Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
INTRODUCCIÓN
Ester era una doncella judía que se casó con el rey Asuero, o Artajerjes 1º, rey de Media y Persia. Cuenta la historia en el libro de Ester que había un hombre llamado Amán, un príncipe con una posición privilegiada cerca del rey. Tal era su posición que en el palacio había una silla para cada príncipe, pero éste tenía una silla especial, y el rey había dado la orden de que cuando pasara Amán todos debían postrarse ante él y honrarlo. Pero había un tal Mardoqueo que era judío, y dice la Biblia que él no obedecía la orden del rey. ¿Hay que obedecer la orden del rey? ¡Sí! Siempre y cuando no haya una ley superior; la orden de Dios. Dijo Dios: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Deuteronomio 5:7 al 10). También dijo: “A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo” (Isaías 8:13).
¡No le temas a nada! ¡Ten temor de Dios! El temor de Dios te aparta del mal; el temor de Dios atrae el favor del rey sobre ti.
TIEMPLOS PELIGROSOS
Me imagino a Amán caminando hacia el palacio y un montón de gente que sabiendo la orden del rey, se postraba cuando él pasaba, pero Mardoqueo se quedaba de pie. Entonces, uno de los siervos de Amán le dijo: “Che, ¿has visto que éste no se inclina delante de vos?” “¿Ah sí?” dijo Amán. “Averiguame de dónde es”. “Es del pueblo judío”, afirma el siervo. Comenzó entonces a maquinar Amán contra Mardoqueo; y le resultó poca cosa tramar contra él, entonces comenzó a tramar contra el pueblo judío. Lo que no sabía Amán era que la doncella que el rey había deposado era judía, prima de Mardoqueo, quien la crió.
Dice la Biblia en el libro de Ester, capitulo 3, versículo 6: “Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo”. Entonces, Amán le dijo al rey: “Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir. Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey. Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos” (Ester 3:8 al 10).
Amán elaboró un decreto del rey, en el cual estableció un día en que había que exterminar a todos los judíos de todas las naciones que estaban sometidas bajo el poder del imperio medo-persa. La orden era exterminarlos y quedarse con todos sus bienes. A todo esto, Mardoqueo y todos los judíos se enteran de ese decreto. Leemos en Ester 4:3: “Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos”.
Era un tiempo como el que nos toca vivir ahora a nosotros con el covid-19. Esto es peor que el imperio medo-persa; el planeta entero está de rodillas bajo el poder de un virus microscópico. Y los datos por muerte de este virus son exagerados. Argentina, un país que no está bien, tiene dos mil doscientos muertos por el covid19; eso es el 0,009946 por ciento de la población de Argentina. Cualquier otra enfermedad ha matado más gente. Con esta pandemia han desestabilizado al mundo y han postrado a las naciones. Dice este pasaje de Ester que a donde llegaba el decreto, los judíos ayunaban, lloraban y se lamentaban. ¡Era terrible! Se había decretado un día en que cualquiera tenía derecho a matar judíos. Esto ha sucedido varias veces, como en el holocausto de la segunda guerra mundial. Sin embargo, hasta hoy Dios los ha sostenido. Leí en una publicación acerca de la estrella de la bandera de Israel, la estrella de David, que han cerrado cuentas de Twitter de cristianos como de judíos que tienen la foto de la estrella de David, porque por lo visto, es un símbolo de odio.
TIEMPOS DE AYUNO y ORACIÓN
Lo cierto es que se había establecido una atmosfera de luto, de muerte, de miedo, como está ocurriendo con el covid-19. Yo no niego que haya muertos por causa del virus. El Covid está matando mucha gente, y toda gente que muere es valiosa; pero hay más muertes por otras afecciones. No obstante, no temeremos, aunque la tierra sea removida y los montes se traspasen al mar. ¡Dios es nuestra esperanza!
Ester 3:13 dice: “Fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes”. Logró Amán, con el consentimiento del rey redactar el decreto y sellarlo con el anillo real. ¡Se sentía poderoso! Pero cuando él entraba al palacio, todos se arrodillaban y Mardoqueo se quedaba parado. Mardoqueo había decidido honrar a Dios y sólo se iba a postrar delante de Él.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump parece un loco suelto, pero dijo algo recientemente, que me estremeció. Él ha declarado: “No nos postraremos delante de nada; solamente nos postraremos delante del Dios Todopoderoso”. ¡Esa declaración es su salvación! No te postres delante de ninguna enfermedad. Póstrate delante de tu Dios Todopoderoso. Hoy te traigo palabra de esperanza, en el nombre de Jehová de los Ejércitos. Te traigo palabra de sanidad. La Biblia dice: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina” (Salmos 107:20). Te traigo hoy palabra de salvación de parte de Jehová de los Ejércitos. Te digo que Dios te ama, y a pesar de todo lo que está sucediendo, el Señor te esconde debajo de sus alas.
Le llegó a la reina Ester la noticia de que iban a exterminar a su pueblo, y Mardoqueo le manda a decir: “No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” Y en respuesta, Ester le manda a decir: “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca. Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester” (Ester 4:13, 14, 16 y 17).
El protocolo decía que nadie podía presentarse delante del rey si no era llamado, y solamente se le perdonaba la vida si el rey levantaba el cetro y autorizaba a la persona. Mas Ester decidió arriesgar su vida por su pueblo y fue a buscar el favor del rey. El rey estaba entre su esposa muy amada y un príncipe muy amado, su mano derecha. Entonces, la reina entra en la presencia del rey y cuando éste la vio obtuvo gracia ante sus ojos y le extendió el cetro. Leemos en Ester 5: 3 y 4: “Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará. Y Ester dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey”.
Pero Ester no le refirió nada del asunto al rey ese día, sino que lo invitó a otro banquete, al día siguiente. Dice la Biblia: “Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo…Y añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey. Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. Y le dijo Zeres su mujer y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca” (Ester 5:9 y 12 al 14). Cincuenta codos vendrían a ser veinticinco metros, más o menos.
Entonces, se presentaron el rey y Aman en la cena en el segundo día, y dice la Biblia: “Mientras bebían vino, dijo el rey a Ester: ¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada. Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable. Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto? Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina. Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey. Después el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán. Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella. Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey” (Ester 7:2 al 10).
CONCLUSIÓN
La conclusión en todo esto es que Dios siempre tiene una salida. Dice el Señor: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11). Alégrate porque no se están llevando a cabo los planes del diablo sobre tu vida, sino que se llevan a cabo los planes de Dios. Yo he visto la mano de Dios durante la cuarentena. Me gozo en predicar y no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Más importante que lo que está aconteciendo en el mundo es lo que Dios está haciendo. Dios está atrayendo hacia sí a su iglesia. Dios levanta un pueblo que le ama y le adora en medio del caos que hay en la tierra. Los gobernantes y los científicos del mundo están confundidos, pero los hijos de Dios estamos confiados como un león. Los planes de Dios se llevan a cabo aun en medio de la oscuridad que enfrenta el mundo. ¡Dios puede hacer luz de las tinieblas! ¡Dios puede sacar vida de la muerte! ¿Qué es lo que no puede Dios? ¿Es tu Dios? ¿Está puesta en Él tu esperanza? Hay malas noticias, más nosotros tenemos fe y esperanza. Tenemos promesa de Dios en el Salmo 91 que dice: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada” (Salmos 91:1 al 10).
Esta palabra es para los que creen. No importa lo que suceda si Dios está moviendo su mano a tu favor. ¡Que tu fe no decaiga!
“Padre, haz libre de todo engaño y toda mentira a tu pueblo; destruye todo complot contra ti y contra tu ungido. Se han levantado las naciones y los sabios de la tierra y maquinan contra ti y contra tu ungido. Llena tu pueblo con tu presencia Dios. Que tu pueblo tome conciencia que tienen un Padre que cuida bien de sus hijos y no faltará bendición para ellos. Dale a tu pueblo fe para arrebatar las promesas Padre. Yo proclamo que tu mano se mueve en medio de la pandemia que aqueja al mundo. Tus planes se llevarán a cabo y ni satanás los podrá frenar; ni las enfermedades, ni la miseria, ni la falta de trabajo. Arranca todo temor de las vidas Padre, en el nombre de Jesús te lo pido. Arranca la angustia, la impotencia y la soledad. Venga sobre tu pueblo tu paz. Llévate toda carga, Dios. Que tu pueblo reciba revelación acerca de lo que han vivido en su niñez, su adolescencia o su juventud, y que está estorbando en la relación que tienen contigo; vivencias que han provocado rechazo, odio, violencia. Que las personas puedan acercarse a ti y confesar sus pecados porque no pueden pretender tener esas cosas en sus vidas y que tú les llenes. Sopla tu Espíritu de poder sobre tu pueblo Padre, te lo pido en el nombre bendito de Jesús, amén”.
ANEXOS: