SI NO LO HACES POR LA FE, PECAS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

SI NO LO HACES POR LA FE, PECAS

INTRODUCCIÓN

Los pecadores serán condenados. Pecador es alguien que hace lo que siente, lo que le parece y aún cree que está bien y que Dios no le va a reclamar por ello; y yerran mucho con este asunto. Dios está haciendo una obra eterna y es por medio de la fe. Todo lo que ha sido hecho, fue por la fe, por la palabra de Dios, que son dos elementos importantísimos. La fe es la que impulsa la palabra, y la palabra de Dios es la que hace el trabajo. Dios le ha dado la fe al hombre para que haga su obra.

Sabemos que en el reino de Dios sólo existe su voluntad. Si no te gusta hacer la voluntad de Dios tienes toda la libertad de hacer lo que quieras, pero no entrarás a su reino; tampoco si no crees en la verdad, si no ejerces dominio de las situaciones a través de la fe y a través de la palabra de Dios. Significa que no solamente es pecado hacer cosas malas, como el asesinato, la estafa, etc., sino también cualquier otra cosa que esté fuera de los planes de Dios por bueno que parezca. Entonces, pecado es actuar fuera de la voluntad de Dios, y sólo hace el bien el que hace su voluntad.

De hecho, accede al conocimiento de la voluntad de Dios el que tiene fe, porque la fe es algo así como los ojos de Dios. Él, primero ve, como un arquitecto, lo que va a hacer y después habla. La palabra produce aquello que Dios ha visto. Y le ha dado al hombre hacer lo mismo que Él hace. Le da la llave de la fe para que éste penetre en la dimensión de Dios, y pueda tener una visión de lo que Él quiere. Eso es la voluntad de Dios.

LA FE: LOS OJOS DE DIOS

Entramos en esa visión por la fe y actuamos en consecuencia haciendo las obras de Dios. Dios libra nuestra alma para que ya nunca más andemos en nuestros pensamientos y en nuestros proyectos por lindos que parezcan. El Señor salva nuestra alma para hagamos sus obras. Y nosotros tenemos la fe de Dios y tenemos su ADN; somos sus hijos porque tenemos la sustancia de Dios. Esto es para los que han creído en Cristo Jesús. Y como declaró Juan: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12 y 13). La palabra de Dios, dice la Biblia, es como una espada cortante de doble filo que penetra hasta partir el alma y el espíritu; separa lo que proviene del hombre de lo que proviene de Dios. Todo lo que es del alma proviene del hombre, y nada de lo que viene de tu alma le sirve a Dios. Ningún proyecto tuyo le sirve porque Él tiene sus proyectos, sus pensamientos y sus ideas, y nos llama a entrar en su obra. Él no tiene por qué ser buscado por nosotros para que nos obedezca o para que nos ayude en nuestros planes. Jesús nos ha comprado con su sangre, ya no nos pertenecemos porque ahora somos de Dios para hacer la voluntad de Dios.

Pablo les escribe a los romanos en cuanto a algunas cosas que se estaban discutiendo, en cuestiones de comida y en cuanto a qué se podía comer o no. Y dijo que todo lo que no proviene de fe es pecado. Tú puedes hacer cosas que provienen de la intuición o de la ilusión, y eso es pecado. Pasas arduas horas de trabajo para presentar un proyecto para beneficio de alguien y aun así es pecado. Porque Dios sólo acepta las cosas que haces o dices que provienen de la fe. Si no es de la fe, no lo hagas. No digas, “yo pienso que…” ¡A Dios no le importa lo que tú piensas! A Él le importa si es que a ti te importa lo que Él piensa.

El hombre debe dejar sus pensamientos y tiene que conocer los pensamientos de Dios. El profeta Isaías dijo: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová…” (Isaías 55:7) Por eso mandó a su Hijo quien pagó un gran precio para salvar tu alma de tus pensamientos; porque para Dios el alma que pecó está corrompida, y el alma que pecó debe morir. La salvación proviene del hecho de que Dios somete nuestra alma al poder y la autoridad del Espíritu Santo. La única manera de ser salvo es que tu alma sea sierva de tu espíritu. Tu espíritu sí tiene conexión con Dios, pero tú tienes que saber qué es de Dios y qué proviene de tu alma. Y la Biblia señala que la palabra de Dios es viva y eficaz y divide lo que es del alma de lo que es del espíritu.

Quien recibe revelación de Dios no anda diciendo, yo siento, yo creo o me parece. El creyente lleno de fe va a decir: “Dios me ha dicho que tengo que hacer y eso voy a hacer”. Yo vine a Uruguay porque Dios me mandó. Yo, por mi propia cuenta no hubiera venido a Uruguay. Dice la Biblia que en el mundo hay un velo que cubre las naciones. Las personas hacen lo que les parece y no entienden que sus ojos miran mal. No puedes confiar en tus ojos; lo que ves del mundo no es la verdad. Lo que Dios te muestra es la verdad.

Una mujer estaba muy trastornada porque estaba viviendo una situación conflictiva. Quien era su pareja, antes estuvo con una mujer que practica la brujería, pero se separaron, luego, estos se conocieron y se juntaron. La ex mujer del hombre, la bruja, le agarró un odio terrible y le empezó a hacer trabajos de hechicería. ¡Qué no hizo esta mujer para librarse del tormento en el que estaba! Fue entonces a otro lugar donde hacen trabajos de brujería, y le dijeron que efectivamente le habían hecho un trabajo, y le muestran una caja que supuestamente hallaron enterrada en un cementerio con su foto adentro. Yo le pregunté a la mujer si les había dado una foto de ella en algún momento y me dijo que la han sacado de Internet. Ella creyó que habían encontrado en el cementerio una cajita con una hechicería que tenía su foto. Y yo saqué la conclusión de que estos desgraciados, con tal de hacer dinero, sacaron una foto de ella de Internet y armaron la cajita. El asunto es que la mujer iba de mal en peor y ella hacía lo que estaba a su mano, lo que podía o le parecía.

Como es peluquera, una hermana de la iglesia fue a hacerse algo en el pelo y la notó atormentada, entonces le dijo para ir a la iglesia y justamente yo había ido de visita y estaba predicando. Al finalizar el culto hablé con ella y le oré. A la mujer le cambió el semblante. Enseguida me abrazó y me dijo que tenía paz. Las personas hacen lo que les parece que está bien.

A veces tomamos referencia de las cosas que hemos vivido en el pasado para actuar como actuamos. Como un chico al que la mamá ataba a los pies de la cama mientras ella se prostituía, quien me dijo que no necesitaba a la madre. Yo le dije que Dios quería que la vaya a ver y que le hable de Cristo, que le diga que la perdona ya que la ha odiado por atarlo a una cama mientras recibía hombres en casa. Él creía que no tenía nada que ver con la madre, pero el Señor le mostró que tenía que ir y bendecirla. Yo le hice ver que él estaba dispuesto a ir a predicarle a un criminal a la cárcel y a amarlo a pesar de lo que hizo, pero no estaba dispuesto a perdonar a su madre.

Nuestro corazón es engañoso y hay oscuridad en él. Dijo el profeta Jeremías: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9) Quien conoce bien nuestro corazón es Dios, así que nosotros tenemos que andar en la voluntad de Dios. Y para conocer la voluntad de Dios necesitamos tener fe. No puedes confiar en ti mismo, tienes que rendirte a los brazos de Jesús y ponerte en sus manos. Dios protege a los que se refugian en Él y su palabra dice: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”.

LA FE MIRA HACIA ADELANTE

Lo peor que tú tienes es tu pasado. Tus angustias vienen de algo que pasó, así como tus resentimientos, tu odio, tu tristeza. Todo el mal que te aflige, que te persigue y que te tortura está en el pasado, y tu pasado no sirve para nada. Pero la fe es la certeza de lo que se espera. ¿Dónde está lo bueno? Lo bueno está en la fe y la fe mira hacia el futuro. No puedes tomar como referencia tu pasado porque no sirve. Es muy cierto ese dicho que dice que el que se quemó con leche ve la vaca y llora. Hace 40 años que te abusaron sexualmente y después de tantos años sigues llorando y no quieres saber nada con los hombres. Encima dices que todos los hombres son iguales. El pasado te ata y te destruye, sin embargo, la fe te proyecta al futuro. El pasado te genera inseguridad, temores y mucho dolor, pero la fe te provoca esperanza y te da fuerzas para vivir. La fe le ordena a una montaña que salga de donde está y se meta en el mar. La fe no retrocede. La fe no ha nacido para la derrota.

En Apocalipsis aparece un jinete montado en un caballo blanco y de su boca sale una espada aguda con la que destruye a todos sus enemigos, esa espada es la palabra de Dios y dice la Biblia que la palabra de Dios es como una espada cortante de doble filo. Jesús, el vencedor, el león de Judá; Él va a establecer su pie en el planeta tierra y va a gobernar con poder y con vara de hierro. Jesús viene con una espada en su boca. Fe y palabra. Juan escribió que en el principio era la palabra de Dios, y la palabra estaba con Dios, y la palabra era Dios. Y por la palabra ha sido hecho todo lo que se ve. Todo lo que fue hecho ha sido hecho por la palabra. Y esa palabra descendió del cielo y se hizo carne y vivió entre nosotros. Él era la luz de la vida y vimos su gloria. A los suyos vino y los suyos no le recibieron, pero a los que le recibieron, a los que creen en su nombre, Él les dio potestad de ser hechos, hijos del Dios viviente.

Como dije, el pasado te genera dudas e incertidumbre. Yo te pregunto, ¿estás dispuesto a caminar para adelante o vas a seguir mirando para atrás? Todo lo malo está en el pasado. Ante alguna cuestión de tu vida no hagas nada por las dudas porque la duda no agrada a Dios. En el evangelio las cosas se hacen por la fe y todo lo que no proviene de fe es pecado. Dices que eres cristiano, pero has hecho lo que se te ha dado la gana, o lo que bien te ha parecido y nadie puede decirte qué hacer.

Dice la Biblia en el Salmos 14:2 y 3: “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Dime si tú tienes un buen corazón. Cuando tú ves con los ojos de Dios estás viendo la perspectiva correcta y lo que ves es la verdad. Así que lo que vale es tu comunión con Dios. La fe te permite ver lo que Dios está viendo y lo que Él quiere que tú veas.

Hay muchas perspectivas de una circunstancia o de una situación, pero la única perspectiva fiel y verdadera es la visión de Dios; y la visión de Dios viene a través de la fe, y la fe viene por el oír y el oír la palabra de Dios. No confundas la fe con ilusión o con presentimiento. No confundas la fe con sexto sentido. No confundas la fe con celo.

Un amigo mío se divorció de su mujer porque estaba 99% seguro que la mujer le había sido infiel. Pero él estaba atado a los celos y eso no le dejaba ver que su esposa lo amaba y que nunca le había sido infiel. Tus ojos te engañan. La mujer no le era infiel, pero él se divorció porque tenía una posible certeza de ello. Sólo la fe es la certeza del 100% de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Dice la Biblia que a todos Dios nos ha dado una medida de fe, pero es imposible conocer la fe si no se conoce la palabra de Dios. Llegará el tiempo en que muchos abandonarán la fe. “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”, dijo Jesús. Es que confiamos en cualquier cosa menos en lo que Dios ha dicho que va a suceder. El mundo va de mal en peor. Oscuridad vendrá sobre las naciones, así dice su palabra; pero sobre nosotros, los que le amamos, los que amamos su palabra amanecerá su gloria.

El rey David exclamó: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación” (Salmos 119:97 al 99). Todo el Salmo 119 es una oda a la fe, a la certeza de que en la palabra de Dios podemos encontrar los pensamientos y el corazón de Dios. El Señor te va a hablar porque su palabra no es muerta. ¡La palabra de Dios es vida! Hay palabras que conducen a la muerte, pero las palabras de Dios conducen a la vida. Si tú tienes deseos de morir y piensas en suicidarte es porque no has conocido la vida. Dijo Jesús: “Yo soy el camino y la verdad y la vida”. Dijo también: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. El que tiene fe arremete ante un problema; no sabe o no entiende cómo Dios va a hacer, pero a Dios no hay que entenderlo, sólo hay que creerle.

LA FE SÓLO SABE GANAR

Hubo una mujer que durante 12 años sufrió por causa de una pérdida de sangre constante. Perder sangre genera anemia y quien la padece no tiene fuerza ni para levantarse de la cama. En aquel entonces, la mujer que tenía pérdida de sangre legalmente era inmunda, no podía tocar utensilios, no podía tocar a las personas y se tenía que alejar porque contaminaba. Entonces, legalmente ella no podía acercarse a Jesús. Y el Señor iba pasando y mucha gente le rodeaba, entonces, la mujer recibió un chispazo de fe y se dijo: “Sé que si logro tocar el borde del manto seré sana”. ¿Pero cómo hacía con toda esa gente? Pues la fe arremetió, se metió por debajo, a los pies de la gente y tocó el borde del manto de Jesús, y dice la Biblia que al instante fue sana. ¿Cómo se explica esto? Es que la fe tiene caminos que la razón no entiende. Cuando Jesús preguntó quién la había tocado, la mujer se sintió descubierta y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Entonces, Él le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”. 

Mateo nos narra la historia de otra mujer. Leemos en Mateo 15:21 y 22: “Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio”.

Tiro y Sidón es lo que sería la zona de Gaza; tierra idolatra de los cananeos, tierra de filisteos. La mujer oyó de Jesús y creyó que Él podía sanar a su hija. Ella no era del pueblo escogido de Dios, no pertenecía a ninguna tribu y no vivía en Israel. Pero tenía fe. Aunque se encontró con una pared; porque la fe será probada. La única manera de saber si tienes fe, es que te sea difícil enfrentar una situación, sin embargo, tú tienes adentro tuyo un fuego que no te deja retroceder, porque tú sabes que Dios te ha dicho, y no importa lo que pase, la fe vencerá. Jesús primero tenía que venir a predicarle a las ovejas perdidas de la casa de Israel, su pueblo. Y estaba escrito que lo iban a rechazar. Una vez que Él fuese rechazado por su pueblo, el evangelio sería esparcido en todas las naciones. Así que le dijo a la mujer que no correspondía que le hiciera el milagro porque había sido enviado a predicar a las ovejas perdidas de Israel. Pero la mujer tenía fe.

La conversación se dio así; Jesús le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. Esto era un dicho popular; es como decir que vas a ayudar a otros, pero no bendices primero tu casa. Primero dale de comer a tus hijos. Dijo el apóstol Pablo que quien no sustenta primero a su familia es peor que un incrédulo y está condenado. Vemos a diario padres que se desentienden de sus hijos y son peores que los incrédulos. A pesar de lo que le dijo Jesús, la mujer que tenía fe en Él le dijo: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”.

Cuando tú esperas algo, pero pareciera que Dios está en silencio, o que no te escucha, o no te quiere dar lo que anhelas; ¿te has puesto a pensar que el Señor está probando tu fe? La mujer fue insistente porque la fe no está acostumbrada a perder; la fe solo sabe ganar. Así que, continúa golpeando porque el que busca, halla, y al que golpea la puerta se le abrirá. La única manera de que Dios no te de lo que pides es que esté fuera de su voluntad. Estamos acostumbrados a pedirle a Dios un mejor sueldo. La mujer está pidiendo cambiarlo al marido y el marido está orando para que cambie la mujer. Queremos un mejor auto o comprar otra casa. Todas peticiones chatas, de abajo; nada eterno. Si tú pides cualquier cosa que tiene que ver con algo terrenal y temporal, estás lejos de conocer que Dios trabaja en proyectos eternos. Dice la Biblia que Dios ha puesto eternidad en nosotros.

CONCLUSIÓN

¿Cuántas cosas has hecho fuera de la fe? Por una intuición, por capricho, por cabezadura o por una ilusión. El hombre es cambiante. Si llueve cambia, si baja la temperatura cambia, si sube de más se enoja. El hombre vive de sensaciones, y la sensación térmica te cambia la cabeza y te hace pensar distinto. Tu visión es muy variable. No puedes vivir siendo guiado por lo que ves; tienes que ver la vida con los ojos de Dios. ¡Tienes que conocer la visión de Dios! Y si no operas en la visión de Dios, te recuerdo que todo lo que no proviene de la fe es pecado. Todas las palabras y las acciones de los hombres para Dios son vanas. Mandemos a la basura todo proyecto del alma y abrazamos los proyectos del Espíritu. Dios te quiere en una cosa y tú estás en otra. ¡Estás provocando la ira de Dios! El que no hace la voluntad de Dios actúa contra Él. Jesús dijo: “El que no recoge conmigo, desparrama”.

No creas que con tu alma haces el bien por cuenta propia y crees que ayudas a Jesús en la obra que Él tiene que hacer. Tú crees que Dios te está aplaudiendo cuando en realidad te estás portando como un enemigo de Dios porque tú no sabes qué es lo que Él quiere de ti. Dios te ha llamado a su reino para que seas un soldado a su servicio no para que Dios sea un soldado a tu servicio. Tú tienes que ser el reflejo de la gloria de Dios, así como la luna es el reflejo de la luz del sol. Muchas cosas hiciste por temor. El temor no te vino de Dios. Tú hiciste lo que el temor te obligó y no lo que Dios quería. Muchas cosas hiciste en una respuesta inmediata para contradecir algún mal que te hicieron. No era Dios el que te estaba mandando, lo hiciste tú. Sabías que eso que estabas haciendo era pecado y no lo querías cometer, pero era demasiado delicioso y dijiste lo hago y después arreglo con Dios. ¡Arrepiéntete en esta hora! Convéncete que así no puedes seguir. Convéncete que no puedes caminar más sin Dios. Arrepiéntete, en el nombre de Jesús y trasciende del reino de las tinieblas a la luz y del reino de la rebelión y de la desobediencia al reino de la obediencia. Haz una oración y di: “Señor amado, he oído tu voz y he entendido que si no es por la fe todo lo que hago es pecado. Reconozco que todo lo que hice fue contra ti y me volví tu enemigo. Estoy convencido que necesito tu perdón. Tú puedes sacarme de la muerte y darme vida. Declaro hoy que mis pecados son perdonados y lo hago porque he creído, porque tú has prometido dar vida a los que te creen y a los que te reciben. ¡Yo te recibo en mi corazón! Ven y entronízate en él. Libérame de la tiranía de mí mismo y de la tiranía de los demonios. Yo me declaro libre, y me declaro bendito. Por la fe en Jesús, recibo libertad y recibo perdón. Lléname de tu Espíritu, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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