LAMPARAS ENCENDIDAS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LAMPARAS ENCENDIDAS

INTRODUCCIÓN

La Biblia dice en Salmos 18:28: “Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas”. Y también señala Proverbios 20:27: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón”.

Dios le ha dado al hombre tener lo que no tienen los animales y es el espíritu. Dios utiliza el espíritu del hombre o lo enciende para alumbrar con su conocimiento y su verdad. Mi lámpara es mi espíritu. Quiero hablarte acerca de la unidad entre el Espíritu de Dios y el espíritu del hombre; y éste no debe ignorar la vida espiritual y el conocimiento espiritual, tampoco debe ignorar la luz del Espíritu. Y por sobre todo, no debe ignorar el conocimiento que viene de Dios a su intelecto o su alma a través de su espíritu que se ha conectado con el Espíritu de Dios. Jesús dijo que lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Dios es Espíritu y ha puesto en nosotros espíritu, y su Espíritu enciende nuestro espíritu para que seamos uno solo.

Dice la Biblia en 1ª Corintios 6:17: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él”. Los traductores se encontraron con una dificultad en el Nuevo Testamento porque a veces la palabra espíritu aparece en mayúscula y otras en minúscula. Normalmente cuando se escribe con mayúscula se refiere al Espíritu de Dios, y al usar minúscula describe al espíritu del hombre; y acerca de esto último se genera controversia porque realmente no se sabe si se refiere al espíritu del hombre o al de Dios.  Y es que el Espíritu de Dios se hace uno con el espíritu del hombre, por lo que resulta difícil diferenciarlos. Esto me recuerda a lo que dice Dios en Génesis 2:24: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Esto significa que cuando un hombre se une a Dios, y su Espíritu se hace uno con el espíritu del hombre; entonces hay casamiento. Hay una relación que transforma a los dos en uno.

EL ESPÍRITU DE DIOS + EL ESPÍRITU DEL HOMBRE

Muy importante y sublime es la unión de Dios con el hombre. Tan fuerte es la identificación de Dios con el hombre y la identificación de éste con el Señor. Tenemos que tener en cuenta que no debe ser ignorado el Espíritu Santo ni su obra, y no podemos descuidar nuestra lámpara. Porque si nuestra lámpara no está encendida, el conocimiento que tenemos carece de luz. Entonces, nos quedamos con un conocimiento mental, intelectual, almático, animal, que no responde a la gloria de Dios y no opera en su poder. Sólo en la unión del Espíritu de Dios con el espíritu del hombre aparece la gloria y el poder de Dios en éste. Es importante que haya hombres y mujeres identificados con Dios, de tal manera que nadie los pueda confundir. Hombres y mujeres encendidos por Dios; gente que no sea como cualquiera. Porque hay gente de Dios y hay gente que no es de Dios. Y la luz que mana de un verdadero creyente que está unido a Dios es de la lámpara que está encendida en su interior y es el espíritu del hombre encendido por el Señor. Antes que intervenga Dios en la vida del hombre esa lámpara está apagada. Es decir que el espíritu del hombre está muerto. Está, pero es como que no estuviese.

Tú tienes una lámpara a combustión, pero no dará luz si no la enciendes. Cuando la lámpara del hombre está encendida es útil a Dios y a la humanidad. Y nosotros buscamos a Dios para ser encendidos por el Espíritu Santo, para arder con su fuego. Cuando el Espíritu Santo se manifestó a la iglesia primitiva, por primera vez ocurrió que Dios mismo encendió el espíritu de la iglesia, y no encendió el espíritu de algún profeta o sacerdote, sino que encendió el espíritu de todos aquellos que estaban orando y esperando la promesa del Padre. Y señala la palabra de Dios que apareció como lenguas de fuego asentándose sobre ellos. El Espíritu Santo produce fuego, y ese fuego está relacionado a un ardor dentro del creyente que no puede ser ocultado. La gloria de Dios en un creyente no puede ser pasada por alto. La gloria de Dios sobre un creyente traspasará las mentes, los corazones y las vidas. Ninguna oscuridad y ningún mal podrán enfrentarse al fuego y al poder del Espíritu Santo que opera a través de la persona que ha sido encendida por el Señor.

El problema más serio que enfrenta la iglesia de Jesucristo es que los creyentes no están encendidos y no muestran la luz del reino de Dios en la tierra. Entonces, el mundo permanece en ignorancia porque están faltando hombres y mujeres de Dios que traigan el fuego del cielo a la tierra. ¡Es necesario que seamos encendidos por Dios para traer su reino a la tierra! De lo contrario seremos como una lámpara inútil que no ilumina y carece de fuego. Dios enciende nuestro espíritu porque lámpara de Dios es el espíritu del hombre. Y la palabra de Dios hoy viene a encenderte. El fuego de Dios viene a través de su Espíritu para sacudirte y para desafiarte que no puedes seguir así. Dijo Dante Alighieri: “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempo de crisis moral”. Estamos viviendo en un tiempo de crisis moral y es lamentable que los cristianos sigamos neutrales y no se sepa bien cuáles son nuestras verdades. El mundo necesita ser sacudido con el poder que mana del Espíritu de Dios por medio de su verdad. Los cristianos en este tiempo se han acomodado a su condición de cristianos y se mantienen neutros. No hay quienes corran a los cristianos a decirles: “¿Qué es lo que tienes de especial? ¡Contame!” Y Dante Alighieri dice que para ese tipo de personas están reservados los lugares más oscuros del infierno. Entonces surge la pregunta si hay cristianos que se van al infierno. La respuesta no la tiene la teología porque está muy confundida con este tema; en todo caso diría que si se va al infierno entonces no es cristiano. Evidentemente, un cristiano con todas las letras es una persona perdonada de todos sus pecados, ha sido restaurada, pero su lámpara ha sido encendida.

Te confirmo los dichos de Dante Alighieri con la palabra de Dios. Dice la Biblia en Apocalipsis 3:15 y 16: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. El frio, es decir, el mundano no confunde a nadie porque es mundano. Y el caliente no confunde a nadie porque está encendido. Pero el que es tibio confunde a mucha gente. El tibio es una persona cómoda, un tanto vergonzosa, temerosa; es alguien que no quiere que le causen problemas ni quiere causarlos. Hay padres cristianos que dicen que a sus hijos no los quieren importunar y por eso no los llevan a la iglesia; y cuando sean grandes ellos van a decidir. El pasaje de Apocalipsis 3 habla a las claras de lo que cita Alighieri. Los que son neutrales y buscan no afectar; los que no son ni de derecha, ni de izquierda por decirlo en términos políticos. Dios quiere encender tu lámpara en este tiempo en el que el mundo no sabe dónde está el bien y la verdad. Y la Biblia afirma que columna y baluarte de la verdad es la iglesia de Jesucristo.

La verdad debe ser levantada en alto; es la luz que debe ser vista y conocida. ¡No puede ser que nada te mueva o te incomode! El mundo está lleno de oscuridad y de maldad, y no puede ser que te mantengas imparcial frente a tanta inmundicia moral. Así es que les enseñan mentira, engaño y perversidad a nuestros hijos en los centros de enseñanza. Cosas aprobadas legalmente. Y lo hacen delante de nuestros ojos. Nos quejábamos que la política de izquierda lo hacía, pero también lo hace la política de derecha. En la enseñanza pública se atenta contra la verdad de la creencia de los padres y se legisla para que los padres no puedan intervenir en la crianza de los hijos. Se pretende que un niño de 5 años puede elegir su identidad sexual sin informarles a los padres y estas cosas dan vueltas por todas las naciones; porque hay una cloaca de inmundicia que viene del mismo infierno queriendo transformar la verdad en mentira y la mentira en verdad. Y yo me pregunto, ¿dónde están los creyentes que deben detener la injusticia? Dice la Biblia en Romanos 1:18: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. No es que Jesús sentado en el trono dice: “Pero mira el problema que tenemos”. No tenemos un problema, al contrario, tenemos la solución y es el poder del Espíritu Santo. Tenemos la luz del Espíritu Santo que alumbra la conciencia cuando esa luz es expuesta.

EL ESPÍRITU DE DIOS QUIERE ENCENDER TU ESPÍRITU

Cada encuentro en Beraca lo terminamos orando para que los creyentes sean llenos del Espíritu Santo. Si hay algo que le está faltando al cristianismo es llenura del Espíritu Santo que transforma a las personas cobardes en valientes. La neutralidad suele ser funcional al mal. Si tú dejas que las cosas pasen y sigan pasando, y tú no haces nada; tú eres funcional al mal. Tú debes detener el mal. Y si dices que no eres nada ni nadie, estás equivocado. ¡Eres hijo de Dios! ¿No lo eres? ¿Eres una hija de Dios o no? ¡Un hijo de Dios no es cualquier cosa! Suficiente es que no hagas nada ni opines nada y seas muy prudente para dejar en libertad la maldad. Hay personas orgullosas de ser muy prudentes. ¡Ojalá fueran un poquito menos prudente! Porque puedes llegar a exagerar la prudencia y pasar a ser timorato. Y cuando alguien tiene temor es cobarde y no hace lo que debe hacer. Dios levanta un ejército de gente encendida y valiente; mas los cobardes quedarán atrás, porque no entrarán en el reino de los cielos. ¡No puedes callar!

Leemos en Hechos 4:13: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. Pedro y Juan habían sido llevados ante el concilio. Esto era el cuerpo de ancianos en Israel. Eran los que determinaban lo correcto y lo incorrecto, la verdad y la mentira. Llevaron a Pedro y a Juan al mismo lugar al que habían llevado a Jesús. Y estos predicaban el mismo evangelio que predicaba Jesús. Y al Señor, por predicar el evangelio lo habían llevado al concilio y lo condenaron a muerte. La noche que llevaron a Jesús al concilio, Pedro y Juan y los demás discípulos huyeron. Esa noche, todos dejaron al Señor solo. El más valiente de todos era Pedro quien le dijo que no lo abandonaría e iría a dónde fuera Jesús. Mas el Señor le dijo que lo negaría tres veces. A veces nosotros creemos con el alma, pero no con la fe y la certeza que viene del Espíritu. A veces creemos que somos fieles, pero en realidad somos infieles. Pedro le dijo a Jesús: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte”. Pero el muy cobarde y timorato seguía al Señor de lejos y no quería que la gente se diera cuenta que era un discípulo. Entonces cuando decían que él pertenecía al grupo de Cristo, Pedro lo negaba alegando que no lo conocía. Y luego de haberlo negado tres veces cantó el gallo. ¡Maldijo a Jesús! ¡Fue un cobarde!

Pero un día vino el Pentecostés, lo que la iglesia necesita hoy. Un día vino el Espíritu Santo y cayó el fuego de Dios sobre los creyentes. Ese día, Pedro, quien había negado a Jesús, el que se había acobardado y avergonzado del Señor fue lleno del Espíritu Santo, y su lámpara fue encendida. De pronto se levantó Pedro y dio su primer sermón a los gobernantes y a los ancianos. Y ya no le importó morir ni le importó lo que le pudiera suceder. Pedro estaba encendido. ¡Nadie lo podía frenar! Dice Hechos 4:7: “…poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel…” Y comenzó a predicar: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11y 12).

¡Ahora nadie podía parar a Pedro! ¡Estaba encendido por el fuego de Dios! Y el versículo 13, dice: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. Reconocieron que siendo personas incultas y carentes de doctrina que no habían estudiado en las escuelas rabínicas hablaban con denuedo como Jesús. Y se dieron cuenta por el denuedo que tenían, que habían estado con Jesús. Porque el mismo Espíritu que se había movido en Jesús era el que ahora se movía en Pedro y en Juan. ¡El poder de Dios comenzaba a arrasar en el mundo! Era la primera vez que la iglesia daba testimonio en Jerusalén, pero Jesús les había dicho que le serían testigos también en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.

 Denuedo se traduce como valor, energía, decisión con que se ejecuta una acción o se dice algo. Denuedo es valor, ímpetu, seguridad y confianza acerca de lo que tengo que hacer o decir. No te pones a calcular si hacerlo o no, si decirlo o no, porque el Espíritu Santo te ha encendido y no puedes apagar su fuego. Pedro y Juan habían sanado a un hombre cojo de nacimiento. El cojo pedía limosnas y en vez de recibir limosna, recibió la sanidad. Los cristianos tenemos que dar menos limosnas y más poder de Dios. Seguramente el cojo que estaba mendigando en la puerta de la Hermosa sabía de Jesús. Seguro que el Señor lo quería sanar, pero se los dejó a Pedro y a Juan. Entonces Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. El hombre se levantó y en el momento se le afirmaron los pies, entonces glorificó al Señor porque el fuego de Dios estaba en el corazón de Pedro y de Juan.

Los ancianos de la ley procuraban asustarlos, pero ya nada los asustaba. Querían frenarlos y procuraban atemorizarlos, pero no se atemorizaban por nada. Los del concilio dijeron: “¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús” (Hechos 4:16 al 18). Pero ellos no se amedrentaron porque habían sido encendidos y el fuego que había en ellos no podía ser apagado. Dice la Biblia que las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Cuando cae el fuego de Dios por amor a la gente nadie lo puede apagar. Entonces leemos: “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”.

Más que nunca estamos siendo presionados para obedecer a los hombres antes que a Dios. No quieres vacunas, pero te vacunas. No los dejan a algunos pobres viejitos hacer trámites porque no se han vacunado. Y a los cristianos no se les mueve el amperímetro. ¡Se necesita gente valiente en las calles! Creyentes que abran su boca y sorprendan porque hablan con denuedo. Yo he sido llamado por Dios y comisionado por Él. La verdad no se detendrá de mi lengua. Nadie me va a parar, aunque me encarcelen.

El mundo está siendo atenazado por una élite mundial y los creyentes estamos en el mundo para ser testimonio de la luz de Dios. La élite opina que la gente común no debe existir y hay que exterminarla. Se proponen reducir a la población porque lo que producen no amerita su existencia. Y la iglesia es el enemigo más grande que tienen porque ésta predica el amor. Y cuando la iglesia predica el amor ya no se ve igual matar niños en el vientre de la madre o practicar la eutanasia. Cuando los cristianos abren su boca la eutanasia no prospera; los matrimonios son más unidos y bendecidos. Tenemos testimonio de haber casado miles de parejas en 30 años. Estamos rompiendo los esquemas de las encuestas de Uruguay que dicen que son más las personas que se divorcian que las que se casan. Y nosotros casamos más gente que las que se divorcian. Los padres dejan que el estado les enseñe a sus hijos, pero nosotros enseñamos a nuestros hijos la verdad. Y no nos da lo mismo decir que nuestros hijos decidirán cuando sean grandes. Dice la Biblia: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).

CONCLUSIÓN

Hoy Dios quiere hacer como hizo con la iglesia primitiva; quiere encender a los creyentes. Pedro no era el mismo que se escondía jurando y perjurando que no conocía a Jesús. Ahora lo conocía y declaró que Él era el salvador del mundo y que no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en quien podamos ser salvos. También les dijo que a quien ellos habían crucificado, Dios lo había hecho Señor. ¡Los grupos amigos tienen que encenderse! Los vecinos tienen que enterarse que hay fuego en ese grupo en el que se predica la palabra. ¡Los líderes de la iglesia tienen que encenderse! Nadie quiere buscar a alguien que no esté encendido. Si estás encendido, la gente querrá ver qué pasa contigo. Si no está el fuego en tu vida, eres igual a cualquier hijo de vecino. No afectas a nadie y no ganas ni siquiera un alma para Cristo. Y Jesús dijo: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto…Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden” (Juan 15:1,2; 5 y 6).

Así que Dante Alighieri estaba en lo cierto. No quiero atemorizarte, pero tengo que serte sincero. No quiero que ardas en el infierno. William Shakespeare dijo: “Ser o no ser”. Eres o no eres. ¿En qué se nota que eres? ¿En tus buenos modales o buenas costumbres? Hay ateos con buenos modales y buenas costumbres. Se necesita más que eso. Se necesita el fuego de Dios en el corazón. El Espíritu de Dios está golpeando a la puerta de muchos y algunos se hacen los sordos: “¡Oh! ¿Golpearon?” Dijo Jesús: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). No hay picaporte por fuera. El Señor no abrirá la puerta. Él ya llegó a tu puerta, te corresponde a ti abrirle. Hoy está golpeando a la puerta de tu corazón; el paso lo tienes que dar tú. ¡Haz entrar al Señor adentro de tu corazón! Posiblemente sabes mucho de cristianismo y de Biblia, pero posiblemente no le abriste la puerta a Jesús nunca, para que Él entre. Pero hoy puedes dejarlo entrar.

No sigas pasando desapercibido. ¡Sé un cristiano lleno del fuego de Dios! Los religiosos de la época sabían que los discípulos no eran personas estudiosas y que eran del vulgo, pero, cuando los escucharon se dieron cuenta que habían estado con Jesús. El Señor no cuadró con ninguna secta religiosa de su época. Porque la luz que tenía Jesús no vino del consejo de ancianos, sino que vino por el Espíritu Santo desde el Padre directamente a su corazón. ¿No estás cansado o cansada de ser una persona más sin sentido en su vida? ¿No te cansas de ser neutral que no afecta nada ni a nadie? Ni siquiera tienes fuerza para cambiar tu propia vida. Tiene que intervenir Cristo y producir Él los cambios desde adentro de tu corazón. Tienes que abrirle la puerta de tu corazón y pedirle que llene tu existencia.

“Bendice a tu pueblo con tu presencia, Padre. Dale a tu pueblo gracia y gloria. ¡Llénalos con tu Espíritu! Enciente tu fuego en sus vidas, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén”.

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