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INTRODUCCIÓN
Leí recientemente una frase en twitter que dice lo siguiente: “A veces Dios permite un Goliat en tu vida para encontrar un David en tu corazón”. Tú eres como un David y Dios no tiene problemas de enfrentarte con un Goliat porque te considera victorioso y victoriosa desde el principio. La Biblia dice que somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. El problema no radica en qué tan grande es el Goliat que nos toca vencer, porque para Dios no hay nada difícil ni nada imposible. Evidentemente, David no venció a Goliat sin Dios. David venció al gigante por Dios y con Dios. La Biblia señala que Goliat vio a David y lo menospreció, y lo maldijo por sus dioses. Mas David le respondió: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (1ª Samuel 17:45). Recuerda siempre que la batalla es de Dios. ¡Con una sola piedra puedes derribar al gigante!
Estuve meditando acerca del tamaño de las guerras que las personas enfrentan, y hay quienes están condicionados en su mente y en su corazón para no pelear guerras grandes, cuando la realidad es que Dios espera que pelees esas guerras y las ganes. Es que a veces pensamos que nuestra guerra es demasiado grande con nuestro cónyuge, y a veces ni siquiera es con la esposa o el esposo. Cuando el corazón del hombre es pequeño o estrecho, no puede abrirlo a otras personas. Puede ser que tu corazón no dé para pensar en tu esposo o en tu esposa y sólo piensas en ti. Tu guerra está dentro de ti, en lo que tu cónyuge tendría que hacer para que tú seas feliz, y todo se centra en tu persona. Pero, cuando el corazón se ensancha piensas en tu esposo, en tu esposa y en tus hijos. Hay hombres que tienen hijos con una mujer y con otra, pero no les pasan la manutención o por una cosa u otra no ven a sus hijos, ni siquiera los sacan a pasear. Ya es demasiada la guerra en sí mismos y no les da para ser el padre o la madre que deben ser. La guerra es tan grande como el tamaño o la estreches de un corazón. “Los Goliat” de Dios para nuestras vidas son esos grandes planes que el Señor tiene para redención de las naciones y bendición del mundo. Él tomó un hombre como Abraham y le dijo: “Serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Dios puede hacer con una sola persona lo que tú no te animas a hacer ni siquiera con tu cónyuge; salir adelante con la bendición de Dios.
DIOS PUEDE HACER CONTIGO, LO QUE TE ANIMES A CREER
Evidentemente Dios pudo hacerlo con Abraham porque él le creyó al Señor y le fue contado por justicia. Dios le declaró: “Te bendeciré y te haré bendición”. Hasta el día de hoy las naciones están recibiendo la fe de Abraham. ¡Yo tengo la fe de Abraham! De él vino Jesucristo y del Señor vino la salvación, la vida eterna, el perdón de pecados; y el planeta entero fue bendecido por un descendiente de Abraham. Dios puede hacer contigo todo lo que te animes a creer. La Biblia afirma que al que cree todas las cosas le son posibles. Así que tu Goliat puede ser pequeñito o grande. Hay gente que sólo piensa en ella misma, en lo desgraciados que son, en lo que necesitan; y ese es su Goliat. No salen de ahí. Mas Dios está levantando en todo el mundo, personas que le creen a Él. Dios quiere que se manifieste el David en tu corazón que venza a Goliat. Dios quiere que tengas un corazón grande para que quepan muchas personas, si es posible tu ciudad, tu nación y las naciones. ¡Dios te puede usar! Tu puedes bendecir al mundo, lo que debes hacer es ponerte en sus manos y estar disponible para que Él te use.
Los problemas en el mundo son muchos y muy grandes. Se ha llevado a cabo en Argentina la Cumbre del G20, en la cual participaron veinte gobernantes, no sé si los más importantes del mundo, pero sí los más poderosos económicamente. Las veinte naciones que tienen mayor economía han estado reunidas en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Pensarás que han arreglado el mundo, pero te voy a decir que no arreglaron nada. Yo estuve atento a esta cumbre porque quería entender a dónde iban a llegar. Luego escribí una columna para un periódico digital cristiano, que queremos difundir, Evangélico Digital, el cual puedes buscar en Facebook, al que le puse por título “El mundo, el G20 y los cristianos”. La misma comienza diciendo: “Resulta de lo más anecdótico ver en los medios de comunicación, el desarrollo y montaje y desmontaje de este gran encuentro de estadistas mundiales llamado G20, en Buenos Aires, Argentina. Un esfuerzo de las naciones para alcanzar ciertos consensos que, de antemano, resulta sabido que no se lograrán. Por ejemplo, que no habrá diálogo entre Putin y Trump, que no se resolverán temas relacionados a Medio Oriente ni al medio ambiente, que continuarán las escaladas bélicas entre Ucrania y Rusia y un sinfín de temas relacionados al hambre, la pobreza, las armas”. Lo más sobresaliente aquí es el conflicto que hay entre Trump y Putin. Cuando El presidente de Estados Unidos viajaba hacia Argentina, y subiendo al avión declaró que no iba a cruzar palabras con el presidente ruso. Estos dos compiten para ver quién tiene más misiles, más soldados, más sistemas de detección de satélites, etc. Tratan de mostrar al mundo quién tiene más fuerza. Si en esa cumbre no estaba contemplado resolver los problemas con el medio ambiente, los problemas con el hambre, las guerras, los desplazados que tienen que huir de sus países por causa del hambre, y que es un inconveniente para las naciones que los acoge, me pregunto: ¿Qué iban a resolver? Continuando con el artículo que escribí, leemos: “En medio de un mundo de protocolos, las noticias que más tiempo ocupan, son los carros blindados de algunos presidentes o primeros ministros. Cuántas antenitas tienen y sus habilidades técnicas, qué tecnología llevan incorporada, cuánto pesan sus puertas y de qué están fabricadas. También ocupan un importante tiempo en las informaciones, los pormenores de la velada de gala a la que todos los mandatarios y sus acompañantes asistieron en el espléndido Teatro Colón, la descripción pormenorizada de las vestimentas de las primeras damas y primeras ministras, las telas de sus confecciones y el nombre de los/as modistos/as que los confeccionaron. No faltan descripciones de los aviones que transportaron a los más importantes y los que los acompañaron cuidando su seguridad, misiles incluidos”.
Sabes que para garantizar la paz en la cumbre del G20, Uruguay tuvo que permitir que un grupo de soldados americanos se instalaran aquí en el entorno de las medidas de seguridad, quienes se establecieron en el país por dos días, lo que originó un gasto de cuatro millones de dólares. Si ese fue el gasto de un grupo de soldados que se establecieron en Uruguay, imagina el costo de la cumbre que se llevó a cabo en Argentina. La prensa se dedicó a informar acerca de los aviones, de los vehículos que transportaban a Trump y a Putin, de la ropa de gala, entre otras cosas, y nosotros esperando ver cuál era el verdadero motivo de la cumbre.
Continuamos leyendo la columna que elaboré para Evangélico Digital: “Resulta llamativo ver a Donald Trump dándole la mano al príncipe de Arabia Saudí, requerido por la justicia internacional por crímenes de lesa humanidad, pero que tiene protección diplomática especial para llegar a codearse con todos los poderosos como él”. Arabia Saudita se encuentra entre las veinte naciones con una economía pujante. El príncipe de esa nación está requerido por delitos de lesa humanidad, pero recibe una protección especial al asistir a la cumbre. Y Trump que no quiso saludar a Putin, le da la mano a uno que está requerido por la justicia internacional. Y dice más el artículo que escribí: “No hay espacio aquí, para describir esta gran parafernalia que forma parte de este encuentro donde se espera poder firmar un documento de consenso que sólo se logrará si se alcanza unanimidad. Es decir que todos… “todos”, estén de acuerdo con “todo” lo que ese documento diga”.
Si los grandes problemas no se pueden tratar por el sólo hecho de que no quieren hablar al respecto, por ejemplo, el presidente de Estados Unidos no quiere hablar respecto de los problemas del medio ambiente, tampoco quiere hablar acerca de los temas económicos respecto a China, y otro montón de temas que a los otros tampoco les interesa, el documento de consenso de las veinte naciones más importantes de la tierra, se diluye.
Pero hay que coincidir en algo, porque con todo lo que costó el evento, por lo menos, hay que sacarse una linda foto todos juntos. Y me referí también a eso: “Se espera un diluido consenso sobre algunos pocos puntos que justifiquen el gran esfuerzo que las naciones han hecho para este encuentro tras el cual los poderosos de la tierra continuarán cada uno tratando de demostrar al mundo que tienen la razón y que lo van a demostrar por medio de la fuerza y si es necesario con la vida, derramando hasta la sangre (por supuesto, la de los soldados, no la propia). De ese diluido consenso se espera por supuesto, un no menos diluido documento, emitido por los poderosos de la tierra. ¡Cuánto necesita a Dios este planeta!”
Me pregunto: ¿Quién podrá encarar los problemas de las naciones? En mi twitter puse un mensaje que dice lo siguiente: “Sin ánimo de ofender a los estadistas reunidos en el G20, allí en Argentina están reunidos los responsables del hambre, la pobreza, las guerras y las enfermedades del mundo. Algunos son de derecha, otros de izquierda, pero todos, responsables. Seguimos esperando al DESEADO DE TODAS LA NACIONES, JESUCRISTO. PRÍNCIPE DE PAZ”.
Y a continuación agregué al artículo algo que nos atañe a nosotros los cristianos: “Lo peor de todo, es que hay otros responsables más culpables que estos. Los que tímidamente parece que quieren comenzar a salir en la foto de los que toman decisiones, esos son los que oran, “venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” pero además de orar, están dispuestos a demostrar que su fe no está muerta, son aquellos que a sus oraciones suman acciones, son los que responden: “heme aquí, envíame a mí”. Son los que tiemblan a la palabra del Señor cuando dice: “Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal contra su hermano”. El mismo Señor que también dijo: “Pero no quisieron escuchar, antes volvieron su espalda y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas…”
ISRAEL SE OLVIDÓ, DE LO QUE DIOS REALMENTE QUIERE
Leemos en Zacarías 7: “El pueblo de Bet-el había enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová, y a hablar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?” Y Dios les respondió: “Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí? Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?”
Esta actitud demuestra que tenían un corazón estrecho. No falta quien se toma de la palabra que dice: “Al que cree, todas las cosas le son posibles”. Entonces anhelan tener una casa de dos pisos con piscina. Esa clase de gente no está enfrentando un Goliat. ¿Cuáles son tus guerras? ¿Cuáles las conquistas que debes alcanzar? Tal vez tu conquista es llegar a fin de mes, tener para comer, lograr pagar el alquiler, pero, ¿no tendrá Dios algo más grande para ti? ¿Podremos desprendernos de nuestros problemas personales y atender las demandas de Dios? La Biblia dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). En Zacarías leemos que Dios les había hablado setenta años atrás; y el Señor se había cansado de ellos. Zacarías 7:7 en adelante dice así: “¿No son estas las palabras que proclamó Jehová por medio de los profetas primeros, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, y sus ciudades en sus alrededores y el Neguev y la Sefela estaban también habitados? Y vino palabra de Jehová a Zacarías, diciendo: Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos. Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos; sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable”.
Vino Nabucodonosor y tres imperios más y se llevó cautivo al pueblo por setenta años. Entonces, ellos se preguntaban si hacían o no el ayuno, pero la pregunta correcta sería: ¿Finalmente habrían entendido después de setenta años de esclavitud lo que Dios quería de ellos? ¿Cuál fue el motivo por el que Dios los entregó a cautividad? Es que no escucharon lo que Dios les encomendó hacer y esa tarea era amar al prójimo; era velar por las viudas, por los huérfanos y extranjeros. Eso nos toca hacer a nosotros ahora y lo estamos haciendo; estamos defendiendo la niñez, la familia y la vida. No desoímos la voz de Dios.
Y yo te pregunto a ti qué tan grande es tu corazón. ¿Puedes mirar un poco más allá de tu vida y de tu familia? ¿Sabes cuántos niños hay abandonados? ¿Sabes cuántas chicas se prostituyen? ¿Sabes acerca de esos que optaron por la homosexualidad o cualquier otra forma de identidad sexual porque no encontraron apoyo en su madre ni en su padre, o porque sus progenitores eran violentos? Jesús creyó que el Padre podría hacer algo grande con Él, y la voluntad del Padre era la cruz, pero el Señor accedió ir a la cruz porque creyó que así salvaría al mundo. ¡Dios puede usar a cualquiera que se ponga en sus manos! ¡Todavía está por verse lo que Dios puede hacer con un hombre y una mujer consagrados! ¡Dios puede hacer grandes cosas contigo! No cuentes con tus fuerzas porque el Señor tiene fuerzas para darte. No te aferres a tus planes que son pequeños. Dios tiene grandes planes para ti. David no estaba pensando en derribar un Goliat. Dios le presentó un Goliat. A partir de ahí comenzó la historia de un gran rey de Israel. Dice la Biblia en 1ª de Juan 4: 20 y 21: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”.
He escuchado acerca de ministerios que tienen exclusivamente gente profesional trabajando en cada área. Nosotros también queremos tener gente especializada para hacer mejor radio, televisión, sonido, etc. En programas de liderazgo se nos ha enseñado que una organización es tan débil como el eslabón más débil del equipo. O sea, si yo tengo diez pastores buenos, pero uno malo, por ahí se rompería el equilibrio de la organización. Y yo le cuestionaba a Dios que mis pastores no eran profesionales, muchos de ellos no han finalizado la secundaria, alguno ni la primaria terminó. ¿Cómo podía hacer yo para rodearme de un equipo excelente de profesionales si ganábamos prostitutas y drogadictos, a quienes recibimos en los hogares de Beraca? Entonces Dios me mostró lo que Él demanda y es ésto que yo te estoy compartiendo por medio de mensaje. Me encanta honrar a Dios sirviéndole. Me encanta estar haciendo una obra extraordinaria con gente que no es extraordinaria. Mi pastor, Roberto Pasos decía: “Dios puede dar un gran golpe con una vara torcida”. ¿Qué demanda Dios? ¿Nivel profesional? ¡No! Dios demanda que tengamos un corazón que ame al prójimo. Hoy te está pidiendo que lo dejes agrandar tu corazón porque Él quiere que quepa más gente dentro de él. Dios puede hacer que tú ames como Él ama. Para ti puede ser difícil y hasta imposible, pero piensa en la posibilidad de amar una, dos, tres naciones. Deja entrar en tu corazón el dolor que Dios tiene por las naciones. El G20 nunca podrá solucionar nada porque no cuenta con Dios ni con su poder. La iglesia sí cuenta con el poder de Dios, con su sabiduría e inteligencia. ¡La iglesia es la luz del mundo! ¡Somos columna y baluarte de la verdad! ¡Somos el referente moral del mundo! ¡Dios espera por ti, Él confía en ti!
CONCLUSIÓN
Haz un pacto serio con el Señor. Su palabra dice que, si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Un joven me dijo que quería servir a Dios, pero no le daba el corazón porque le gustaban mucho las chicas. Cuando llegó a ser líder de un grupo amigo en dos o tres ocasiones fracasó porque no le entregaba su corazón a Dios, porque libraba una lucha consigo mismo. No estaba habilitado para luchar las batallas de Dios. “Hijo mío, dame tu corazón” te dice Dios. Tu corazón es malo, sucio, engañoso pero el Señor puede tocarte y hacer contigo grandes cosas si te pones en sus manos. Deja de ir tras tus deseos y de cumplir tus propios planes; ensancha tu corazón. Tú ahora no amas a nadie más que a ti mismo, más que a ti misma, pero Dios te va a enseñar a sufrir por el mundo. Jesús hoy está dispuesto a darte la misma unción, la misma gloria y poder que Él tenía cuando estaba en el mundo.
El Señor dijo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). No pienses en tu debilidad o incapacidad; cree que Dios en ti es capaz. Piensa que Dios tiene habilidad y poder. Vivimos en un tiempo en que urge que haya hombres y mujeres que den la vida por causa del evangelio, que no le teman al hambre, a la desnudez ni a las balas, sino que vayan adelante con la verdad. Llegará el momento en que querrán detener la verdad con cárcel, con tortura y persecución, y los que hemos creído en Cristo vamos a dar la vida por el Señor. Son más de dos mil años de experiencia que nos muestra que ningún poder del mundo ha podido frenar a la iglesia. ¡La iglesia de Jesucristo es vencedora! La iglesia de Cristo es poderosa porque es poderoso el Cristo al cual servimos.
Comparto contigo algo que publiqué en las redes y dice: “El detalle distintivo de un ministerio no reside en la música que hace, ni en lo grande ni en la excelencia de su templo, tampoco en sus grandes y festivas celebraciones. Lo que distingue a un ministerio cristiano es el amor que tiene por los pobres, por los débiles, por los quebrantados, por los enfermos y los encarcelados”.
Podemos fallar en que no tengamos un hermoso templo, o música exquisita; por ahora hay que conformarse con lo que hay. Puede que falten grandes músicos o grandes celebraciones, pero lo que no puede faltar es el amor de Dios en tu corazón. Lo que no puede faltar es esa pasión que enciende tus huesos, y es la presencia del amor de Dios. Las muchas aguas no podrán apagar el amor. ¿Tienes un corazón grande o pequeño? ¿Qué tan grande es el Goliat que te animarás a derribar? Tanto como creas será lo que Dios te dará para derribar. Quizás te sientes débil o sientes que no estás preparado. Dios no llama a los preparados; Dios prepara a los que llama, y hoy te está llamando.
Si sabes que tienes un corazón estrecho, eres de Cristo y has sido perdonado, pero tu corazón no late junto con el de Jesús, y entiendes que hoy tienes que hacer un pacto con Dios ya que no puedes seguir viviendo como estás viviendo porque no estás respondiendo a las demandas de Dios, pídele al Señor que ensanche tu corazón y te llene con su Espíritu para que puedas enfrentar cualquier Goliat que se te enfrente, para que puedas amar a tu prójimo como te amas ti mismo y hacer la obra de Dios en la tierra.
ANEXOS: