MELQUISEDEC, CRISTO Y NOSOTROS: PROYECTOS ETERNOS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

MELQUISEDEC, CRISTO Y NOSOTROS: PROYECTOS ETERNOS

INTRODUCCIÓN

Leemos en 2ª Tesalonicenses 2:1 al 4: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

Esta palabra es clave para los días que vienen. Me preocupa las personas que no conocen la Biblia; me preocupan aquellos que viven sin hambre, sin sed y sin necesidad de conocer ese libro negro que dice: Santa Biblia. Quiero hacer énfasis en la frase que señala que Jesús no vendrá sin que antes se manifieste la apostasía. La apostasía significa que mucha gente que cree dejará de creer; gente que hoy confiesa a Jesucristo, se volverá en contra de sus enseñanzas, y todo aquel que se vuelve en contra de las enseñanzas de Jesús es engañado por un espíritu anticristo.

Para creer en Dios hay que creer en su palabra. No hay que inventar un dios ni pensar cómo es Dios; sólo hay que creer en el Dios que habla la Biblia. Para creer en Cristo es necesario conocer sus palabras, sus enseñanzas y abrazarlas. La verdadera iglesia caminará erguida y firme hacia su destino, y va a atravesar todo el mal que procurará detenerla y destruirla. La iglesia de Jesucristo es un pueblo conformado por la suma de aquellos que amamos a Dios y amamos su palabra. El Señor ha puesto en nosotros eternidad; significa que vamos a atravesar la muerte y vamos a entrar en su gloria. Hago referencia a esto porque estoy notando que se viene la apostasía. La iglesia evangélica se está levantando contra la iglesia evangélica, y aun la iglesia católica se levanta contra la iglesia católica. Están tratando de confundirnos. Hay católicos que señalan que lo son por el derecho a decidir, y están los evangélicos que hablan en contra de lo que hemos venido predicando durante siglos.

Yo soy admirador de Juan Wesley, fundador de la iglesia metodista; fue un tremendo evangelista, un hombre que produjo un avivamiento espiritual. Pero dentro de la iglesia metodista hay gente que está de acuerdo con las nuevas ideologías que han surgido, aún hay pastores que son gay, y no sólo pastores, sino miembros que están escondidos en las iglesias y son gay. Algunos son gay declarados.

Yo he decidido aferrarme a lo que dice la Biblia, la palabra de Dios, y voy a enfrentar lo que venga. ¡No voy a ceder a mi fe ni a mis convicciones! ¡No me van a amedrentar! Es por eso que he comenzado a hacer énfasis en el hecho de que los creyentes deben leer la Biblia. Si no lees la Biblia te vas a perder. La Biblia es la palabra de Dios y es la verdad. Nosotros creemos en la verdad y esa verdad es luz. También insisto en que tienes que asistir a la iglesia y escuchar palabra de Dios. Ve menos películas y entretenimientos porque este es el tiempo en que viene la apostasía. Estamos ya en la apostasía. Y señala la Biblia que Jesucristo no vendrá sin que antes se manifieste la apostasía y durante o después de esto se manifestará el inicuo, cuyo advenimiento es por obra de satanás. Estamos próximos a este tiempo de la manifestación del anticristo. Pero no te asustes porque todavía falta un poco. Lamentablemente, aunque falta poco, hay gente que ya está muy confundida y no sabe qué hacer. Me llegan informes de niños varones que están siendo enseñados en las escuelas para ponerse maquillaje.

Quiero hacer énfasis en el hecho que, el plan de Dios, el plan de salvación de la humanidad, es un plan que no ha sido elaborado por causa de determinadas circunstancias que lo sorprendieron, porque a Dios nada lo sorprende. A Dios no lo sorprende nadie. Los pensamientos de Dios son mejores que mis pensamientos y su palabra es mejor que mis palabras. Yo hoy te hablo palabra de Dios. ¡Que el Señor me libre de hablar mis palabras! Yo he sido designado por Dios para dar su palabra y hablar en su nombre. Dios no tuvo que elaborar un plan de salvación porque Adán le falló, como si, cada vez que alguien hace algo Dios sale corriendo a elaborar una solución. Dios es previsor. La Biblia dice que para Dios un día es como mil años y mil años como un día. Él conoce el pasado, presente y futuro. No le es extraña tu llegada al mundo ni tus circunstancias. Si es que has creído en Dios puedes descansar en Él. ¡Por favor descansa! Nada de lo que suceda podrá detener el plan de Dios sobre tu vida. ¡Nada podrá arrebatarte de sus manos! Si realmente has creído, confía. ¡Alégrate! ¡Camina seguro y con firmeza! El plan de Jesús es un plan eterno, no se va modificando conforme a las circunstancias porque ya está todo pensado y escrito. Los que conocemos la palabra de Dios podemos contemplar lo que ha sucedido y lo que sucederá, y ya está avisado.

CRISIS: OPORTUNIDAD PARA BUSCAR A DIOS

Algunos señalan que Jesús no existió; otros opinan que sí existió, pero sólo fue un hombre común. Yo no creo en las filosofías o en los pensamientos del hombre. Un día bautizamos más de mil personas en Monte Beraca; ese día apareció el doctor Julio María Sanguinetti, candidato a presidente de la República, y vino con un equipo, justo en esa época en la que aparecen los políticos a hacer campaña. El me preguntó a qué atribuía este fenómeno, ya que habíamos salido en los diarios, de que una iglesia bautizara mil doscientas personas en un solo día, porque fue un gran acontecimiento. Como sé que él es agnóstico le dije que creía que el agnosticismo estaba destinado a fracasar ya que tiene origen en el corazón del hombre, como el ateísmo. Pero Dios existe antes que el hombre. Y los hombres, ante el fracaso de la razón, ante el fracaso en la fe en el hombre y de haber endiosado al hombre, y creer que éste puede decidir sus propias normas morales, al descubrir que todo es una farsa, que todo cambia y muda, entonces el hombre busca a Dios. Lo busca porque está enfermo, o lo busca porque tiene problemas. Entonces se fabrica un dios ¡No! Es que Dios existe y en la crisis se manifiesta al hombre. Si estás atravesando una crisis, abre tu corazón a Dios.

Hay quienes arrastran problemas por muchos años. En un encuentro que se realizó en Monte Beraca se bautizó un joven que nos contó que a los nueve años de edad mató a su papá. En la actualidad tiene unos veintiséis años; y arrastró esa crisis hasta este tiempo, y su vida ha sido un infierno. Pero en la crisis está la oportunidad de Dios. Ese joven tenía una opresión sobre su vida por causa de haber matado a su padre. Este estaba internado en un hospital, lleno de cables conectados a maquinas. En la habitación estaban los dos solos, y su papá le pidió que lo desconectara. El niño así lo hizo, provocándole la muerte. Después de haber hecho eso, obedeciendo a su padre, vivió con culpa hasta hoy, pero le pidió perdón a Dios y también que le quitara la culpa, y Dios lo hizo libre. La crisis es la oportunidad de Dios. Toda crisis supone una oportunidad. Si estás en crisis, hoy es un buen día para buscar a Dios.

Hablé con un hombre cuya esposa se involucró en un culto donde pusieron a su esposa por siete días acostada en el suelo, bañada en sangre. Este hombre contó que no se supo bien qué pasó con ese sacrificio, pero se llenó de gusanos. El asunto que a los cinco días de haber estado haciendo piso, así se llama ese sacrificio, la esposa se murió. Él se comenzó a preguntar qué pasaba con esto y a cuestionar dónde estaba Dios. Pero ese hombre comenzó a buscar a Dios y le pidió que lo perdonara y lo limpiara de sus pecados. Es que cuando uno entra en la búsqueda de Dios y en relación con el Señor, aparece su poder, las personas dicen que se les cae una mochila pesada de la espalda y sienten que Dios les ha perdonado sus pecados. El plan de Dios es sacar de la crisis a las personas, hacerlos sus hijos y llenarlos con su gloria.

LA ETERNIDAD DE CRISTO

En el evangelio de Juan encontramos que Jesús está terminando su ministerio en la tierra y es consciente de quién es Él, de dónde vino y a dónde va. Y en Juan 17: 5 mientras Jesús estaba orando dijo: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Todo el capítulo 17 de Juan es una oración que Jesús hace al Padre; y el Señor deja evidencia de que no es cualquiera que ha venido improvisadamente al pedirle al Padre que lo glorifique con aquella gloria que tuvo con Él antes que el mundo fuese. El Señor era consciente de que formaba parte de un plan de Dios; que no surgió por determinada circunstancia, sino en el origen del pensamiento de Dios sobre la creación. Dios había previsto que el hombre iba a pecar, y surgirán preguntas como: ¿Si Dios sabía que el hombre iba a pecar, entonces por qué lo creó? ¿Por qué creó a satanás si él iba a pecar? Yo también tengo muchas preguntas para hacerle a Dios y señala el libro de Apocalipsis que el Señor va a correr el velo y nos mostrará el gran misterio de Dios, pero por ahora quiere que le ame y le crea, por lo tanto, yo le amo y le creo a Él. Hay muchas evidencias de que el plan de Dios es un plan eterno, y hay unos pasajes en la Biblia, insertados allí de una manera increíble como encontramos en Génesis 14:18.

Allí se relata como Abraham entra en una lucha por salvar a su sobrino Lot y lo logra. Abraham estaba comenzando a caminar con Dios, creía en el Señor, lo buscaba y se apoyaba en Él. En esa época su nombre era Abram y estaba iniciando su carrera de fe; después de la batalla que enfrentó para salvar a su sobrino tuvo un encuentro con un personaje llamado Melquisedec. Y la Biblia nos relata: “Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino”.

Esto es algo extraño. Esto era Canaán, y estaba lleno de pequeños reinos, naciones y pueblitos que adoraban dioses extraños que demandaban sacrificios de niños, así como hacían los indígenas de México a quienes defienden tanto, de quienes me enteré que sacrificaban unas cincuenta mil personas por año. Y el presidente de México quiere que España les pida perdón por haberlos conquistado. Volviendo al relato bíblico; entre todos los pueblos había alguien que tenía un reinado y se llamaba Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo. En muchos lugares se conocía a Dios como el Dios Altísimo, El-Elyon o El Dios Alto. Y Dios dice de sí mismo: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad…(Isaías 57:15). Que habita la eternidad significa que conoce todo desde el principio hasta el final. ¡Dios sabe todo! Él ha hecho todo. Él es el Yo soy, el origen de sí mismo. Es el Dios Todopoderoso. Entonces, por ahí aparece ese personaje que Dios tenía escondido, rey de Salem; este término se asocia con la palabra Shalom, que significa Paz. Rey de Salem entonces significa Rey de Paz, también significa Rey de Justicia, esto lo dice el autor del libro a los Hebreos en el Nuevo Testamento. Y la paz tiene raíz en la justicia por lo que si no hay justicia no hay paz. De ahí también proviene la palabra Jerusalén y se entiende que ese hombre era rey en un territorio donde había un monte, el cual es el Monte Moriah, lugar donde Abram iba a sacrificar a su hijo y donde Salomón edificó el Templo. Claro que hay siglos de diferencia entre cada hecho, pero en todo hay coincidencias.

Cuando fuimos a Israel nos hicieron descender, ya que las excavaciones que hay allí tienen capas geológicas donde convergen distintas culturas que se establecieron y se edificaron sobre las anteriores. Entonces nos hicieron descender unos treinta metros a un lugar en el cual está demostrado científicamente que es el lugar donde Abraham tuvo un encuentro con Melquisedec. Ese fue el lugar donde Melquisedec salió a esperar a Abraham con pan y vino. También nos dijeron que allí, treinta metros hacia arriba se encontraba el lugar donde Jesús compartió la santa cena con sus discípulos, pan y vino. ¡Todo aconteció en una misma vertical! ¡Hay misterios terribles en la Biblia! Este Melquisedec se menciona tres veces en la Biblia, pero apareció solo una vez cuando salió al encuentro de Abraham y lo bendijo. Abraham fue el hombre escogido por Dios para, a través de él, traer una descendencia que sería su pueblo escogido. Melquisedec no forma parte de la descendencia de Abraham, solo apareció en un tiempo en que no había tribus, que eran los descendientes de Abraham. Tampoco había culto ni templo; no había leyes divinas para el pueblo de Dios. Abraham era un hombre que caminaba en el desierto porque Dios le había dicho que se dirigiera hacia la tierra que le iba a mostrar, tierra que les daría a sus descendientes. Y en ese lugar se encuentra con Melquisedec, y Dios ya tenía a alguien que le adoraba, que adoraba al Dios Altísimo. No solo tenía a alguien, sino que era rey y sacerdote. ¡Cosa muy extraña! Porque cuando viene a existir el pueblo de Israel, Dios estableció que los reyes debían ser descendientes de Judá y no podían ser sacerdotes; y estableció que los sacerdotes debían ser descendientes de Aarón, de la tribu de Leví y no podían ser reyes. Pero Melquisedec era rey y sacerdote. Isaías 33: 22 dice: “Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará”.

Melquisedec pues, era sacerdote y se presentaba delante de Dios. El sacerdote es alguien que intercede delante de Dios y hace sacrificios para ofrecer a Dios por el pecado del pueblo. Se presenta delante de los pecadores para hablarles de Dios, y se presenta delante de Dios para hablar a favor de los pecadores. Melquisedec era sacerdote del Dios Altísimo y lo extraño fue que el padre de Israel, de donde saldrían los levitas y sacerdotes, de donde saldrían las doce tribus de Israel, el padre de Israel, Abraham, se presentó delante de Melquisedec y éste lo bendijo. El autor del libro a los hebreos dijo: “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor” (Hebreos 7: 6 y 7). Es una norma que el mayor bendiga al menor, entonces, ¿quién sería este personaje que bendice al padre del pueblo de Israel, de quien surgiría el sacerdocio aarónico? Los sacerdotes que eran los que bendecían estaban siendo bendecidos por Melquisedec que fue anterior a los sacerdotes. Alguien en la historia, sacerdote del Dios Altísimo, bendice a un pueblo que todavía no existía; y bendijo a un orden sacerdotal que aún no existía: “…y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.

De Abraham vendrían los sacerdotes y estos recibían los diezmos del pueblo; pero todavía no había sacerdotes, no había pueblo ni ley. Todavía no había ritos, sin embargo, ya Abram se puso debajo de la autoridad y la cobertura de este Melquisedec y le entrega los diezmos de todo. Dijo el autor del libro a los hebreos: “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham”. O sea que de los lomos de Abraham estaban los sacerdotes que vendrían después. En otras palabras, los sacerdotes que vendrían después, estaban diezmando a Melquisedec. Y sin lugar a dudas, Melquisedec era más alto y más importante que todo el sacerdocio que vendría después. Leemos en Hebreos 7: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”.

En la Biblia vemos que es muy importante el linaje de una persona. Yo tengo un amigo de apellido Kaplan y me dijeron que ese apellido es sacerdotal, pertenece al linaje de Aarón. El apellido Cohen también es sacerdotal, pertenece a la tribu de Levi y no a la de Judá; por lo tanto, esta gente no es judía de Judá sino que lo es por elección, porque los judíos son descendientes de Judá. Era importante porque si alguien iba a ser sacerdote debía tener las credenciales, o sea la genealogía: de quién procedía, cuál era su origen y su linaje. Pero de este Melquisedec se dice que es sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Esto es un poco confuso ya que señala el escritor del libro a los hebreos que no se le conoce padre, madre, genealogía, ni origen de día ni fin de vida a Melquisedec, sino que fue hecho semejante al Hijo de Dios y permanece sacerdote para siempre. Y dice el autor de Hebreos 7:4: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín”. Entonces hace una comparación entre los sacerdotes que provienen de la tribu de Leví y este Melquisedec, y deja ver que Jesucristo es sacerdote para siempre: “Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. Siendo Jesús de la tribu de Judá, a la que no se le autoriza que ejerzan el sacerdocio se dice que Jesús es sumo sacerdote. Nosotros pertenecemos a un sacerdocio que no tiene origen. Encontramos en la Biblia que el Salmo 110 que escribió David es profético y se refiere a las palabras que dijo Jesús, como podemos leer en Marcos 12: 35 al 37: “Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo?” Entonces, el Salmo 110 comienza diciendo: “Jehová dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. David le dice mi Señor al Mesías.

Jesús de muchas maneras nos muestra que Él no es una improvisación, sino que hay eternidad en su existencia y en los planes que viene a cumplir. Y voy cerrando la idea de lo que quiero que te grabes y que te aferres a ello. Tú no estás creyendo en cualquier cosa ni en algún invento. ¡Tú estás creyendo en el Hijo del Dios viviente! La apostasía va a provocar un rechazo hacia Jesucristo el Mesías. Dice el Salmo 110:4 acerca del Mesías: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”. No se dice quién es Melquisedec, pero la conclusión de muchos teólogos es que Melquisedec es una pre-manifestación de Jesús, lo que se llama teofanía de Jesucristo. No obstante, fue un ser real, un hombre real como Jesús era real cuando vino a la tierra. Jesús fue real antes de venir al mundo, cuando estuvo en la tierra y ahora también. ¡Jesús existe y está vivo!

¿Qué ideología o filosofía serán aquellas que te aparten de esta verdad eterna? Que Jesucristo tenía preparada una manifestación extraordinaria en la tierra, haciéndose hombre para presentarse como sumo sacerdote delante de Dios a favor de los hombres y no con sangre de machos cabríos ni de ovejas, sino con su propia sangre proclamando: “Yo soy el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, “Yo soy la ofrenda al padre para salvación de la humanidad”.

Encontramos un paralelo aquí: Sin dudas Melquisedec nació de un padre y una madre y sin dudas, a él que no se le conoce padre y madre, ni principio de días ni fin de vida; era una manifestación temprana de Jesucristo, a quien Abraham reconoció como superior a él, siendo Abraham el padre del pueblo que les enseñaría acerca del Dios viviente y Todopoderoso.

¿Quién es Jesús? La genealogía de Jesús viene de David según la carne, pero tiene una genealogía eterna viniendo del cielo, de Dios. Dice la Biblia: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres…” (Filipenses 2: 5 al 7). ¡Es extraordinario el paralelo entre Melquisedec y Jesús! Hay eternidad en Jesús antes de que viniera a la tierra y ahora. El que da vida eterna a los que creen en Él, Jesús oró al Padre: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:1 al 3).

Yo quiero decirte que vas a ver caer a muchos de la fe y del conocimiento del Altísimo porque la apostasía ciertamente viene. Te predico esta palabra para que sepas que Jesús no es ninguna improvisación. El libro de Éxodo se escribió más de mil años antes de la venida de Cristo y ya hablaba de la eternidad y anunciaba al Mesías eterno que vendría. ¡Afirma tu fe en Jesucristo! Todos los que le niegan, todos los que niegan la verdad de Jesús son nada más que hombres, una bolsa de huesos y carne que hablan, pero les llega la muerte y se los comen los gusanos. ¡A Jesús no le ocurrió eso! ¡Él ha vencido la muerte! El Señor dice: “Yo les doy vida a todos los que creen en mi”. Los que tenemos fe en Jesús caminamos hacia adelante, ofrecemos nuestra vida en sacrificio; no le tememos a la muerte ni a las amenazas. No le tememos a las filosofías humanas porque nos hemos plantado sobre la Roca inconmovible de los siglos que es Jesús, quien declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. ¡La Roca es Jesucristo! ¡Él es el Logos de Dios, es la palabra de Dios!

CONCLUSIÓN

Quizás te haya resultado un poco confuso lo que te he hablado pero lo importante es que si necesitas a Cristo debes tomar una decisión por Él con urgencia porque las cosas se ponen cada vez más complejas. El mundo se ha puesto muy complejo. A nuestro alrededor hay mucha maldad. Adolescentes de doce años andan por los barrios en moto tirando balazos hacia todos lados. Aun con ametralladoras enfrentan a los policías que tampoco tienen muchas ganas de entrar a esos barrios peligrosos. ¡Hay mucha maldad! ¡Es que el hombre sin Dios está perdido! Uno creía que ya había vivido y visto todo lo peor que se pueda ver, pero al escuchar historias no deja de admirarme de cómo la maldad y la oscuridad está penetrando en los hogares. Como un hombre que se alcoholizaba y cada vez que veía a su hijito en la cuna sentía deseos de violarlo. No sabemos a dónde van a llegar las personas sin Dios, pero sí sabemos el fin de los que creen en Dios. ¡Sabemos a dónde vamos! La policía no puede detener la maldad; no la detienen las autoridades del gobierno. Ellos no saben qué hacer. Pero Dios sí sabe qué hacer contigo.

Tal vez tú eres de esas personas que ha hecho cosas horrendas, pero te digo que en Cristo hay salvación. Cualquiera que escuche las palabras del evangelio y le abra su corazón a Jesús, el Señor vendrá a su socorro, lo perdonará y le dará vida eterna. Jesucristo ha venido como el glorioso Melquisedec; vino con el mandato sobre su cabeza de que Él es sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, eternamente. Un sacerdote no puede ser rey, y un rey no puede ser sacerdote. Sin embargo, la Biblia dice que somos linaje escogido y real sacerdocio. Los que pertenecemos a Cristo somos sacerdotes y somos reyes; tenemos el cetro que Dios nos ha dado por ser parte del cuerpo de Cristo. No somos ajenos a Cristo, somos parte de su cuerpo. ¡Somos Cristo en la tierra! Ese honor no lo tienes por pertenecer a la tribu de Leví o a la tribu de Judá; honor de sacerdote, en nombre del Señor. ¡Somos embajadores en nombre de Dios! Ese privilegio da Jesús a los que creen en Él y les da la investidura sacerdotal que Él tiene. Nosotros somos intercesores, intercedemos a Dios por los hombres y a los hombres por Dios. ¡Cree en Dios! ¡Ama a Dios! ¡Abraza a Dios!

¿No te cansas de ser dominado por poderes extraños que te llevan a hacer cosas que no quieres, que te llevan a lugares que no quieres ir, y a decir lo que no quieres decir? Tienes pensamientos que sabes que no son tuyos, sino que han sido infiltrados y ni siquiera entiendes por qué tienes esos pensamientos. Tienes que salir de la dimensión de las tinieblas. ¡Dios quiere perdonarte y darte vida! Hoy debes tomar una decisión importante. ¿Eres de Cristo o no eres de Cristo? Si eres de Cristo, tienes que caminar en sus caminos y tienes que hacer lo que el Señor hace. Cristo se fue, está a la diestra del Padre. El Padre le dijo a Jesús: “siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies”. Y el Señor nos mandó a hacer lo que Él hace, a predicar lo que Él predica. Estás involucrado en un evangelio eterno que no tiene origen de días ni tiene fin de días. El proyecto de Dios es eterno, y aunque tienes esa vida existiendo en una vasija de barro que es tu cuerpo, pronto dejarás esa vasija y serás glorificado y glorificada. Oró Jesús al Padre: “…que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste…Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17: 21 y 24).

No somos del mundo, somos de Jesús. ¿Te animas a entregar tu futuro, tus problemas y temores en las manos de Jesucristo? Ríndete en sus brazos, sonríe y dile: “Contigo tengo paz porque sé que estoy en buenas manos. No estoy creyendo en cuentos, estoy creyendo en el evangelio que tiene origen en la eternidad. No seré parte de los que retroceden. No seré parte de la apostasía”. Tengo mucha carga y pesar por tanta gente que no lee la palabra de Dios, ni ama su palabra. Y no amar ni leer la palabra es no creerle a Dios, por lo que caerán engañados. Los temores, las angustias y tristezas les van a ganar. Pero Jesucristo levantará un ejército de gente con fe; un ejército que no será vencido. El Señor tiene un remanente, los que entraron por la puerta angosta que es Cristo.

Si quieres pertenecer a Cristo tienes que decidir hoy. Ríndete al Señor y dile con voz audible: “Señor, tómame en tus manos, no quiero estar en otras manos. No quiero estar bajo otra autoridad ni bajo otro poder. Tú eres mi sacerdote, mi Señor y mi salvador. Tú eres quien perdonas mis pecados. Me arrojo en tus brazos, te abro mi corazón, ven a reinar en mi vida. Quita mis pensamientos y haz vivir los tuyos. Vivifícame por tu palabra. Límpiame de mis pecados, de mis rebeliones y desobediencias. Perdóname por todo lo que hice. Tú eres mi Dios. Hazme vivir por ti y para ti. Recibo tu Espíritu Santo en esta hora. Padre, yo creo en tu misericordia, creo en tu amor y en tu poder. ¡Gracias Jesús! Amén”.

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