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INTRODUCCIÒN
Por el año 2010, un médico amigo que viajó urgentemente a Haití por causa de un terremoto que azotó el país, escribió una carta a sus amigos y decía que se dedicó a amputar miembros de los cuerpos de las personas lesionadas porque no había penicilina y se gangrenaban. Se veía por todos lados mucha escasez y confusión. Escribió que había muchos niños que quedaron sin sus padres y proponía que se construyeran hogares para albergar a todos cuanto se podían. Yo viajé a Haití y al ver la situación me puse a disposición del Señor, y Él me mostró que yo podía construir un hogar de forma rápida y económica ya que soy arquitecto; salvo que la Iglesia no tenía dinero para eso. Llegué a Haití y nunca antes había visto algo tan feo y tan complicado. La gente como hormigas en la calle buscando algo, robando, muchas familias metidas en carpas, baños comunes. A barrios enteros se les suministraba agua potable y eso era tarea de la ayuda humanitaria de varias naciones. Al ver la situación del país le dije al Señor que iba a embarcarme en eso de construir un hogar de niños, pero necesitaba que apareciera alguien que nos diera un terreno, porque, o hacía la casa, o compraba el terreno. Apareció entonces una organización cristiana de Estados Unidos que tenía 800 hectáreas y me ofrecieron ser socios nuestros en todo lo que había que hacer ahí, y nos dieron una en un lugar bien difícil de llegar, tanto que tuvimos que hacer un camino en la falda de la montaña para poder transitar. No entendía por qué me llevaba ahí, por qué me daba eso, donde no había agua ni luz, no había absolutamente nada. Pero bueno, lo acepté como cosa de Dios y nos dispusimos a construir. Tardamos creo un año y algo en construir ese lugar y llevamos más de 20 personas de la iglesia. Lo cierto es que construimos un hogar muy bonito.
Pero, después de muchos años hemos tenido que tomar una decisión. Haití está tomado por bandas armadas, criminales que están dejando muertos tirados en la calle. Estas bandas se pelean por el territorio y entre las cosas que están haciendo es despojar a todos los extranjeros de todo lo que tienen y de todo lo que han construido, y a nosotros nos vienen amenazando ya hace más de un año de que nos van a echar de ahí, diciéndonos que ese lugar les pertenece a ellos. Por un tiempo le hemos caído en gracia a un jefe, pero ese definitivamente nos ha dicho que, o nos vamos de ese lugar o nos matan. Hemos pedido hablar con él y nos mandó a decir que no quiere hablar, que la orden ya está dada.
Tenemos 22 niños en ese lugar, que viven con el matrimonio pastoral que hemos enviado; un ayudante, profesores haitianos, además de gente que hace el mantenimiento, todo eso sustentado por ofrendas. La organización dueña de las 800 hectáreas nos dijeron que nos quedemos tranquilos que ellos van a negociar, pero nos enteramos que se fueron y abandonaron todo. Aun a los vecinos que vivían a nuestro alrededor, habían echado. ¡Nos habíamos quedado solos! Sin más qué hacer, después de haber buscado a Dios en ayuno y oración, hemos tomado la decisión de dejar el hogar de niños porque era muy peligroso quedarse y arriesgar la vida de los niños y de nuestra gente que está a cargo.
Ante tal situación necesitábamos que Dios nos hablara y es acerca de esto que quiero enseñarte lo siguiente. Tú no necesitas que se te abran puertas porque se te pueden abrir puertas que no son de Dios. Lo que necesitas es oír la voz de Dios. Yo tenía que tomar decisiones muy serias. No estaba averiguando cuántas opciones tenía. Quería que Dios hable y obedecerlo sin peros. Cuando hay tres o cuatro opciones, una es de Dios, o ninguna, porque esas cuatro opciones son las que ves, las que te han presentado, en fin. Pero Dios puede tener una opción que tú ni siquiera te imaginas. No tienes que elegir una opción; y yo digo que es muy lindo que hayamos tenido que atravesar por este brete al comenzar el año, porque lo que necesitamos es la dirección del Espíritu Santo. Para qué quiero yo opciones si lo que necesito es la voz de Dios. Cuando Dios habla se terminan las opciones.
¿ES DIOS QUIEN TE GUÍA?
Hay personas que vienen con sus problemas a hablar conmigo y yo les digo que podría hacer tal o cual cosa, pero no les convence. Entonces me pregunto para qué vienen a hablar conmigo si no les gusta lo que les digo. Yo te pregunto, ¿has oído la voz de Dios? ¿Te está guiando Dios? Algunos suponen que sí. No se trata de que supongas que Dios te está guiando, sino que sepas si te está guiando o no. Quiero decirte que, si tienes problemas grandes y serios, no te está pasando nada extraño. Satanás y el infierno odian a las personas por el solo hecho de haber sido creadas a imagen y semejanza de Dios. Él te detesta y va a tratar de que tomes decisiones equivocadas y te va a poner personas que te van a hacer mal, y aun te van a traicionar.
Desde que yo llegué a Uruguay he tenido amigos que me han traicionado, pastores que me han traicionado, gente que me ha difamado. He vivido toda clase de circunstancias adversas. Y como a ti, yo me he preguntado: ¿Qué sentido tiene esto? ¿Por qué Dios permite esto? El Señor te ha plantado en un jardín que es de Él y está produciendo gente para Él. En ese jardín hay quienes se vuelven contra Dios y quienes están a su favor. Él está construyendo un reino eterno, una tierra nueva y un cielo nuevo.
Tal vez tú admiras al rey David y quieres ser como él, pero no vas a ser nunca como el rey David porque eso significa que tienes que atravesar por los graves problemas que pasó él. Conocemos lo que padeció David con Saúl, cómo éste lo perseguía para matarlo porque se puso celoso por cuanto la gente lo aclamaba ya que había vencido al Goliat. Leemos y comentamos sus historias, pero hay vivir en carne propia lo que significa atravesar por circunstancias incomprensibles y preguntarse por qué Dios permite que sucedan.
Es que no podrías entender las explicaciones de Dios porque Él tiene una mente infinita, y tú tienes una mente finita. Así que muchas veces Dios ni siquiera puede explicarnos algunas cosas porque no entran en nuestra cabeza. Tuvo que huir David del palacio y fue perseguido de una manera inconcebible por lo que se fue al desierto y Saúl salió con su ejército a perseguirlo. David se escondió en la cueva de Adulam y ahí se fueron con él los afligidos, los endeudados, y los que se hallaban en amargura de espíritu; quienes fueron a buscar refugio en el hombre que era perseguido y se hicieron amigos de David. Dice la Biblia que David fue hecho jefe de ellos. Y se tuvo que ir a Moab, a una tierra extranjera y pedirle al rey que por favor lo deje vivir allí hasta que supiese que quería a Dios de su vida.
El Salmo 57 es una oración de David, cuyo título es: “Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores”; y dice así a partir del versículo 1: “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos. Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece. Él enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad. Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria. Red han armado a mis pasos; se ha abatido mi alma; hoyo han cavado delante de mí; en medio de él han caído ellos mismos. Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré, y trovaré salmos. Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; me levantaré de mañana. Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de ti entre las naciones. Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria”.
UNA SOLA OPCIÓN PARA ELEGIR: LA DE DIOS
Te cuento que hemos dejado el aliento en la construcción del hogar de niños en Haití. El alma dejamos ahí. Tanto que hemos orado, enfrentando la posibilidad de perder todo eso. Y debíamos decidir si irnos por causa de las amenazas, o quedarnos. La conclusión es que te pasen cosas buenas o cosas malas, lo único importante es que te esté guiando el Espíritu Santo. No puedes salir adelante por tu propia intuición. No puedes salir adelante por lo que sientes. Lo que sientes tiene origen en tu alma y tu alma está corrompida, y Dios la quiere crucificada. Él no quiere la opinión de tu alma, no quiere escuchar que es lo que siente tu alma o que es lo que piensa; Dios quiere que tú escuches la voz de su Espíritu Santo. Tú necesitas sabiduría revelada, no la sabiduría humana. No sirve tu experiencia. Tú necesitas que cada día el Espíritu Santo te guíe y te alumbre porque Dios te está llevando por caminos que tú no conoces. Los caminos de la fe son caminos que nadie ha pasado, porque la fe es la certeza de lo que se espera, y no tiene nada que ver con que tú ya sabes cómo vas a hacer.
Tú no sabes nada; tú necesitas que Dios te hable. No me cuentes las opciones, dime: ¿Qué te habló el Espíritu Santo? ¿Qué te dijo Dios? Porque si tú tienes que definir algo, y viene el Espíritu de Dios y te dice tal y tal cosa, ¿para qué vas a pensar en opciones si la única opción que tú tienes por delante es hacer lo que te manda? No hay muchas voluntades, no hay muchas posibilidades; hay una sola para nosotros y es la voluntad de Dios. Pon delante del Señor tus planes y Él te bendecirá, y te dará lo que hay en tu corazón.
¿Qué planes tiene Dios con tu vida? Es lo más importante que tienes que resolver. ¿Qué tienes tú que andar indagando con tu razón? La sabiduría que necesitas para cada día, el Señor te la da. Y Jesús hablando con sus discípulos les dijo: “Les voy a decir la verdad, les conviene que yo me vaya porque si no me fuera el Consolador no vendría a vosotros, mas si yo me fuere, os lo enviaré. A ustedes, no les conviene que yo siga acá, les conviene que yo me vaya, porque si me voy les voy a enviar a ustedes el Espíritu de Verdad que les va a guiar a toda verdad y estará en ustedes”.
El Espíritu Santo está ahí donde están los creyentes. Y cuando Él venga convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Tu no vas a convencer a nadie de pecado, de justicia, y de juicio. Tu no vas a cambiar a nadie, mas lo hará el Espíritu Santo si está libre dentro ti. El que tiene poder para hacer es el Espíritu Santo, y Él pone ese poder a tu disposición. Yo proclamo que Dios te va a hablar y te va a decir lo que lo tienes que hacer. Si no fuera así yo estaría turbado y no podría ni siquiera predicar. Te estoy hablando con seguridad y con certeza a pesar de lo grave que es la decisión que tuve que tomar, porque descanso en la guía del Espíritu Santo.
Jesús les dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16: 12 al 15).
Ten confianza en Dios, y aunque pasen cosas difíciles y duras, ten la convicción de que en ese lugar está Dios. Cuando Daniel fue echado en el foso de los leones, Él estaba también. Cuando el rey fue hasta el foso le dijo: “Daniel, ¿ha podido tu Dios librarte de los leones?” Daniel respondió: “Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo” (Daniel 6:22).
El apóstol Pablo cantaba himnos en la noche, en la cárcel más profunda…
CONCLUSIÓN
Yo no sé cuál es tu situación, pero qué importa cuál es la situación si en medio de la situación está el Espíritu Santo. Quien tiene esa confianza en el Señor tiene paz. En otro momento yo andaría arrastrándome por el piso diciendo: “¡Señor, vamos a perder todo lo que hicimos en Haití!” A pesar del cansancio, y en cuanto a la situación de Haití yo digo: ¡Qué importa lo que tenga que perder! Un día estaba David en el palacio, otro día estaba en la cueva de Adulam, y escribió un salmo que dice: “Sea exaltado el Señor, sea glorificado su nombre”. Señor, pase lo que pase, yo estoy escondido a la sombra de tus alas. Tú eres mi refugio y eres mi amparo. Está Dios contigo y es la única cosa que te tiene que preocupar. ¿Cómo hago para saber cuál es la voluntad de Dios? Bueno, hacete amigo de Dios. Amalo por sobre todas las cosas. No lo ames porque te dio algo, no lo ames por lo que Él te da, amalo porque Él debe ser amado. No hagas nada si no te guía el Espíritu Santo. Pídele al Señor que se haga cargo. Sí, pero tengo esta persona que se me interpone. Quédate tranquilo que, si hay que sacarla, el Espíritu Santo se va a encargar. Y si te tiene que embromar diez años más, el Espíritu Santo se va a encargar de que te embrome diez años más porque lo estás necesitando.
Te dice el Señor: “Aprende a esperar en mí. Yo estoy contigo. Yo te busqué del mundo y te saqué de la mugre. Yo te voy a sacar adelante”. Entrégale al Señor toda preocupación. Yo estaba esperando a un pastor que se fue de vacaciones a ver la familia a Estados Unidos. Y este pastor me escribió: “Apóstol, disculpe, no es la forma de hacerlo, pero ¿qué quiere que le haga? Me quedo en Estados Unidos”. ¡Me abandonó! Así que tuvimos que resolver a quién mandamos al hogar ese que abandonaron y a la iglesia que abandonaron.
Todos tenemos problemas, pero aprendamos a contar con Dios y a caminar con Él. Con tantos problemas he aprendido a no desesperarme porque ya me di cuenta que no puedo resolver todo. “Padre, queremos bendecir tu nombre, queremos exaltarte y glorificarte por todo lo que vamos a vivir. Nos ponemos en tus manos como iglesia, nos encomendamos en tus manos. Lo que necesitamos es tu misericordia y tu verdad. Necesitamos conocer tu verdad y obedecerte, Señor. Declaramos que tú tienes la sabiduría que necesitamos y la inteligencia que necesitamos. Concédenos oír tu voz y recibir tu consejo sobre cada decisión que tenemos que tomar, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: