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Esta semana he sido totalmente sorprendido por las declaraciones de un cantante secular, Bono, el líder de la banda U2, en quien el Espíritu de Dios, a través de los años, ha venido haciendo una tarea importante en su vida, y ha llegado al punto que sus declaraciones no son trascendentes por quién es él, que es una persona importante, sino por la calidad de ellas. Estuve leyendo una entrevista que le hizo una revista importante acerca de su fe y él con una claridad meridiana, habla de la gracia, y dice que está agradecido que su juez no es el karma, estaría en aprietos si lo fuera, en cambio sí está agradecido por la cruz de Cristo. Dice Bono: “El amor interrumpe, si lo deseas, las consecuencias de tus acciones; lo que en mi caso es una gran noticia; ya que he cometido muchos errores estúpidos”.
GRACIA VS. KARMA
Hay varias definiciones e interpretaciones acerca de esta palabra, el “karma”, que tiene que ver con el budismo, y con el hinduismo, pero que todos lo interpretan como una ley de causa y efecto, sería esa fuerza espiritual o esa energía que lleva a sufrir en esta vida o en la próxima encarnación, las consecuencias de nuestros hechos, es decir, cosas que estamos viviendo tienen origen en nuestras anteriores obras, palabras y pensamientos. Por supuesto, no cabe dudas, de que nuestros pensamientos, nuestras palabras, y nuestros hechos traen consecuencias, pero dice Romanos 3:21-24: “21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,”
El apóstol Pablo se está refiriendo a dos conceptos de justicia que provienen de la Biblia; uno procede del Antiguo Testamento y tiene que ver con la ley y el otro proviene del Nuevo Testamento, y tiene que ver con la gracia. Oro a Dios para que en esta hora su gracia sea conocida, revelada y manifestada como lo fue a través del apóstol Pablo en el Nuevo Testamento. La gracia es el medio de Dios para librarnos de las consecuencias de nuestros pensamientos, de nuestras palabras y de nuestros hechos. “…por cuanto todos pecaron -dice el versículo que leímos- y están destituidos de la gloria de Dios”. Nuestros hechos y nuestras palabras nos condenan, la ley de Dios nos condena; pero dice el apóstol Pablo: “pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios… por medio de la fe en Jesucristo”.
Y el cantante Bono declara: “En el centro de toda religión está la idea del karma. Lo que das te viene de vuelta: ojo por ojo, diente por diente; o que cada acción física es respondida por una similar en opuesto”. Es decir, a tal cosa que hagas, le corresponde tal otra cosa, que será el premio negativo o positivo; esta ley del karma dice que hoy experimentamos la consecuencia o el resultado de la vida que hemos llevado en el pasado, o de las cosas hechas en vidas anteriores; nos vamos perfeccionando poco a poco y según los que enseñan la evolución, parece ser que llevamos miles de millones de años evolucionando; pero no hemos logrado mucho, así que necesitaríamos otros miles de millones de años, para que el hombre deje de tener malas intenciones y deje de pecar con sus pensamientos, con sus palabras, para que deje de odiar a sus semejantes, y deje de mentir. Esta ley enseña que el hombre será justificado por lo que hace, pero ahora, aparte de esta ley, se ha manifestado la gracia de Dios; ella es la justicia que tiene que ver, además de la ley, con la misericordia y con el amor, porque Dios ha manifestado no solamente la ley, sino también su misericordia y su amor, y en su justicia están incluidas la ley, la misericordia y el amor; sin estos dos elementos, la ley sería vana. Cuando la Biblia dice que somos justificados, está queriendo decir que hemos sido declarados justos, y “justo” significa que “obramos conforme a la justicia y a la razón”, así dice el diccionario. Pero resulta que Dios nos declara justos no por las buenas obras que hagamos sino por gracia; la Biblia nos enseña que por la gracia de Dios llegamos a hacer buenas obras y no por medio de las buenas obras es que alcanzamos la gracia de Dios. Hay una lucha en el interior del hombre por querer hacer lo bueno, pero no está en su naturaleza el hacer lo bueno y lamentablemente muchas cosas buenas que quiero hacer no las hago, en cambio muchas cosas malas que no quiero hacer, ¡esas hago! Y concluía el apóstol Pablo “¡Miserable de mí!” (Romanos 7:24). Muchas personas que van a los encuentros creen que son buenas; pero cuando empiezan a ver la lista de pecados, comienzan a sorprenderse cuando se dan cuenta que son mucho más malos de lo que pensaban; “por cuanto todos pecaron -dice la Biblia- y están destituidos de la gloria de Dios”.
Su gracia es la fuerza, es el poder de un Dios, que por su gran amor y por su gran misericordia viene a cortar las consecuencias de nuestros pecados declarándonos salvos mediante la sangre preciosa de Jesucristo derramada en la cruz del calvario. La gracia es la manifestación del amor de Dios, quien desciende del cielo a la tierra y toma sobre sus propios hombros la culpa del pecado de toda la humanidad. Un Dios que dice: “voy a cargar en la cruz del calvario con todas las consecuencias de tus obras, voy a cortar la maldición de tu vida y te voy a poner bendición y dejará de actuar sobre tu vida la ley para que actúe la gracia”. ¡Eso es el favor de Dios! He visto actuar la gracia de Dios sobre personas que no merecían nada, sobre personas que habían asesinado aún a sus propios parientes; recuerdo cuando en una oportunidad fui a visitar a un hospital psiquiátrico a un muchacho que en su locura y en su demencia trató a su madre de endemoniada y queriendo exorcizarla, comenzó a golpearle en la cabeza hasta destrozarla y matarla…. fue en ese entonces cuando salimos en las portadas de los diarios… “miembro de la secta de Márquez mata a su madre, queriendo exorcizarla”… Ese muchacho hace poco se acercó a mí y me dijo: “Yo soy aquel muchacho que mató a su madre”. He conocido gente que ha hecho las cosas más horribles; pero también he visto el tremendo amor de Dios llegar a esos corazones sedientos de misericordia, ni siquiera buscaban el perdón o el favor de Dios, porque creían que no lo merecían y el diablo se había encargado de decirles que habían nacido para vivir la vida que estaban llevando. Recuerdo también una oportunidad en que visité a un preso que le había puesto azulejos a su celda, y me dijo: “Márquez, yo he nacido para ser ladrón y voy a morir ladrón; y cuando salga de esta cárcel sé que voy a volver a robar y por tanto, volveré a esta celda”. He visto la mano de Dios alcanzar a esas personas que ni siquiera creían que podía existir una vida mejor para ellos… he conocido personas que se quieren suicidar y de hecho, hace unos días, una persona me dijo “Márquez me quiero suicidar, ¡me voy a ir a colgar!” Estas personas no piensan que el favor de Dios esté sobre ellos, pero la Bibliasigue diciendo que “…de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
¡El amor de Dios puede alcanzarte donde quiera que estés! No merecemos el favor de Dios por nuestra justicia… vivimos justificándonos y explicando por qué hemos hecho esto o aquello, pero Dios dice “no es tu justicia, ni serán jamás tus buenas obras las que logren ponerte en favor delante de mí, tu estás delante de mí simplemente porque te amo, simplemente porque soy tu padre, porque soy tu creador, y tu Dios y estoy dispuesto hacerte entrar, en mi justicia, en el territorio de los salvados, de los perdonados y aceptados por medio de la gracia”.
¿QUÉ ES LA GRACIA?
Es el favor de Dios, ¡el gran favor de Dios!
Yo me crié con un buen grupo de chicos de la iglesia, y en la ciudad de Mendoza, Argentina, a ciento cincuenta kilómetros de San Juan, había una iglesia hermana con la que una o dos veces por año teníamos congresos o actividades en conjunto que nos permitía relacionarnos con chicos de la provincia de Mendoza. Allí había una amigo que se llamaba Carlos Montón, nos habíamos criado yendo juntos a campamentos y a la escuela dominical, escuchando la palabra de Dios; pero lo más triste es que a pesar de conocerla Bibliadesde niños, a veces el diablo nos turba para hacer aquellas cosas que no queremos hacer, que sabemos, ofenden a Dios. A medida que fuimos creciendo, el mundo fue atrayendo a Carlos Montón, quien fue acercándose a amistades que no convienen y se alejó de Dios y de su gracia. El peor problema que puedes tener, no son los pecados que cometes sino el alejarte de la gracia y de la verdadera fe en Jesucristo, que es el verdadero poder de Dios para librarte de hacer esas cosas. Ese muchacho pues, se alejó, no sé por qué causa, y un día llegó a la iglesia de San Juan, donde asistía yo. Recuerdo que el Pr. Roberto Passo terminó su sermón y pidió que aquellos que querían recibir la gracia, la misericordia y el favor de Dios, pasaran al frente; varias personas lo hicieron; pero el pastor dijo: “Aquí, urgentemente alguien más necesita pasar al frente. ¡Hay alguien aquí que necesita recibir a Jesús en su corazón!” No pasó nadie y comenzó a urgir y a decir nuevamente: “¡Hay alguien aquí que necesita ser perdonado por Jesús! ¡Tiene que arrepentirse y entregarle su vida a Cristo!” Luego, impulsado por el Espíritu Santo, se bajó del púlpito, caminó por el pasillo de la iglesia y se aproximó a este muchacho, Carlos Montón, lo tomó del brazo y le dijo: “¡Pasa a entregarte a Jesús!” Me acuerdo que lo llevó hasta adelante… iba con su cuerpo duro, pero cuando llegó al altar, se quebró y comenzó a llorar, pidiendo perdón a Dios y ese muchacho que había ofendido a su creador, que estaba frío, que no tenía fuerzas ni para pasar frente al púlpito y no pensaba que Dios pudiera hacer algo con él, esa noche le entregó su vida a Jesucristo. A la semana siguiente, ¡un vehículo lo atropelló y murió…! Sé que cuando vaya al cielo, lo veré. Yo vi la gracia de Dios sacudiendo, moviendo y motivando a Carlos Montón, como en esta misma hora lo está haciendo sobre tu vida.
El apóstol Pablo explicaba este tema de la gracia y enseñaba que nuestras buenas obras no servían para alcanzar el favor de Dios… “8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9) En otras palabras, nada de lo que tú puedas hacer podrá pagar la gracia de Dios, porque ella es misericordia, es favor; también el apóstol Pablo decía “4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:4-5). Es decir, al que obra no se le tiene el salario por gracia, sino que el salario es una deuda, y quien hace determinada tarea hay que pagarle, de modo que el salario que se le da no es un favor, no es una gracia, sino que es un pago, pero dice la Biblia que Dios no paga sino que derrama su favor y su gracia, la cual es gratuita, por lo tanto, a Dios no le interesan tus buenas obras, él te tocará para que hagas buenas obras. Hay algunos que están tratando de enderezar su corazón, cuando en realidad es Jesucristo quien endereza los corazones. Tú debes creer en la gracia, debes tomarte de ella, aferrarte al favor de Dios, y su poder hará que dejes el pecado. ¿Quieres cambiar cosas en tu vida? ¡No podrás solo! Nunca podrás porque tu naturaleza corrompida es esclava del pecado y sólo Cristo puede salvar y perdonar. Por eso yo doy el mismo consejo que la palabra de Dios le daba a los primeros cristianos; leamos Hechos 13:43: “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios”. Tú no tienes que perseverar en el esfuerzo de enderezar tu corazón, sino que debes perseverar en la gracia de Dios, creer que Él puede rescatarte de tu vana manera de vivir y limpiar tu vida. Tienes que descansar absolutamente en las manos poderosas de Dios y tomar una decisión: “¡Creo en ti Señor Jesús! ¡Vengo a ti con mi carga, con mi pecado, estoy arrepentido, no lo haré más porque tu gracia está sobre mí, porque la recibo, porque creo que es una ley que opera sobre mí, por causa del amor de Cristo Jesús sobre mi vida”. Siempre ha habido una lucha por transformar al cristianismo en una religión, ¡pero no lo es! El cristianismo es una vida otorgada por Dios, implantada en el corazón del creyente cuya naturaleza no proviene del hombre sino de Dios, es su vida operando en la del creyente, pero la religión se esfuerza en imponer leyes, en imponer cosas que están bien y cosas que están mal, la religión se esfuerza en premiar y en condenar lo que se hace o se deja de hacer, pero el apóstol Pablo decía a los gálatas: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gálatas 5:4) ¡Aquellos que quieren cumplir con Dios, se olvidan que Él ya cumplió por ellos! Y me hizo tanto bien saber que un cantante tan famoso y tan conocido, haya hecho declaraciones tan importantes como decir, que él se siente agradecido porque su juez no es el karma, en otras palabras está diciendo: “yo no sufriré las consecuencias de las estupideces que he hecho porque no opera sobre mí una ley de causa y efecto sino la gracia de Dios y su misericordia”. Cristo murió por mí en la cruz del calvario, Él pagó el precio de las consecuencias que yo debí pagar.
CONCLUSIÓN
¿Necesitas cambiar tu vida? ¿Estás luchando por ser mejor? Aquel que lucha por hacer obras buenas, se desgasta en producir algo que no está en su naturaleza, porque ésta, lo único que sabe hacer es pecar, como dice el dicho popular, “aunque la mona se vista de seda, mona queda”. Tú no puedes transformar tu naturaleza pecaminosa, tienes que entregarte en los brazos de Jesucristo y dejar que Él se siente en el trono de tu corazón. Tienes que permitir que Él ponga una nueva naturaleza en tu interior y esa nueva naturaleza según Cristo, producirá todo lo que a Dios le agrada, será su gracia obrando en tu corazón. No te olvides que Él en ti es quien produce tanto el querer como el hacer. Es tu nueva naturaleza la que puede producir lo que a Dios le agrada; no vi ningún naranjo haciendo esfuerzo para dar naranjas, porque está en su naturaleza el dar naranjas. No tienes que forzar a tu naturaleza a hacer buenas obras, tienes que buscar a Dios, y dejar que Él gobierne en tu vida, porque su naturaleza en ti producirá todo lo bueno. Hay algunos que fuman cuando no está el pastor y delante de él son santos, y le tienen más miedo al pastor que a Dios. ¡No tienes que luchar contra tu naturaleza pecadora, tienes que luchar por permanecer en la gracia! Yo te invito a consagrarte a Dios en esta hora, Él quiere librarte de esta tendencia, de las consecuencias de tus obras, Él te ama y te quiere rescatar. Una madre ciertamente daría su vida por su hijo, no por el extraño, mas Dios mostró su amor en que siendo nosotros pecadores dio su vida por nosotros. Cualquiera que crea en la gracia, que ponga su fe en Jesucristo, será librado del poder del pecado, dejará de hacer el mal, y ya no confiará en su naturaleza, ni se enorgullecerá de sus buenas obras, sino que confesará a Jesucristo y dará toda la gloria a Dios porque Él estará haciendo lo bueno a través de esa persona. Si estás cansado de luchar con el pecado, haz esta oración ahora mismo:
“Señor, mis fuerzas no alcanzan; vengo a darte mi corazón, vengo a darte mi vida. Hoy he entendido que no soy yo, que no está en mi naturaleza el agradarte, sino que está en esa naturaleza que tú pones en mí, la cual quiero que liberes hoy en mi vida. Sopla tu Espíritu Santo y libera tu poder sobre mí. ¡Dame a beber de la fuente de la vida! Señor, vengo a colgarme de tu gracia, vengo a buscar tu misericordia. ¡Perdona mis pecados! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
ANEXOS: