me senté en un banco, y allí discutí con Dios. Lo único que me había quedado eran mi esposa y mis hijas, y en ese banco de esa plaza le dije a Dios: “¡No te permito que toques la comida de mi esposa y de mis hijas! Yo te he dado mi vida y tienes derecho a tomarla cuando quieras, me puedes matar, si quieres que muera en un ayuno así será pero no tienes derecho a tocar la comida de mis hijas y mi esposa”. ¡Era lo único que me quedaba! Y Dios me respondió: “¿Así que son tuyas? ¡Me quedé seco! Y comencé a cuestionarme si en realidad eran mías o de Dios; entonces Él me llevó a recordar el día en que había hecho una oración en la que le había dicho: “¡Mi familia es tuya! ¡Te doy a mi esposa y a mis hijas!” ¡Yo se las había dado a Dios pero seguía creyendo que eran mías!

Recuerdo muy claramente ese día en la plaza cuando Dios me dijo: “¿Y si yo las quiero hacer morir, qué?” ¡Me estremecí todo! ¡Era lo único que me quedaba! Ya no tenía sueños, no sabía qué hacer con mi vida y en ese momento le respondí: “Dios, son tuyas, puedes hacer lo que quieras”. ¡Me entró un temor profundo en ese instante, porque pensé que me quitaría a mi esposa y a mis hijas! En ese tiempo estábamos mal con Marta, yo estaba sumamente nervioso con la falta de trabajo y de dinero, y con mucha impotencia. Ella me pedía dinero y yo le respondía que ya le había dado el día anterior, pero se había acabado y me enojaba con mi esposa porque se había gastado todo y ella lloraba. Yo le hacía como el judío al que su hijo le pidió dinero: “Papá, ¿me das cien pesos?” Y el padre le responde: “¿Cincuenta? ¿Para qué cuarenta si con treinta te alcanza? ¡Toma veinte y dale diez a tu hermano!” ¡Marta no sabía qué hacer conmigo! Un día me dijo que sería mejor que ella se volviera a San Juan y que yo me quedara allí. ¡Yo sentí un estremecimiento dentro de mí!

Entonces, ese día Dios me derrotó en la plaza y yo regresé a mi casa con la cabeza gacha, arrastrando los pies, con la espalda encorvada, fracasado porque ni siquiera había podido retar a Dios a causa de la falta de alimentos para mi familia. Vivi era bebé y Ceci tenía seis añitos. Yo llegué a mi casa, bien quebrado y no me atrevía a  golpear la puerta porque no le quería ver la cara a mi esposa ni a mis hijas. ¡Era muy duro enfrentar la realidad! Pero junté fuerzas y golpeé la puerta; entonces me abrió mi hija Ceci con una caja de bombones en sus manos, y con una sonrisa me ofreció uno. ¡Le brillaban los ojitos! Asombrado le pregunté a mi esposa qué era eso. Ella me comentó que un pastor que me había quedado debiendo dinero se apareció en mi casa un rato después de que me fui y le pagó la deuda; también ofreció disculpas por haberse demorado en pagar y nos regaló una caja de bombones. ¡Ese día aprendí que Dios cuidaba de mi esposa y de mis hijas mejor que yo! Ese día aprendí que sin Dios no era nada y a Él le basta tomar una persona fracasada, sin virtudes y hacer de ella, alguien valioso. ¡Dios solo necesita tu corazón! Él no quiere tu mirada sino mirar a través de tus ojos; Dios no quiere que tú muevas tus manos, Él quiere moverlas. No quiere que le cuentes de los planes que hay en tu corazón, sino que quiere poner en tu corazón sus planes, pero será inútil que digas que eres un cristiano mientras quieras demostrar que puedes, que sabes. Por eso es que, no toda persona fracasada ha fracasado por sus pecados sino que Dios hace fracasar gente para poder hacer algo con ellos.

Ese día en que me sentía fracasado, nació un apóstol, de ahí salió un pastor. En mis planes no pensaba ser pastor “ni a palos”, como dice el refrán. Por eso digo que no son importantes los planes que uno tiene sino los que Dios tiene. ¡Tú tienes que obsesionarte para que la voluntad de Dios se haga en tu vida! ¡Lo único que vale es que hagas la voluntad de Dios! No importa si te casas o no, si tienes novio o un título, si tienes casa o no, si tienes vehículo o no, ¡nada de eso vale! Lo único que vale es el perfume de Dios dentro de ti. ¡Eso sí es una obra de arte! ¿Quieres el respaldo de Dios? ¡Necesitas tener en tu corazón la voluntad de Dios! ¡Él no respalda planes ajenos sino los suyos propios!

            CONCLUSIÓN

¿Tú quieres conocer el poder de Dios? El poder de Dios es para aquellos que se han sometido a Él, para aquellos que han reconocido que no son nada, para aquellos que se han humillado y quebrado delante de Él y le han dicho: “No más yo Señor, no más de mis planes, de mis caprichos, sea hecha tu voluntad en mi vida, como se hace en el cielo se haga en la tierra.

¿Qué es el vaso de alabastro? Eres tú esa joyita. ¿Qué es el perfume? La gloria de Dios dentro de ti. Esa gloria quedará encerrada si el vaso no se rompe; si no es quebrado no habrá perfume y lo que la gente necesita es lo que está adentro.

No le tengas miedo al fracaso si estás en las manos de Dios. No le temas a nada si estás en sus manos. ¿Estás en las manos de Dios? Si te sientes frustrado porque hay planes que no salen, comienza a decir: ¡Gloria a Dios! ¡Que se pudran todos mis planes! ¿Tienes valor para decir eso o estás temblando, pensando que Dios te quitará esto o aquello? Es hora que empieces a decirle: “Señor, quítame lo que se te de la gana, soy tuyo. Haz de mí conforme a tus planes, a tus propósitos. Llévame de la mano al cumplimiento de tu voluntad.”

Mientras todavía tengas algo de fuerza para luchar por tus planes, Dios no derramará su gloria y su unción en tu vida. Necesita que entiendas que sin Él no eres nada. No tienes que inventar la pólvora porque ya está inventada. No tienes que inventar ningún plan porque Él ya tiene planes para ti. He hablado con personas que me dicen: “Yo tengo miedo, porque si me consagro, seguramente me faltará el alimento”. ¡A estas alturas me río de esas cosas! Porque desde que entré en la voluntad de Dios nunca me ha faltado nada. ¡Dios me ha ido bendiciendo más y más!

Antes le tenía miedo al hambre pero ahora no; antes temía al fracaso, ya no le tengo miedo. ¡En las manos de Dios no existe el fracaso! Y si hay algún fracaso, ¡gloria a Dios! Él debe haber derribado alguna estupidez en mí. ¡Me río cuando algo sucumbe! ¡Gloria a Dios no era de Él! ¡Gracias Padre, se cayó! ¡Estoy en las manos de Dios! ¡Todo lo que se cae es lo que no sirve! ¡Estoy en sus manos, nada puede salir mal! ¡Si algo sale mal es porque así tenía que suceder pero yo siempre voy para adelante! ¡Dios va delante de mío! ¡Él ha marcado mi destino! ¡No le tengas miedo a Dios! Más bien teme a amar demasiado alguna cosa por la que le digas a Él que no te animas. Ten miedo de amar tanto algo por lo que le tengas que decir a Dios: “No puedo, no tengo tiempo. Tú sabes Dios que soy una persona muy ocupada”. Tradúzcase: “afanada, ansiosa por las cosas de esta vida”.

Hoy es un día trascendental para ti porque estarás decidiendo si eres un cristiano de juguete o uno de verdad. Hoy Dios te está confrontando con esa realidad: ¡Debes morir para ser de Cristo! ¡El vaso de alabastro debe ser quebrado! Y cuando sea quebrantado, todos podremos oler el perfume de Dios que estaba adentro.

Dios es un buen alfarero y hará cosas grandes en tu vida. ¡Deseo que conozcas la gloria de Dios! En este punto es donde Él te va a respaldar y hará grandes obras contigo. Tus obras personales son pequeñas, tus planes son cortos, pero los de Dios son eternos. ¡Cuando entres en sus planes verás realmente cosas eternas, verás cosas grandes!

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