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INTRODUCCIÓN
Apostasía se define más o menos como: “Abandonar la fe que se tuvo, abandonar el sacerdocio, abandonar el evangelio”. La apostasía, en este último tiempo tiene connotaciones peligrosas, porque vemos que los que apostatan no solamente se alejan de la fe, sino que se acercan a otros espíritus, e influenciados por esos espíritus, batallan contra la iglesia. Por ejemplo, hay pastores, que como se estila decir, salen de closet y terminan confesando a la congregación que son gay u homosexuales. Comienzan a hablar en contra de la iglesia, diciendo que Dios nos ama a todos por igual y utilizan versículos de la Biblia como, por ejemplo: “El que a mí viene yo no lo echo fuera”, levantándose en contra de aquello que la Biblia condena y Dios condena la homosexualidad. Dios condena el pecado. La mentira es un pecado; no es que condena específicamente o especialmente la homosexualidad, también condena la mentira. Dios condena el pecado en general.
Ocurre con las personas que apostatan de la fe, que predican un evangelio distinto al que se ha estado predicando por más de dos mil años y claramente se predica acerca del pecado y contra determinadas prácticas pecaminosas. Pero ahora hay evangélicos que predican que el amor a los homosexuales significa participar de la vida homosexual, como participar de la vida de ebriedad; y como Jesús declaró: “Al que a mí viene yo no le echo fuera”, entonces un ladrón puede asistir a la iglesia y seguir robando porque Dios es un Dios bueno y amoroso.
Un pastor metodista, cuya pareja es un hombre, se ha levantado contra mí. Y esto está ocurriendo muy seguido por lo que veo, no sólo el hecho de la apostasía como algo que está apartando a la gente de la fe, sino que la lleva a tener una fe contraria a nosotros los que defendemos la palabra de Dios. Y me he dado cuenta que la apostasía se manifiesta donde hay escasez de palabra de Dios o donde falta palabra de Dios. La Biblia señala que la fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. Quien ama la palabra de Dios, quien lee y medita en la palabra de Dios adquiere fe, y esa fe no es contraria a la palabra, sino que es a favor de ésta. O sea que hay una relación estrecha entre la palabra y la apostasía; a mayor cantidad de palabra de Dios en mi corazón, menos posibilidad de un espíritu de apostasía en mi corazón.
ADVERTENCIA DEL APÓSTOL PABLO
El apóstol Pablo dice en la primera carta a Timoteo 4:1: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”; y en la segunda carta le escribió a su discípulo Timoteo diciéndole: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Pablo le pidió encarecidamente o insistentemente, a que predique la palabra de Dios; y que inste, o sea, que insista en todo momento o pida la realización rápida de una cosa, a tiempo y fuera de tiempo. O sea, que insistiera les guste o no les guste; quieran o no.
Yo lucho siempre qué mensaje predicar, porque si es demasiado bíblico puede ser muy aburrido, así que tendría que predicar un mensaje más light. Pero a mí me urge predicar un mensaje de parte de Dios que realmente cambie la vida de las personas, aunque sea duro. Y Pablo le dijo a Timoteo: “…que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”. Sufrir la sana doctrina significa que vendrá tiempo en que no soportarán escuchar la palabra de Dios, y les dará comezón, o sea que no aguantarán y la resistirán. Yo quisiera que Dios coincidiera más conmigo y no que me la pegue tanto. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Esto es lo que profetizó el apóstol Pablo a Timoteo y le insistió: “Te pido por favor, predica la palabra a tiempo y a destiempo porque vienen tiempos difíciles, porque las personas van a resistir el mensaje del evangelio y les será una molestia”.
Hablamos de la palabra y la apostasía. Vendrá tiempo en que las personas tendrán una tendencia a dejar el evangelio y volverse a las fábulas.
En estos días he recibido la triste noticia de ciertos adoradores de uno de los ministerios más extendidos en el mundo, la iglesia de Hillsong, y que han apostatado de la fe. No solamente se han apartado de la iglesia, sino que hicieron declaraciones públicas en contra del evangelio que antes predicaban. Estos adoradores crearon las canciones más lindas que hemos cantado en los cinco continentes; canciones que han sido traducidas a más de cuarenta idiomas. Uno de ellos ha declarado que no está de acuerdo con un Dios que condena a las personas porque no creen. También dijo: “No se ven muchos milagros, y nadie dice nada”. Entonces comienza a arrojar una especie de misiles contra la iglesia y dijo, entre otras cosas: “He perdido la fe y no me molesta, sino que me siento en paz”. Y termina diciendo: “Muchas gracias a todos por todo el tiempo que hemos compartido. Ha sido muy lindo. Les amo de todo corazón, pero ya no soy de ustedes”. Esto es un cumplimiento de lo que dice la profecía del apóstol Pablo. ¡Están sucediendo cosas increíbles! Hay un mover hacia lo que es sensorial, a lo que se puede sentir y a lo que a mí me gusta; hay una especie de atracción hacia lo que no tiene sustancia ni sustento en la palabra de Dios pero si tiene sustento en la experiencia. Entonces, hay movimientos de adoración y de alabanza que llevan a la gente a alabar, a alabar y alabar, y la juventud busca más eso, especialmente si se trata de la música que ellos curten, porque creen que es más espiritual esa música específica que les gusta.
Por ejemplo, si me gusta el reggaetón, considero más santo y más bendito ese estilo. Si me gusta el rock, creo que con el rock se manifiesta la presencia de Dios y me estremece. Y no se dan cuenta que ciertas tendencias musicales, no es que son más espirituales que otras, sino que causan en la persona un efecto especial en la piel, por lo que se trata más de una experiencia sensual o sentimental que de una experiencia espiritual. Y escuchando a personas que han criticado esta situación o han tratado de encontrar una explicación en cuanto a las declaraciones de la persona que pertenecía al ministerio de Hillsong, han descubierto que esa persona durante veinte años ha vivido y ha trasmitido experiencias de adoración. Y las iglesias compiten por más luces y mejor sonido, compiten por ofrecer mejores espectáculos, atrayendo a la gente sensualmente y no espiritualmente a que tengan una pseuda experiencia espiritual, pero estas personas que se han vuelto contra la fe, resulta que tienen muy poca o ninguna base en la palabra de Dios. El antídoto contra un espíritu apóstata, contra el espíritu que atrae por lo que es religioso y cultural, ese antídoto es la palabra de Dios. La palabra de Dios también se llama, la palabra de verdad. Algunos señalan que si esta gente hubiera tenido un mayor fundamento en la palabra de Dios, no hubiera cuestionado al Señor. Yo sé lo que es eso porque cuando fui adolescente, por causa de lo que aprendía en secundaria y en la universidad, me cuestioné muchas cosas y cuestioné a Dios; y ocurrió en mí, que como me habían llevado a la iglesia desde pequeño y asistí a la escuela bíblica, y a los diecisiete años era maestro de la Biblia, tengo una fuerte base en la palabra de Dios. Entonces, cuando vino la crisis, yo me afirmé en la palabra que había aprendido, y me di cuenta que es verdad lo que dice la Biblia; y es que la fe viene por el oír, y el oír de la palabra de Dios.
Aquel que más come palabra de Dios, más se nutre de su palabra, se arraiga en la fe y no cuestiona a Dios, sino que lo busca y lo admira. La fe te lleva a conocer a un Dios que es bueno, santo, verdadero, omnipotente, poderoso, y que te ama; pero la fe viene de la palabra de Dios. Cuando era chico aprendí la palabra de Dios hasta cantada. David fue el adorador más importante de la Biblia; no hubo otro adorador como él. A David se le conoce como el dulce cantor de Israel. Pero la adoración no reemplazó la palabra de Dios. La adoración no reemplazó la obediencia y la cobertura de sus padres espirituales, y no reemplazó las tareas que David tenía que hacer como rey en palacio, en las batallas de Jehovà que tuvo que pelear y las conquistas que logró; y es que hay cierta corriente que busca que el creyente deje de hacer determinadas cosas y menosprecie algunas tareas que son de Dios y para Dios, para concentrarse solamente en la adoración.
LA PALABRA DE DIOS: EL ANTÍDOTO
En nuestra iglesia había un adorador que se fue, y a él le gustaba adorar y llevar a la congregación a la presencia de Dios, pero no le gustaba cortar el pasto en Monte Beraca. No le podíamos pedir que haga otra cosa porque lo de él era estar en las alturas con el Señor. Yo trato de hacerte ver que el antídoto contra la apostasía, es decir, de errar el rumbo, tiene que ver con la palabra de Dios. Yo creo que te he arrojado un misil en medio de tu corazón y sé que aprenderás a amar profundamente la palabra de Dios porque la verdad y la justicia están arraigadas en la palabra de Dios. David adoraba y cuando lo hacía cantaba, por ejemplo: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119: 105). Él tenía claro que en su camino no era la adoración la que lo llevaba a saber cuál era el camino sino la palabra. David tenía un concepto muy claro. Imagínate una noche bien oscura, el mundo, la historia, la sociedad, es oscuridad toda; pero la palabra de Dios es la lámpara que alumbra tus pies y te ayuda a ver por dónde vas. David adoraba, pero se fundamentaba en la palabra de Dios.
Todo el Salmo 119, el más largo de la Biblia, es un poema al amor que David le tenía a la palabra de Dios; y le llamaba a la palabra de Dios: tu ley, tus preceptos, tu voluntad. Y decía cosas como: “Me has hecho más sabio que mis enseñadores con tu palabra”. Él reconocía que era más sabio que los que le enseñaban, porque meditaba en la palabra de Dios.
Ha surgido un movimiento en la ciudad de Córdoba, Argentina, que se llama “Compañía de profetas”, quienes incitan a las personas a no seguir más a hombres y a no escuchar más la voz de Dios a través de los hombres porque no conocerán la palabra directa de Dios. Enseñan también no ponerse bajo autoridad espiritual. Se trata de grupos de adoración que he admirado y los he invitado a nuestros eventos. Si los llegase a traer otra vez les van a decir a mis jóvenes que no me escuchen más a mí y que busquen directamente a Dios. ¡Yo soy un palo pintado ahora! ¿Me puse yo solo o me puso Dios? ¿Qué dice la palabra de Dios acerca de esto? Y su palabra te alumbra. Señala la Biblia en Efesios 4: 11 y 12: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.
Nosotros, los apóstoles, los maestros, etc, somos puestos por Dios para edificar a la iglesia. Pero hay gente necia que incita a que las personas a que no escuchen a los ministros de Dios, sino que busquen escuchar a Dios por su cuenta. El apóstol Pablo dijo: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1ª de Corintios 4:15). Así le dije al hermano que ministraba en el púlpito y se fue; le dije que yo lo parí en Cristo. Él me pidió que no me ponga mal, pero realmente me molesta, entonces me dijo que se había puesto bajo la cobertura de tal pastor, y un poco molesto le pregunté: “¿No me digas que ahora vas a ser obediente al otro pastor como no lo fuiste conmigo? Mira que el que te parió fui yo”. Después me enteré que a este joven le molestaba que lo mandaran a hacer otras cosas que nada tenían que ver con cantar en el pulpito porque él decía que su única función era esa. Por otra persona me enteré que le dijo al otro pastor: “Me quiero poner bajo su cobertura espiritual, pero con una condición, que yo tenga libertad para ir a ministrar a donde me inviten”. O sea que ese pastor no va a poder contar con él porque si lo invitan a otro lado, su prioridad es esa.
Quiero decirte que los pastores hemos sido puestos por Dios y somos la cobertura espiritual de la congregación. Yo le voy a rendir cuentas a Dios por lo que te he enseñado. Hay quienes tienen ansias de independencia y andan buscando cómo evadir al pastor para tener un trato con Dios personal. Pero, toda la vida, Dios ha levantado hombres para que le enseñe su palabra al pueblo. Samuel le dijo al rey Saúl: “Está atento a las palabras de Jehová…Así ha dicho Jehová de los ejércitos…” Y Saúl tenía que escuchar palabra de Dios a través del profeta Samuel. Dios le dijo a Ezequiel: “Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor…Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes” (Ezequiel 2:4y7).
Siempre Dios usó hombres para hablarles a los hombres. Claro que Dios se arroga el derecho de hablarle a quien quiera personalmente si se le da la gana. Veamos lo que sucedió con Pablo cuando perseguía a los discípulos del Señor.
Dice la palabra de Dios en Hechos 9: “Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”. ¿Qué humillante para Pablo no? Tuvo que entrar a la ciudad y esperar a que llegue un hermanito llamado Ananías, del que la Biblia dice que era un discípulo del Señor, el cual entra en la casa donde estaba Pablo, y poniendo sobre él las manos, dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. Siendo quien era Pablo, tuvo que oír palabra de Dios a través de un hermanito. ¡No te vas a poder librar de los pastores!
Recordemos lo que dice Efesios 4: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”. ¡No te vas a librar de mí! La palabra de Dios juega un papel primordial, no puedes ponerte a predicar un evangelio que te ha venido de quien sabe dónde; tienes que predicar el evangelio conforme a la palabra de Dios. Esta es tu guía, tu norte y tu brújula. La palabra te enseña a dónde ir y a dónde no ir; qué hacer y qué no. Yo he aprendido a ser una persona decidida y valiente porque conozco la palabra de Dios. Yo sé qué cosas responden a la palabra y qué no. Escuché a uno decir: “Estoy preparando a mis hijos espirituales porque ellos van a ser mis pastores, ellos me van a pastorear”. ¡Yo no leí eso en la Biblia! Inmediatamente puedo darme cuenta cuando algo es de la Biblia y que no es bíblico. Yo tengo temor de la palabra de Dios; siento mucho respeto por su palabra y no me atrevo a inventar nada. Yo te predico palabra de Dios y no te expreso la opinión de Márquez.
Dice Dios en Isaías 66:2 “…Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. Si tiemblas a la palabra de Dios como yo, oirás palabra de Dios de un palo pintado que soy yo. Quien ama a Dios y ama su palabra, detecta la palabra de Dios, venga de quien venga. Dios sabe quién es el que escucha su palabra y tiembla ante esta y quien tiene comezón de oír. No pasan desapercibidos para el Señor aquellos quienes tiemblan a su palabra. El respeto a la palabra de Dios vale más ante los ojos de Dios que todo llanto o clamor; y si tiemblas ante su palabra, el Señor va a enderezar tu camino.
Dios lo envía a Jeremías a decirle al pueblo: “El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová” (Jeremías 23: 28). Te podrán decir cosas que parecen sublimes, que parecen que son de Dios, pero no lo son. Muchas personas me cuentan sus sueños y me preguntan qué les querrá decir Dios a través de ese sueño. ¡No leen la Biblia por nada! “Sabe pastor que soñé que una paloma daba vueltas arriba mío” Y en mi interior digo: “¡Esquívala!” “Después soñé que se posó en mi ventana. Y la paloma me miraba, y yo la miraba. ¿Qué significa eso pastor?” Lo pienso por un rato y le respondo: “¡Qué se yo!” Si tus sueños son de Dios tendrás absoluta certeza acerca de esos sueños. En tiempos de Jeremías habían profetas que decían: “Soñé un sueño y Dios me mostraba…” Pero Dios estaba indignado porque transformaban en palabra de Dios los sueños que soñaban, por lo que el Señor les dijo: “El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová”.
Acerca de esta pregunta: ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? Cuando se cosechaba el trigo había que limpiarlo separándolo de la paja, la cual no tiene sustancia. El trigo, a la hora de cosecharlo tiene que estar bien seco porque así se desprende más fácil la paja de la semilla. En la antigüedad se usaba un cedazo. Cuando les pregunto a las mujeres que es un cedazo, una zaranda, una criba o un cernidor, me responden: “¡Qué sé yo!” Este instrumento es una malla de alambre que permite cernir la harina para que sea más limpia, dejando en el cedazo cualquier basurita. Entonces, los cosechadores iban a una colina donde había viento, ponían el trigo en una criba o cedazo, lo aventaban y el viento se llevaba la paja y el trigo que es más pesado caía y quedaba en la criba. Todo el día se hacía ese trabajo. Cuando amontonaban mucha paja la quemaban porque no servía para nada. Pero el trigo es comida, con el trigo se hace pan. La palabra de Dios es nuestro pan que descendió del cielo; es nuestra comida. Y el Señor dice: “Mi palabra es trigo, y todo lo que no sirve es paja que se echa al fuego y es quemada”. ¡Yo estoy sumamente enamorado de la palabra de Dios! Me doy cuenta de que muchos van a desviarse tras las fábulas, en cambio otros permaneceremos firmes porque amamos la palabra de Dios. Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7: 24 y 25). Tu casa permanecerá firme cuando tu sustento sea la palabra de Dios y no las experiencias extrasensoriales o espirituales. Yo me levanto contra esos que dicen que no hay que seguir a los pastores porque no se sustentan en la palabra de Dios para afirmar semejante cosa. Yo me atrevo a asegurarte que tú estás recibiendo hoy palabra de Dios de un hombre que tiembla a su palabra.
Jeremías 23:29 dice: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” ¡Realmente la palabra del Señor penetra y quema! Y todo aquello que necesite ser quebrantado, si tú te sometes a la palabra de Dios, su palabra es como martillo que quebranta lo más duro. Si algo necesita ser quemado en tu vida, la palabra de Dios es como fuego que quema.
En el Salmo 119 leemos lo que dijo David: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra” (Salmos 119:67). O sea, cuando andaba descarriado terminé siendo humillado, pero ahora guardo su palabra. Ya no ando perdido, encontré la perla de gran precio, el evangelio; encontré la palabra de Dios. Busca a Dios, consigue una Biblia y oblígate a leerla. Si la exprimes sale jugo, y si la vuelves a exprimir, más jugo sale. ¡Es inagotable! ¡Es palabra viva! La Biblia señala que la palabra de Dios es más cortante que toda espada de doble filo. ¡Cuando veo las publicaciones en Instagram o en alguna otra plataforma de algunos cristianos! No veo palabra de Dios, pero si veo algunas fotos que suben. ¿Qué te provoca mostrarte como si estuvieras en una vidriera? ¿A quién estás bendiciendo o que quieres lograr con subir ciertas fotos o publicaciones? Es que hemos entrado en la era de la estupidez. Alguien pone: “Hoy me levanté loca” ¡Qué edificante! Y eso es lo más suave. Yo no ando revisando lo que publican las personas, pero saltan a la vista, o alguien me dice de cierta publicación que puso alguna hermanita o algún hermanito…
CONCLUSIÓN
¿De qué vives? ¿De qué te alimentas? ¿Algún día tomarás en serio la palabra de Dios? ¿Le darás la importancia que merece alguna vez? La palabra de Dios en las redes sociales bendice, pero las fotos estúpidas no. Cuando el ministerio de Hillsong llegó a Argentina el cincuenta por ciento de los jóvenes de una iglesia grande de allá se fueron tras ellos. “¡Vino Hillsong!” Qué cosa más desafortunada que quien nos hizo cantar durante tantos años las adoraciones que sacudieron nuestra vida, ahora habla en contra de lo que ha adorado. Cuando se pierde el temor a la palabra de Dios, se pierde toda referencia moral. Porque si la palabra de Dios es luz y si la palabra de Dios es verdad el bien está ahí, en la palabra de Dios, no en otra experiencia. Porque Dios y su palabra son los que determinan el norte. Si Dios no está en tus pensamientos o no está en lo que haces, ¿está bien o está mal lo que piensas, lo que dices y lo que heces? ¡Ni siquiera lo sabes! Si existe la palabra de Dios, entonces existe la referencia moral. Ahí están las verdades y los valores.
¿Qué la ha pasado al mundo? El mundo ha desechado a Dios y ha desechado su palabra. Te comparto una frase que subí a las redes y dice así: “Cualquier cosa puede ser buena, cualquier cosa puede ser mala. Cualquier cosa mala puede pasar a ser buena, cualquier cosa buena puede pasar a ser mala. Dios y su palabra es la luz que el mundo ha ignorado”. Si no hubiera Dios y no existiera su palabra, adorar a un Dios mudo no pega, porque conocemos a Dios por lo que Él ha dicho. Si Dios existe y su palabra existe, entonces, lo que Él dice marca el rumbo moral del planeta Tierra. Y la iglesia ha sido creada por Jesucristo para ser columna y baluarte de la verdad. En ti tiene que habitar la verdad; en ti tiene que habitar la palabra de Dios.
Ora al Padre y dile: “Señor, no me quiero perder, no quiero ser de los que razonan, de los que piensan y sienten. Quiero ser alguien que sabe y que conoce la palabra de Dios. No quiero ser movido por un buen argumento, sino que quiero estar plantado en la palabra de verdad. Líbrame Señor, y guárdame. Hago un pacto contigo, prometo que voy a amar tu palabra. Señor, confieso que tengo más horas de redes y de televisión que de lectura de la palabra de Dios y te pido perdón. Gasto horas en hablar sandeces y no me ocupo en meditar en tu palabra que es tu verdad. Señor, no me quiero extraviar como lo han hecho algunos que te servían. Líbrame Padre, te lo pido en el nombre de Jesús. Establece tu trono en mi vida y que yo pueda decir como David que tu palabra es a mi paladar más dulce que la miel. Y que pueda declarar como lo hizo David: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino”. Decido confiar en tu palabra para no andar turbado como antes. A veces buscamos hablar con nuestros amigos y no vamos a tu palabra Dios; a veces les contamos cosas que no te contamos a ti Dios. Hazme obediente, Señor. Reconozco que fuiste tú quien puso a los pastores y ellos nos enseñan tu palabra Señor. Por ellos hemos conocido el evangelio, hemos conocido el perdón de pecados y la salvación porque nuestros pastores nos predicaron y tú has puesto tu palabra en su boca. Sálvanos Señor, te lo suplicamos en el nombre bendito y poderoso de Jesús, amen”.
ANEXOS: