Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
INTRODUCCIÓN
Varios pastores y líderes sin habernos puesto de acuerdo llegamos a la conclusión de que en este año hemos vivido nuestra mejor navidad; creo que el sentir que nos ha unido es la alegría de ver la mano maravillosa de Dios sobre tanta gente. Personas por las que nadie ha sabido qué hacer para sacarlas adelante, pero Dios sabe y puede, y lo hemos visto. ¡Eso nos alegra en gran manera! Cada año son más las personas que desean participar con nosotros de la navidad, de una mesa en paz. Hemos vivido un tiempo lindo gracias a las personas que nos han confesado que nunca habían pasado una navidad en familia o que nunca han disfrutado una navidad en paz.
Hoy quiero compartir contigo una palabra de parte de Dios, la cual señala que Él hará cosas mayores. Hoy Dios nos da una promesa: ¡Él nos hará subir a un nuevo nivel espiritual! Vamos a entrar a una nueva dimensión del Espíritu, subiremos un escalón más alto del nivel sobrenatural para que podamos salir adelante en las circunstancias que se nos presentarán y Dios promete que mientras más oscuridad venga sobre las naciones, más luz habrá en la iglesia. ¡No sé si todos los cristianos van a disfrutar esto pero yo me he propuesto vivirlo!
DIOS PROMETE LLEVARTE A UN NUEVO NIVEL
El hombre busca la paz por todos lados, pero pronto se va a revelar el Príncipe de la paz, ese a quien nosotros invocamos declarando: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Esa es la paz que la Biblia menciona: La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, que guarda nuestro corazón y nuestros pensamientos en Cristo Jesús, de tal manera que ninguna guerra nos la quita, ningún problema familiar o económico nos la quita porque lo que Dios da no te lo puede quitar el diablo, ni la familia ni el estado. ¡Yo tengo paz porque Dios me la da y lo que Dios promete es una nueva dimensión de paz en un mundo convulsionado! ¡Dios promete una nueva dimensión de fe en un mundo que no quiere creer! ¡Dios quiere hacerte crecer en fe, ahora!
Tienes que creer lo que Dios te dice hoy y tienes que esforzarte porque vienen tiempos en que el nivel de fe que tú tienes ahora no servirá para nada, no alcanzará. El nivel de paz que tienes ahora no alcanzará, necesitarás una nueva dimensión de fe, una nueva dimensión de paz. La esperanza que hoy tienes no te alcanzará, necesitarás una nueva dimensión de esperanza porque satanás, el príncipe de este siglo está batallando para robarle la fe a los creyentes. ¡El sistema del mundo, la corriente de este mundo está trabajando contra la fe de los creyentes! Éstos comienzan a debilitarse y pierden la fe; tal vez te sucede que oras pero tienes la sensación de que Dios no te oye o no te contesta. ¡Qué duro es eso! Les he preguntado a algunos hermanos qué sienten cuando tienen esa sensación de que Dios no les escucha y uno me respondió: “La fe se me viene abajo”; otro señaló: “Empecé a perder toda esperanza” o “comencé a enfriarme”. ¡Y yo les respondí que justamente no tienen fe!
Hoy quiero enseñarte que la fe no se detiene ni siquiera ante Dios. Si Dios guarda silencio, la fe no se detiene, pero necesitas un nivel de fe de tal manera que no suceda que te vengas abajo si sientes que Dios no te contesta. ¡Yo haré que Dios me responda! Muchos dicen: “Me dio la impresión de que Dios estaba enojado conmigo”. Pero yo digo: ¡Si tengo fe haré que a Dios se le vaya el enojo! Tienes que subir a un nivel mayor de fe y Dios quiere ayudarte en este sentido porque Él necesita gente con una mayor dimensión de fe. ¡La gente que tiene fe es la que produce milagros! A través de la fe entramos en la dimensión sobrenatural de Dios. Si no estás produciendo milagros estás viviendo en un nivel de fe demasiado chato porque Dios es Dios sobrenatural, es Dios de milagros y Él nos ha escogido para vivir en su dimensión.
Marcos 4: 35 al 41 dice: “35Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 36Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 37Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 38Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 39Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. 40Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?”
Los discípulos quedaron atónitos, no entendían nada. Jesús les dijo “pasemos al otro lado” y se fue a dormir; ésta es una visión de la historia, la otra visión es la que experimentaron los discípulos. Se levantó una tormenta de viento, las olas se elevaban y caían dentro de la barca. Si yo fuera diablo trataría de robarte la fe porque al hacerlo te robo los milagros y la esperanza. ¡Si puedo robarte la fe, te robo la vida victoriosa, te robo la paz! Y el diablo genera circunstancias para que entremos en temor, en duda y en incredulidad. ¡Pero quiero decirte que hoy tenemos que hacer un pacto con Dios de fidelidad y de fe en su palabra! Jesús dijo: “Pasemos al otro lado”. Yo te digo que hoy salimos de un nivel espiritual de fe y entramos en otro nivel, pero debemos creer a la palabra de Dios porque pronto vendrá la tormenta. Detrás de lo que Dios te promete viene una prueba para verificar tu fe, es la prueba que viene por causa de la palabra. Tú, hoy recibes palabra de Dios, si quieres puedes entrar, pero si dudas o te vuelves timorato te quedas atrás. ¡Yo te adelanto que el nivel de fe que hoy tienes no te va a alcanzar para mañana!
CREER EN DIOS Y NO EN LAS CIRCUNSTANCIAS
¡Vale más lo que dijo Jesús, que la tormenta! Si pones tu mirada en lo que Él dijo saldrás adelante, en cambio, si pones tu mirada en la tormenta te amedrentarás y perderás la fe. Los discípulos olvidaron que Jesús dijo: “Pasemos al otro lado”. Tú no te olvides que Dios hoy te está diciendo: “Pasemos al otro lado”. Que esta palabra quede grabada a fuego en tu corazón. ¡Necesitarás más gozo del que hoy tienes, necesitarás más esperanza y más fe de la que hoy tienes!
Ahora, los discípulos como pescadores, eran entendidos en vientos y tormentas y conocían bien el mar de Galilea, más que Jesús, ellos sabían bien qué tipo de tormentas hundían barcos. Así que despertaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, ¿no te das cuenta que perecemos?” El Señor se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: “¡Calla, enmudece!” Al instante se hizo grande bonanza. Cuando se calmó todo, miró a los discípulos y les dijo: “¿Por qué están tan amedrentados? ¿Por qué no tienen fe?” Aquí hay otro detalle: Quien tiene miedo, quien tiene temor, está creyendo pero no en Dios. El temor es una fe negativa. ¡O crees la palabra de Dios o crees lo que te predica las circunstancias!
Hay gente que vive angustiada, deprimida, atemorizada, o le crees a la palabra de Dios o le crees a la tormenta.
Pase lo que pase con la tormenta, si Jesús dijo: “Pasemos al otro lado” iremos al otro lado, con o sin tormenta. Te tienes que tomar de esto y tienes que creer porque vendrá la tormenta y tendrás que enfrentarla. ¡He visto la mano de Dios en este año! ¡He visto cosas maravillosas que se van a multiplicar!
Te estarás preguntando: ¿Para qué será el próximo nivel de fe? Yo no puedo decir que no he visto la mano poderosa y misericordiosa de Dios. ¡Lo he visto a Dios obrar en mi propio corazón! Porque Él tiene que trabajar en nuestro corazón para que lleguemos a ser sensibles a lo que Él es sensible. Dios es sensible al dolor de los más quebrantados, de los más débiles, y a esta gente que Él está rescatando, les está dado un nivel de fe tal, que si te descuidas, te pueden pasar por encima a ti. ¡Mirarás de lejos a los profetas que Dios está levantando, a los predicadores y a los hacedores de milagros!
Yo estoy viendo cómo Dios está obrando apresuradamente; en poco tiempo un chico cambia repentinamente su expresión, su cara y sus pensamientos, porque Dios está obrando poderosamente y Él aumentará su gloria y su poder al rescatar a lo vil y menospreciado, lo que no ha sido amado, sino que ha sido desechado.
Jesús le dijo a los discípulos: “¿Cómo es posible que no tengan fe?” ¡Si ya han visto obrar a Jesús!
LA INSISTENCIA DE LOS DOS CIEGOS
Jesús sale de una ciudad y se va a otra, lo siguen unos ciegos gritando: “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Mateo 9:27 al 29). Dice la Biblia que Jesús los llamó y les dijo: “¿Creéis que puedo hacer esto?” Imagínate a Jesús caminando por las calles polvorientas, llenas de piedras con sus discípulos y los dos ciegos detrás de ellos a los tropezones gritando: “¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de nosotros!”
Hay cosas que no entiendo: ¿Por qué Jesús no se da vuelta enseguida y habla con los ciegos? ¿Por qué no hace el milagro? Jesús se mete en la casa y allá van los ciegos y se meten detrás de Él. Ellos le dicen: “Señor, queremos que nos sanes”. Jesús les pregunta: “¿Ustedes creen que yo puedo hacerlo? Los ciegos le dijeron: “Sí, Señor” a lo que Jesús les responde: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”. ¡Y al instante vieron!
A veces, Jesús se demora, pero es para ver si tienes fe o no. Los ciegos podrían haber dicho: “Bueno, ya se fue y no nos contestó. La quedamos, estará enojado con nosotros, estaremos cargando con algún pecado.” Podrían haber pensado cualquier cosa, pero los ciegos tenían fe y no estaban dispuestos a una negativa de Jesús. ¿Tú eres de esa clase de personas? Dice la Biblia que nuestra fe es más preciosa que el oro. ¡Es muy importante tu fe! Quiero decirte que aunque Jesús no te conteste, tu fe obtendrá de Jesús lo que ésta dice que obtendrás de Él. ¡La fe no se detiene! ¡La fe no se debilita ni se derrite! ¡La fe no se cae!
LA FE DE LA MUJER SIROFENICIA
En una ocasión, una mujer sirofenicia le pide a Jesús: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio” (Mateo 15:22). Dice la palabra de Dios que Jesús no le respondió palabra pero la mujer insistía; al final los discípulos le rogaban a Jesús que la echara. El Señor responde: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel… No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. El ministerio de Jesús era específicamente para los judíos. Cuando éstos rechazaran a Jesús, entonces el evangelio sería predicado a los gentiles. La mujer era una gentil, pero no se resignó. Dice la Biblia que Jesús iba caminando pero la mujer se postró delante de Él y le dijo: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. “¡Dame mi migaja!” Jesús le respondió: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres”. ¡Acabo de cambiar de opinión! ¡Sea hecho conforme a tu fe! Y en el mismo instante la hija fue sana. ¡Fue libre!
¡Tú vas a subir a un nuevo nivel de fe! Ya no te va a deprimir si Jesús no te contesta, ya no te asustará una tormenta, ya no te va a asustar una enfermedad. ¡Dios te dará una nueva dimensión de fe!
¡Yo quiero ver la gloria de Dios en tu vida! ¡Quiero saber de los milagros que Dios hace a través de ti! ¡No nos alcanzan los pastores para ministrar a la gente! Un empresario amigo me preguntó en qué me puede ayudar para abrir más comunidades y le dije que orara porque necesitamos obreros. ¡El problema no es el dinero sino que no hay obreros! ¿Dónde están las vidas consagradas? ¿Dónde están los obreros que dan su vida así como Cristo dio la suya por nosotros? ¡Nosotros tenemos que dar nuestra vida por nuestros hermanos! ¿Te alcanza la fe para dejar de depender de tu negocio, de tu trabajo? Como hizo un hermano que vendió la casa y se fue con su familia a vivir a un centro comunitario donde todos los días se escuchan tiroteos.
Ya te veo temeroso, se te vino una tormenta. ¡Ah maestro que perecemos! ¡Algo grande sucederá! ¡Cuando tengas fe ya no tendrás miedo de dejar todo! ¡Dios quiere llevar a la iglesia a un nuevo nivel de fe!
Gabriel había tardado años en comprar su casa; había armado una cooperativa a través de la cual consiguieron un préstamo, y construyeron las viviendas por ayuda mutua. ¡Años! Cuando le entregaron la vivienda le pregunto: “¿Y qué vas a hacer ahora? ¡Tenés que ir a un centro comunitario!” Nosotros hicimos como dice la Biblia, se casó y lo dejamos por un año viviendo en esa casa, pero pasado un tiempo le pregunté: “¿Qué vas a hacer con la casa?” Me responde: “¡La vendo!” Hoy está a cargo de un centro comunitario donde viven quince madres y treinta y dos niños; una de esas madres es la que vivió la navidad pasada en la calle con seis hijos, uno de ellos autista. En esta navidad el niño autista recibió regalos, esta vez se sentó a comer en una mesa. ¡Puedo decirte que está mejorando sensiblemente!
Yo creo que Dios hará grandes sanidades, yo creo que sacará adelante gente que está muy frustrada. Yo veo a muchos que lo único que saben es perder. ¡Algo tiene que hacer Dios contigo! ¡Arrepiéntete! Hay gente que parece un hámster dando vueltas y vueltas en la ruedita. ¡No van a ningún lado! ¡Pero Dios quiere hacerte salir a otro nivel! Hay muy pocos milagros donde estás, hay muy poca vida espiritual y todo vendrá cuando puedas creer. ¡Cuando venga la fe, vendrá la esperanza, vendrá la fuerza, vendrán los proyectos! ¡Cuando venga la fe, vendrá la visión! ¡Cuando la visión venga también vendrá la provisión! ¡Todo comienza con fe! ¡Todo se hizo por la fe! No hay ningún bien que el creyente reciba que no sea por la fe y si recibes algo que no proviene de la fe no sirve para nada, deséchalo. ¿Estás dispuesto a creer?
Marta vivía al lado de mi casa y se hacía la dura, yo salía a la vereda y la veía con su novio, a quince metros, y el corazón se me estrujaba. El muchacho vivía lejos, así que cuando se iba yo aprovechaba y me le declaraba a Marta. Estuve dos años luchando entre creer y no creer y la tormenta era grande porque ella había llegado a concretar fecha para casarse con su novio. ¡Tenían la heladera comprada, la cocina y la fecha para casarse!
En el principio era la palabra y la palabra estaba con Dios y la palabra era Dios. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). ¡Jesús es la palabra de Dios! Quien cree en su palabra cree en Jesús y quien cree en Jesús, cree en la palabra de Dios. Yo abría la Biblia y le pedía a Dios que me hablara y Él me decía cosas tan lindas como lo que está escrito en Marcos 11:23: “23Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.
Este pasaje me enseñó que no solamente hay que orar sino creer que lo que yo digo va a suceder. La Biblia hace referencia a “cualquiera que tiene fe y le dice a una montaña”. ¡No se le ora a la montaña! Había un cristiano que decía que si oraba con fe para que la montaña se eche en mar, sucedería, y un incrédulo le dijo: “Bueno, ponete a orar a ver si la sacas.” El creyente se arrodilló y comenzó a orar, pidiéndole a la montaña que se salga de donde está y se plante en al mar; oraba y oraba pero no se animaba a levantar la vista, después de orar un rato miró pero la montaña no se había movido, entonces dijo: “¡Ya me parecía!” Pregunto: ¿Para qué estaba orando si le parecía que no se iba a mover? Lo que sucede es que no hay que orar. ¡Hay que ordenarle a la montaña! Y esto lo puede hacer cualquiera que creyere en su corazón que lo que diga le será hecho: “23Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Marcos 11:23).
CONCLUSIÓN
¿Estás dispuesto a abrir tu corazón? La fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. Si puedes creer, ya, ahora, estás entrando en la nueva dimensión de Dios. ¡Vivirás un año diferente! Este año que ya termina tal vez fue bueno, pero dice la Biblia que Dios nos lleva de gloria en gloria y de victoria en victoria. ¡Las glorias de Dios son cada vez mayores y las victorias son cada vez mayores! ¡Dios lo hará para tu satisfacción, para que tengas gozo! ¿Lo puedes creer?
Donde estés, levanta tu mano derecha al cielo. Quiero orar por ti: “Padre, yo bendigo esa mano que se ha levantado en señal de fe. ¡Toca las vidas Dios! Desato el poder de la fe en cada persona, en el nombre de Jesús. Ahora, sana las enfermedades, Dios mío. Si tienes alguna enfermedad, sé sano, ahora, en el nombre de Jesús, sé bendito en el nombre de Jesús, sé libre de ataduras, sé libre de maldiciones en el nombre de Jesús. Padre, yo bendigo esa mano levantada, en tu nombre, declaro salvación, sanidad, para tu gloria. Proclamamos que en este día comenzamos en el espíritu de un nuevo desafío para nuestras vidas personales y para nuestro ministerio, en el nombre de Jesús hacemos esta oración, amén”.
ANEXOS: