FIESTA DE SUKKOT - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

FIESTA DE SUKKOT

INTRODUCCIÓN

Nuestra iglesia Misión Vida ha celebrado la Fiesta de Sukkot; fiesta que Dios ha ordenado celebrar a su pueblo Israel, el día 15 del mes séptimo del calendario de Dios. Ese día y por siete días se celebra la fiesta más solemne, feliz y gozosa de todo el año. Son siete días de gozo y de gratitud porque conocemos bien el valor que tiene el perdón y la salvación.

La celebración de la Fiesta de Sukkot es para agradecer. Estos no son días para pedirle cosas a Dios; sólo lo adoramos y lo alabamos porque grande ha sido su favor y su misericordia sobre nosotros. En los siete días que celebramos Sukkot recordamos que ya el pecado ha sido vencido; ha sido vencida la muerte y ya no pesa sobre nosotros el juicio porque hemos pasado más allá del día de juicio (Yom Kippur). ¡Estamos del otro lado!

Sukkot es la tercera fiesta solemne del calendario de Dios que el Señor le había ordenado a Moisés que debían celebrar. Las tres fiestas que celebra el pueblo de Israel en el mes séptimo del calendario de Dios son fiestas proféticas y hacen referencia a acontecimientos venideros. Y hay una cuarta fiesta que es la prolongación de la celebración de Sukkot, la cual dura siete días, pero Dios pidió apartar un día más, un octavo día, que no pertenece a Sukkot aunque es una gran celebración. El numero 7 representa completitud.

En Sukkot estamos literalmente en el milenio; y la fiesta de Sukkot es la fiesta de bodas de Jesús con su iglesia.

En Mateo 22:2 leemos una porción de la Biblia que para mí fue una gran revelación. Dijo Jesús: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”. Todo lo que ha acontecido por miles de años no ha sido más que la preparación que el Padre ha llevado a cabo para las bodas de Jesús con su iglesia; y la celebración de Sukkot tiene que ver con la celebración de las bodas del Cordero. Jesús viene a buscarnos en las nubes e inmediatamente, a los cinco días se celebra las bodas del Señor con nosotros.

Todas las historias bíblicas se condensan en el hecho de que Dios está preparando una fiesta de bodas, y busca entre los hombres y mujeres aquellos que son dignos para ser la esposa de su Hijo. Todo tiene que ver con la intención de Dios de establecer su reino en la tierra y que su Hijo se case con sus escogidos.

SUKKOT: FIESTA SEÑALADA POR DIOS

La celebración de Sukkot se hace en la séptima luna nueva del mes séptimo del calendario de Dios. Esta ceremonia fue ordenada por Dios, lo cual leemos en Levítico 23:34:“Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días”.

Tabernáculo significa: cabaña, cobertura, tienda. El tabernáculo se erigió en el desierto; cuando el pueblo de Israel entra a la tierra prometida, el tabernáculo está primeramente en Silo y luego en el templo en Jerusalén.

También el tabernáculo es Jesús. Juan declaró: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Cuando Juan habla de que el Verbo habitó entre nosotros significa que tabernaculizó entre nosotros. Jesús es nuestra cobertura, nuestra tienda. El apóstol Pablo dijo: “…Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”. (2ª Corintios 5:16).

También leemos en Apocalipsis 21:3:Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”.Al celebrar Sukkot estamos recordando un acontecimiento extraordinario que sucederá pronto y es la segunda venida de Jesús y el casamiento con su novia.

En la parábola de las diez vírgenes había cinco que fueron insensatas; estaba próximo el tiempo de la venida del novio pero no estaban preparadas. Sólo cinco de las diez fueron prudentes. Que no te suceda que seas esa mitad que quede mirando cuando Jesús se lleve a su pueblo y no te lleve a ti.No te afanes con los problemas cotidianos. Busca primeramente el reino de Dios y su justicia; y las demás cosas te serán añadidas.

Acerca de la construcción de la tienda o tabernáculo, el Señor ordenó: “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días” (Levítico 23:40).

En la celebración de Yom Kippur Dios dijo al pueblo que ellos debían afligir sus almas y buscar su rostro, que tenían que arrepentirse de sus pecados para recibir el perdón. Y al culminar esta fiesta, a los cinco días ya no hay Teshuvá, ya no hay arrepentimiento porque ya el pecado no domina; ya no hay prevaricación ni iniquidad. Ya Cristo vino y se llevó a su iglesia. Por eso Dios ordena que se regocijen delante de Él por siete días.

Nosotros nos hemos sumado a la celebración de Sukkot, y recordamos que el Señor nos ha acompañado todo este tiempo en este mundo lleno de maldad, de pandemia, de muerte. En medio del caos de este mundo el Señor nos ha dado paz, gozo, esperanza; no nos ha dejado faltar el alimento ni el techo. ¡Bendito sea Dios!

Anteriormente señalé que el número 7 significa plenitud o completitud; implica el fin de todo. Sukkot es la séptima fiesta del año, se celebra en la séptima luna llena durante siete días. En la Biblia leemos que se sacrificaban 70 novillos, 14 carneros y 7 machos cabríos. Todos múltiplos de 7. Se termina el ciclo de la historia del hombre sobre la tierra y comienza el día séptimo que es el día que Dios le da descanso a la tierra. El diablo es atado y echado fuera. Me refiero que ya estamos en el mileno. ¡El reino de Dios ya está en la tierra! Ya el diablo no puede tentarnos. Además nuestro cuerpo será glorificado por lo que no puede pecar más. En la Fiesta de Sukkot no hay ayuno, no hay lamento, no hay Teshuvá, no hay aflicción ni confesión de pecados; sólo hay gozo y alegría.

La palabra tabernáculo es muy significativa. Dios le mandó a Moisés a construir un tabernáculo en el desierto; mas la Biblia presenta a Jesús como nuestro tabernáculo, y también nosotros somos tabernáculo de Dios. Y Dios, fuera del milenio donde habrá cielo nuevo y tierra nueva, Él es nuestro tabernáculo y nuestra luz. ¡Habitaremos en Él!

Nuestro cuerpo es un tabernáculo de Dios y es temporal; y lo vamos a dejar porque viviremos con Jesús que será nuestro tabernáculo. Acerca del tabernáculo que construyó el pueblo en el desierto, Yahweh se enojó contra su pueblo, aborreció a Israel y abandonó ese tabernáculo. Así lo señala el Salmo 78:59 y 60:Lo oyó Dios y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel.Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres”. Luego de un tiempo hubo otro lugar donde Dios puso su nombre y su presencia, y ese fue el templo de Salomón. Pero venido el tiempo, vino Jesús y tabernaculizó con nosotros. Y Él se fue pero el Padre envió al Espíritu Santo; por lo que nos dejó a nosotros como tabernáculo del Espíritu Santo. Leemos en Hebreos 8:1 y 2 “…tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,  ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”.

La Suká (singular de Sukkot) o tienda, que en estos días de celebración construyen los judíos, simboliza la presencia temporal de Dios con nosotros hasta que lleguemos al lugar de la presencia eterna de Dios con nosotros. Dijo el apóstol Pablo que en Él habitaba literalmente toda la plenitud de la deidad. Cuando Cristo vino, nunca había habido un hombre en la tierra ni lo habrá, en quien estuviese la plenitud, es decir, la totalidad de lo que se puede ver y entender de lo que es Dios. Jesús fue quien murió por nosotros. Él fue quien derramó su sangre por nosotros. El apóstol Pablo, cuando le habla a los corintios les dijo: Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (2ª Corintios 5:1).Cuando morimos en pocos días nuestro cuerpo se pudre, pero nosotros tenemos una morada eterna en el cielo.

LA CEREMONIA DE LA LIBACIÓN DEL AGUA

Quiero mostrarte en este mensaje la grandísima significancia que tiene la ceremonia de Sukkot.

En el tiempo, esta ceremonia se ha venido celebrando hasta el día de hoy; mientras estaba el templo, era la festividad más majestuosa que se hacía en Jerusalén. Era la semana más gozosa del año. La gente asistía a Jerusalén de todas partes a celebrar la fiesta de los siete días. La ceremonia era extraordinaria.

En Israel hay un lugar llamado: “Estanque de Siloé”. El primer día de la semana de la fiesta de Sukkot y durante 7 días, todos los días temprano, salía del templo de Jerusalén una precesión de personas acompañando a un sacerdote. El estanque de Siloé está a los pies del Monte de Templo. El sacerdote junto con la gente bajaba desde el templo hasta el estanque; llevaban un recipiente de oro para recoger agua del estanque. Se le llama a las aguas del estanque de Silo,las “aguas de la salvación”. Siloé significa: “enviado”, por lo que se podría traducir: “el estanque del enviado”. Entonces el sacerdote bajaba al estanque llevando un recipiente de oro, y la multitud detrás de él. Al sacerdote le llamaban: “el enviado”.

Cuando esa multitud descendía del templo, se decía que “descendían del cielo a la tierra”,significando que Siloé estaba en la tierra y el templo estaba en el cielo. El sacerdote llenaba el recipiente de oro y comenzaban una procesión de vuelta al templo. Una persona lideraba la procesión tocando una flauta traversa como de caña, la cual había sido perforada; y al que tocaba el instrumento le llamaban “el que traspasaron”.

La Fiesta de Sukkot es una celebración de gratitud por la salvación. Se decía que el enviado bajaba del cielo a la tierra y después subía al cielo nuevamente. Había en Jerusalén, una puerta de entrada a la ciudad, que era la puerta de las aguas; y la procesión iba cantando y danzando, y al entrar a Jerusalén lo hacían por la puerta de las aguas. Había una gran expectación, porque cuando salía la procesión a buscar las aguas de la salvación, salía otra a buscar ramas especiales de unos treinta pies de altura;eran ramas de sauces de unos quince metros de altura más o menos. Y ambas procesiones debían llegar a Jerusalén coordinadas. Los que traían las ramas de quince metros de alto las iban moviendo,símbolo del RuajHakodesh o el Espíritu Santo. O sea que unos llevaban al Espíritu Santo y el otro grupo las aguas de la salvación.

Cuando entraban por la puerta de las aguas de la salvación, todo el pueblo que iba a la celebración, gritaba y cantaba con júbilo, y decían: “Hosanna, Hosanna”, lo que significa: “Sálvanos ahora”. Entonces recitaban un pasaje de Isaías que dice: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación” (Isaías 12:3). Y el pueblo cantaba los Salmos 115, 116, 117 y 118.

Un día se le acerca un religioso a Jesús, llamado Nicodemo, el cual le dijo el Señor: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:4 y 5).Para nosotros eso es el “nuevo nacimiento”.

El agua tiene una significación muy importante en la Fiesta de Sukkot. Imagínate, una procesión que sale a buscar agua y al volver lo hacen con tan grande alboroto; la gente gritando y cantando: “¡Hosanna, Hosanna! ¡Sálvanos ahora!” ¡Es día de salvación! En la conversación Jesús le dijo a Nicodemo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13); Jesús hace alusión a la fiesta de Sukkot. Ellos decían que el sacerdote, el enviado descendía del cielo (el templo de Jerusalén) hasta el Estanque de Siloé (la tierra), tomaba el agua y la llevaba al cielo.

La ceremonia consistía en que bajaban al estanque con una jarra a buscar medio litro de agua, luego subían al templo, y cuando llegaban daban una vuelta al altar; después, al borde del altar, allí había dos recipientes de plata, uno para el vino y el otro para el agua. El altar era el lugar del sacrificio, allí en uno de los recipientes vertían el agua y en el otro vertían el vino hasta que se desbordaba y caía por el borde del altar a la tierra.

Cuando Jesús fue sacrificado en el altar del calvario, un soldado lo traspasó con su lanza, y dice la Biblia que de Él salió agua y sangre y cayó en la tierra. El soldado romano que lo traspasó con su lanza, maravillado dijo: “Verdaderamente este hombre era  Hijo de Dios”. Cuando había altar y había templo, cuando se hacían sacrificios, se hacían rituales que hasta el día de hoy los judíos no entienden.

Y yo hoy quiero señalar que, por cuanto los judíos rechazaron al Mesías no tienen entendimiento de estas fiestas que ellos recuerdan y practican año tras año, por supuesto que sin templo y sin altar. Pero los cristianos tampoco sabíamos de estas fiestas que tienen un significado tan profundo; y que lo que se hacía según el Antiguo Testamento realmente es sombra de lo que luego conocemos que sucede según el Nuevo Testamento. Cuando el sacerdote volcaba el agua se llamaba “ceremonia de la libación”, y era el  derramamiento del agua; el agua de la salvación. El agua significa la palabra de Dios. Y el bautismo se hace en agua porque nuestros pecados son lavados y limpiados en agua, por lo que el agua significa limpieza. El salmista declaró: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). Y la sangre es vida; la vida está en la sangre, y el vino que era derramado representa la sangre de Jesucristo que ha sido derramada para darnos vida.

Cada día durante siete días se hacía esta ceremonia. Cada día de mañana iban a buscar las aguas de la salvación al estanque del enviado. Al sacerdote le decían: “el enviado”, al que tocaba el instrumento le decían: “el que habían traspasado”. Dice la Biblia en Zacarías 12:10:“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”. ¡Cuánto significado tiene todo esto para nosotros y para el pueblo de Israel!

JESUCRISTO: EL AGUA QUE DA VIDA

Un pasaje del Nuevo Testamento, en el evangelio según San Juan dice: “Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos;y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.Porque ni aun sus hermanos creían en él” (Juan 7:1 al 5).

Los hermanos de Jesús se fueron a la fiesta de los tabernáculos y Jesús se quedó, pero el versículo 14 dice: Más a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba”. La fiesta duraba siete días y a la mitad de la fiesta Jesús subió al templo y se puso a enseñar. ¡Dio la cara! Y continúa diciendo este pasaje de Juan 7:15 al 17:Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”. Jesús continuó enseñando y los fariseos discutían con Él; algunos decían que era el Cristo pero otros lo negaban.

El último día, el séptimo día, ya no daban solo una vuelta al altar sino que daban siete vueltas. Estas siete vueltas nos recuerdan las siete vueltas que el pueblo dio alrededor de los muros de Jericó. Ese séptimo día era el más escandaloso de la fiesta; el pueblo gritaba a gran voz: “¡Hosanna, Hosanna! ¡Sálvanos, sálvanos!” Se conocía ese día como el más solemne y era el más importante de esa festividad. Cuando venía el que traía el agua y entraba por la puerta de las aguas el júbilo era mayor. Estaba Jesús en medio del espectáculo el último gran día de la fiesta, y dice la Biblia: En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Juan 7:37).

De este versículo sólo ponía atención a lo que Jesús declaró y pasaba por alto lo demás. Jesús se levantó en medio de un espectáculo de miles de personas que estaban gritando: “¡Sálvanos, sálvanos!” “No tomen de esa agua”, dijo Jesús; “Tomen del agua que yo les doy”. Él estaba diciendo: “¡Yo soy el enviado de Dios! ¡Yo soy el que vino del cielo y vuelve al cielo!”¿Qué dijo Jesús? “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:38). Cuando dice aquí, de su interior, significa de sus entrañas. El original de esta frase dice “de sus órganos sexuales”, de su poder reproductivo, correrán ríos de agua viva; lo que significa que parirán vida.

Con esta enseñanza siento que Dios nos ha alumbrado el camino para lo que vendrá. Tengo en mi corazón tomar a Dios más enserio que nunca. Si Él me ha acompañado hasta aquí y ahora me ha enseñado esto, ¿cómo no voy a honrarle?

¡Jesús viene a una fiesta de bodas! Tú decides si estarás o no en las bodas del Cordero. Dice la Biblia en mateo 22:2 en adelante:El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados”.

CONCLUSIÓN                  

Alguien me preguntó qué significa cuando dice la Biblia que muchos son los llamados y pocos los escogidos. No es que Dios tiene escogidos y señala a unos y a otros desecha:¡Los llamados son todos! La Biblia dice que Dios no quiere que nadie perezca. La voluntad de Dios es que todos procedan al arrepentimiento y a la salvación. Mas los escogidos son los que toman enserio a Dios y deciden que todo lo que Él estableció es importante y no se lo van a perder. Podrán perder todo, pero no al Señor.

Quiero que entiendas lo importante que es la Fiesta de Sukkot y lo valioso que es el proyecto de Dios para salvar tu alma. El que crea en Él será salvo. ¡Qué tremendo proyecto ha desenvuelto Dios a lo largo de la historia para casarnos a nosotros con su Hijo Jesús! La palabra salvación en hebreo significa Yeshua. Desde que Israel comenzó a celebrar la Fiesta de Sukkot, año tras año decían: “Vamos a buscar las aguas de Jesús”. Jesús significa: Salvador. ¿Crees que aún no tienes asegurada tu salvación? ¿Aún no has bebido de las aguas de la salvación? Si no puedes gozarte es porque todavía no has conocido el valor de esas aguas. Todavía no has conocido cuánto vale Jesús para ti. Es tiempo de valorar a Aquel que fue enviado del cielo y volvió al cielo y está sentado a la diestra del Padre ejerciendo su sacerdocio en el tabernáculo del cielo, en el lugar santísimo, la morada de Dios. Si quieres beber de esa agua repite esta oración y di: “Padre Santo, vengo a ti en el nombre de Jesús. Vengo a beber de las aguas de la salvación. Líbrame Señor de mis pecados, límpiame de mis maldades. Sálvame oh Dios. Derrama tu agua y derrama tu sangre sobre mí. Que yo sea ese altar sobre el cual cae esa agua y la sangre. Confieso en esta hora que tú perdonas mis pecados y me haces libre de condenación. Alabo tu nombre Señor. Exalto tu nombre Señor, amén”.

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