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INTRODUCCIÓN
Mientras yo hago mis planes, Dios hace lo suyos. Mientras tú piensas mucho, Dios ya ha pensado. Mi nieta la más grande me dijo: “Abuelo, juguemos al ajedrez”. Ella ha aprendido cómo mover el caballo, el alfil, la torre, el rey, la reina, y ya se cree que se las sabe todas. Me acuerdo que en mi adolescencia jugué bastante al ajedrez, entonces, hacía alguna jugada, y mi nieta me decía: “Abuelo, esa jugada yo no la habría hecho, yo había hecho esta otra”. Y me empezó a explicar lo que yo tendría que haber hecho mientras ella hacía sus jugadas. Hice una, hice otra, y en cuestión de unos minutos le hago un jaque mate. Digamos, yo nivel Dios y Justina a nivel humano. Con esto quiero decir que a veces parecemos niños por cómo andamos pensando, inventando, programando cosas, sin saber o sin entender que este planeta es de Dios y que Dios tiene sus planes, y que los que van a prevalecer son los planes de Dios y no los nuestros. Dios te va a hacer jaque mate igual. Los planes de Dios son mejores que los tuyos.
Quiero alentarte a amar a Dios y amar sus planes. Hay que amar los planes de Dios aún antes de conocerlos o entenderlos. Es más importante amar a Dios que entender a Dios. A mi señora todavía no la entiendo, pero la amo; y ella menos me entiende a mí, y me ama. Se puede amar sin entender. Por eso el mandamiento más importante de Dios no es: “entenderás a Dios con toda tu mente”, sino que es: “amarás al Señor con toda tu mente, con todas tus fuerzas, con todo tu corazón”. Amar a Dios es entrar en intimidad con Dios, y cuando uno entra en intimidad con el Señor comienza a conocer sus caminos y sus pensamientos. Mucha gente se aleja de Dios, se enoja con Dios o se olvida de Dios. ¿Dónde estaba Dios cuando…? te preguntas. Dios siempre está cerca, así dice la Biblia. Dios está en todas partes. Los cielos de los cielos no lo pueden contener. Dijo David: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás” (Salmo 139:7 y 8).
Él no está lejos, Él está cerca. La pregunta es, ¿dónde estás tú? Dice la Biblia en Proverbios 19:21: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; más el consejo de Jehová permanecerá”. Los planes del hombre son pequeños y están relacionados al tiempo, pero los planes de Dios están relacionados a la eternidad. En la eternidad no hay tiempo. Nuestros anhelos más profundos son de poco alcance, se quedan en el camino y perecen, pero los planes de Dios son eternos. Y Dios nos ha querido sacar de la pequeñez de nuestra mente y de nuestros planes para involucrarnos en sus planes y en sus caminos; y para meternos en la dimensión eterna. Por lo que yo te propongo que busques a Dios con todo tu corazón, que no pongas tu confianza en tus pensamientos, en tus argumentos y en tus planes; porque Dios va a cumplir sus planes por sobre todas las cosas.
En la versión NTV Proverbios 19:21 dice: “Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá”. No va a prevalecer el propósito de algún gran pastor, de algún gran profeta, de algún gran historiador, de algún gran prócer; van a prevalecer los planes de Dios. Él va a hacer lo que quiere con esta pelotita tan chiquita que es el planeta tierra que ha creado para sus propósitos. Es en sus caminos que vas a encontrar satisfacción, es en sus caminos que vas a encontrar propósito; y es que hay vanidad en los caminos del hombre, pero hay mucha paz, mucha bendición, y hay eternidad en los hombres que caminan en los planes eternos de Dios. Y Dios invita a la gente a participar de sus planes y a caminar en sus caminos. Si tú amas a Dios, cuando quieras acordar mirarás hacia atrás y dirás: “Dios ha cumplido sus planes en mi vida. Dios ha hecho lo que Él ha querido conmigo”.
EL HOMBRE TIENE SUS PLANES, Y DIOS LOS SUYOS
Más de una vez conté que mi mamá tenía sus planes. Cuatro años estuvo escribiéndole a la cigüeña por una nena y la nena no venía. Y finalmente quedó embarazada. ¡Se puso tan contenta porque estaba segura que Dios le iba a conceder el deseo de su corazón! Ella quería tener una hija con quien tomar mate, una amiga, una compañera con quien poder disfrutar y compartir. Los planes pequeños alrededor del mate. Cuando ella quedó embarazada no existían las ecografías o los ultrasonidos que te muestran el sexo del bebé. Así que yo iba creciendo en el vientre de mi madre, ella soñando con una nena y yo, un varoncito creciendo adentro. Una gran sorpresa fue para ella, porque estaba segura que sus planes iban a prevalecer. Tanto es así que cuando yo nací, me ponían ropa rosada que es el ajuar que mi mamá había preparado para la llegada de la nena. El plan de mi mamá era tener una hija para tomar mate; el plan de Dios era darle un hijo pastor. Yo siempre pensé que los planes del hombre no servían y hoy te digo que los planes del hombre sirven, porque Dios toma los planes del hombre y hace lo que a Él se le da la gana. Dios es un gran jugador de ajedrez. Así que Dios toma los planes del hombre y los encausa dentro de sus planes eternos. Dios ha ganado para el reino de los cielos miles y miles de personas a través del hijo varón que le dio a mi mamá.
Los pensamientos de Dios son mejores que nuestros pensamientos. Tenemos que anhelar que sus pensamientos se cumplan en nosotros. ¿Por qué? Porque Dios tiene un plan para los que desechan sus planes. El plan es el lago de fuego y azufre para aquellos que no han querido aceptar la voluntad de Dios. Porque los pensamientos de Dios se van a cumplir.
Mi abuelo también tenía planes. El plan de mi abuelo era viajar de Italia hacia Argentina para poder criar a su familia en un ambiente cristiano; porque en Italia los cristianos evangélicos eran herejes y eran muy mal vistos, insultados y hasta apedreados. Ahora, el plan de Dios era, levantar de su descendencia alrededor de veinte pastores, de los cuales yo soy uno. Un sobrino mío, hijo de una prima hermana, me escribió lo siguiente: “Tío, te saludo desde Paraguay. ¡Qué lindo ver todo lo que ustedes hacen! ¡Te bendigo, tío!” Él es pastor y tiene una iglesia en Posadas, Misiones. Mi abuelo quería criar una familia en un ambiente cristiano y sin persecución, pero Dios tenía planes tremendos. Porque yo tengo parientes pastores en muchos lugares.
En cuanto a los planes que hacemos, yo estaba buscando un terreno para comprar y Dios me salió al encuentro son sus planes por lo que terminamos comprando el predio donde hoy está el hogar de Beraca. Cuando yo miro para atrás, todos los campamentos que hemos hecho en Beraca y lo que fue para nosotros el inicio de esa obra. Me acuerdo que cuando todavía no habíamos plantado ningún árbol y cuando todavía no habíamos hecho nada en ese lugar, llevé un grupo de pastores amigos y les dije: “Miren lo que hemos comprado”. Y comencé a mostrarles: aquí vamos a hacer esto y allí esto otro. ¡No había nada! Pero habíamos comenzado la obra y ya se estaba poniendo hermoso. Y algunos pastores amigos me dijeron: “¿Cómo vas a traer gente acá? Aquí no va a venir nadie”. Yo les respondí: “Aquí van a venir miles de personas”. Pero ellos me miraban raro. Y Dios comenzó a traer gente. Mientras yo decía que íbamos a hacer grandes cosas en Beraca, Dios se encargó de mostrarme que Él tenía planes más grandes de lo que yo pensaba, porque cuando todavía no había arbolitos, me llamó el representante de Marcos Witt. Yo me lo había encontrado en México y le dije que quería que viniera a Uruguay. Por tres años le insistí para que venga y no me daban respuesta. Así que al tercer año dije no lo invito más, si quiere venir que venga. Y un día yo estaba cortando chicas con un tractor y me llamó el representante diciéndome que Marcos Witt tenía tal fecha libre, y que podría venir a Uruguay. En esa fecha yo tenía previsto hacer un retiro en Beraca, pero para incentivar a la gente a trabajar, para plantar arbolitos y hermosear el lugar. Mientras estoy hablando con él por teléfono, se me ocurre: ¿Y si en vez de hacer un retirito, hago un campamentito?
Yo no quería hacer campamento. Cuando me hablaron de hacer algún campamento dije que nunca iba a hacer uno. Es que yo me crie en la iglesia bautista, y los campamentos bautistas, eran, digamos, un semillero de malcriados. Hacíamos toda clase de maldades, desde robar la comida de la cocina. Dormíamos en unos catres de lona y entonces, levantábamos a los chicos que estaban durmiendo allí y los tirábamos a una zanja con agua. Y ahora que yo era pastor dije: ¡No! ¡Carnalidad no! Por eso no quería saber nada con los campamentos. Pero hablando con el representante de Marcos Witt, le digo: “¿No le gustaría a Marcos Witt venir a hacer un recital en un campamento juvenil?” El hombre me dice: “¿Cuántos jóvenes irían?” Podemos traer mil jóvenes le respondí. Me llamó a los pocos días y me dijo: “Marcos Witt está dispuesto a hacer ese experimento”. De repente pensé: ¿hay infraestructura para mil jóvenes? ¡Y entré en shock! ¿Dónde vamos a hospedar a mil jóvenes? ¡En carpas! Me respondí al instante. Vamos a construir unos baños, pensaba mientras hablaba yo con el manager; y me decía: vas a tener que hacer una cocina grande para tantas personas. Yo iba hablando con el hombre y pensando, y se iba agrandando la visión. Empecé a dibujar cómo sería el escenario, los baños para tantos jóvenes. Ahí empecé a hacer cuenta de lo grande que iba a ser el proyecto y empezamos a trabajar. En tres meses venía Marcos Witt y en tres meses comenzamos a edificar la cocina, el comedor, los baños, etc. Y se transformó, una pequeña visión, en una gran visión. Cuando llegó el primer campamento, yo miraba a Marcos Witt en el escenario y lloraba…
AMA A DIOS Y EL DESARROLLARÁ SUS PLANES EN TI
¿Qué quiero decir con esto? Cómo un pensamiento pequeño y fugaz comenzó a transformarse en una historia que ya tiene muchos años. Realmente los planes de Dios son grandes. No necesitas ni siquiera pensar en grande. Necesitas amar a Dios en grande y Él va a desenvolver y va a desarrollar sus planes en tu vida. Sara era estéril, tanto ella como Abraham querían tener un hijo. Él era un hombre bendecido y próspero. En los planes de Dios estaba formar una nación de los lomos de Abraham. Así que Sara se dio el gusto de tener un hijo, y Dios se dio el gusto de tener una nación. Los planes de Dios siempre son más grandes que los nuestros. Yo me imagino a Sara soñando con amamantar un hijo, soñando con cambiarle los pañales y deleitarse en él. Y me lo imagino a Dios mirando a Isaac, diciendo: “Voy a ser de ti una nación grande y voy a bendecir todas las familias de la tierra”.
Ana estaba llorando en el altar, derramando su alma, porque también era estéril y quería tener un hijo. Ella lloraba y le decía a Dios: “Dame un hijo. Si tú me das un hijo te lo voy a dar a ti. Lo único que quiero es tener un hijo. Yo te lo consagro a ti para que hagas lo que quieras con él. Pero dame un hijo”. Y el sacerdote que estaba ahí mirándola pensó que estaba ebria y se enojó; entonces le dijo: “Digiere tu vino. Vuelve cuando no estés ebria”. Y la mujer le dice: “No mi señor, no estoy ebria, estoy derramando mi alma porque quiero un hijo”. Mientras ella quería un hijo, Dios estaba pensando en formar a uno de los más grandes profetas de Israel. Ella no pensaba tener un profeta, ella pensaba tener un hijo. ¿Has visto que los planes de Dios son siempre más grandes? El nombre de ese profeta está en la Biblia, hace ya más de 4.000 años que sucedió esto. Samuel fue ese niñito que nació de una mujer que era estéril, pero esa mujer en las manos de Dios trajo a luz al mundo a uno de los más grandes profetas de la historia.
¿Podrá hacer algo Dios con tus planes? Entrégale tus planes al Señor y dile que se haga su voluntad en tu vida. Tú que quieres conocer los planes de Dios sobre tu vida. ¿No sabes lo que Dios quiere hacer con tu descendencia? Los hijos de Dios traemos descendencia al mundo para bendición. Dice el Señor: “Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:5 y 6). Tu descendencia puede ser una bendición terrible para el planeta tierra que está tan podrido, tan sucio y tan oscuro. Es cuestión de poner nuestros deseos en las manos de Dios para que Dios haga lo que Él quiere.
¿Por qué estás estudiando medicina? ¿Le preguntaste a Dios sobre esa carrera? ¿Tendrá Dios algún plan con que tú quieras ser doctora o doctor? ¿Tendrá Dios planes o no tendrá planes? Tanto sea que vivamos o que muramos, dijo el apóstol Pablo, del Señor somos. Los planes de Dios permanecerán. En algunas versiones bíblicas, en vez de planes, dice pensamientos; o, en vez de pensamientos, dice propósito. El propósito es la idea original. Cuando yo estudiaba arquitectura, soñaba con hacer algo que nadie nunca había hecho. Los que somos arquitectos queremos inventar cosas, y queremos hacer algo que nadie haya hecho. Pero los profesores nos decían: “No inventen nada, ya todo está inventado. Ustedes solamente vean revistas de arquitectura, miren los edificios, miren cómo otros arquitectos han resuelto determinadas cosas, porque las ideas surgen de ver cosas ya existentes”. Hay ideas que son el resultado de otras ideas originales. Los pensamientos del hombre, dice la Biblia, son todos vanidad. Muchos pensamientos significan muchos planes; muchos propósitos tiene el hombre, pero el propósito de Dios prevalecerá. Ninguno de nosotros tiene un pensamiento propio, genuino, nacido de nosotros o inventado por nosotros, son todos pensamientos de Dios tergiversados por el hombre.
¡Sueño con terminar mis días haciendo todo aquello que Dios quiere, cumpliendo con los planes que Él tiene para mi vida! ¿Quién va a poder cerrar una puerta que Dios abrió? O ¿quién podrá abrir una puerta que Dios cerró? ¿Quién podrá torcer algo que Dios enderezó? O ¿quién podrá enderezar algo que Dios torció? Dice la Biblia en el Salmo 37:4: “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Hoy se están estudiando más que nunca las neuronas, y se estudia cómo es que las neuronas se comunican entre sí. Hay un software de computación que ni el más inteligente del mundo, jugador de ajedrez, le puede ganar. Han llegado a inventar, dicen, un cerebro que funciona mucho mejor que el cerebro humano. Pero hay un problema, y es que si le pides que resuelva alguna otra cosa que está fuera de su función, esa computadora no resuelve nada. Pero el software que Dios te puso en la cabeza puede amar y puede relacionar. El software del ajedrez sólo sabe de ajedrez y no puede utilizar los pensamientos del ajedrez en alguna otra área.
CONCLUSIÓN
¿A dónde quieres llegar sin Dios? Camina en la certidumbre de que los pensamientos de Dios son los que prevalecen. Oro que Dios puede usar aún tus pequeños planes y transformarlos en algo grande. Dios puede hacer grandes cosas con las pequeñeces que nosotros pensamos. Dios potencia al ser humano y lo transforma para hacer cosas grandes según sus designios.
Toma nuestros planes, Señor. Enséñanos a desechar lo que no sirve. Igual que a Abraham, Dios te dice: “Te bendeciré y serás bendición. Te he tomado para que seas una bendición al planeta. Pero sin mí nada puedes hacer. Dame tu vida, entrégame tus pensamientos, No camines más en tus ideas. Búscame y ámame porque me necesitas y yo te necesito. Yo te he traído al mundo para hacer de ti un instrumento en mis manos. Tú vas a arrancar lo que yo quiero arrancar y tú vas a plantar lo que yo quiero plantar. Tú vas a deshacer los planes del enemigo. Yo te doy a ti la facultad para destrozar y pisotear los planes del enemigo. Tu victoria está en mis manos”.
Había un predicador de una iglesia muy pequeña en un barrio marginal. Era muy pobre, y le pedía a Dios: “Dame Señor ganar almas para ti”. Y sus oraciones eran pequeñas. Por ejemplo, le decía: “Señor, pierdo tanto tiempo para ir a visitar a algún miembro de la Iglesia. Por favor, dame una bicicleta”. Él lloraba por esa bicicleta y no venía la bicicleta. Un día le dijo Dios: “Tienes que ser más específico cuando me pides algo. ¿Qué bicicleta quieres y de qué color? Ora específicamente, no ores vagamente”. El nombre de ese predicador era Paul Yonggi Cho, pastor de la iglesia más grande del mundo. Había otro predicador que oraba y le pedía a Dios dinero para poder pagar el alquiler. Y un día Dios le dice: “Te puedo dar un millón de dólares. ¿Quieres un millón de dólares o quieres un millón de almas? Y el hombre dijo, quiero un millón de almas. Su nombre, Reinhard Bonnke. Este siervo de Dios llegó a predicar el evangelio a millones de personas en el África.
¡No hay nada difícil para Dios! Si tus anhelos son para Él, ¿cómo no te va a respaldar? Dile: “Señor, encomiendo en tus manos mi vida y mis pensamientos. Sé tú mi fuerza, sé tú mi inteligencia, sé tú mi visión. Tú eres mi Dios, y tú me has hecho tu hijo. Me levantaré de la miseria y de la pobreza, para alcanzar todo lo que tienes en abundancia para mí. Tú me usarás. Bendeciré mi nación. Bendeciré las naciones. Gracias te doy en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: