LA VICTORIA DEBE SER GANADA EN TU CORAZÓN - Misión Vida para las Naciones

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

LA VICTORIA DEBE SER GANADA EN TU CORAZÓN

 

INTRODUCCIÓN

 

Leamos 1 Samuel capitulo17: 22-46: 22Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. 23Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David. 24Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor. 25Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. 26Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? 27Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere. 28Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? 30Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes. 31Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. 32Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. 33Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. 34David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 36Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. 37Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo. 38Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. 39Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas. 40Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo. 41Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. 42Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. 43Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. 44Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. 45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel”.

TU VICTORIA YA FUE PLANIFICADA POR DIOS

 

Hoy vamos a hablar sobre la victoria, sobre ese triunfo que crees no poder obtenerlo, ¡pero que Dios ya te dio! La victoria de David fue la victoria de Dios. No se si estás peleando con algún Goliat, o si estás combatiendo alguna guerra, o quizás la tengas que enfrentar dentro de algún rato cuando llegues a tu casa. La idea de Dios es que llevemos la victoria siempre con nosotros, que la tengamos dentro, porque ella no viene cuando matamos a Goliat, sino que primero habita en nuestro corazón. Una persona que se siente derrotada, de seguro perderá muchas batallas. Por tanto, es importante tener la victoria antes de emprender algo.

Hemos aprovechado la celebración del día de la madre para hacer ramos y venderlos en beneficio de las comunidades de rehabilitación; se formaron pues, varios grupos de ventas, algunos muy optimistas, otros más o menos optimistas y otros para nada optimistas y me propuse ver cómo les iba a cada uno de ellos. ¿Adivina quién vendió más?… ¡Los más optimistas! Pude ver un montón de circunstancias. Recuerdo que había tres chicas frente a un shopping, que estaban cansadas y desganadas; cuando terminaron, les pregunté cómo les había ido (sabía lo que me iban a contestar) y me dijeron: “vendimos poco, muy poco”; también dejé a otro grupo de chicas a cuatro cuadras quienes eran muy buenas vendedoras y se acercaban a la gente diciéndole: “mire, ¡qué lindos ramos! ¿Me compra uno para su esposa?” Y le contestaban: “-No, soy soltero”. -“Bueno, entonces cómpreme uno para mí” decían las chicas. Y al final le terminaban comprando el ramo, pero era porque le caían bien a la gente, ¡porque ponían disposición en lo que hacían! Este grupo en tres horas vendió U$S 113. Después me sucedió que cuando iba a dejar a algún grupo en determinada zona, ninguna les venía bien. Yo les decía “anda a este semáforo” y contestaban: -No pastor, ¡ahí no se va a vender!”

La victoria hay que tenerla en el corazón. Si observamos cómo enfrenta la gente los problemas, es muy probable que nos demos cuenta que la mayoría tiende a llorar, a decir que no es justo lo que están viviendo o a sentir lástima de sí mismos y decir: “¿Por qué a mi?, ¿Qué hice para merecer esto?” ¡Mas los problemas son para enfrentarlos y ganar terreno!

¿Les conté la historia de ese hombre que amaba a una mujer? Él la amaba mucho y todos los días oraba y le pedía a Dios que se la concediera en casamiento. Pero él nunca le hablaba a ella de sus sentimientos. Y así fue transcurriendo el tiempo… él se casó con otra y ella se quedó soltera. Pero pasados unos años, él ya viudo, se encuentra con esta chica (ahora señora) y termina confesándole su amor por ella. ¡Para su sorpresa ella le responde que también estaba profundamente enamorada de él! ¡Qué triste es esto! ¡Cuánta gente vive así! Y dice: “Esto no lo voy a hacer por tal cosa, esto no lo voy a hacer por tal otra.”

LAS GUERRAS VIENEN A TODOS

 

Las guerras no nos vienen cuando las buscamos, vienen solas y todas son inoportunas, porque te agarran desprevenido. ¡Los problemas te vienen cuando menos los deseas y cuando menos los esperas! Pero cuando Dios quiere levantar a una persona, o fortalecerla e instruirla, le manda problemas. Con David pasó lo mismo, él no quería un problema, pero Dios había determinado levantarlo, por eso planificó una batalla. Todo comienza cuando su padre lo manda llevarle comida a sus hermanos. Él era un muchacho de dieciocho años que no tenía idea de lo que era una guerra, pero Dios lo quería ahí. Y cuando David vio al gigante, no pensó en el tamaño de Goliat, sino reparó en que ese gigante estaba diciendo disparates contra Jehová, ¡y se propuso no permitirlo! Nadie se atrevía enfrentar a Goliat ni siquiera el mismo Saúl y todos tildaban a David de loco, su hermano le decía: “¿tú quién eres para ir a la guerra? ¡Conozco la soberbia de tu corazón!”, como diciendo: ¡No te vas a enfrentar a este gigante, sólo estás haciendo alarde! No obstante, los problemas son para bendición y si no entiendes el por qué del problema que estás atravesando, ¡pídele a Dios que te explique el por qué!, ¡pídele que te abra el entendimiento! ¿Habrá algún problema que sea grande o difícil para Dios? ¡No! ¡Toda persona que camina con Dios se enfrenta a problemas que puede vencer! Porque si Dios es por mi, ¿quién contra mi? Nuestra alma se niega a creerle a Dios y prefiere creerle a las circunstancias, nuestra alma ve los problemas y se asusta pero nuestro espíritu espera en el Señor. Tenemos pues, que hacer prevalecer nuestro espíritu porque nuestra alma confía en nuestras propias fuerzas, ¡pero el espíritu espera y confía en Jehová! Nadie espera los problemas, ¡ellos vienen y aparecen en cualquier momento! pero debemos tener la victoria antes que ellos aparezcan, no después. Y ellos son los que van a determinar, si eres un fracasado o un hijo de Dios, porque no hay hijos de Dios fracasados. Cuando tomas un problema y comienzas a buscar la victoria, ¡vas a perder! Porque ésta tiene que vivir dentro tuyo. La Bibliadice: Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1ª Juan 5:4)

Todos los problemas que atravesamos, cualquiera sea su índole, van más allá de lo que nosotros podemos ver, porque toda dificultad es una realidad espiritual. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes(Efesios 6:12). ¡Nuestra guerra es espiritual! Lo importante de un problema es lo que no se ve. David no vio el tamaño del problema sino la realidad espiritual. Por tanto toda guerra que atravesamos, todo problema que vivimos es una guerra espiritual. Si hay guerra en tu vida, hay confrontación espiritual. La guerra entre David y Goliat, era una batalla entre el Dios de David y los dioses de Goliat. Pero David caminaba con la victoria, porque confiaba y creía en Dios.

Saúl no sabía qué hacer ni tampoco su ejército, pero David dijo al rey: “no desmaye el corazón de nadie a causa de este gigante”; Saúl mira a David y le dice: “no vas a poder contra él, nunca has ido a la guerra, no te metas en esto”. Pero David replicó: “Sí, yo se, ¡mas Jehová está conmigo! Cuando tuve que enfrentar un león, Jehová estuvo conmigo, cuando tuve que enfrentar un oso Jehová estuvo conmigo, ¡y también estará conmigo ahora!” Saúl lo vio tan decidido que le dijo: “Anda y que Dios te ayude”. ¡David tenía la victoria antes de matar a Goliat! Si yo fuera David, seguramente hubiera agarrado el chupete y hubiera dicho: “Está bien, usted es el rey” y me hubiera ido. Pero David no reaccionó de ese modo, él se fortaleció en su Dios; no se si este mensaje ha llegado a tu vida porque dentro de un rato te va a venir una guerra, pero estás advertido, los problemas no van a venir cuando tú los busques ni cuando los estés deseando. Cuando venga el problema, ¿será posible que pongas tu mirada en el Señor y no en la dificultad? ¿Será posible que te encuentre en estado de fe y digas este problema no me va a superar?

Lo que se veía asustó al ejército de Saúl, mas lo que no se veía dio más agallas a David; todos se atemorizaron del gigante que vieron pero David vio un hombre que hablaba sandeces, él no vio el tamaño del problema sino la realidad espiritual, y dijo: “mi Dios es más grande que este gigante”. Tienes que pedirle a Dios que te permita ver las cosas como las veía David. ¡El veía su victoria antes de que ésta sucediera!

Liberar a tu hija para que vuelva a la iglesia es una guerra espiritual; no vas a ganar esa batalla a través de las palabras que le digas a tu hija sino por lo que hay en tu corazón. En tu interior debe estar aquella fortaleza que proviene de Dios, así que por más que tu hija se enoje y se fastidie, le puedes decir con fe: “¡Te voy a ver de nuevo en la iglesia!” A veces nos preguntamos: ¿Por qué Dios permite que me pase esto? Es que Dios quiere glorificarse en ese problema. ¿Por qué Dios permitió que un chico de dieciocho años, sin experiencia en la guerra se enfrentara a un gigante? Para glorificarse a través de él, para mostrar su victoria, pero había algo más: Dios iba a levantar a David por rey, entonces ¿para qué era esta guerra? ¡Para que el pueblo comenzara a poner su mirada en David! Dios necesitó de un problema para poder cumplir el propósito que tenía para con David. ¡Dios utiliza los problemas para formarnos! ¡Dios utilizará tus problemas para cumplir el propósito que tiene contigo!

 

 

CONCLUSIÓN

 

La Bibliadice que somos más que vencedores, por medio de aquel que nos amó. Por eso toma hoy la victoria y llévala siempre contigo; este mensaje ha llegado a tu vida, para que lo tomes y así arrebates la victoria.

Pero si no tienes a Cristo, lo que tienes que hacer ahora, es abrirle tu corazón y pedirle que entre dentro de ti. Y si ya tienes a Cristo, por favor recibe esta palabra y guárdala en tu corazón, pero ponla por obra y cuando un problema se presente, no digas: “¡Ay! ¿Por qué viene un problema?” sino, di: “¡Acá vino un problema, y voy a ver la gloria de Dios en él! ¡Destruiré este Goliat!”

 

Si aún no recibiste a Jesús en tu corazón, haz esta oración: “Padre querido, reconozco que he vivido lejos de ti, y he peleado las batallas con mis propias fuerzas, mas he fracasado. ¡Perdóname Señor! Limpia mi corazón, hazme una nueva persona, quiero vivir bajo la sombra de tus alas y derrotar mis gigantes con tus fuerzas. Lléname con tu Santo Espíritu en esta hora. ¡Declaro la victoria en mi corazón! En el nombre poderoso de Jesús hago esta oración, amén”.

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