TIEMPO DE RESURRECCIÓN

INTRODUCCIÓN

Un virus comenzó a manifestarse en una ciudad de China de once millones de habitantes y hoy se ha propagado en la mayor parte del mundo. Es un virus que produce una afección respiratoria. En apariencia no es diferente a otras afecciones respiratorias; es grave porque se trata de una cepa desconocida. Muchas personas han sido afectadas por este virus, entre las cuales, muchas han muerto. Este flagelo ha afectado ya varias naciones. ¡Qué delicado es el equilibrio de la vida! 

Esto es solo una reseña de las muchas cosas que están surgiendo en el mundo. Hay una gran conmoción en lo económico, en lo social y político, como no se ha visto jamás. También en estos tiempos, la violencia se ha apoderado de las calles. Quiero honrar la memoria de un hermano que iba a trabajar en el área de seguridad en el campamento de jóvenes de Beraca. Su nombre era Roque. Antes del campamento, le quisieron robar la moto y parece que se resistió, por lo que le dispararon cuatro balazos en la cabeza perdiendo así la vida. Nos conmovió la pérdida de este hermano, aunque sabemos que el cielo estuvo de fiesta porque ha recibido a un hijo de Dios. Sin embargo, en su país, Roque ha pasado desapercibido, su muerte no ha sido una noticia importante y no ha salido en la prensa. Un pingüino es más noticia que él. Perdón si llego a ofender con lo que voy a decir, pero si hubiera sido una mujer la que hubiera muerto, los hombres volvemos a ser estigmatizados; perdón a las mujeres, yo nací hombre. Si hubieran matado a una mujer, sería femicidio. Pero como es Roque y nació hombre, no fue noticia. 

Hoy te quiero de hablar acerca de un Dios misericordioso. A pesar de la calamidad que estás pasando, de lo que hayas perdido y lo que estés sufriendo, Dios puede restaurar aun a los muertos. 

EL VALLE DE LOS HUESOS SECOS

El capítulo 37 del libro de Ezequiel tiene como título: “El valle de los huesos secos”. Para mí el título sería: “El valle de la resurrección”; y dice así: “La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera”.

Lo lleva el Espíritu del Señor a un valle donde no sólo hay huesos, sino que esos huesos están secos y en gran manera. “Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová”. De esto sacamos la conclusión de que Dios le habla a cosas inanimadas que no tienen oídos; y esas cosas oyen a Dios. El Señor le preguntó al profeta si esos huesos iban a resucitar y el profeta le señaló que solo Él lo sabía; entonces Dios le dijo: “Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová”. No es la primera vez que la Biblia se refiere a cosas como ésta. El apóstol Pablo habla acerca de Abraham y dice lo siguiente: “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos 4:17).

No sólo Dios le habla a algo inanimado que no tiene vida, sino que también habla a lo que todavía no existe; a algo que todavía no es le habla como si fuese. Si tú oyes hoy la voz de Dios, cosas perdidas y dadas por muertas en tu vida, resucitarán. Dios restaura todas las cosas. Dios regenera y bendice. Nuestro Dios es un Dios que da vida. Hay gente que camina por la vida como muerta, pero también a esos, Dios les da vida. Dice la Biblia en Efesios 2:1 y 5: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”.

Todos nosotros caminábamos por la vida, pero estábamos muertos para Dios. No había en nosotros resurrección, no había esperanza ni vida eterna. Pero, aunque estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, Él nos dio vida juntamente con Cristo. 

La Biblia relata el día en que Jesús se presenta delante de la tumba de Lázaro y pide que corran la piedra que cubría la tumba, la cual era muy pesada. Esa piedra era redonda y haciéndola rodar cerraban la tumba, e insisto, era muy pesada. En esa tumba yacía su amigo Lázaro, muerto de cuatro días. Los velorios son de varias horas porque ha habido casos en que la persona que se estaba velando de repente despertaba, y han ocurrido casos en que enterraban personas que se suponían muertas, pero despertaron en el cajón. Ahora, cuando pasan más de veinticuatro horas y no tiene signos de vida, entonces, definitivamente esa persona está muerta. Si pasan cuatro días ya está frito, porque el cuerpo entró en descomposición. Jesús, al cuarto día fue a la tumba de Lázaro y ordenó que corrieran la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.  

Lloró Jesús ante la tumba de su amigo porque Él tenía sentimientos como nosotros, aunque sabía bien lo que iba a pasar. Dice la Biblia que cuando quitaron la piedra, Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: “Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.  Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!” ¡Y Lázaro se levantó! Se estaba pudriendo, no obstante, escuchó la voz de Dios y despertó. 

Atesora esto en tu corazón; con Dios no todo está muerto ni perdido.Con Dios nada que nos produce depresión y deseos de morir tiene poder como para meternos en el valle de sombra de muerte. Jesús tiene poder sobre todo poder. En el Mar de Galilea se había levantado una gran tormenta y los discípulos estaban atemorizados porque el agua estaba entrando en la barca y se iban a hundir. Jesús estaba durmiendo, entonces, los discípulos lo despertaron: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Marcos 4:38). ¡Las olas y el viento escuchan a Dios! Su voz no es como la voz de un hombre; su voz produce la energía del universo entero. Y toda la creación fue hecha por su palabra, se sostiene y subsiste por su palabra. Pienso en esos que dicen que ya se les fue el amor, que perdonan, pero ya no hay posibilidad de nada. Pienso en aquellos que dan por perdido su matrimonio. Pienso en aquellos que han perdido bienes materiales, trabajos o empresas. Pienso en esos que han tenido que enfrentar rupturas familiares que los han marcado y pareciera que esa herida no va a sanar nunca. Pienso en las personas que han perdido familiares en este tiempo. Al comienzo de este año han violentado a varios policías y han asesinado en Uruguay a dos de ellos; oro para que Dios consuele a sus familias. 

Quiero decirte que Dios tiene poder para restaurar y traer a tu vida esperanza donde no hay esperanza. Dios tiene poder para consolar y para levantar del muladar a los pobres haciéndolos sentar entre los príncipes. No des nada por perdido. Dios te dice: “Yo soy el que resucita huesos secos”.

Jesús salió con sus discípulos de la ciudad de Betania, y tuvo hambre; en el libro de Marcos encontramos el siguiente relato: “Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos” (Marcos 11:13 y 14). ¡La higuera oyó la voz de Jesús! Los árboles, las piedras, los muertos y los huesos oyen la voz de Dios. 

Mi pregunta es: ¿Estás oyendo tu hoy la voz de Dios? ¿Qué has dado por muerto que estás triste y te sientes fracasado o fracasada? El enemigo ha querido robarte la fe y la esperanza, pero Dios hoy quiere consolarte y bendecirte. 

Volviendo al tema de la higuera que maldijo Jesús, la Biblia dice en Marcos 11: 20 en adelante: “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios”. ¡La palabra de Dios es poderosa! En un instante, Dios puede sacarte de una situación difícil a la victoria que no imaginabas. La Biblia dice en 1ª Corintios 2:9: “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. ¡Qué alegría poder decir que Roque está en las manos de Dios! Porque nosotros hemos creído en el poder y en la palabra de Dios; es que nos da alegría creer lo que la palabra de Dios dice. ¡Nos deleitamos en sus promesas! No nos dejamos amedrentar por las circunstancias; nos alegramos con las promesas de Dios. Dijo Juan: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:25). ¡Me alegro por Roque! ¡Ha dejado de sufrir en esta tierra! ¡Está en la presencia de Dios! Nosotros nos entristecemos y lloramos, y a veces nos deprimimos; pero Dios tiene cosas preparadas para nosotros que ojo no vio ni oído escuchó, ni se ha manifestado en el corazón de los hombres. 

El pasaje de Ezequiel 37 es fundamental para esa época; atiende a loque le dijo Dios a Ezequiel: “Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”.

Para los que no saben, esta profecía se ha cumplido en nuestros días literalmente; es una profecía acerca del pueblo de Israel, que el profeta Ezequiel narra así: “Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová” (Ezequiel 37: 11 al 14).

Todos sabemos que durante dos mil años no existió un estado de Israel, no existió la nación de Israel; han sucumbido imperios como el egipcio, el griego, el romano; han dejado de ser, pero el estado de Israel fue proclamado como nación en el 14 de mayo de 1948. Por dos mil años ellos fueron huesos secos y secos en gran manera. Al comienzo del siglo pasado no tenían esperanza de volver a su tierra, pero Dios encaminó todas las cosas; y comenzaron siendo cuatrocientos mil, pero hoy en día son nueve millones y medio. Son una multitud grande en extremo. El Señor ha soplado su Espíritu sobre ellos y ellos están viviendo. Es importante que oigas y que creas. Dios me ha mandado a decirte: “Recibe esperanza. Recibe vida. No te desanimes, no te detengas ni retrocedas. Tu Dios es grande y tiene un galardón para ti”.¡Dios tiene un galardón para los que le aman! Para que algo resucite primero debe estar muerto. 

Algunos jóvenes que viven en los hogares de Beraca, en su corazón habían enterrado a sus padres y dijeron: “Nunca los voy a perdonar”. Hoy han perdonado a su padre y a su madre, y surgió la vida. Le pregunté a uno de ellos: “¿Qué pasa si su padre se te presenta en este momento? ¿Lo podrías abrazar?” “Sí, claro que lo voy a abrazar”, me respondió el joven. Un joven en particular, tuvo tantos conflictos con su padre que comenzó a albergar odio en su corazón, entonces, estando en la droga, el dueño de una boca de venta de drogas le dio un revolver, y lo primero que se le ocurrió a este muchacho fue buscar a su padre para matarlo. Cuando fue a la casa de su padre le apuntó con el arma, pero la bala no salió. Llegó a un hogar de Beraca con tanto odio en su corazón y un deseo ferviente de verlo muerto a su padre. Es un joven que amamos, a quien Dios ha tocado; muy tímido, pero creo que él va a ser un gran predicador. 

Una jovencita le escribió una carta a su papá reprochándole cómo él había sido con su mamá y toda la familia. Una carta por demás triste de una hija de quince años, que le reprochaba a su padre el haber dejado la iglesia y haberse alejado del Señor cuando Él lo había rescatado de la basura. Cuando este hombre recayó en su pecado, no sólo se alejó de la iglesia, sino que también abandonó a su familia. Ahora está viviendo en la calle, peor que lo que había vivido antes de tener un encuentro con Jesús. La chica estaba decidida a volver a la iglesia y a asistir al campamento de jóvenes. Resulta que la habían becado y estaba inscripta como acampante. Pero en un viaje de moto con su novio, chocaron y los dos murieron. Esta jovencita de quince años, perdió primero a su papá y después perdió la vida. 

Yo soy de los que cree que la sangre de los que mueren en el Señor es semilla de restauración y de bendición. Yo me niego a creer que eso es una maldición y que todo termina ahí. ¡Yo creo en un Dios que resucita muertos! ¡Yo creo en un Dios que resucita la esperanza! No importa cuán turbado estés. No importa cuánto mal haya a tu alrededor. Lázaro estaba bien muerto pudriéndose, sin embargo, oyó la voz de Jesús. ¡Oye hoy la voz de Jesús! ¡Levántate y resplandece porque ha venido tu luz! 

Continúa narrando Ezequiel: “Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”.

CONCLUSIÓN

Te ha estado distrayendo el diablo con situaciones que te han entristecido, que te han robado la paz y te quitaron las ganas de vivir. Me encuentro con creyentes que entran en estados de depresión y hasta desean la muerte. Pero he visto que cada vez que el Espíritu Santo sopla sobre alguien así, son vivificados. Creyentes que durante muchos años jamás han podido sonreír, ahora se alegran. ¡Dios resucita! ¡Dios libera! ¡Dios bendice! ¡Dios restaura! 

“Señor, hoy te pido que resucites la esperanza muerta, que resucites sueños perdidos. Haz revivir esos matrimonios que ya han sido disueltos. Haz renacer el llamado que un día fue por una misión divina que ha sido enterrada. Desentierra la visión Señor, te lo pido en el nombre de Jesús. Resucita la esperanza, resucita el consuelo. Quita el agobio, quita el cansancio. ¡Tú eres Dios! Tú eres quien le dijo a la tormenta: “¡Calla y enmudece!” Tú eres quien le dijo a Lázaro: “¡Lázaro, ven fuera!” Tú eres nuestro Dios y hoy invocamos tu nombre”. 

Hay personas fracasadas que de tanto fracaso ya no quieren nada con la vida. No creen que vayan a tener victoria. Pero yo hoy les hablo en tu nombre Jesús y les digo: “¡Levántate y cree!” 

“Sopla Espíritu de los cuatro vientos y entra en ellos. Trae esperanza y consuelo, Señor”. En un tiempo soñabas, pero ya no lo haces. En un tiempo creías, pero ya no crees. En un tiempo decías que lo ibas a lograr, ahora dices que nunca vas a lograr nada en la vida. Dios hoy te dice: “Cierra tu oído para no escuchar la voz del maligno, para no escuchar la voz de la muerte ni del fracaso y oye hoy mi voz. Hoy soplo mi Espíritu sobre ti y te doy vida. Te levanto y quito la opresión de tu vida. Serás una persona victoriosa”.

¿Qué habrá que te pueda detener si Dios habló? No te enojes con Dios por lo que ha sucedido. ¡No hay otro a quien ir! No hay quien tenga poder y sea tan misericordioso como nuestro Dios. ¡No hay otro que levante muertos! ¡Sólo Dios!

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