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SU ESPÍRITU ALUMBRA TUS TINIEBLAS

INTRODUCCIÓN

Quiero hablarte acerca del proceso que sufre una persona antes de encontrarse con Cristo y qué es lo que sucede después de ese encuentro.

El ser humano tiene ciertos elementos que utiliza para discernir la verdad, para tomar decisiones y hacer lo que hace, que son los razonamientos, las ideas, los pensamientos, la lógica y por otro lado están las emociones. Las dos cosas que mueven el alma del hombre son las emociones y los razonamientos. Lo que sucede con la persona, es que al haber pecado, su alma queda atrofiada o bajo oscuridad para entender la realidad, o sea que queda en tinieblas, de tal manera que lo que ve, percibe u oye lo entiende en función de cómo actúa su intelecto y sus sentimientos. Cuando el hombre peca, sus sentimientos y sus razonamientos quedan distorsionados y cuando ve la verdad, lo hace desde la perspectiva de su alma y emociones; frente a una misma circunstancia las personas reaccionan de diferente manera y tienen distintos sentimientos. Digamos que la razón del hombre no es como un metro patrón que puedes aplicar en diferentes lados; la razón y las emociones varían de persona a persona, de tal manera que frente a una misma situación cada uno toma diferentes caminos porque cada uno ve de acuerdo al grado de contaminación que tiene su alma. ¡El pecado introduce en tinieblas al alma! Por lo que es necesaria otra luz que no sea la razón y los sentimientos, y la única luz verdadera, proviene de Dios.

HOMBRE ESPIRITUAL Vs HOMBRE CARNAL

El proceso de regeneración del ser humano y de salvación del hombre consiste en el hecho de traerlo bajo la autoridad del Espíritu Santo. El incrédulo toma decisiones y hace lo que hace, basado en sus razonamientos y sentimientos pero el hijo de Dios cuenta con su luz y con su verdad que viene por revelación del Espíritu Santo a nuestro espíritu. ¡El alma debe someterse al espíritu! En el hombre natural, el alma somete al espíritu y en el proceso espiritual el espíritu somete al alma; entonces, una cosa son las emociones y las razones fundamentadas en el pasado y en la experiencia de lo que uno vivió, escuchó, vio o estudió en la universidad. Hay una gran diferencia entre esto último y la luz que viene cuando Dios alumbra y te muestra su perspectiva acerca de una circunstancia.

Muchas veces el creyente tiene una mezcla y no discierne bien lo que proviene del alma y del espíritu. El hombre espiritual discierne y entiende las cosas así como Dios lo hace; en cambio el hombre carnal a veces la pega y a veces no; digamos que el hombre carnal es una lotería. Jesús dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Hay pensamientos y sentimientos que son nacidos del Espíritu, por otro lado, hay pensamientos y sentimientos que son nacidos de la carne y ambas cosas tienen distinta naturaleza.

¿Cómo hace una persona para llegar a ser espiritual o cómo hace Dios para atraer a las personas, sacarlas del mundo natural y colocarlas en la dimensión de lo sobrenatural o espiritual? El problema más grande del hombre es el pecado; el pecado oscurece la razón y los sentimientos. Una persona dijo que no quería hablar conmigo porque me tenía miedo y yo quiero decirte que el miedo no es de Dios. No es que yo te meto miedo sino que el miedo te domina; el miedo es un sentimiento. Algo provoca temor sobre las personas, porque donde reina y gobierna el Espíritu Santo no hay temor y la Biblia señala que el perfecto amor echa fuera el temor. El hombre espiritual no tiene esos sentimientos de temor o más bien, cuando vienen esos sentimientos hacia él, los rechaza porque el amor de Dios y la fe en el Señor son las armas que lo mantienen libre de temor.

Lo mismo sucede con la vergüenza, otro sentimiento que no es de Dios; ésta es una forma de temor que te deshabilita o impide hacer determinadas cosas. El hecho que marcó lo que yo te estoy planteando sucedió en el Edén, cuando el hombre vivía en libertad, feliz, lleno de paz y de amor;  la presencia de Dios estaba en el jardín del Edén por lo que Adán y Eva disfrutaban de su presencia.  A lo largo de mi carrera pastoral he conocido muchas personas que le tienen miedo a Dios. Todo funcionaba bien pero a causa de la desobediencia o por causa del pecado, porque puede ser desobediencia, rebelión, mentira, engaño, adulterio, aunque en el caso de Adán y Eva fue desobediencia ya que desobedecieron a Dios comiendo del fruto que no tenían que comer e inmediatamente sus razonamientos y sentimientos cambiaron. El pecado genera sentimientos y pensamientos que responden a su dominio. Después de que Adán y Eva desobedecieron y pecaron, al sentir la presencia de Dios en el Edén tuvieron miedo y se escondieron. Ellos nunca habían sentido miedo hasta ese momento, nunca se habían escondido de Dios, al contrario, siempre corrían a su encuentro y era un placer para ellos dialogar con el Señor pero ahora sentían miedo. ¿Entiendes que el pecado cambia los sentimientos y los pensamientos? Dice la Biblia en Génesis 3: “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”. Se escondió excusándose que estaba desnudo pero siempre habían estado desnudos y no sentían vergüenza, entonces se cubrieron con hojas de higuera, no vaya a ser que Dios vea algo pero  lo ve todo.

¿Y qué hace el Señor? Atrae a las personas por medio de la predicación de la palabra. Este mensaje llega a ti porque Dios te ama y quiere hablarte y Él atrae a las personas con lazos de amor. El Señor hace cosas increíbles con tal de alcanzarte; mueve voluntades para atraerte y para colocar su palabra en tu corazón, así podrás tener luz y entender. Cuando llega la palabra de Dios a tu vida, también llega la verdad y esa verdad es conocimiento puro y perfecto. ¡La verdad es revelación de Dios! Una persona puede estar en oscuridad por causa de su pecado pero Dios opera de tal manera que con su palabra comienza a mover su voluntad y sus emociones, entonces esa persona se interesa por las cosas de Dios y no es que sea espiritual porque ninguna persona es espiritual, sólo después de haber sido tocada y transformada por el Señor, porque antes de eso es carnal. La palabra de Dios comienza a despertar algo en su espíritu y esa persona comienza a entender la verdad de Dios y se da cuenta que lo que entendía antes estaba mal y lo que pensaba estaba mal; antes le echabas la culpa a tus padres, a Dios y a las circunstancias, y la pura verdad es que tú no tenías luz para tomar decisiones y lo que hacías no era correcto. Te metiste con el hombre equivocado, con la mujer equivocada; te metiste en el negocio equivocado, comiste lo que no tenías que comer, bebiste lo que no debías beber. Te drogaste buscando satisfacción pero la droga te arruinó la vida. Cometiste pecado y quedaste embarazada y para tapar tu pecado abortaste, cometiendo el peor de los crímenes. ¡El aborto es el peor de los crímenes! Ni yo, ni Dios te acusa, pero sí el Señor te está trayendo a memoria la verdad. ¿Por qué digo que el aborto es el peor de los crímenes? Porque se combate a los criminales pero no se combate a la inocencia. Se combate a un ladrón o a un asesino pero no se lucha por el hijo de las entrañas, quitándole el derecho a vivir, algunas veces porque estorba y eso es un mal sentimiento. La mujer cree que ese hijo le va a arruinar la vida o tiene que tapar ese error a los ojos de la familia o de la sociedad. El hombre siempre trata de tapar su pecado y miente acerca de su verdadera situación.

Quienes asisten a los encuentros se encuentran en la disyuntiva de si confiesan o no sus pecados y es que hay una fuerza que les dice que no lo hagan porque su imagen se va a derrumbar, saldrá avergonzada y ya nadie la querrá o piensa que lo van a echar de la iglesia, entre otras cosas. Lo que pasa es que el diablo está desesperado porque los cristianos se guarden sus pecados y es que la única manera en que satanás puede dominar a un creyente es logrando que éste tenga bien escondidos sus pecados. La mentira es el ingrediente más importante de todo otro pecado; quien roba miente, quien adultera miente, etc. Por lo tanto el pecado tiene que quedar bien taponado o justificado con mentiras. Por ejemplo cuando dicen: “Lo hice por culpa de…” Mas Dios quiere que de una vez por todas dejes salir el pecado que hay dentro de ti. El método de Dios para perdonar es atrayéndote a través de su palabra hacia el hecho de que tengas luz acerca de tu pecado porque es ese pecado lo que te mantiene en oscuridad y lejos de una buena relación con Dios. El Espíritu lucha para que confieses tu pecado pero el demonio lucha para que te lo calles. El método de Dios es entonces hablarte y atraerte, mostrarte y convencerte acerca de tu pecado y espera que tú te arrepientas y lo confieses.

EL ESPIRITU SANTO ENGENDRA NUEVA VIDA

¡Lo más importante que puede sucederte es que la sangre de Cristo te limpie de todo pecado! Cuando una persona llega al punto de venir con su pecado delante de Dios y le pide perdón, Él que es un Dios grande en perdonar, misericordioso y piadoso lo limpia, y en ese instante, el poder espiritual del pecado suelta tu vida y ya no te puede subyugar porque pierde su poder. ¡La muerte pierde su poder porque el pecado es muerte! Jesucristo declaró que el que hace pecado es esclavo del pecado porque éste esclaviza a las personas. No es que tú tienes pecado sino que el pecado te tiene a ti.

Surgen muchos sentimientos cuando hay pecado y te pregunto: ¿Tienes sentimientos o los sentimientos te tienen a ti? Tienes amargura, angustias, tristezas y no te puedes librar de ello; tú tienes odio desde tu perspectiva, te han herido de tal manera que dices: “Es difícil perdonar. No puedo perdonar, no quiero…” El día que el Espíritu Santo llene tu vida, no podrás no perdonar. ¡La fuerza del perdón brotará de tu interior! ¡El amor emanará de ti! El día que el Espíritu Santo llega a tu vida, tus sentimientos, emociones y pensamientos cambian. Antes odiabas a tu padre porque abusó de ti pero ahora que el Espíritu Santo está en tu vida, tú dices: “Pobre papá, se va a ir al infierno. ¡Tengo que orar por él! Papá te perdono y te bendigo”. ¡Sale solo de adentro porque no es poder humano, es poder divino lo que fluye de adentro! ¡No es difícil, es fácil! No perdones con la carne porque no sirve para nada, como los cónyuges que se perdonan y después cuando surge una pela sacan a relucir todo de nuevo. Dios te dice que no te acuerdes de las cosas pasadas porque Él quiere hacer algo nuevo. 2ª Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. ¿En virtud de qué una persona se vuelve espiritual? Aunque uno no se vuelve espiritual sino que es el Espíritu de Dios el que nos hace espirituales. ¿Pero en función de qué? En virtud de que, en el mismo momento en que tus pecados son perdonados y quedas limpio, Dios te declara santificado, justo y puro como si nunca hubieras cometido ninguna falta. En ese instante el Espíritu Santo engendra una nueva vida espiritual dentro de ti. ¡Es vida nueva! Jesús le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.

Para ser espiritual, para pensar como Dios piensa y sentir de la manera que el Señor siente las personas necesitan tener vida espiritual. Tu padre y tu madre te han legado una herencia natural pecaminosa y contaminada y tú tienes la naturaleza de ellos. Nunca una mujer dio a luz un caballo; cada persona hereda el género, o la naturaleza que tiene su papá y su mamá, por lo tanto ésta es humana y terrenal. Pero el que es nacido de Dios tiene una naturaleza divina, es la naturaleza de su Espíritu viviendo en la naturaleza corrompida del hombre; naturaleza perdonada, limpiada y santificada. Comienza entonces una nueva existencia para aquel que cree. El evangelio es sencillo, no te esfuerces en cambiar, dale tu corazón al Señor y Él cambiará todo. ¿Cuánto podrás mejorar tu carne? ¿Podrás consagrarla para que se vuelva espiritual? ¡No! ¡No te esfuerces en querer cambiarla por tus propios medios! Tienes que aprender a diferenciar estas dos naturalezas, conocerlas e inclinarte por la naturaleza divina. A esto se le llama negarse a sí mismo e ir a la cruz. El alma es el centro del yo, mas Cristo te dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. ¡Niega tu yo y sométete al Señor! Jesús no pide que hagas algo que Él no hizo, ya que se hizo hombre negándose a sí mismo, sometiéndose a la voluntad del Padre la cual era la cruz. Aunque el Señor se arrodilló y gimiendo oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. En otras palabras, Jesús le dijo al Padre: “Yo te pido que no me lleves a la cruz, tú debes tener otro plan”. Pero Dios no tenía otro plan, entonces Jesús se rindió a la voluntad del Padre. El Señor se negó a sí mismo por eso Dios lo exaltó, porque fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

El título que tiene el Salmo 51 es: “Arrepentimiento y plegaria pidiendo purificación”. Lo más importante es que después de haber escuchado la palabra de Dios venga sobre ti convicción de pecado, o sea, que no te resistas a la voz del Espíritu Santo. Leemos entonces en el Salmo 51: “Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta”.

Este Salmo, David lo escribió en un evento muy significativo de su vida. En la época en que los reyes iban a la guerra, David mandó a su general al frente del ejército y él se quedó a descansar en el palacio. Eso es ocio, o sea, un tiempo mal empleado; se quedó a ver televisión o chateando. David estaba en el terrado del palacio a la hora de la siesta y no sabía qué hacer y aunque tenía que estar en la guerra se quedó, entonces salió a pasear y de pronto vio a una mujer bañándose desnuda; la miró, la codició y le preguntó a sus siervos quién era ella, ellos le respondieron que era la esposa de Urías su siervo que estaba en la guerra, entonces David tomó a la mujer, se acostó con ella y ésta quedó embarazada. El proceso es así: “Yo lo hago pero nadie tiene que enterarse y si nadie sabe nada, todo estará bien”. Ahora había que arreglar el asunto, entonces el rey manda a llamar a Urías que estaba en el campo de batalla, lo invita a cenar y a beber hasta embriagarlo, y luego lo manda a su casa para que duerma con su mujer; pero Urías no lo hizo, porque decía: “El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa”. Dice la Biblia que no descendió a su casa sino que se quedó a dormir con los siervos del rey. David quería endosarle el hijo que él había engendrado con Betsabé y debía asegurarse que Urías se acostara con su mujer pero los siervos le dieron parte de que ni la tocó. Dos veces lo invitó al palacio y las dos veces se negó a ir a su casa a dormir con su esposa. Cuando David vio que no podía doblegar la fidelidad de este hombre, escribe una carta al capitán del ejército, la cual envía por mano de Urías, y le dice: “Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.” Llegó a oídos del rey que Urías había muerto, entonces David suspiró porque muerto el perro, se acabó la rabia. “Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido. Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Más esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová” (2ª Samuel 11: 26 y 27).

CONCLUSIÓN

Cuando uno peca, trata de que nadie se entere y que no se conozca su pecado, entonces miente y engaña empeorando la cosa. Pero el pecado no se diluye con el tiempo; el pecado se diluye sólo con la sangre preciosa de Cristo. Alguno declarará que lo que hizo lo hizo cuando fue joven, quiero decirte que ese pecado que cometiste cuando fuiste joven echó raíces y es un cáncer diseminado dentro tuyo que contamina tu cuerpo, tu mente y las emociones, y lo único que puede limpiarlo es la sangre de Cristo.

Leemos en 2ª Samuel 12: 1 al 5: “Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte…Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre”.

David sabía lo que era la presencia del Espíritu Santo en su vida porque cuando fue ungido como rey, desde ese día, el Espíritu de Jehová vino sobre él; así dice la palabra de Dios. También señala que el Espíritu de Jehová, ese mismo día se retiró de Saúl. Algo estaba andando mal en la vida de David, él estaba tapando su pecado pero en el fondo, sus huesos estaban abatidos y sabía que había hecho mal. David creía que nada se sabía, pero delante de los ojos de Dios nada está oculto. En ese momento en que fue confrontado, David entró en el proceso del arrepentimiento. El arrepentimiento es una convicción profunda que te lleva a entender que cada pecado es un atentado contra Dios; no es sólo contra una persona, por sobre todo es contra Dios porque lo ofendemos y necesitamos su perdón.  Ahí fue cuando David escribió el Salmo 51: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo…” ¡Tú no quieres la mentira y el engaño, Señor! ¡Tú no quieres que tape mi pecado! Me has revelado la verdad y yo tengo que venir a ti a confesarte mi pecado y pedirte perdón. Algo estaba mal y yo no lo vi ni entendía, Padre. Supuse que no veías nada y escondí el asunto creyendo que estaba todo bien pero tú amas la verdad y no la mentira, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. En lo secreto, en el corazón, el lugar donde el alma se tiene que humillar y el espíritu tiene que prevalecer; pero el alma no quiere que se sepa, no quiere pasar vergüenza ni quedar en ridículo. Mas Dios te habla hoy para que te humilles. El alma quiere mejorar pero Dios no quiere eso sino que se humille y se someta a la voluntad del Espíritu Santo. Nadie puede librarse de sus pecados pero Jesús limpia nuestros pecados y nos libra de toda maldad.

David oró: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”. El proceso es: cometo pecado, trato de taparlo porque tengo miedo a que se sepa, pero viene el Espíritu Santo y me convence de pecado, entonces me arrepiento y confieso, pido perdón y soy limpiado. Si Dios me limpia, seré más blanco que la nieve.

Continúa diciendo el Salmo 51: “Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu”. David sabía que con el Espíritu Santo era victorioso, sabía que su mirada era limpia, que sus razonamientos, sus sentimientos y emociones eran correctos por eso le pidió a Dios: “Señor, no quites de mi tu Santo Espíritu”. Perdoname Padre, hazme blanco como la nieve; alégrame y sana mis huesos. No me eches de delante de ti ni quites de mí, tu Santo Espíritu. Es que el hombre sin el Espíritu de Dios es polvo del infierno, no tiene eternidad, no conoce la verdad y no puede agradar a Dios. ¡No hay manera en que puedas agradar a Dios sino es por el Espíritu Santo! Lo que alegra el corazón de Dios es lo que haces bajo la dirección del Espíritu Santo, no por lo que piensas o sientes. El Señor quiere cambiar tu vida; Él necesita personas llenas de su Espíritu porque tiene proyectos eternos para el mundo. Dios está extendiendo su reino sobre la tierra y no les ha dado a los ángeles esa tarea sino a los hombres y mujeres que se ponen en sus manos.

Tus pecados detienen la obra de Dios en tu vida y en el planeta. ¡Estás frenando la obra de Dios! ¡No pelees más contra Él ni le resistas! Ven a Dios para que tus pecados sean perdonados y limpiados, permite que su Espíritu alumbre tu existencia.

“Trae arrepentimiento genuino sobre las vidas, Señor. Obra con poder en cada corazón y llena con tu Espíritu Santo las vidas, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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INTRODUCCIÓN

Leemos en Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Antes de aceptar lo que dices, las personas deciden si te aceptan a ti o no; si te ven aceptable y confiable, les es más fácil que acepten lo que dices. Yo, antes de predicar, me baño, me visto con lo mejor que tengo y me pongo perfume para agradar a la gente. Sucede lo mismo a la hora de presentarte delante de Dios; el que se acerca a Él debe estar presentable; debes lograr ser aceptado a los ojos de Dios y Hebreos 11 nos dice que sin fe es imposible agradar a Dios. ¡No te acerques a Él sin fe! Si lo haces con fe lograrás sacarle una sonrisa a Dios y te mirará con agrado; para poder estar presentables ante su presencia Él nos ha dado algo muy importante y es la fe. Vuelvo a decirte que si no tienes fe, no te acerques a Dios ya que Él demanda que el que se le acerca, debe hacerlo con fe.

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SU ESPÍRITU ALUMBRA TUS TINIEBLAS

INTRODUCCIÓN

La mayoría de los cristianos no tienen conciencia de lo que significa que lo más importante es el Señor; o saben que lo más importante es Él pero el hecho de saberlo no significa que estén conscientes de ello y por lo tanto no demuestran con sus vidas que Dios es lo más importante para ellos.

Hay una forma poética o sentimental de declarar que el Señor es lo más importante, pero en realidad, lo que sucede cuando Dios es lo más importante es que le restamos importancia a todo lo demás. Todo lo demás podría faltar: la casa, el cónyuge, los hijos, el dinero, ¡todo! Pero si el Señor es lo primero en mi vida ¡qué me importa! ¡Ya tengo lo más importante! ¡Si tengo a Dios, lo tengo todo! ¡Señor, me faltan cosas pero no me importa! ¡Yo te amo a ti! Me puede faltar todo pero si tú estás, no necesito más. Muchos no logran entender bien ésto. Si Dios te da una linda casa de dos pisos, con jardín y piscina, entre otras cosas, tú dices que el Señor te ha bendecido porque está contento contigo. Si Dios te da lo que le pides, sientes que eres importante para Él y que te está respaldando. Pero, ¿qué pasa si tú cantas: “amo tu presencia más que a nada en este mundo, sólo quiero escuchar tu voz; amo tu presencia más que a nada en este mundo, lo más importante eres tú” mientras te sujeta un terrorista de ISIS a punto de degollarte? ¿Dios siempre es lo más importante en tu vida? ¿Vives agradecido y feliz porque ya tienes lo más importante? Cuando no te va bien en los negocios y has intentado una y otra vez pero has fracasado, si te falta dinero y te endeudas, aun así ¿puedes levantar tus manos y decirle a Dios: “Lo más importante eres tú”?

¡Realmente, para mucha gente, Dios no es lo más importante!

¿TUS HECHOS DEMUESTRAN QUE DIOS ES TU PRIORIDAD?

Una joven por tres años me insistía que Dios la llamaba a servir en la China y ella estaba dispuesta a irse; y cada dos por tres me lo recordaba. Yo le pregunté si se había interesado en saber de su cultura, su idioma, etc. Así que le aconsejé que se interiorizara acerca de ese país, de los problemas que hay allí y que orara; también que estudiara el idioma. Llegó a nuestra iglesia un chico que se enamoró de ella y ella de él así que se olvidó del llamado de Dios. A veces un novio o una novia se convierten en tu prioridad. Nos ha sucedido con varios jóvenes que decidieron casarse con quienes le dijimos que no les convenía, sin embargo dijeron: “Pero yo lo amo” y siguieron adelante en su relación.

En una tarea misionera que realizamos en el interior del país, en la ciudad de Tacuarembó, trabajamos con muchachos y chicas con el fin de abrir una iglesia y allí había una joven evangelista tremenda. Yo me maravillaba del llamado que tenía a evangelizar; un día oré por ella y le dije que el Señor la enviaba a las naciones para llevar su palabra y la usaría con poder pero había un muchacho que la conquistó y la enamoró, entonces la joven se olvidó que tenía un llamado a evangelizar y se apartó de la iglesia junto con él. ¡Sufrió muchísimo! Al tiempo los dos volvieron pero se volvieron a ir y así pasó varias veces. Él se comenzó a involucrar en las drogas, queriéndolo ayudar lo enviamos a un hogar Beraca en San Juan Argentina donde permaneció por dos años recuperándose; cuando vimos que estaba bien mandamos a la joven para allá con sus hijitos y estuvieron cerca el uno del otro hasta que el muchacho se recuperara; luego volvieron a estar juntos. Ella me escribió hace poco: “Recuerdo cuando usted me declaró que yo era una evangelista”. Pero llegó un hombre y la apartó del propósito. Yo te pregunto, ¿qué te aparta a ti del propósito de Dios? ¿Puedes demostrar que lo más importante para ti es el Señor?

Hemos llevado personas a Haití, que después de estar allá unos meses, nos han dicho que extrañaban. Hay que tomar en serio las demandas de Jesús y Él dice que si alguien pone las manos en el arado y mira hacia atrás para ver qué es lo que dejó, no es apto para el reino de los cielos. ¡No se puede mirar atrás cuando se pone las manos en el arado! Los israelitas salieron de Egipto rumbo al desierto y es lindo decirle a Dios “amo tu presencia más que a nada en este mundo” cuando todo está bien pero, ¿qué pasa cuando estás en el desierto?

Los israelitas miraban hacia Egipto acordándose de las cebollas y los ajos que comían. Dios saca al pueblo y les dice que los va a llevar a una tierra donde fluye leche y miel, les ofrece la tierra prometida y ellos querían volver a Egipto porque anhelaban más las cebollas y los ajos, entonces miraban hacia atrás y no se enfocaban en el propósito de Dios. Israel debía ser luz de las naciones y de allí tenía que venir Jesucristo el Hijo del Dios viviente, el Salvador del mundo; pero ellos pensaban en ajos y cebollas.

Una niña de ocho años, hija de los pastores de Misión Vida de la ciudad de Salto, me dijo que anhelaba ser mi secretaria, entonces le pregunté si estaba dispuesta a irse un tiempo conmigo unas semanas en vacaciones así probábamos; me cebaría mate y haría algunos mandados. En el campamento de niños que tuvo lugar en Beraca, en el que ella participó, le pregunté si seguía en pie eso de que quería ser mi secretaria y me respondió entusiasmada que sí, entonces le dije que se quedaría conmigo una semana y cuando miro a la madre, ella me dice: “¡Es chiquita aun!” Yo le aseguré que la iba a cuidar y le pregunté si se animaba a dejármela a lo que responde con recelo: “Y, si ella quiere…” La nena la mira y le dice: “¡Me quedo con el apóstol Márquez!” ¡A la madre se le cayó el alma al piso! Así que nos llevamos a la niña a casa; con mi esposa estábamos cansados así que nos acostamos a dormir un rato y ella se quedó dormida, sentada en el sillón del living. Cuando nos levantamos le pregunté: “¿Y ahora qué hacemos?” Entonces la nena me dice: “Apóstol, ¿será que me puedo ir con mi papá y mi mamá?” Los padres ya se habían ido así que hicimos un trato y le dije que el lunes a primera hora la ponía en un ómnibus para Salto. Ella estuvo de acuerdo pero al rato me pregunta: “¿No me podrá llevar alguien a Salto?” A todo esto eran las once de la noche del día sábado y teníamos ganas de dormir de nuevo, entonces me pregunta si alguien la podía llevar a la casa del tío que es encargado de un hogar Beraca junto con la esposa. Yo le dije que estaba cansado, entonces la convencí que se quedara a dormir esa noche y a la mañana temprano llamamos al tío y se la llevó. ¡La secretaria me abandonó!

A la tarde me ve en la iglesia, me abraza y me da un beso, ella me ama pero no para comprometerse tanto conmigo porque extraña; y aunque extraña a sus padres prefiere estar con sus tíos que conmigo. ¡Algunos hacen así con Dios! No se dan cuenta que tienen otras prioridades por las cuales postergan al Señor y no pueden expresarle por medio de una canción que lo más importante es Él porque no es así. ¡Examina hoy tu corazón!

Tú que tienes treinta años para saldar tu casa que no quieres soltar ni a palo porque te la dio el Señor, ¿podrá Dios mandarte a algún lado a predicar el evangelio? Te aferras a algo que te dio Dios y no lo sueltas pero Él es más importante y si ve que eso que te dio será un tropiezo para ti y que te separará de Él, Dios que es Señor, puede pedirte eso que te dio. Así hizo con Abraham. Le dio un hijo, el único que tuvo Abraham en su vejez y estaba orgulloso de ese hijo a quien amaba mucho, entonces Dios le pidió que le sacrificara a su único hijo, el hijo que Él le dio. Abraham fue llamado amigo de Dios porque no le negó al Señor ni siquiera su propio hijo.

Si Dios es lo primero en tu vida de alguna manera tienes que estar disponible para Él porque si dices que lo amas y es lo primero en tu vida pero no estás dispuesto para Él, ya que pones como prioridad tu trabajo, tu casa, tienes que enterrar a tu padre así como le dijo un hombre a Jesús: “Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre”. Se ve que su padre estaba viejito y no podía dejarlo, así que decidió seguirlo después de muriera porque estaría libre pero Jesús quería que estuviera dispuesto no cuando su padre muriera sino en ese momento, por lo que le dijo: “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos”. ¡Jesús exige prioridad!

Otro joven le decía al Señor que lo quería seguir pero Jesús se dio cuenta que estaba atado a las riquezas. “Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mateo 10: 21 y 22). La prioridad para ese joven eran sus riquezas pero no Jesús.

¿Entiendes ahora lo que significa amar a Dios por sobre todas las cosas con todas tus fuerzas, con toda tu mente y con todo tu corazón? ¿Cuántas veces le has prometido algo a Dios y no has cumplido por causa del estudio, porque te casaste, porque tienes hijos, etc.? Recuerdo a una abuela que era una servidora en la iglesia hasta que le nació el primer nieto; ella se dedicó a él y dejó de servir y cuando me la encuentro le pregunto qué le había pasado que no la vi más, a lo que me responde que se dedicó a cuidar a su nieto porque era tan divino; ella lo había endiosado y ya no era Dios su prioridad sino su nieto.

MI HISTORIA

Hay cosas que tú no quieres perder ni dejar; hay cosas que no quieres que Dios te toque. Yo mismo me sorprendo al ver que dejé tantas cosas por servir a Dios en Uruguay pero continuamente el Señor me muestra que estoy aferrado a otras tantas y yo le tengo que pedir perdón por ello. Tal vez Dios te ha demandado algo que a ti te resulta complicado y difícil. Cuando llegué a Uruguay me encontré con personas que me detestaban y aun oraban para que yo cayera en pecado o para que el Señor me sacara de aquí. Una mujer me trató de “argentino atorrante”. Esto sucedió cuando estaba estacionando mi auto; ella me cedía el paso y yo a ella, creyendo que quería pasar, pero la mujer me insistía en que yo pasara, no me di cuenta que esa señora, era una cuida coches; así estuvimos por un rato hasta que yo me fui cuando vi que insistía en cederme el paso; entonces la escuché decir: “¡Argentino atorrante!”

Yo dejé muchas cosas que amaba por seguir a Jesús pero tengo que revisar mi corazón de continuo porque aún quiero aferrarme a cosas. Yo sentí en mi corazón que Dios me demandaba ir a Haití y cuando llegué allá casi me arrepiento. Bajé del avión y resulta que hacía tres meses que había ocurrido el terremoto que ocasionó grandes pérdidas humanas y materiales en ese país. Al entrar en la zona donde estaban las valijas vi que era un galpón inmundo y la gente caminaba sobre las pilas de valijas buscando la suya, era un panorama devastador. Para colmo hablan en creol y no podía entender nada. Al salir del edificio del aeropuerto el panorama se me puso oscuro; habían muchas personas gritando y levantando la mano y me dije: “¡Yo no salgo!” ¡Me asustaron! Ya me habían recomendado antes de viajar que allá no había agua ni comida, que los hoteles colapsaron con el terremoto, que tuviera cuidado con los mosquitos que trasmitían enfermedades. ¡Todas las pestes estaban ahí en Haití! La impresión que me daba era que todos los negros que allí había estaban apestados. El asunto es que todos se ofrecían para llevarme la valija aunque no sé cuántos querían solo llevármela o robármela, pero no había uno que no pidiera dinero. Entre todos los que había a la salida del aeropuerto, había uno que sonreía, algo que no era muy normal porque los haitianos no se reían, tienen un rostro endurecido, pero había uno que sonreía y yo pensé: “Yo de acá no salgo”.

Resulta que ese que sonreía era el pastor que me fue a buscar pero yo no lo conocía así que me fui acercando despacito y entre el griterío alcancé a escuchar: “¡Hermano Márquez!” “¡Acá está mi salvación!” suspiré. Nos dirigimos en una camioneta por una avenida donde había una cola de autos larga, todos tocando bocina y las personas hablando fuerte a los gritos; mi pecho comenzó a oprimirse con todo ese panorama. Allá no hay reglas de transito así que los conductores hacen lo que quieren, hasta las motos tenían bocina como de camión grande. Mientras avanzaba la camioneta, escuchaba los gritos de la gente, las bocinas, personas que me querían vender agua y otras cosas más, entonces se metían por la ventanilla del vehículo, o si no, nos frenaban para ofrecernos cosas o  para limpiarnos el parabrisas.

Yo le pregunté a Dios: “¿Señor, fuiste tú que me mandaste acá o yo me vine solito? ¿Qué estoy haciendo aquí?” Me llevaron a visitar a un pastor al que se le había caído el techo del templo entero y las paredes sucumbieron. En ese mismo terreno tenía unas trescientas personas viviendo en carpas entre vecinos y miembros de la iglesia; allí se hacía una olla popular donde todos comían, y me ofrecieron un plato especial, una comida típica de Haití. Yo no me podía negar porque me estaban apartando una porción especialmente para mí, habiendo tantas personas para alimentar. Cuando veo, era un caldo oscuro y adentro un hueso con pelo nadando y unas verduras que jamás vi en mi vida. ¡Para mi gusto eso era feísimo! Yo me excusaba que no tenía hambre pero el pastor me decía que si no comía estaba haciéndoles un desaire, entonces en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo lo comí.

Sé que la Biblia dice que tenemos que comer lo que nos pongan en la mesa y así hice. Hay invitados que vienen a los campamentos y nos sugieren lo que quieren comer; hay jóvenes que han estado comiendo de la basura por años cuando se drogaban y al ingresar a un hogar de Beraca se quejan de la comida que se les da. Lo cierto es que también en eso se puede ver si tu prioridad es Dios o no. Yo tuve que decidir en mi primer viaje a Haití si realmente era un loco que se había deschavetado o era Dios quien quería que fuésemos allá; y entendí que el Señor nos quería en esa nación. Recuerdo que a mi regreso a Uruguay entré al edificio de American Airlines y había aire acondicionado y Wifi, aparentemente había entrado a un mundo normal, salí de la oscuridad y entré a la civilización. Ahí mismo lloré y sentí que una gran opresión salió de mí; escuché a satanás que me decía: “No hace falta que hagas tanto sacrificio por ellos”. Además vi tantos grupos norteamericanos que llevaban puestas camisetas con distintivos como: “Cristo para las naciones”, vi a los médicos sin frontera entre otros; arribaban varias delegaciones a ese país de gente que llevaba mucho dinero, medicamentos, grupos de hasta veinte doctores, etc. Y yo le decía a Dios: “Señor, hay tanta gente que viene a Haití a ayudar y cuentan con recursos, y yo no tengo dinero. ¿Cómo voy a hacer yo un hogar aquí?” Y Dios me mostró una estrategia que consistía en dar la vida. Los que iban a ofrecer ayuda humanitaria iban por unos días y se regresaban a contar sus experiencias, mostrando fotos de cómo ellos les daban de comer y ayudaban a los haitianos, todos iban, ayudaban en lo necesario y se volvían, pero Dios me dijo: “Ustedes van a venir pero se van a quedar. No serán como los otros”. El Señor me mostró que lo mejor que podíamos hacer por Haití era dar la vida y no sólo comida.

Los haitianos no son transformados por la ayuda que se les da, porque reciben agua y quieren más, reciben alimentos y quieren más; se convierten en pedigüeños esperando que alguien llegue con alguna ayuda para ellos y si son dólares, mejor. No esperan a alguien que les diga: “Vamos a trabajar codo a codo, yo me quedo a vivir contigo y voy a bendecir esta nación”. Lo que más impacta a una vida es que alguien se la juegue por ellos ofreciéndoles su tiempo y su vida. ¡Tu vida impacta más que tu ofrenda!

Asistió a la iglesia una mujer morena procedente de Angola y me dijo que se encontraba sola y triste; ella había viajado a Uruguay porque su hermana estaba viviendo aquí pero se regresó a su país: Su padre se había enojado con ella y le dijo que no volviera más porque ya no la querían y si ya había tomado la decisión de dejarlos, ahora que se las arregle sola. La mujer está trabajando y vive completamente sola; oriunda de Angola a la que le comenzó a latir el corazón por su nación. “Quien te diga que vamos a bendecir tu país”, le señalé. Le dije que se acercara a nosotros porque la íbamos a llenar de amor y ya no se sentiría sola.

Aún en los pequeños detalles se puede ver si realmente Dios es tu prioridad número uno. Cuando Dios es tu prioridad todo lo demás es secundario; trabajo, familia, casa, etc. ¡Dios vale más que todo! Jesús dijo: “… el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mateo 13:45 y 46). Y yo te pregunto: ¿Estás dispuesto a dejar de lado todo lo que tienes y eres con tal de alcanzar la perla de gran pecio que es Jesucristo? ¿Puedes renunciar a tu profesión o a tu carrera? ¿Puedes dejar lo que sea porque le has dado tu corazón a Jesús?

Los cristianos no entendemos que cuando le hemos dado el corazón a Jesús hemos hecho una transacción. Es como cuando se hace una compra venta de un inmueble o vehículo y se transfiere el dominio. Tu corazón es tuyo hasta que se lo entregas a Cristo; tú eres el gerente de tu corazón hasta el día que le dices a Jesús que tome tu vida, en ese mismo instante hay una transferencia de domino y  tu corazón ya no te pertenece, ahora el manager es Jesús. ¡Quien toma las decisiones es Él! “¿Yo ya no puedo hacer esto o lo otro?” ¡Pregúntale a Jesús! “¿Pero qué tiene de malo lo que yo quiero?” Pregúntale al Señor porque Él es el dueño de tu vida ahora. De otro modo no le cantes: “Lo más importante eres tú”. ¡No te atrevas porque Dios que te ve dice: “Cuánta hipocresía!

LA HISTORIA DE DANIEL

Hubo un rey llamado Nabucodonosor, el más importante y más poderoso del imperio más grande, quien con un gran ejército atacó Jerusalén llevando cautivos a los israelitas a Babilonia, -lo mismo hizo con varias naciones- de tal manera que los israelitas vinieron a ser esclavos, o sea que ellos no podían tomar decisiones porque el rey Nabucodonosor decidía dónde iban a vivir, qué iban a comer, si se quedaba con la esposa de alguien o se la dejaba y decidía qué hacer con los hijos de los esclavos porque éstos no eran dueños de nada.

Leemos en Daniel 1: 3 y4: “Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos”.

De los miles que había, Daniel y tres amigos suyos se sacaron la lotería porque fueron elegidos para estar en el palacio del rey. “Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey”. Se sacaron la lotería porque siendo esclavos, vivían en el palacio y por decisión del rey ellos comerían de su comida. No sólo eran Daniel y sus amigos sino también varios príncipes de diferentes naciones; muchos serían formados y cuidados para que estén en el palacio y sean personas sabias, consejeras del rey. Todos estaban conformes con lo que se les servía, pero Daniel amaba a Dios. “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos”. Otra versión de la Biblia señala que Daniel se propuso no pecar comiendo la comida del rey.

Nabucodonosor era el rey más poderoso de la tierra y desobedecer una orden suya significaba la muerte. “Y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza”.

Pero Daniel tenía las cosas claras; la Biblia habla de “comida contaminada” así como las ofrendas de comida que se les hace a los dioses de la umbanda, de quimbanda, etc. Y lo más seguro es que los alimentos que consumía el rey eran sacrificados a los dioses y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con eso, o sea que tomó una decisión y enfrentó la orden del rey más importante del mundo. ¡Un esclavo decidió desobedecer la orden de un rey!

Si alguien tiene un gran compromiso con Dios, Dios tiene un gran compromiso con esa persona. ¡Nunca te fijes que Dios le da a otros y a ti no! ¡Dios respalda a los que le aman, a los que le buscan y quieren hacer su voluntad! Daniel demostró de varias maneras su compromiso con Dios; lo obligaban a que no orara y él lo hacía tres veces al día con la ventana abierta porque no se avergonzaba de buscar a su Dios. Recordemos que en Babilonia había muchos dioses y todos sabían que Daniel se postraba solamente delante de Jehová de los Ejércitos y a Él elevaba sus oraciones. Entonces sus enemigos planearon hacerlo caer y lograron un decreto que señalaba que por treinta días nadie podía adorar ni hacer petición alguna a ningún dios sino solamente al rey Nabucodonosor y fue sellado pero Daniel confrontó ese decreto.

Yo honro al diputado Gerardo Amarilla quien asumirá como presidente de la cámara de Diputados y a quien le preguntaron qué haría si hay una ley contraria a la palabra de Dios, entonces él respondió: “Si la ley es contraria a la palabra de Dios yo la voy a desobedecer”. ¡Él es un hombre que se ha arriesgado a todo por Dios!

Daniel confrontó el decreto del rey y dejando las ventanas abiertas se arrodilló delante de Jehová de los Ejércitos, entonces sus enemigos le informaron al rey: “Hemos encontrado a Daniel que se ha arrodillado delante de su Dios y el decreto dice que nadie le puede pedir nada a ningún dios”. Por esta causa lo echaron al foso de los leones. Siempre tenían un grupo de leones hambrientos que devoraban lo primero que encontraban, pero cuando arrojaron a Daniel, los leones justo ese día habían declarado ayuno. Lo cierto es que el ángel del Señor les tapó la boca.

Toda persona que asume un gran compromiso con Dios, El a su vez, asume un gran compromiso con esa persona. ¡Los leones no lo tocaron! Tan impresionante fue que el rey Nabucodonosor hizo un decreto mandando a que todos honren y den gloria al Dios de Daniel y esto fue publicado en todo el imperio babilónico. ¿Tú quieres tener el respaldo de Dios? ¿Cuánto te juegas tú por Él para que te respalde así como lo hizo con Daniel? A quienes están endeudados pagando sus casas, Dios no les va a pedir que vayan a otro lado a predicar el evangelio porque hay que saldar la deuda. La Biblia dice que quien pide prestado es esclavo del que presta, así que esa persona es esclava de la deuda y no puede decirle a Dios que se la juega por Él. En todo caso le dice como el joven que quería enterrar a su padre antes de seguir a Jesús: “Deja que pague la deuda y cuando lo haya hecho yo te voy a seguir”. ¡Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia!

¿Qué interfiere al momento de decidir que la prioridad de tu vida tiene que ser Dios? ¿Cuánto vale tu deporte, tu trabajo o tu familia? ¡Nada vale más que tu compromiso con Dios! Ese es el tipo de trato que el Señor acostumbra. Daniel le dijo al eunuco: “Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas”. Tenían una gran variedad de carnes y otras exquisiteces de las que Daniel y sus amigos quisieran, pero prefirió comer legumbres como garbanzo, lentejas, porotos, etc. “¿Y cómo lo quieres?” le pregunta el jefe, y Daniel le dice: “Hervidito nomás”. “¿Y con qué vino lo va a acompañar?” “Con agua nada más”. El jefe de los eunucos vio que el rostro de Daniel y sus amigos eran mejores que el de todos los demás que comían de la porción del rey y decidió darle lo que él había pedido porque Daniel honraba a su Dios y no estaba dispuesto a contaminarse con la comida del rey aunque fuera una exquisitez, porque no quería pecar contra Dios.

Al final de tres años dice la Biblia que el rey los examinó a todos y entre cientos de jóvenes Nabucodonosor no encontró a nadie más sabio y más inteligente que Daniel y sus amigos. Cuando alguien asume un gran compromiso con Dios, Dios asume un gran compromiso con esa persona. Tú te quejas que Dios no te contesta; otro dice que si le muere la abuela se muere con ella. Al parecer la abuela es más importante y que no se le muera porque si no, ese cristianito no sirve más. “¡Le pedí a Dios que no se la lleve y se murió!” Queda enojado, bloqueado y con su corazón frio porque su abuela valía más que Dios. El trabajo, los hijos, la casa son cosas que se ponen como prioridad antes que Dios y Él te demanda que tomes una decisión firme por el reino de los cielos. ¡No juegues más al cristianito! Pídele perdón al Señor porque tú cantas y levantas las manos diciendo: “Lo más importante eres tú” ¡No me mientas!, te dice el Señor. ¡Yo no soy lo más importante para ti!

CONCLUSIÓN

Que el Espíritu Santo te toque y te demande lo que la palabra de Dios te dice hoy. Tienes que hacer un pacto serio con Dios; decide si le vas a servir o no y si ha llegado a ti este mensaje quiero decirte que estás en el horno, mejor te hubiera sido no escucharlo. ¿Te demanda tu trabajo o tu familia más que Dios? ¿Te demandan tus deudas más que Dios?

Ojalá puedas declararle al Señor sinceramente: “Amo tu presencia más que a nada en este mundo, sólo quiero escuchar tu voz; amo tu presencia más que a nada en este mundo, lo más importante eres tú”. ¿Te puede mandar a otra nación Dios? ¿Puede hacer lo que quiera contigo? Satanás le dijo a Dios: “Ese Job te ama por todo lo que le has dado; tú lo has bendecido por todos lados. Le has dado familia, ganado, casa y riquezas, por eso él te ama. Pero si le quitas todo ya no te amará más”. Y Dios se la jugó por Job diciéndole: “Job me ama no por la bendiciones que le he dado sino que me ama a mí”. ¡Dios es más importante que todas las bendiciones! Le dio permiso a satanás para que tocara todo lo que Job tenía salvo su vida, y le toco a los hijos ya que todos murieron y perdió todos sus bienes, mas dice la Biblia que Job no atribuyó a Dios despropósito en todo lo que estaba viviendo. Él declaró: “Yo sé que mi redentor vive” A veces me he sentido como Job aunque no perdí a mi esposa ni a mis hijas. El compromiso de Job con Dios era firme y estaba por encima de todas las bendiciones que el Señor le había dado. ¡No ames a Dios porque te dio una casa! ¡No lo ames porque te dio a tu cónyuge y a tus hijos! ¡Amalo porque es Dios! Lo más caro y lo más precioso no es lo que Dios te ha dado sino que es Dios mismo.

Haz un trato con Él y dile: “Señor, aunque pierda todo, si te tengo a ti, tengo todo lo que necesito”. El Espíritu Santo te dice: “Tú eres una de esas personas que se ha estado engañando a sí misma creyendo que eres una gran cristiano pero no es así porque no me has dado tu vida y no me pusiste a mi como la prioridad de tu existencia. Yo te demando hoy que me pidas perdón y me consagres tu vida. Quiero que hoy firmemos la escritura; tu corazón dejará de ser tuyo a partir de hoy y comenzará a ser mío. Ya no manejarás tu corazón porque a partir de ahora lo haré yo y yo tomaré las decisiones, no tú”.

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INTRODUCCIÓN

Quiero hablarte acerca de fundamentos. Lo primero que se hace antes de comenzar a edificar un edificio es poner el fundamento, y esto es muy importante porque si éste no sirve, la estructura que se coloca encima no durará sino que caerá.

Nuestra vida también está edificada sobre fundamentos a los que les llamamos valores o costumbres cristianas pero que en realidad tienen origen en la palabra de Dios o sea que el fundamento es la palabra de Dios. Decimos que el fundamento es el origen de una estructura o edificio por lo tanto es necesario tener una idea clara de cuáles son nuestros orígenes, ya que lo que sabemos de nuestro origen sirve de fundamento a lo que vivimos, hablamos y pensamos. De ahí la interrogante: ¿de dónde vengo? o ¿De dónde viene el ser humano?

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INTRODUCCIÓN

El libro de Jueces capítulo 9 relata una parte de la historia de Israel en la que no había reyes y los líderes que surgían en ese período, eran líderes regionales llamados jueces. Fue un período bastante anárquico; no había mucha dirección y una de las frases que se repite en este libro es: “Cada uno hacía lo que bien le parecía”. Así sucede en la vida de los jóvenes y niños, cuando los padres no les dan dirección y no les ponen límites. Esto es lo que sucede en la sociedad cuando hay más libertades que responsabilidades. En el período de los jueces todo era como un río revuelto, no había norte; fue un tiempo muy complicado, en el que hubieron jueces que trascendieron como lo fueron Sansón y Gedeón. (más…)

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proposito-de-vida-2

INTRODUCCIÓN

Quiero contarte que hay una gran bendición en las crisis. Si yo hoy te predico con fe y esperanza, con convicción y fuerza, es porque Dios me ha hablado y no fue precisamente cuando yo andaba corriendo de un lado para otro, buscando nuevo empleo o mejor sueldo. ¡No! El Señor me ha hablado en medio de mis crisis, y no solamente me habló sino que también me marcó y ahora, después de más de veinticinco años de ministerio puedo decir que Dios es sabio y he podido ver cómo Él me preparó para consolar, para ayudar, para bendecir, dar consejos y trasmitirle confianza a las personas. Y no te predico acerca de algo que leí en algún librito o en la Biblia; yo te hablo de vivencias que tienen que ver con Dios hablando a través de su palabra, y uno aprende muchas cosas con el Señor. (más…)

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geo3INTRODUCCIÓN

Jesús dijo de los creyentes: “Vosotros sois la sal de la tierra”; y también dijo: “Vosotros sois la luz del mundo”, dando a entender que en el mundo, no en la iglesia, somos luz. Dios nos ha concebido a los cristianos como la luz, a través de las cuales, las personas pueden ser alumbradas. Donde hay luz, hay verdad. La luz alumbra la verdad, en cambio la oscuridad no permite que veas bien. De noche todos los gatos son pardos, pero cuando hay luz se nota la diferencia entre cada uno. (más…)

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Puerta de bendición3INTRODUCCIÓN

Leemos en Génesis 27: 27 al 29: 27Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el olor de mi hijo, Como el olor del campo que Jehová ha bendecido; 28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto. 29 Sírvante pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren”.Esta fue la bendición profética de Isaac sobre su hijo Jacob cuyo nombre significa “engañador” o “el que suplanta”, pero con el tiempo Dios le cambió el nombre y lo llamó Israel, que significa, “El que lucha con Dios” o “Dios lucha”. (más…)

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27006016INTRODUCCIÓN

Daniel fue un siervo de Dios y la Biblia muestra no sólo eso, sino también el hecho de que fue un hombre íntegro que se jugó la vida por Dios y entendió que había una causa por la cual él debía batallar; pero por sobre todo, entendía que había un Dios a quien adorar, respetar y obedecer, y que debía estar primero en su vida.

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