LA MOTIVACIÓN MÁS GRANDE DEL UNIVERSO - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

LA MOTIVACIÓN MÁS GRANDE DEL UNIVERSO

Leemos en Efesios 3: 17 al 19: 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.

Por causa de que Cristo habita en nosotros estamos arraigados en su amor, el cual sobrepasa todo conocimiento. Conclusión número uno: No hay ningún conocimiento que pueda superar al que proviene del amor ya que la Biblia nos señala que el amor de Dios excede todo conocimiento. ¡Quien está arraigado en amor, tiene un conocimiento superior! En otras oportunidades dije que el amor produce intimidad y ésta produce conocimiento; en versiones del Antiguo Testamento advertimos por ejemplo que dice: “Conoció Adán a su mujer Eva” (Génesis 4:1). Hay una relación estrecha entre intimidad y conocimiento, la Biblia nos enseña que el amor produce intimidad y de acuerdo a este pasaje que he mencionado, la palabra de Dios dice que arraigados en amor llegaremos a tener un pleno conocimiento de la anchura, la altura, la profundidad y longitud del amor de Cristo que excede todo conocimiento para que seamos llenos de toda la plenitud de Dios. Solamente en amor podemos llegar a estar llenos de ese conocimiento y de toda la plenitud de Dios. Por lo tanto seguiré insistiendo en el tema del amor y hoy quiero hablarte particularmente acerca del amor como la columna fundamental de la estructura de toda relación con Dios y con el resto de los seres humanos. El amor es la columna fundamental que sostiene la estructura de la sociedad, por lo tanto, el amor, es un tema que no debemos dejar de lado, en tanto que el conocimiento no es relevante si no hay amor.

¿CUÁL ES TU MOTIVACIÓN?

1ª Corintios 13:2 dice: 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy”. Esto significa que si lo que hago cada día no está fundamentado en el amor, es basura. El amor es la máxima motivación de justicia, es la máxima motivación para hablar y hacer lo que debo hacer. Todos nosotros somos motivados para hablar y hacer cosas; la interrogante es: ¿Qué es lo que me motiva a hacer lo que hago? He dicho antes que la palabra motivación tiene la misma raíz que la palabra motor, así que la pregunta sería: ¿Cuál es el motor que me mueve a hablar lo que hablo o a hacer lo que hago? Hay muchas clases de motores: De dos tiempos, de cuatro tiempos, de un cilindro, de dos, de tres, de cuatro, de seis, de doce; de la misma manera, en las motivaciones hay distintas clases de motores: Hay personas que están contaminadas con algún espíritu resentido y ese espíritu es el que les mueve o es el motor de lo que dicen y hacen, por lo tanto, las personas que tienen resentimiento dicen y hacen todo contaminado por el resentimiento que poseen. ¿A la sociedad le servirá eso? ¿Le servirá a Dios? ¡De ninguna manera! El motor, la motivación de Dios es el amor y Él quiere que seamos motivados a decir y a hacer lo que el amor manda y determina. 1ª de Corintios 13 nos enseña que el amor no es estúpido: No es jactancioso, es benigno, no hace nada indebido (significa que es muy prudente), nunca deja de ser, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Así que, el amor no es idiota, es un poder extraordinario que no se rinde, que está tranquilo, que espera, que cree y que obra porque sabe que tiene la victoria. Hay algunos que creen que el tener amor los hace tontos; en el ambiente de la hechicería, de la brujería, los brujos nos consideran gente tonta y nos provocan para ver si es verdad que damos la otra mejilla; entonces te dan un cachetazo, aunque hay muchos cristianitos que se la devuelven y ellos responden: “¡Ah, así que sos cristiano! ¿No era que tenías que dar la otra mejilla?” Se burlan de ti, te tientan, te seducen a actuar pero no por el amor.

Dios quiere que prevalezca siempre el amor en tu vida, que sea el motor central de tu existencia. Cuando digo que el motivador principal de Dios es el amor, lo que quiero decir es que todo lo que Dios ha hecho, todo lo que hace y lo que hará es por amor. ¡Todo! Si me preguntas: ¿Por qué ha hecho Dios las estrellas? Yo te contesto: ¡Porque lo movió el amor! Y es tan grande eso que los poetas han escrito libros, se han hecho poesías, se han hecho películas referentes a las estrellas; y si me preguntas: ¿Por qué Dios hizo el planeta Tierra? También te respondo: ¡Lo hizo por amor! ¿Has visto una madre preparar el dormitorio de su bebé que viene en camino? El nene no sabe leer pero de todas maneras le ponen un cartel que dice: ¡Bienvenido! Preparan todo para cuando ese niño llegue. Así hizo Dios con el planeta Tierra, preparó todo cuidadosamente, de tal manera que para cuando el hombre llegara pudiera disfrutar de éste; el planeta está hecho por Dios para que el hombre lo disfrute. ¿Por qué? ¡Porque Dios ama! Si me preguntas por qué Dios te hizo a ti, te respondo: ¡Él te hizo por amor! Algunos se quejan: ¿Para qué me trajo Dios al mundo? Te trajo por amor, porque te ama, pero tú estás así porque no entiendes su amor, no has conocido su amor, no has abierto tu corazón a Él. ¡Todo lo que Dios hace, lo hace por amor! Dios te dio a tu esposa por amor, tú puedes ver en ella una bruja, pero Él te la dio por amor, y a las suegras también, son una bendición de Dios para nuestras vidas, ellas nos ayudan a crecer en paciencia, templanza, mansedumbre. ¡Gloria a Dios por las suegras!

Algunas personas están resentidas porque le han hecho algo entonces se ponen a la defensiva de todo el mundo, no le tienen confianza a nadie, por lo tanto su resentimiento guía sus relaciones, sus reacciones, sus palabras y hechos; pero, Dios no te hizo para ser guiado por el resentimiento sino por el amor. Otros, por ejemplo, tienen amargura, a éstos no les cae bien ni la lluvia, ni el sol, ni el frío, ni el calor, ¡nada! Estás trabajando con una persona amargada, le das un mate para que se sienta bien y te sale con: “¡Esta porquería está fría!” Le pides disculpas y le calientas el agua y te dice: “¡Ahora me quieres quemar la lengua!” Entra el jefe y señala: “¡Ahí viene el venenoso ese!” Y tú estás todo el día que no sabes qué hacer con ese amargado. ¿Acaso serás tú el amargado? ¡El amargado tiene motivaciones pero éstas provienen de su amargura!

Uno no puede pensar que está haciendo las cosas bien si tiene sentimientos o deseos que no son de Dios. Generalmente justificamos lo que hacemos por alguna razón pero en realidad no tenemos que justificar nada, la única justificación válida es: ¿Amas o no amas a esa persona con la que te relacionas? ¿Amas a Dios o no lo amas? ¿Amas a la gente o no la amas? ¿Amas a tu esposa o no la amas? ¿Amas a tu esposo o no? ¡Yo lo amo, pero…! No es: “Yo lo amo, pero…” Debe ser: “Yo lo amo y punto”.

EL AMOR DE DIOS DEBE ABUNDAR EN TI

No se entiende bien el tema del amor, mas éste debe ser revelado a tu vida hoy, porque no es cuestión de decir: “A partir de hoy voy a amar”. ¡Dios es amor! Si tú tienes resentimientos, Dios no habitará con libertad en tu vida, no podrá derramar su amor en ti, eres tú quien le da libertad a Dios en tu corazón y es la presencia de Dios la que produce el amor y las motivaciones verdaderas y justas. No es cuestión de aprender tantas cosas, si aprendemos a amar entonces la prudencia, la perseverancia ya está en nosotros; el que ama se deleita en la justicia, se deleita en la verdad, y opera conforme a la justicia de Dios.

Una mujer se vino de otra iglesia a la nuestra porque quería que le den estudios bíblicos. Yo la miré extrañado: ¡Ella quería tener más conocimiento! En un momento me dijo: “Porque mi compañero esto, mi compañero lo otro”. Le pregunté: “¿Eres casada?” “No, no, yo tengo un compañero.” “Pero, tú no necesitas tanto estudio bíblico sino cumplir con lo que ya sabes; no necesitas tanto conocimiento sino amar a Dios y por amar a Dios tendrás temor de Él y no vas a pecar.” Vaya a saber qué sentimiento la estaba motivando… Tú no necesitas saber más de Biblia sino cumplir lo que ya sabes de ella y después sí, seguir creciendo y conocer más la palabra de Dios. ¿De que te sirve aprender más Biblia? Si aprendes más Biblia, más condenada estarás. Para hacértela fácil, Dios resume todas las leyes en dos mandamientos: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Me enteré que los judíos tienen 613 mandamientos que cumplir; si cumplen con el total de esos mandamientos ya están bien con Dios. Yo digo: ¡La Flauta! ¡Si ni los diez mandamientos los cumplimos! Esos 613 mandamientos establecen si se puede o no prender la luz (ellos tienen un sistema que se les enciende la luz automáticamente porque no pueden trabajar en día sábado) y tienen un sistema también con los botones del ascensor. Esos mandamientos también prescriben que no se puede caminar más de lo que se estipuló. ¡Qué se yo todas las cosas que tienen que hacer para cumplir por ejemplo el mandamiento de guardar el día de reposo! Este tipo de gente religiosa ha llegado a discutir si se puede comer un huevo que una gallina ha puesto un día sábado, porque como las escrituras dicen: “No trabajaras en día sábado ni tu, ni tu buey, ni tu asno, ni tu criado”, ¡la gallina tampoco! Así que si ésta puso un huevo en día sábado no se puede comer. ¡Dámelo a mí que yo tengo libertad en Cristo para comerme todos lo huevos que la gallina ponga cualquier día! ¡Seiscientos trece mandamientos! Y viene Jesús que te la hace más sencilla y dice: “El primer mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente…Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Quien cumple con estos dos mandamientos hizo todo lo que tenía que hacer. ¡Qué calidad tiene Jesús para simplificar las cosas! ¿Tú querías conocimiento? ¡Aquí tienes conocimiento de Dios! ¡En tan sólo dos mandamientos Jesús resume todo! ¡Ve a tu casa y haz bien los deberes!

¿Qué tienes que aprender? Tienes que aprender que hay que amar, que el amor es la motivación más importante que existe en el universo y que por amor Jesús vino al mundo a morir por nosotros. Jesús no habló del amor a las ballenas ni a ningún otro animal, aunque hay normas en la Biblia de respeto hacia ellos, pero lo esencial es el amor a Dios y el amor al prójimo. Últimamente se ama más alguna especie en extinción que al ser humano. Hoy en día muchos médicos le dicen a alguna jovencita embarazada: “Te lo tienes que sacar, este niño te va a arruinar la vida” ¡Tienen sólo en cuenta el amor hacia ella misma y el derecho de la mujer a hacer con su cuerpo lo que quiera! Y estas jovencitas dicen: “¡Este niño no me va a estorbar, lo voy a quitar del camino!” Los médicos les aconsejan: “Tomate esta pastilla de Misoprostol o la del día después y sé feliz”. La mujer se toma la pastilla, aborta y se siente libre, pero luego viene la depresión, la tristeza y se hace muchas preguntas. Si hay amor en tu vida, serás como los creyentes que tienen hijos y se sienten gozosos por tenerlos. ¡Qué bendición! ¡Cómo los aman! Siendo que ellos no conocieron el amor, que no tuvieron padres buenos, ahora ellos son padres buenos y no se necesita tener experiencia para ser padre bueno, se necesita tener un gran encuentro con el Padre de los padres, ¡con Jesucristo!

¿Tú quieres saber mucho de Dios? Te presento el conocimiento básico y fundamental: Ama a Dios por sobre todas las cosas y ama a tu prójimo como a ti mismo. ¡Ese es el más grande de todos los conocimientos! Esto te va a sacar adelante siempre porque el amor es poderoso. Dice la Biblia que las muchas aguas no podrán apagar el amor. (Cantares 8:7) ¡No hay bombero que pueda apagar el verdadero amor! La lascivia es algo que suele ser el motor de las personas y ésta opera al revés del amor; la lascivia es el deseo de satisfacción propia a expensas de otros. Si el otro me mira como quiero entonces voy a sentirme bien, si el otro hace o dice lo que yo quiero voy a estar bien, si el otro me da lo que quiero, entonces yo voy a estar bien. Y si no hace como yo quiero (y es lo más probable) entonces me pongo mal. Y te expresas diciendo: ¡Este mundo de porquería! ¿De qué sirve ser bueno?

Hay una chica infeliz que desea ser feliz, se pone de novia con un muchacho y piensa que con él será feliz porque le dará lo que ella quiere. Lamentablemente el muchacho es infeliz y su argumento es igual al de la chica: Piensa que como ella lo ama hará lo que él quiere para que sea feliz. ¡Se juntaron dos infelices con hambre de felicidad! Cuando juntas dos personas con hambre tienes dos hambrientos y la suma de un infeliz con una infeliz son dos infelices. El amor no espera recibir sino que está dispuesto a dar lo que sea, el amor quiere la satisfacción del otro, quiere ver feliz al otro y está dispuesto a sufrir por el otro. El amor está dispuesto a gastar la vida por el otro. ¡Qué lindo!

Ahora que estoy crecido en mi ministerio y puedo mirar para atrás, el fruto de veinte años de ministerio, mi corazón se llena de alegría: Hay mucha gente que dudaba del amor de Marta y el mío, y se fueron enojados y ofendidos; pero han pasado diez, quince años y por ejemplo, y en estos días vinieron unos hermanos, me abrazaron y me dijeron: “Pastor, estamos volviendo”. ¿Por qué se fueron? “Bueno… este…pero nos hizo bien estar fuera para darnos cuenta de lo que teníamos”. ¡Durante veinte años hemos estado dando amor y ahora estamos cosechando! Y hemos sembrado con lágrimas pero estamos recogiendo nuestra gran cosecha. ¡El amor no se cansa! ¡El amor persevera! ¡El amor sabe que va a triunfar! El amor no busca lo suyo propio. Entonces a esta altura me pregunto: ¿En qué gasté mi vida? Miro para atrás y veo la obra que Dios ha hecho en la iglesia, en los países, veo la gente que ha sido bendecida y digo: ¡Valió la pena!

¡El amor doblega al más duro! Viene a mi memoria una madre que oraba y oraba por el hijo que estaba en la droga, él le robaba, la maldecía, vivía en la calle, se acostaba con cuánta mujer aparecía, se burlaba de su madre y se iba hundiendo en el lodo de la muerte hasta que un día llegó a su casa y encontró a su mamá a las cinco de la mañana en su cama, con una Biblia y orando por él. Esa madre lo ama y no estaba dispuesta a ceder, entonces ese hijo dijo: “Si he sido hombre para meterme en la droga, voy a ser hombre para buscar una salida”. Buscó la salida en el evangelio y hoy está a cargo de un centro comunitario para la recuperación de los drogadictos. ¡El amor puede! ¡El amor vence! ¡El amor no titubea!

EL AMOR NO ES ANSIOSO, TODO LO ESPERA

He hablado con una mujer que me dijo: “Pastor, ¿qué hago con mi esposo, qué hago con mi hijo, qué hago con esto?” Yo le pregunto: “¿Querés a tu hijo?” “Sí”, me responde, “lo quiero pero no se qué hacer, dígame qué hago”. ¡La mujer era un atado de nervios! El amor no es ansioso, todo lo espera, todo lo soporta, todo lo sufre, nunca deja de ser. ¡El amor está tranquilo, sabe que va a vencer! Por lo tanto, el amor no es un sentimiento, el amor es Dios mismo en el corazón del hombre. ¡Dios es amor! El amor es la sustancia de Dios. Tú que te llamas cristiano tienes que responderte una interrogante: ¿Qué es lo que te motiva? Cuando vas a algún lado, haces o dices algo: ¿Te mueve el amor de Dios o haces algo porque te parece o porque te hicieron determinada cosa? Hay algunas personas gobernadas por el espíritu de muerte; he visitado recientemente a una mujer que quería morirse. Conoce el evangelio, tiene una Biblia que le regaló un pastor, la tiene abierta sobre la mesa, pero ella no quiere vivir. Está desesperada, no entiende por qué Dios la quiere viva cuando ella quiere estar muerta, quiere irse con el Señor. Ella cuenta: “¡Cómo seré de cabeza dura, porque me di un tiro en la cabeza y la bala quedó alojada ahí y estoy viva! ¡He fracasado hasta para suicidarme!” Se enteró que una pareja se arrojó bajo las ruedas de un tren y ella decidió hacer lo mismo. ¿Puedes creer que en ese momento en que ella se puso delante del tren en marcha, éste frenó? El maquinista del tren le dijo que vieron una luz tan fuerte que tuvieron que frenar, mientras ella gritaba: “¡Avance, avancen!” Ahora, yo te pregunto: Si tú anhelas morirte, ¿crees que es Dios quien te mueve a eso? ¿Qué espíritu te está gobernando? Cuando ella comenzó a desear la muerte debe ser el último demonio que entró en ella, porque antes de ello, no fue amada, no fue deseada ni valorada. Su madre la quiso abortar veinte veces, un día se enteró que había hecho todo lo que pudo para abortarla; hasta enojada con el padre está porque él iba a una iglesia católica a rezar para que la madre no la abortara, y tanto le pidió a Dios que la madre no la pudo abortar. ¡Y esta mujer estaba enojada por eso porque ella se quería morir!

Si Dios te tiene aquí es porque te necesita, si te tiene aquí es porque Él desea que inviertas tu vida en algo que valga la pena. Dios no te ha traído para sufrir sino para darte vida y vida abundante. ¡Dios quiere que ames la vida! ¡Si Dios está en ti tú desearás la vida y no la muerte! El hijo de esta mujer la odia, le quebró los dedos, la hija no se lleva bien con ella, ha tenido varios hombres pero ninguno la amó; la mujer está destruida porque no ha conocido el amor y ahora se quiere morir pero Dios no se lo permite. Entonces, nos llamó por teléfono porque como se piensa morir quiere poner su casa a nombre de la iglesia, señalando que como se la dio Dios ella quiere devolvérsela. Le dije: “Yo no estoy aquí por tu casa, quiero que sepas que a Dios le interesa más tu vida que tu casa y a mí también. ¡Tu vida vale mil veces más que tu casa! ¡Me importa un bledo tu casa, regálasela a Cotuño! Yo he venido a decirte que Dios te ama y que vales mucho”. La mujer comenzó a llorar, comenzó a pedir perdón y se tiró al suelo de rodillas. Cuando escuchó palabras que la valoraban, que le señalaban que ella era importante y que por eso estaba en el mundo, le dije: “Algún propósito tiene Dios contigo y lo vamos a descubrir”. ¡Ahí estaba, desgreñada, la casa hecha un revoltijo, sin ganas de vivir, sin ánimo de hacer nada! Tan resentida y mala que no se lleva bien con nadie, vive sola en la casa, tiene un cáncer diseminado. Tan dura es la cosa que cuando llegamos no encontrábamos la casa y le preguntamos a una vecina que estaba pintando una reja si conocía a Fulana de tal y nos responde que no la conocía y siguió pintando. Entonces la llamamos por teléfono y nos explicó bien el lugar dónde vivía: ¡Resulta que era al lado de la casa de la mujer que estaba pintando la reja! Sale a recibirnos y le digo: “La señora que está pintando dice que no te conoce”, y ella contesta: “¡Es una bruja! ¡Me hace trabajos de brujería!”

Vuelvo a preguntarte: ¿Qué es lo que te mueve? Para ser movido por el mal tienes mil razones y yo estoy convencido de ello, pero la única razón valedera es la de Dios, tú debes amar y para poder hacerlo Dios tiene que llenar tu vida, tiene que llenar tu existencia, pero no podrá hacerlo si no le entregas a Él la basura que te molesta.

Te quiero recomendar un libro muy lindo: “Historias que sanan”; escriben siete personas que tenían todas las razones del mundo para suicidarse, para matar a otros, para deprimirse, para angustiarse, para odiar y ser violentos, pero encontraron el evangelio, encontraron a Jesucristo. Tres de los que escriben son pastores, ¡son vidas preciosas! Quiero compartir contigo alguno de sus párrafos:

“Sorprendí los sueños de una esbelta vedette de color que frustró su trayectoria por mi aparición. Ella amaba la danza, los tablados, la barrera; su carrera artística no duró mucho tiempo y yo era la culpable. Según mis tías intentó abortarme, pero aquí estoy. Ella fue una de las figuras del carnaval uruguayo; el carnaval es una fiesta popular que evidencia gran parte de nuestra cultura, su protagonismo fue en la comparsa lubola “Añoranzas negras”. Nos cuenta cómo sus tíos no paraban de bailar hasta quedar con los pies ampollados y algunos tocaban los tambores hasta que le salía sangre en las manos. “Uno de los lugares que recuerdo es mi casa en la calle Oficial 8 donde se desarrolló una de las etapas más importantes de mi vida. Vivíamos allí, mi madre, mi padrastro y mis tres hermanos y allí fue la primera vez que hice referencia inocente a mi madre de lo que estaba sucediendo con mi padrastro como un acontecimiento natural sin tener conciencia que de normal no tenía nada. En realidad cuando veo en mi pasado a esa niña de abundante cabellera y recuerdo claramente su impresión cuando se lo dije, ¡no entiendo como ella no pudo imaginar! ¡No, Lore, no es verdad!, y evadió toda posible conversación. Siguió hablando en forma natural pero en realidad en ese día sin pensar que era rara la situación sentí algo en mi pecho que muchas veces golpeó mi corazón, es como que se cerró una puerta, la puerta de la confianza. Sucesos que fueron mi pan, los gestos lascivos, masturbaciones, fueron el escenario diario ante mis ojos. Ellos captaron el mensaje oculto del reino de las tinieblas. Los ruidos de las tormentas, los truenos empezaban a llenar el interior de aquella niña. ¡Cuántas noches se sucedieron como las páginas de un libro cuando se dejan correr entre los dedos! Así de innumerables fueron esas vigilias, era el lobo de Caperucita Roja que sorprendía la inocencia hasta devorar su infancia. Deseaba liberarme del lobo y que no llegara la tarde cuando aún no tenía cinco años de edad. Recuerdo una ocasión en que dormíamos la siesta, mi hermana era una bebé muy pequeña, de pronto me despierto con un tremendo peso encima que me asfixiaba, extraños movimientos, no podía gritar, parecía que era de noche; en un momento determinado veo la cunita de mi hermana, ella está ahí, dormida. Yo sentía mi piel quemada. Mientras escribo mi corazón sangra porque todavía recordarlo duele. Fueron innumerables veces que mis sueños durante la tarde o la noche eran sorprendidos por él. ¡Ese era mi padrastro! Él bebía y maltrataba a mi madre con castigos abusivos dejando un tendal de espanto y dolor en nuestras retinas y en nuestro corazón.”

Esta es una porción del relato de la vida de la pastora Loreley; me tocó leer esto varias veces y en todas ellas terminé llorando. Leer la historia de la pastora Loreley es leer la historia de una mujer crucificada en vida. ¡Lo que padeció no tiene nombre! ¡El odio que se concentró en sus venas! La amargura, la enfermedad, la impotencia de no poder sacar a sus hijos adelante, la impotencia de no tener un esposo la llevó a estar internada en un hospital psiquiátrico incontables veces. La vida le había cerrado las esperanzas, pero ella conoció a Cristo y su vida comenzó a funcionar: ¡Conoció el amor de Dios! ¡Conoció cuánto Dios la amaba! Debo decirte algo hoy: El amor le da valor a las personas, el resentimiento se lo roba, el odio, el rechazo le roba valor; pero cuando una persona se encuentra con el amor de Dios entonces sabe que puede seguir adelante, se levanta y sale del pozo más oscuro.

Cuando su padrastro estuvo para morir de cáncer, ella todavía no conocía a Cristo, y se dijo: “Yo lo voy a cuidar pero sólo para que me vea todos los días de vida que le queda, para que sepa lo que me ha hecho sufrir”. Así llegó al punto de involucrarse en el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros y de fabricar bombas molotov en el techo de una escuela; participó de muchas cosas tristes, pero el amor llegó y hoy en día es una mujer que vive para los demás. Yo digo que Lore es la pastora del amor y la misericordia, los casos más difíciles le tocan a ella pero no huye de ninguno señala que si ella salió, esa persona también saldrá. ¡Si Dios pudo conmigo, dice ella, puede también contigo!

CONCLUSIÓN

No es cuestión de hacer muchos libros dijo el predicador en el libro de Eclesiastés, porque el mucho conocimiento aumenta los padecimientos. ¡El tema es conocer lo que hay que conocer! La columna vertebral del operar de Dios tiene que ver con el amor a Dios y con el amor al prójimo. Si Cristo no llena tu vida, te puedes leer toda la Biblia, puedes estudiar todos los libros cristianos pero serás un fracasado, un impotente. Creo que a esta altura del mensaje ya Dios te ha mostrado qué basura tienes que sacar de tu vida, y que necesitas entregarte a Él. Si te justificas en lo que te hicieron o te dijeron, estás justificando el resentimiento, la amargura, la soledad, la violencia, la ira, pero Dios no quiere que justifiques nada de eso sino que lo reconozcas como pecado y se lo entregues a Él. ¡No habrá presencia de Dios y no habrá amor de Dios en tu vida si no entregas eso! Hoy no tienes que quedarte sin ser lleno de su amor y de su presencia, tienes que pedirle a Dios que te perdone, posiblemente llevas años de cristiano, de cristiana pero no te domina el amor sino otras pasiones, entonces tu vida se transforma en una vida infructífera, la estás invirtiendo en lo que no sirve, en lo que no da fruto. Pasan los años y no puedes solucionar tu relación con tu cónyuge o con tus hijos, pasan los años y no puede solucionar tus problemas con los parientes o tu resentimiento contra algún jefe de tu trabajo. ¡No superas y no superas! ¡Todo lo que Dios quiere es llenarte de amor!

Que Dios te ama está descartado, Él dio su vida por ti. Si sabes que tienes que entregarle hoy a Jesús alguna mugre, alguna suciedad de esas que no te permiten activar el amor, quiero que repitas una oración conmigo, dile a Dios: Señor amado, yo reconozco mis pecados y reconozco que mis motivaciones no son santas, no me mueve el amor. Señor amado, líbrame, rompe mis ataduras, deshace mis cadenas, hazme libre en esta hora, te lo pido en el nombre de Jesús. Obra con poder Señor, cúbreme con tu sangre, lléname con tu presencia, quita la amargura, la soledad, el fracaso, en el nombre de Jesús. Sana el dolor, el alma herida, sánala, hazme olvidar lo que me han hecho, lo que me han dicho. Lléname de ti Señor, te abro mi corazón, bendíceme en esta hora, te lo pido en el nombre de Jesús. Gracias Señor, amén”.

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