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INTRODUCCIÓN
Hay áreas de nuestro ser que si las descuidamos, quedan dormidas, y lo más importante es nuestro espíritu. Cristo vino a darnos vida dice la Biblia, pero aclaremos que el Señor vino a darnos vida espiritual. Vino para perdonar nuestros pecados con el objeto de vivificar, darle vida o hacer vivir nuestro espíritu. Cuando le pedimos a Dios que despierte nuestro espíritu, no sólo me refiero a que estamos dormidos; hablamos también de la muerte espiritual.
El espíritu del hombre que ha pecado está muerto; esto significa que está desconectado de Dios y no entiende las cosas de Dios, no ve ni piensa como el Señor, tampoco hace como Dios porque está muerto. En la Biblia se habla de un dormir que es el dormir de la muerte y Dios hoy quiere despertar tu espíritu. Quiero mostrarte la diferencia entre tener el espíritu dormido y tenerlo despierto, es por eso que te invito a leer Esdras 1:1: “En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra de Jehová anunciada por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro, rey de Persia…” para que se cumpliera la palabra de Jehová, que había dado setenta años antes por boca de Jeremías.
Setenta años antes del primer año del reinado de Ciro, Dios había anunciado que los babilonios o caldeos destruirían Jerusalén y también el templo; entonces, fue llevado cautivo el pueblo de Israel a Babilonia. Después de los babilonios tomaron control del mundo antiguo conocido, los medos. Así que los caldeos quedaron cautivos de los medos; pero el pueblo de Israel continuaba cautivo, ahora, de los medos. Y pasado el tiempo llegaron los persas, quienes ocuparon entre otras tierras, lo que sería en la actualidad, el territorio de Irán. Y los persas también hicieron cautivo a Israel. El rey Ciro, no era un hijo espiritual de Dios, y para despertar su espíritu, tenía que intervenir alguien con mucho poder. Los médicos no saben nada de esto y no hay remedio para despertar el espíritu de la muerte. Solamente Dios lo puede hacer, y si lo hizo con Ciro, ¿cómo no lo va a poder hacer contigo?
DIOS DESPERTÓ EL ESPÍRITU DE CIRO
Ciro era muy perverso, era un rey idolatra. En Persia había toda clase de dioses y templos; era una potencia sumamente idolátrica. Pero un día Ciro es despertado: “…despertó Jehová el espíritu de Ciro, rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito en todo su reino, este decreto”. Y a continuación leemos en Esdras 1:2: “Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá”. ¡Realmente se despertó! Era inconcebible lo que se le había metido en la cabeza a Ciro. Éste les cuenta a todas las naciones que estaban bajo su poder lo que Dios le había ordenado. Se despertó maravillado porque se le había ocurrido una buena idea, encima se da cuenta que fue Dios quien le había hablado.
Persia era una nación muy dura. En la secundaria nos enseñaban que los persas despellejaban a sus enemigos y los colgaban en jaulas en las calles para mostrar el terror que causaban. ¡Eran realmente malvados! Mas la Biblia señala que Dios despertó al rey Ciro de Persia, y un día amaneció bueno. Era malo, pero al despertar veía las cosas distintas y pensaba distinto; y los planes que tenía hasta entonces, ve a saber a dónde fueron a parar. De pronto surgieron los planes de Dios en el momento preciso, porque Jehová de los ejércitos había declarado que en setenta años, Él, despertaría a su pueblo y volverían a Jerusalén, y edificarían la ciudad y el templo. Dios puede despertar el espíritu de una persona que no sabe nada de Él, que le tiene bronca y ni siquiera sabe que está peleando contra el Señor. Y Dios en su misericordia interviene y la despierta. Dile: ¡Dios, despierta mi espíritu! Hay personas que no son idolatras, pero tienen el espíritu dormido.
El pueblo de Israel estuvo cautivo por setenta años. Muchos de los que habían sido tomados cautivos, habían llegado en brazos de sus madres, siendo bebés; y en ese momento en que el espíritu de Ciro fue despertado tenían ya, setenta años. Habían sido criados en esclavitud y se habían acostumbrado a su condición de esclavos. También habían edificado casas en la esclavitud, trabajaron en sus negocios y criaron hijos en esclavitud. Estaban acomodados en esa condición de vida. Entonces, de pronto, comienzan a suceder cosas que sorprenden. Y Ciro habló estas palabras a los israelitas: “Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea Dios con él, suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Jehová, Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde habite, que las gentes de su lugar lo ayuden con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén” (Esdras 1: 3 y 4).
¡Sólo Dios puede hacer esto! Tenía un pueblo bajo esclavitud y de pronto decide hacer un templo a Jehová de los ejércitos, Dios de los judíos y permite que todos los que quisieran, volvieran a su ciudad. Encima pide que la gente del lugar les done oro, plata y madera. Y esta es una orden del rey Ciro, rey del imperio más importante en ese momento. Aunque había algunos que estaban bien acomodados en la esclavitud; ya se habían edificado casas, les habían nacido hijos, tenían sus negocios, etc. No era fácil volver a Jerusalén y abandonar todo lo que tenían en Babilonia o en Persia. Sin embargo, Ciro dio la orden de parte de Dios; no dio la orden un profeta o un sacerdote, sino que fue el mismo rey. Dice la Biblia a continuación en Esdras 1:5: “Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén”. No sólo despertó Dios el espíritu de Ciro, sino también el espíritu del pueblo para que se cumpliese la palabra que había sido profetizada setenta años antes.
Dios es un Dios de poder y Él quiere hacer cosas importantes en tu vida y en tu nación. Yo te anuncio que viene un gran avivamiento a Uruguay. Hace veintisiete años vengo predicando que en Uruguay veremos la gloria de Dios. Estamos creyendo que Dios hará cosas maravillosas. Si lo hizo con una nación perversa como Persia, ¿cómo no lo hará con nosotros? Y yo creo que Uruguay, una nación pequeña que tiene el más bajo porcentaje de cristianos evangélicos de toda Latinoamérica, Dios la va a poner por ejemplo, y va a mostrar al mundo que Él puede despertar el espíritu de muchos que están cautivos. Dile: ¡Dios despierta mi espíritu!
Se levantó pues, el pueblo y se fueron a reedificar Jerusalén y a reconstruir el templo. Te voy a contar qué es lo que sucede cuando un espíritu se despierta. Cuando el espíritu está muerto o dormido, el ser humano vive a expensas de la inteligencia del alma, de los pensamientos y emociones del alma, y el alma tiene una mirada muy corta y natural. Digamos que la percepción del alma no tiene que ver con cosas espirituales, o sea que no son espirituales las cosas que piensa o siente el alma. El alma ha sido contaminada por el pecado y está muerta y ciega a la verdad de Dios. Esa alma no oye bien a Dios, entonces cuando Dios habla, entiende distinto a lo que Dios dice. El hombre que tiene el espíritu dormido, entonces, vive a expensas del alma. La percepción que tiene el alma es a través de los cinco sentidos: tacto, gusto, olfato, oído y vista, y todo eso es chato y natural, no es trascendente.
Todo lo que viene del alma es meramente humano y todo lo que viene del espíritu es eterno. Dice la Biblia que Dios ha puesto eternidad en lo que ha hecho, por lo tanto, lo que se ve de ti no es la realidad. La realidad es que Dios ha puesto eternidad en ti y en todo lo que Él hace. Pero, quien no tiene su espíritu despierto, no ve la obra de Dios; no sabe cómo hacer la obra de Dios, pero además no tiene el poder, la visión y el fuego que se necesita para hacer la obra de Dios. Las obras de Dios tienen eternidad. Por eso el apóstol Pablo dijo que debíamos ver lo que no se veía. Leemos en 2ª de Corintios 4:18: “…no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. Nadie que se guíe por la lógica humana podrá hacer cosas divinas. Nadie que se guíe por el discernimiento humano podrá hacer cosas eternas y trascendentes. Por eso necesitamos que Dios despierte nuestro espíritu. Cuando Dios despierta el espíritu, la persona comienza a ver lo que no veía y a entender lo que no entendía. Comienza a oír, no con los oídos físicos sino los oídos del espíritu; comienza a ver, no con sus ojos físicos sino con los ojos del espíritu. Y aparecen en el corazón del hombre cosas que nunca se imaginó, que no vio ni pensó. Así dice 1ª de Corintios 2:9 “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
DIOS DESPERTÓ MI ESPÍRITU
Los que le aman son vivificados, y sus espíritus son despertados. Hace unos treinta años más o menos, Dios despertó mi espíritu; yo era cristiano desde la cuna, pero vivía conforme a mis sentidos, a mis emociones y a mis pensamientos. Y cuando Dios despertó mi espíritu, desde ese entonces he hecho cosas que nunca me había imaginado. ¡Yo estaba ciego!
Cuando Dios despierta tu espíritu comienzas a ver lo que no veías y a entender lo que no entendías. En el Getsemaní Jesús les dijo a los discípulos que estaban con Él: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41). El espíritu puede, pero la carne no; el espíritu ve, la carne no, el espíritu entiende, pero la carne no. La carne no entiende ni acepta las cosas de Dios. Leemos una exhortación del apóstol Pablo que encontramos en Gálatas 5: 16 y 17: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”. El espíritu es enemigo de la carne y la más tonta enemiga de Dios es la carne. Esta quiere pelear contra Dios, pero se da contra una pared. Y el hombre es transformado cuando su espíritu es vivificado.
Ciro, era un príncipe persa, y desde que nació había sido preparado para ser duro y hacerles la guerra a sus enemigos. Fue preparado para aplastar a los esclavos; formado en cuanta religión había, invocando toda clase de dioses. Ciro estaba bien formado por los demonios, quienes habían diseñado su manera de pensar. En su inconsciente, él tenía ideas que los demonios habían infundido desde niño por medio de los endemoniados que le enseñaban, y él no era un hombre que amaba a Dios. Sabe que los demonios, desde antes que tú nacieras, han intentado formatearte al modo de pensar y de sentir que ellos quieren. Todo el tiempo están generando circunstancias, haciéndote escuchar frases, creando conflictos familiares y personales, problemas económicos y laborales, que te debilitan y te hacen sentir fracasado; al punto de que no puedas creer, porque tú interpretas que la realidad es lo que ves, pero no entiendes que la realidad es lo que no ves.
Los demonios te han estudiado desde que naciste, conocen tus debilidades, te han visto fluctuar. Han estudiado los pensamientos y deseos que tienes, y buscan servirte en bandeja esas cosas que tu debilidad anhela. Aun desde el vientre de tu madre los demonios han venido trabajando. Por ejemplo, le han puesto a tu madre la idea de que eres un hijo no deseado o una hija no deseada y la han influenciado para que abortara. Entonces tu madre se afligía y como pensaba que eras un estorbo consideraba abortarte porque no estaba feliz de que hayas sido concebido. Y los estados de ánimo de las madres influyen sobre los hijos. Aun la música que escucha la madre en estado de gestación afecta al hijo para bien o para mal. Lo que come la mujer también afecta al hijo o a la hija. Y si la madre tiene temores, esos temores generan sustancias en su cuerpo que afectan al niño. Por lo tanto, un niño, desde el momento que nace puede ser retraído o puede tener un espíritu de rechazo. El diablo y sus demonios desean verte fracasar, desean verte turbado, atemorizado, angustiado para que no conozcas, no veas y no creas que Dios tiene algo mucho mejor para ti. Sucede que hay cristianos que conocen la palabra de Dios y han llegado a tener su espíritu dormido. Les afecta la falta de dinero, los problemas laborales, y les afecta lo que se dicen de ellas. No te dejes seducir por la visión del alma, pídele a Dios que despierte tu espíritu. Me imagino el espanto de los demonios cuando Ciro se despertó y decidió llevar a cabo lo que Dios le había ordenado. Trabajaron toda la vida para que éste sea un canalla y ahora lo escuchan decir que le iba a construir un templo a Jehová de los ejércitos. “¿De dónde sacó semejante idea si lo hemos programado para que sea un infame, para que sea una persona temible y terrible? ¡Ahora quiere hacerle un templo a Jehová!” Es que Jehová de los ejércitos despertó el espíritu de Ciro.
Cuando una persona tiene su espíritu despierto, tiene nuevas inclinaciones; no teme enfrentar barreras y circunstancias difíciles. Te han dicho que tienes que estudiar para llegar a ser alguien, pero yo te digo de parte de Dios que antes de que empezaras a estudiar ya eras alguien. ¡En el corazón de Dios eres un proyecto extraordinario! Tienes que saber quién eres, no por un título; tienes que saber quién eres porque Dios te ha creado para su gloria y tiene planes contigo.
Leemos en 1ª de Corintios 2:9: “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. Cuando Dios despierta el espíritu, puede hablar con la persona y revelarle cosas; y esa persona puede entender qué es lo que Dios quiere de ella. Hay creyentes que aún no saben qué es lo que Dios quiere de ellos y ni siquiera se lo han preguntado. Ellos creen que con ser buenos basta, ya es un buen cristiano porque se lleva bien con la familia y con los vecinos. ¡Eso también lo hacen los incrédulos! ¡Dios tiene proyectos trascendentes para ti! ¡El Señor ha puesto eternidad en ti! Tu espíritu no es sólo para aquí abajo sino también para la eternidad. Es tu espíritu que te hace familia de Dios; es tu espíritu vivificado que te hace hijo de Dios y el que hace que tengas naturaleza divina. No te estoy diciendo herejías. Dios ha provisto que el Espíritu Santo engendre su vida en tu vida; vida de Dios, vida trascendente. No de ángeles, de arcángeles, de querubines o serafines. ¡ADN de Dios! ¡Engendrado por el Espíritu Santo! Cuando Dios despierte tu espíritu, verás cosas que no ves con tus ojos físicos; oirás y entenderás cosas que no se ven ni se entienden con los sentidos. ¡Dios te va a enseñar a ver su verdad! La realidad no es lo que ves; la realidad es lo que Dios ve.
Yo no me veía pastor, ni quería; desechaba la idea y la posibilidad de serlo. Pero cuando Dios despertó mi espíritu me hizo pastor. Aun, después de veintisiete años de ser pastor, me pregunto qué me vio Dios para semejante llamado. Yo no tenía nada para ser pastor. En el año 2010 hubo un terremoto en Haití y para mí fue una noticia más. De hecho, un amigo que trabaja para la ONG “Médicos Sin Fronteras” me mandó una carta. Éste, apenas sucedió el terremoto, fue a Haití por lo que me escribió contándome que la tarea más abrumadora que debían hacer era amputarles las extremidades a las personas. ¡Algo terrible! Si hubieran tenido penicilina, la gente se podría haber salvado, pero como no había, debían amputarle los miembros para que no se engangrenaran y murieran. También me contó que antes del terremoto había muchos niños huérfanos, pero después de la catástrofe se habían multiplicado. Recuerdo la frase que me escribió: “Se van a necesitar orfanatos aquí”. Yo leí esa frase y me estremeció…
Si Dios no hubiera despertado mi espíritu, yo hubiera seguido de largo. Como muchos que leen la Biblia, pero siguen de largo porque les aburre, porque no la entienden. Es que tienes dormido el espíritu. Vives en la carne, pero la carne no entiende ni discierne las cosas de Dios. Para el hombre natural las cosas de Dios son locura. ¡Así lo dice la Biblia! Vino a mi mente la idea de construir un orfanatorio en Haití. Pero me empecé a preguntar con qué dinero, cómo lo iba a hacer, dónde iba a comprar los materiales. Y empecé a averiguar en los países cercanos a Haití. No era fácil, y mis pensamientos comenzaron a enredarse. Aunque ya se había afirmado en mi corazón que debía hacer un hogar de niños en Haití. Entonces, en un campamento de jóvenes desafié a los acampantes a alistarse para hacer esta tarea ya que necesitaba formar un equipo que fuera a construir el hogar. Yo tenía miedo, y el miedo es el más grande enemigo de la fe. El enemigo usa el miedo como arma para que no hagas la voluntad de Dios. Te va a infundir temores en cuanto a que dirá tu familia y te meterá pensamientos para que desistas de hacer la voluntad de Dios, y hay gente que ha desistido de hacer la voluntad de Dios. Hay quienes saben que Dios los llamó y para qué los llamó, pero lo han postergado por el trabajo, por la familia, por la casa, etc.
Cuando llegué a Haití por primera vez, ¡qué terrible era el panorama! Me llevaron a un cementerio donde había una gran mancha negra en el suelo y era ahí donde amontonaban a los muertos y los quemaban. Por causa del terremoto comenzaron a pulular las pestes. Estando allí, llorando le pregunté a Dios: “¿Señor, es verdad que tù me has mandado a construir un hogar de niños aquí?” Y lo desafié diciéndole: “Si me das un lugar, si consigo un terreno para hacer el hogar, entonces lo haré. Yo no tengo dinero para construir un hogar y mucho menos para comprar un terreno. Y no voy a comprar un terreno si no voy a tener dinero para edificar”. Entonces Dios movió su mano y un ministerio de Estados Unidos nos concedió un lugar para edificar el hogar de niños. Todo era difícil, pero la visión estaba.
Veintiuna personas de Uruguay se anotaron para ir a construir el hogar. Durante una año y medio o dos, el equipo se estuvo reuniendo semana tras semana para orar y ultimar detalles. Llegada la fecha de partir, me di cuenta que faltaban mujeres en el equipo; ya que los hombres tenían que estar en la obra, las mujeres debían hacer la comida y otras tareas. Recuerdo que había una joven que se arrodillaba en cada culto, y con su cabeza en el piso lloraba pidiéndole a Dios que le mostrara su voluntad. Ella tenía proyectos personales, pero cuando le dije que me estaba faltando una mujer en el equipo, se sorprendió. Entonces le pedí que me contestara si era ella la mujer que Dios quería que conformara el equipo que iría a Haití. Me preguntó cuánto tiempo le daba para responderme y le dije que a lo sumo dos días, entonces me llamó y me dijo: “Pastor, si Dios me quiere en Haití voy. Estoy dispuesta a dejar todo”. Fue a contarle a sus padres la novedad y los dos que no eran creyentes, le dijeron: “¿A dónde te vas?” “A Haití” responde Carolina. “¿Qué vas a hacer allá? ¿Qué va a pasar con tus estudios?”
Cuando Dios despierta tu espíritu, surgen proyectos que ni imaginabas y tampoco sabes cómo explicarlo. Y no todos van a estar de acuerdo con tu decisión. Los padres le preguntaron cuándo volvía y ella dijo que no sabía si volvía a Uruguay, pero ellos podían ir a visitarla. Entonces, ellos la sentenciaron: “Si te vas a Haití olvídate que eres nuestra hija y que somos tus padres”. Ella llorando les dijo, “ahora no lo entienden, pero más adelante lo van a entender”. ¡Y viajó a Haití! Estando allá el diablo le decía: “Mira lo que hiciste con tus padres. No los has honrado. Ahora tus padres nunca se van a entregar a Cristo”. Entonces le daba vueltas en la cabeza el pensamiento de que los padres se iban a ir al infierno.
No tienes idea del precio que tienes que pagar por ser un instrumento en las manos de Dios. ¿Eres capaz de aceptar que no importa lo que tengas que perder, aun así vas a servir a Dios? Dios necesita gente que renuncie a sus proyectos porque quiere que hagamos su voluntad y no la nuestra. Junto con Carolina y los otros, iba la líder del grupo, Angelita; cuando ella llegó a Santo Domingo, al ser ella colombiana, necesitaba visa para ingresar al país. Así que no pudiendo hacer nada en ese momento, se tuvo que regresar y quedó como líder del grupo, Carolina. Ya en Haití, en pocas semanas había quedado demostrado que ella era la líder que Dios había predestinado para el hogar. Carolina ha hecho en Haití lo que nunca se imaginó, y ni se había preparado para esa tarea, pero lo ha logrado con la ayuda del Señor. Se cumple una vez más la palabra de Dios que dice: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
CONCLUSIÓN
Dios despertó el espíritu de Ciro para que se cumpliese la palabra dada por Jehová a Jeremías setenta años antes. Dios despierta el espíritu de los cristianos para que hagan su obra, aquello que Él ya ha diseñado desde antes de la creación del mundo. ¡Dios no te quiere de calienta asiento! ¿Crees que Dios te quiere para que cumplas tu voluntad o los deseos de tu corazón? Los deseos que se van a cumplir son los deseos que están en su corazón. Jesús nos ha enseñado a orar así: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Por lo tanto, vas a tener que entender que tienes que deponer tus pertenencias, tus amores, y todo aquello que te ata para hacer aquello que Dios ha planeado que hagas. Debes dejar tus temores de lado porque éstos te paralizan. El temor es un arma que usa el diablo para frenarte: “No voy a poder, no tengo facilidad de palabras, no tengo recursos… ¿Me dará Dios los recursos? ¿Pasaré hambre?” ¡Si estás en los planes de Dios, el Señor te dará! Él es el sustentador de sus planes. Quien tiene su espíritu activado, tiene la gloria, el poder, tiene el fuego y la unción de Dios. Y Dios tiene planes con tu vida y con tu nación. Pero el que no esté dispuesto a renunciar a lo que lo ata, no podrá hacer la obra de Dios.
Eliseo era un hombre de Dios; leemos en 2ª de Reyes 6: 8 al 15: “Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento. Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí. Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse. Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel? Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta. Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad. Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?”. Y Eliseo que tenía su espíritu despierto le dijo: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”.
Sabe que el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende. Cada vez que surge una dificultad te llenas de temor, de angustia, de soledad e impotencia mas Dios te dice que Él ha enviado un ángel para que te cuide. Dice la palabra de Dios en 2ª de Reyes 6:17: “Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. Eliseo veía algo que su siervo no veía y cuando los ojos del criado fueron abiertos vio un gran ejército celestial y entonces se le fue el miedo. A continuación, leemos: “Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo. Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guio a Samaria. Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria”. Aquel que tiene su espíritu despierto ve lo que otros no ven, entiende lo que otros no entienden y hace lo que otros no hacen.
“Señor, tú sabes a quién le has hablado y quién ha oído. Envía tu Espíritu y despierta el espíritu de aquellos que leen este mensaje y se han olvidado que algún día te entregaron su vida y estuvieron dispuestos a hacer lo que tú querías, pero después retrocedieron. ¡Perdónalos y restáuralos, Señor! Envía tu unción sobre ellos, descienda tu fuego y tu poder. Dale otra oportunidad a aquellos que hoy han entendido que tú les has hablado y les has recordado que tenían un pacto contigo que no han cumplido. Quebranta todo poder espiritual de maldad que detiene a tu pueblo. Declaro en el nombre de Jesús que tú harás cosas grandes en ellos y a través de ellos, Dios Todopoderoso. Despierta su espíritu como lo hiciste con Ciro, te lo pido en el nombre de Jesús, para tu gloria, amén”.
ANEXOS: