Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
Leemos en Isaías 40:21-31: “21¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. 23El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. 26Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. 27¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? 28¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Yo creo que una de las cosas que más debilita el ánimo de las personas, una de las cosas que les hace desistir de su propósito, de sus sueños, es el hecho de tener que enfrentarse a circunstancias adversas en la vida. En estos días un hombre me dijo: “Mi señora me repudia y no quiere volver conmigo; ella no entiende que yo soy la cabeza del hogar, el sacerdote de mi casa”. El me relataba todas las cosas que la esposa hacía mal, entonces yo lo interrumpo y le pido que me cuente sobre todo lo que él hacía mal. Me responde: “Yo le fui infiel, también estuve varios años sin trabajo y no podía aportar económicamente en mi casa”. He visto cómo a los esposos o esposas, ante la escasez económica o un hecho como el adulterio, se les desacomoda el estilo de vida; sucede también por casos de enfermedad, por el fracaso en la crianza de los hijos, de modo que las fuerzas comienzan a debilitarse. Recuerdo una persona que me dijo: “¡Todo me va mal! Si pongo un negocio de venta de sombreros, lo que falta es que los niños nazcan sin cabeza”.
Sufriendo adversidad tras adversidad y problemas tras problemas las fuerzas se debilitan y caen, pero la promesa de Dios contenida en esta palabra, para aquellos que confían y esperan en Él, es que Dios no se cansa con cansancio, no se fatiga y los que esperan en Él no se cansarán; dice también que multiplica las fuerzas del que no tiene ningunas. Según esta palabra no importa la edad que tú tengas, aunque los muchachos se fatigan y se cansan, “los que esperan en Jehová”, tendrán nuevas fuerzas. Puede ser que tengas 60 o 70 años, pero de acuerdo a la promesa de Dios, ¡tendrás nuevas fuerzas, levantarás alas como las águilas, correrás y no te cansarás, caminarás y no te fatigarás!
En este momento yo tendría que estar descansando porque me doblé un pie. Me hicieron radiografías y la doctora me dijo que no había nada en los huesos pero que me dolería al menos por diez días. Me preguntó si yo trabajaba y le respondí: “Sí, trabajo mucho”. ¡Me quería hacer un certificado por enfermedad! Le dije: “Soy pastor y tengo que predicar, así que por una hora deberé estar parado”, y le pedí que me ponga algo para que pudiera soportar mientras predicaba me ofreció nuevamente un certificado para que no predique… terminó afirmando que dolería, por lo tanto, cuando terminara de predicar, enseguida debía poner el pie en alto. Pero ella insistía en preguntarme si en la semana trabajaba; yo le respondí que sí, que durante la semana trabajaría en la oficina (con la idea de hacerle ver que estaría quieto allí), así que me responde: “Si quiere, le hago el certificado para que no tenga que ir a trabajar”. Se estila mucho esto de certificarse dando parte de enfermo aunque sólo sea una pequeña molestia. Hay quienes les encanta la licencia médica: ¡A veces es tan dulce estar enfermo con tal de no ir a trabajar! El tema es que, esta lesión que tengo en el pie me hizo reflexionar y he estado pensando en las cosas que viví durante todo este tiempo que llevo pastoreando la iglesia en Uruguay; vino a mi memoria, todas las cosas que hemos hecho, y yo pregunto: ¿De dónde salieron mis fuerzas? Porque hemos batallado contra fieras en estos 19 años, he tenido que atravesar circunstancias como tú, como son los problemas económicos, enfermedades, muerte de seres queridos, toda clase de situaciones; pero cuando miro para atrás, no me cabe otra cosa que decir: ¡Realmente Dios me ha fortalecido en todos estos años! ¡Él es mi fuerza! ¡Vale la pena confiar en El!
En el estado de debilidad que hoy me toca vivir me siento fortalecido por el Señor y puedo ver la obra que Él hace a pesar de nuestros problemas, dolores y debilidades. Viene a mi mente el pastor Paul Yonggi Cho, que luchó contra una enfermedad que lo llevaba a la muerte, y durante diez años ha predicado con la enfermedad a cuestas, tanto es así que se caía por causa de la debilidad; pero Dios lo sanó y le dio la iglesia más grande del mundo. He visto presidentes liderar en sillas de ruedas, también he visto científicos, pero he sido testigo de que Dios nos da fuerzas en medio de nuestra debilidad de tal manera que podemos sobreponernos a las adversidades.
Me he estado acordando del tiempo cuando Monte Beraca, donde hoy funciona uno de los centros comunitarios, no era nada, solamente era un campo lleno de malezas; no contábamos con ningún árbol donde resguardarnos del sol, tampoco de ninguna canilla para beber agua, y mucho menos de un baño o energía eléctrica, pero ahí entramos con el tractor y comenzamos a trabajar y trabajar de día y de noche. Yo me las arreglaba para que cuando terminaran de trabajar, me encontraran haciendo alguna otra cosa y no me dejaran trabajando solo; le decía a algún albañil: “Estoy haciendo esta pared pero no me sale. ¿Me ayudas un poquito?” “A ver”, me decía el hermano, “déjeme a mí”. Nos quedábamos en penumbras levantando paredes; al otro día de mañana veía que lo había puesto mal, entonces este hermano albañil me contestaba: “¡Pastor, lo que se hace de noche, se ve de día!” Día tras día trabajamos en Monte Beraca, por lo tanto almorzábamos en ese lugar, pero no teníamos para comprar agua ni gaseosa, ya que era necesario invertir mucho en esa obra, así que tomábamos agua de un pozo. Recuerdo un día en especial manera, en que todos los que estábamos a la mesa pensábamos lo fea que estaba el agua pero nadie opinaba, hasta que uno dijo que el agua tenía gusto feo y todos asentimos. ¡Cuando vamos a ver al pozo, había un apereá flotando lleno de gusanos! Pero teníamos que tomar agua porque los calores del verano eran agobiantes, así que un hermano dijo: “¡El limón mata todo!” Le echó limón al agua y se la tomó, y todos dijimos “amén”, ¡y tomamos!
Cuando hoy escucho quejas por causa del calor, de los pastores y de los jóvenes que trabajan en el mantenimiento de Monte Beraca, me acuerdo de cuando construimos las cabañas, el comedor, la cocina, los baños, la piscina y todo en tres meses de verano, debilitados también por las presiones económicas; pero le dimos y le dimos y la verdad no se cómo terminamos, porque se nos venía el primer campamento de jóvenes y teníamos como invitado a Marcos Witt, ¡pero terminamos! En aquel entonces mucha gente desertaba, pero nosotros seguimos adelante.
Otro recuerdo que viene a mi mente es cuando se nos incendió el cine donde estábamos predicando; nos quedamos en la calle sin saber dónde íbamos a tener los cultos. Nos ha tocado hacer los cultos de los domingos con los equipos de audio bajo lluvia. Yo decía: “¡Hermanos, si ustedes no se van, yo tampoco me voy!” ¡Y la gente se quedaba bajo la lluvia escuchando la palabra de Dios! No teníamos templo, tampoco teníamos a dónde ir. En ese entonces teníamos un programa radial en CX 14, durante las noches, así que aprovechábamos ese medio y a través de él, los sábados anunciábamos donde íbamos a estar el día domingo. ¡Y allí iba la gente! No avisábamos durante la semana para que no se enteren los de la Intendencia Municipal, porque no nos daban el permiso necesario para hacer la reunión. Pero nos empezaron a llegar cartas documentos de la intendencia intimándonos a que no hagamos más cultos; no obstante, estábamos conscientes de que estábamos ejerciendo nuestro derecho natural constitucional de libre expresión y de reunirnos libre y públicamente, derecho que ha estado siendo cercenado año tras año. Ahí predicamos bajo la lluvia, y después de hacerlo, como éramos pocos los que colaborábamos en la obra, teníamos la tarea de recoger todo y guardarlo.
¡Tiempos difíciles! Recuerdo que luego de incendiarse el cine donde teníamos las reuniones, venía la gente a preguntarme en qué lugar nos íbamos a reunir al otro día. ¡Yo los miraba y me hacía la misma pregunta! Algunos decían: “Pastor, lo quiero mucho, después usted nos avisa dónde nos congregamos, mientras tanto yo me voy a congregar a la iglesia del pastor fulano de tal”. Éramos nuevitos, teníamos tantos cultos con tantas personas, así que en una oportunidad le pedí a un pastor amigo que me ayude, y entre culto y culto le dije que ministre a los colaboradores. ¡Lo hizo tan bien! Los invitó a su casa, a su iglesia, les dictó cursos, señalándoles que, como dice el dicho popular, “quien mucho abarca poco aprieta”, ¡y que el pastor Márquez estaba abarcando demasiado! ¡¡Un montón de colaboradores me dejaron porque este hombre les había dicho que conmigo la cosa iba a durar poco!!
En una oportunidad, una mujer nos denunció alegando que le habíamos matado su hijo, y creía que lo habíamos arrojado al tajamar de Monte Beraca. ¡La noticia salió en la televisión y en otros medios de prensa! Un oficial de la seccional de policía próxima a Monte Beraca nos dijo que él no creía que nosotros habíamos hecho eso pero que sería bueno que me presente en la comisaría para dialogar. Yo les quería mandar a algún representante, pero insistieron en que fuera yo, por ser la cabeza visible de la organización. Me presenté y me dijeron que iban a ir conmigo a dar una vuelta por el predio de Monte Beraca, a hacer de cuenta que iban a inspeccionar el lugar; les ofrecí hablar con el encargado para que los reciba y ellos se negaron señalando que yo tenía que ir con ellos como responsable. En un momento viene un policía y le dice al oficial que teníamos que salir de inmediato porque afuera estaba la prensa esperando; me querían llevar en un móvil de la policía, pero insistí en irme en mi auto y salí por la puerta trasera. En el camino miro por el espejo retrovisor y veo que vienen cuatro móviles de la policía detrás de mí a toda velocidad y con la sirena prendida; uno se me adelantó, queriendo entrar delante de mí por causa de la prensa, y como vi que querían “circo”, seguí de largo y entré por la calle de atrás. Yo di la orden al encargado que solamente dejara entrar a la policía y no a la prensa, así que un importante periodista salió luego por televisión declarando: “Aquí estamos en la puerta de la quinta de Márquez, acusado por causa de que una persona murió en este lugar”.
En varias oportunidades salimos en la prensa por una cosa o por otra. ¡Si habré vivido cosas durante mi ministerio! También recuerdo cuando me llevaron ante un juez por haber salido en televisión con tres niñas vivían en nuestro hogar Bet-el; nos las habían traído de una comisaría para que nos hiciéramos cargo de ellas, porque les daba pena que terminaran viviendo en el Instituto Nacional del Menor, así que comenzamos a tramitar la tenencia de estas niñas. Y a mí se me ocurre invitar a la gente a un evento de niños, junto a ellas, contando lo que Dios había hecho en sus vidas. Me acusaron de haber violado el derecho internacional del niño, pues según ellos, usé a los niños, haciéndolos trabajar para mis fines.
Podría contarte muchas historias más como estas, historias de cosas que hizo el diablo para debilitarme. ¡Qué es lo que no ha hecho satanás para frenarte! Hace unos meses atrás me operaron de la próstata; me estaba recuperando, cuando de pronto, empiezo a tener una pérdida de sangre importante y me internan nuevamente. Ahí estaba yo internado, con la sonda puesta en quietud, hasta dos semanas antes del campamento de jóvenes cuando me dieron de alta, y en esas dos semanas hicimos una torre para nuestra emisora radial, un parrillero nuevo y una casita nueva, allí en Monte Beraca, donde se lleva a cabo el campamento de jóvenes como también el de niños. Después de haber finalizado el campamento de jóvenes, volvieron a hacerme análisis los cuales dieron que presentaba una infección urinaria, así que me recetaron antibióticos, los que comencé a tomarlos justo antes del campamento de niños. Tomando el medicamento, comencé a perder las fuerzas, y estaba en la disyuntiva de que si predicaba o no, si hacía algo o no, si iba o no iba. ¡Tenía que descansar, pero no podía estar sin predicar! ¡Qué lucha! Para colmo, por causa de los antibióticos me vino una colitis, así que andaba en el campamento de niños, sin fuerzas, sin ánimo y corriendo al baño a cada rato, pero los terminé de tomar unos dos días antes de finalizar el campamento, y ya me sentía mucho mejor. Cuando finalizó el evento me dije: “¡Ahora sí, vamos a descansar, vamos a juntar fuerzas!” Pero comenzó a llover abundantemente y se nos comenzaron a inundar algunas cabañas, así que me dirigí a inspeccionarlas y de pronto, me tropiezo doblándome un pie. Mi interrogante es: ¿Será que es Dios el que me quiere detener, o será satanás? ¡Linda pregunta!
En medio de todo esto, aparece una señal: Tengo un sobrino que vive en la ciudad de Córdoba, Argentina. Dios tocó a este chico y cayó sobre él una unción poderosa; formó una banda de rock, al comienzo tenía una unción tremenda, pero después el rock lo fue alejando y empezó a divagar. Él estuvo viviendo un tiempo en mi casa hace varios años atrás y se fue impactado y muy tocado. Por un tiempo no supe nada de él, y de pronto me llama y me pide que ore por él; estaba mal porque había pecado, se había alejado, y yo que lo amo desde las entrañas, se que es un escogido de Dios y tiene un llamado, lo vuelvo a recibir una y otra vez. Si la gracia y la misericordia de Dios no estuvieran sobre mí, ya lo habría dejado, pero veo que el Señor quiere hacer algo con él. En esta oportunidad se apareció en mi casa, días antes del campamento de niños; yo estaba convaleciente por causa de la infección urinaria; hablamos mucho y oramos; le señalé que no me gustaba la música que tocaba su banda porque no era inspirada por el Espíritu Santo, él me dio la razón. Su banda tenía que presentarse en el Cosquín Rock; le dije que no estaba en contra de que cante, sino que quería que le pida a Dios que lo alumbre; ellos tenían la idea que primero había que conquistar a la gente por medio del rock con cualquier letra estúpida, y después que estén enganchados, le presentaban a Cristo. El asunto es que se volvió él estúpido y violento, andaba golpeando gente en la calle, y se le dio por drogarse. ¡Entró y salio y volvió a entrar! Le aconsejé que le pida a Dios que lo inspire para cambiarle la letra a su música y que se presente en el Cosquín Rock, pero para dar testimonio a esas chicas a las que los muchachos han lastimado y a esos chicos que están hartos de la droga. ¡Dios tenía que darle algo para todos ellos!
Llegó el día del evento, y justo el mismo día de finalizado el campamento de niños, ellos tenían una conferencia de prensa con más de 80 periodistas; mi sobrino me dice que solamente se les da conferencia a las bandas importantes pero igualmente se la dieron a ellos; comenzó a llover y los llevaron a una carpa, estaban todos amontonados; en un momento, se subió a un banquito y dijo así: “¡Hay un poder extraño que quiere destruir a nuestra juventud y dividir las familias! Pero yo soy de los que creen que vamos a reconstruir la Argentina y bendecir nuestro país, yo creo en Dios y Él nos va a dar fuerzas para hacer esta tarea!” Me cuenta que había una mujer a su costado llorando, y al finalizar la conferencia, el manager le dice que hable con esa señora, que resultó ser jefa de prensa de un medio importante en Buenos Aires. La mujer llorando le dice: “Querido, que Dios te de fuerzas para lograr todo lo que has dicho, yo voy a hacer que se conozca en toda Argentina lo que te has propuesto y te voy a conseguir mañana mismo una entrevista en el diario El Clarín”.
A la misma hora que comenzó a llover en la conferencia de prensa en la que participaba mi sobrino en Argentina, yo aquí en Montevideo, por causa de la lluvia, me torcí el tobillo. Los dos estuvimos de acuerdo que esto era una guerra, satanás estaba enojado; ¡Se creyó que me iba a frenar para que no siga predicando! ¡Está enojado por lo acontecido en el campamento de jóvenes y de niños en Monte Beraca! ¡Está enojado por lo que está pasando con mi sobrino! ¡Pero no vamos a darle el gusto! Yo tenía la opción de desanimarme y excusarme delante de Dios: “¡Estoy cansado!”, o, “¡Estoy enfermo!”… ¡Es para estar deprimido! Pero no lo voy a hacer, me voy a fortalecer en el Señor y me tomaré de su palabra que dice: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” ¡Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas!
Dice la Biblia que los muchachos se cansan y se fatigan, pero cuando la palabra señala: “los que esperan a Jehová” no se refiere a si eres joven o viejo, no importa la edad, no importa el sexo ni los problemas matrimoniales o económicos que padezcas, no importan los problemas laborales, tampoco el terremoto de Haití. ¡El que espera en Jehová tendrá nuevas fuerzas! A algunos los debilita el pasado, están tan acostumbrados a fracasar que ya ni siquiera quieren volver a intentar, pero hoy el Señor les dice, -y te dice a ti también-: “Espera en Jehová”. ¡No puede ser que tu pasado te prive de tu futuro!
En la Biblia no dice que los que luchan, se cansan de luchar, sino que, quienes esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, serán renovados, se les darán alas como las del águila, podrán remontarse por encima de los problemas. No es por mucho trabajar que te fatigas sino por no esperar en Jehová, ¡cuando uno no tiene su fortaleza en Dios es cuando se debilita!
¿Qué es lo que te debilita? “¡Ahhh pastor, no puedo verle la cara a mi marido, le tengo un asco!” ¿Tan feo es, no le viste la cara antes? ¡Esto debilita! “A mi marido lo amo pero no soporto que me toque”. ¡Esto fatiga! Hay algunos que les fatiga el trabajo, se les vuelve rutinario y pesado. A algunos, la muerte de un ser querido les quita las ganas de vivir, de trabajar. ¡Tender la cama, se transforma en una carga muy pesada! ¡Se te hicieron las doce y no lo has hecho! Esto es fatiga espiritual, no es fatiga del cuerpo, sino que es debilidad espiritual.
Cuando Dios ungió a Josué le dijo: “Mira que te mando que te esfuerces y que seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quieras que vayas” (Josué 1:9). Dios promete darte fuerzas, pero a ti te toca tomar la iniciativa de esperar en Él, de vivir en comunión con Él, tomarte de esa promesa y hacer lo que te corresponde hacer. ¡Decide que ninguna carga será tan pesada para ti, que te sobrepondrás al cansancio porque Jehová es tu Dios! ¡Volarás como águila! Los jóvenes se van a cansar pero tú recibirás nuevas fuerzas del Señor. ¡Entrégale al Señor todas esas cosas que te debilitan! Yo puedo seguir contándote todo lo que ha querido debilitarme en todos los años de mi ministerio, pero he decidido no dejarme vencer por nada.
Para terminar, quiero compartir contigo algo más que he vivido en estas últimas semanas de debilidad por causa de mi salud: Recibí un mail en el cual me decían que en Haití, antes del terremoto ocurrido en este último tiempo habían 280 mil niños huérfanos, pero después de lo ocurrido habrían más de 600 mil. Hoy están viviendo en una condición deplorable; no hay agua potable, no hay energía eléctrica, hay una hambruna y una miseria tremenda. Un amigo doctor y cristiano, que vive en Portugal, fue a Haití a brindar su ayuda, y me dijo que atendía alrededor de 200 personas por día y el trabajo que más hacía era amputaciones. En este mail este doctor amigo, habla acerca de la necesidad de construir un orfanato en Haití. Yo leí esa frase y me quedó grabada, pero pensaba: “¿Yo qué voy a hacer allí? ¿Con qué dinero se va a hacer?” ¡Justo ahora me pongo a pensar en Haití cuando lo que tendría que hacer es descansar y reponerme de todo lo que he vivido! Pero mientras en Monte Beraca se estaba llevando a cabo el campamento de niños, comencé a llamar a mis contactos, confeccioné un croquis porque la visión es llevar a Haití un proyecto concreto, además de los materiales y la gente para la construcción del orfanato.
Una vocecita me decía al oído: “¿Con que dinero vas hacerlo, de dónde vas a sacar?” Entonces recibo otro mail que dice: “No sabemos nada del apóstol Márquez, no sabemos si habrá desistido del proyecto del orfanato”. Yo les respondí: “Me voy a mover para llevar a cabo la construcción de ese orfanato, voy a conseguir los recursos donde sea y si nadie nos ayuda, la iglesia Misión Vida para las Naciones pondrá el cien por ciento del presupuesto para la construcción”. Desde Neuquén Argentina, mi hermano, el pastor Hugo Márquez me envía un mail diciendo: “Estoy muy feliz con el proyecto, nuestra iglesia en Neuquén quiere colaborar económicamente y además enviar gente para la construcción del orfanato”. ¡En medio de mi debilidad!
Los que trabajan cerca mío son testigos que de a ratos iba y me acostaba, pero con el proyecto del orfanato dándome vueltas en la cabeza. ¡Me levantaba y seguía trabajando en ello! Le escribí a una entidad de la ONU y hablé con algunos contactos en el gobierno para ver si nos ayudaban en este tema. Le hablé a un amigo querido, el director de Editorial Peniel; pensé que ya que lleva y trae libros a muchos lugares, posiblemente él conozca alguna compañía naviera que quiera colaborar en llevarnos los materiales a Haití. No solamente se comprometió a buscar la empresa, sino que como también tenía en su corazón hacer algo por esa nación y no sabía cómo, me pidió que no lo deje afuera del proyecto, ¡me dijo que él quería viajar conmigo y trabajar en la construcción del orfanato! Un amigo empresario de Brasil también quiere contribuir económicamente en el proyecto y trabajar con sus manos en la construcción.
¿Has visto cuando estás cansado y no tienes ganas ni de pensar? ¡Dios honra sus propósitos y sus planes; y su poder se perfecciona en nuestra debilidad! Cuando Dios se propuso hacer algo, nunca dijo: “Lo voy a usar a fulanito porque tiene mucha fuerza” ¡Nunca contó con tus fuerzas, nunca contó con tus recursos ni con tus debilidades! ¡Dios cuenta con tu corazón, Él tiene la fuerza, la sabiduría y los recursos para llevar a cabo sus planes! No creas que Él depende de la fuerza humana, ¡Dios fortalece a sus siervos, su fuerza está sobre sus hijos!
Estoy más que agradecido a Dios y feliz, porque se que muchos niños que han participado del campamento que se llevó a cabo, serán pastores, evangelistas, profetas, maestros, apóstoles. ¡Se que la obra que viene es mucho más grande que la que se está haciendo hoy! Se que no es en vano lo que hemos sembrado durante 12 años en los campamentos de jóvenes ni en los campamentos de niños. Ya estamos viendo a los niños con anhelos de consagrarse y servir a Dios. ¡Hay un ejército que se está levantando!
¡Vas a salir de tu debilidad! ¡Déjala de lado, no la mires más! ¡Mira al Señor!
Me quedó confirmado este proyecto de la construcción del orfanato en Haití cuando llegó a mis manos un video de un profeta que vio el terremoto en ese país, dos días antes que ocurriera. La profecía decía: “¡Yo estoy sintiendo que paredes están temblando, se les están cayendo los bloques! Año 2010, año de trabajo social, por causa del trabajo social de la ciudad, Dios va a abrir puertas para proyectos sociales en diferentes lugares. Haití: Vi decenas de miles de niños hambrientos, muchos de ellos sin un hogar. El Señor dice: En este año te voy a poner muy fuerte en el corazón a Haití, vas a estar viajando a Haití. Hay una puerta que se abre, estoy viendo una casa de niños, van a edificar algo grande para niños, algo que tiene que ver con un refugio. El Señor dice: No te preocupes por los recursos, porque van a fluir como las cataratas del Niágara”.
Otra cosa importante que quiero compartir contigo es que recibí un mail del Presidente de la Alianza de Pastores de Portugal diciéndome que en ese país levantarán fondos para la construcción del orfanato; también recibí un e-mail del Presidente de COMIBAN en España en el cual también me dicen que recaudarán fondos para la dicha construcción.
Nuestra iglesia puede financiar un proyecto para albergar hasta 60 niños, si hay otros ministerios que colaboren podemos ayudar a muchos más. Sólo falta saber si tú formarás parte de este proyecto, si Dios podrá utilizarte a ti de alguna manera. La bendición de Dios es para aquellos que conocen sus planes, que oyen su voz y responden a ese llamado. Dios puso en mi corazón un sueño que parecía imposible, pero no era un sueño loco, era un sueño de Dios y ahora estoy más seguro de que se llevará a cabo.
Tengo que decirte de parte de Dios, que Él va a poner una visión en ti, algunas cosas te parecerán extrañas, y locas, pero Dios no tiene que estar en consonancia con tus ideas, Él tiene sus planes. ¡Tienes que dejarte sorprender con cosas que no caben en tu cabeza! Pídele que te dé un corazón sensible. Este es un año en que según las profecías, se harán muchas obras sociales, se están levantando ministerios serios que ponen como prioridad lo social.
Quiero hacer una oración contigo, dile a Dios: “Señor amado, toma mi vida en tus manos, te lo suplico, que tenga mi corazón dispuesto y abierto para hacer aquello que tú quieres. ¡Dame tus sueños, dame tu corazón, muéstrame tus planes! Quiero volar como el águila, quiero ser renovado, quiero salir de mi debilidad, de mi miseria y frustración, enséñame Señor, en el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
Las fuerzas que vienen de Dios son por causa de su presencia en nuestro ser interior, no corresponde darle fuerzas a alguien que es solamente alma y cuerpo; se necesita tener un espíritu renacido para poder hacer contacto con esas fuerzas especiales que vienen del mismo trono de Dios. Mi pregunta es: ¿Tú eres de Cristo, perteneces a Él, o todavía esa conexión no existe? ¿Eres un simpatizante, un allegado, eres una persona entusiasmada con las cosas del evangelio o eres un cristiano genuino? Dios quiere darte una oportunidad hoy; si estás en duda respecto a tu identidad con Cristo, si no tienes certeza de que perteneces a Cristo, hoy puedes darle tu vida a Él, hoy puedes entregarle tu corazón, buscar su presencia y pedirle que vivifique tu espíritu, que te dé vida nueva, genuina del cielo. Si has luchado y te has cansado hasta el debilitamiento, no has trabajado con las fuerzas del Señor, entrégale tu vida a Jesús hoy.
Quiero ayudarte a hacer una oración, dile: “Señor, toma mi vida, guarda mi corazón, establece tu reino en mí, quita mi debilidad y lléname de fuerzas del cielo; dame tu Espíritu, dame la vida de Cristo. Perdona mis pecados, lávame y límpiame en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: