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Siempre está sobre nosotros la preocupación por las personas que no encuentran satisfacción o sentido ala vida,que no le encuentran significado a su existencia ni a lo que hacen. Hacen porque hay que hacer algo, estudian porque hay que estudiar, comen porque hay que comer y respiran porque hay que respirar. ¡La vida se vuelve una triste rutina! Algunos disfrutan más que otros, algunas cosas, pero en el fondo hay un vacío, y el hombre se lanza en una búsqueda de satisfacción y de placer preguntándose: ¿Qué es lo que me hace sentir bien?
Lo triste es que hay muchos cristianos que viven una vida rutinaria, aburrida, sin sentido, sin una convicción profunda de que están haciendo algo que vale la pena, sin experimentar entusiasmo por lo que hacen. Se mezclan las cosas; si mi vida no tiene valor o no tiene sentido entonces lo que hago no tiene ni valor ni sentido. Normalmente cuando una persona no le encuentra sentido o valor a lo que hace es porque le falta valor a su propia vida, y como dije, la gente se lanza en una búsqueda de satisfacción, de placer, y comienza a hacer cualquier cosa que le provoque cierto bienestar, pero a muchos les pasa que, de repente descubren que lo que están haciendo no les satisface. Por ejemplo: le damos un trabajo a alguien en la iglesia y viene al tiempo diciendo que ese trabajo no le satisface, que no se siente realizado, y no siente que eso sea la voluntad de Dios para su vida. Entonces lo probamos en alguna otra cosa, pero al tiempo viene con el mismo argumento, tampoco se siente cómodo. Ya cuando lo cambiamos cuatro veces, nos damos cuenta que el problema no es el trabajo sino la persona. La insatisfacción está adentro, y donde lo pongamos no va a estar a gusto. ¡No encuentra propósito, porque no tiene propósito adentro!
Así sucede con muchas cosas enla vida,como un hombre que se casa con una mujer y al poco tiempo dice: “Esta mujer no me llena”. Bueno, entonces divórciate y te buscamos otra; se casa nuevamente y dice: “¡Ahora si!” Pero al poco tiempo pasa como con la primera. Entonces le buscamos otra, total hay muchas enel mundo,y va probando hasta que dice: “¡Esta es la mujer de Dios para mi vida!” Mientras tanto va dejando un regadero de hijos tirados en el camino. Pero no encuentra satisfacción en tres o cuatro matrimonios, ¿por qué? Porque la insatisfacción está adentro, el problema está dentro de la persona, no tiene que ver con factores externos sino con factores internos.
Hay personas que dicen: “¡Nadie me entiende!” Hablan conmigo y piensan: “¿Para qué hablo con éste si tampoco me va a entender?” Me explica su caso, y me dice: “Pero yo se que no me vas a entender”. ¡La insatisfacción está adentro! Por eso, hay una búsqueda de placer, como por ejemplo, los que buscan satisfacción en el sexo, ¡siempre están insatisfechos y nunca terminan de saciarse! Otros buscan satisfacción en algún deporte pero el deporte no les llena. Observo la vida de los futbolistas que dejan de jugar a la edad de 35 años, a esa edad se les termina la motivación de su vida. Como el caso del “bruja Verón”, en Argentina, que firmó un contrato para ganar poco y la mitad lo dona al club, un jugador que tiene una fama tremenda, pero sólo le queda la fama porque la edad no lo ayuda. Todos dicen: “¡Qué persona más buena!” Pero lo cierto es que por más que quiera ayudar, ahora no va a ganar mucho.
He estado reflexionando acerca del libro de Eclesiastés; éste es un libro que al leerlo me ponía mal, y me deprimía. En el primer capítulo dice: “1Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?” ¿Alguna vez te has hecho está misma pregunta? ¿Te has preguntado de qué sirve lo que haces? Hay quienes ni se animan a preguntárselo, porque su vida está falta de significado. Continúa diciendo este libro: “4Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 6El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. 8Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír”.
Yo le preguntaba a Dios cómo permitió que haya un libro en la Bibliaque hable de esa manera, cuando uno predica que en Cristo hay vida abundante, que vale la pena vivir, que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Cómo puede ser que Dios permite que alguien ponga: “Nada vale la pena, todo es vanidad, esto es aburrido; el sol sale de un lado todos los días y se oculta del otro lado, el agua baja de la montaña y va al mar pero este nunca se llena porque el agua vuelve otra vez allá, para bajar nuevamente”. Sigue diciendo el predicador: “Lo que ahora es, ya fue y todo se vuelve a repetir, y lo que hoy es, será mañana”. Yo le preguntaba a Dios por qué dice en el versículo 14 del capítulo uno: “He visto todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí que todo es vanidad y aflicción de espíritu”. La palabra “espíritu” en el hebreo significa viento, así que en otra versión dela Biblia dice: “Todo es vanidad y correr tras el viento”. Las dos traducciones son válidas: Aflicción de espíritu o afanarse corriendo detrás del viento. El autor del libro dice que vio todas las obras y afirma que todo es vanidad y aflicción de espíritu.
Eclesiastés 2:16 y 17 afirma: “Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre, pues en los días venideros todo habrá sido olvidado. ¿Y cómo muere el sabio? ¡Como el necio! Aborrecí pues la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y correr tras el viento”. (Versión La Biblia Textual). Que esto lo escriba un pobre infeliz que nunca consiguió trabajo o un depresivo que nunca tuvo un padre que lo quiera, o una persona frustrada que inició varias empresas y fracasó en todas, es entendible, pero no es así, estas son frases de un hombre que a los ojos humanos lo tenía todo. El hombre, en su faltade valor de la vida y en lo que hace, se dedica a una búsqueda del placer, y corre detrás de cosas que le produzcan satisfacción. Pensando naturalmente decimos: Bueno, si eres pobre, trata de disfrutar la vida.
Lo más triste es que este libro dela Biblialo escribió la persona más sabia de la tierra: El rey Salomón, un hombre lleno de riquezas, que no le faltaba ningún bien; tenía flotas que iban a las naciones y le traían los manjares más suculentos y las cosas más preciadas de las naciones. En elpalacio de Salomónhabía cosas raras y exóticas, como los pavos reales que le llevaban dela India.
En el libro de Eclesiastés el rey Salomón escribió: “Me propuse darle rienda suelta al placer, buscar la satisfacción y darle a mi corazón todo lo que quiera, tratando de retener la sabiduría. Planté para mí viñas, bosques, hice acueductos para regar los árboles, edifiqué para mi casas, tuve caballos, ejércitos”. Hizo alianzas con muchas naciones, edificó el templo más importante de la historia antigua, una de las 7 maravillas delmundo de la antigüedad, y por si fuera poco, se casó con 700 mujeres y tuvo 300 concubinas. ¡No le faltó nada! Le faltaba televisión, pero de lo que pudiera desear y que había enel mundo, Salomón lo tuvo, así entonces se entregó al placer. ¡Hasta bebió vino emborrachándose para ver como se sentía estar borracho! Todo eso hizo, para escudriñar el sentido dela vida, pero no encontró absolutamente nada que tenga sentido.
Entendí entonces por qué Dios permitió que Salomón escribiera el libro de Eclesiastés; fue para poder predicarte a ti que no hay nada en el mundo que pueda darle verdadera satisfacción y placer a tu existencia. Si no lo logró el rey Salomón que fue el más sabio y el más rico, entonces olvídate que tú lo puedas lograr. Hay algunos que se dan otros lujos un poco inferiores a los del rey Salomón, se compran unas pastillas para poder tener paz, y otros buscan satisfacción en las drogas y en el alcohol.
En el capítulo 12 desde el versículo 9, cuando el rey Salomón tuvo una chispa de luz, dijo: “9Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. 10Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. 11Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. 12Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. 13El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. ¡El todo del hombre es temer a Dios y guardar sus mandamientos! La satisfacción del hombre está en temer a Dios y hacer lo que Él quiere, en nada más hay satisfacción.
Si te casas porque Dios quiere, entonces hay satisfacción, ahora si te casas sólo porque tú quieres no hay satisfacción. Una misma cosa en la que no hay satisfacción, que es vanidad y aflicción de espíritu, que te aburre y te fastidia, tiene satisfacción si proviene del temor a Dios y de hacer lo que Él quiere. ¡Ahí está el todo del hombre! No es cuestión de hacer muchas cosas para ver cuál de ellas te da satisfacción, sólo hay que hacer lo que Dios quiere.
Recientemente hablé con un hombre, con quien discutimos sobre religión; yo le exponía alguna cosa dela Bibliay él me decía: “¡Pero tú eres muy cerrado!” Me comentó que había estudiado varias religiones y creía que por haber estudiado tantas religiones sabía más de Dios que yo. Tú no necesitas conocer el mal para conocer el bien, sólo tienes que conocer el bien. No necesitas acostarte con todos los hombres que encuentras para ver cuál de ellos será tu marido. Cuando encontraste a tu esposa o a tu esposo, ¡ya está! Si encontraste el propósito de Dios para tu vida, ¡ya está! ¡Ahí viene la satisfacción!
Yo he probado hacer muchas cosas enla vida,y no encontré satisfacción, pero cuando encontré la voluntad de Dios, encontré la verdadera satisfacción. O sea que no hay muchas cosas que probar, Salomón se podría haber evitado esta búsqueda. Unos miles de años después, analizando lo que le ha pasado a Salomón yo le podría dar consejos a él, aunque él era sabio.
El mensaje que nos da Dios a través del libro de Eclesiastés es que con toda la sabiduría y todas las riquezas y todos los placeres del mundo, Salomón fue un ignorante y estúpido. ¡Terminó mal! No le alcanzó la sabiduría, ni la ciencia, ni la búsqueda del placer, ni las mujeres, ¡no le alcanzó nada! Él se tenía que mantener en relación con Dios, en el temor de Jehová, debía hacer alianza con Dios, pero como era sabio, se casó con varias mujeres, porque en la antigüedadlos reyescasaban a sus hijos procurando hacer alianzas, así evitaba las guerras. En aquel entonces, todos se querían llevar bien con Salomón, porque el temor de Dios había caído sobre todas las naciones, entonces todoslos reyesquerían estar en paz con él, entonces un rey que tenía una hija se la ofrecía a Salomón, y fuera alta o bajita él la tomaba. ¡Fueron 700 matrimonios y no con cualquiera sino con mujeres de las naciones de alrededor! Pero Jehová había dado un mandamiento a Israel, que cuando la nación tuviera un rey, ese rey no debería casarse con muchas mujeres, porque estas le iban a torcer el corazón. (Deuteronomio 17:14-17). ¡Y le torcieron el corazón al rey más sabio de la tierra!
No se qué concepto tienes de la sabiduría que posees, posiblemente te consideras inteligente y sabio, pero Dios te dice: “Yo soy el todo tuyo”. Alguno dice que si pudiera casarse sería feliz, entonces se casa y se da cuenta que no era eso lo que quería en realidad. Recientemente vino una pastora que quedó viuda, sola con sus hijas y una congregación, a pedirme consejo; me decía que si Dios quería que ella se dedicara a la obra, le tenía que dar una casa para ella y sus hijas, y quería un templo propio, ya que no podía costear el alquiler, o de otra manera tendría que trabajar secularmente. Le dije que no se haga problema porque si hace la voluntad de Dios, no le va a faltar ni a ella, ni a las hijas. Le dije que no tenía por un ladola iglesia y por el otro las hijas, ella tiene un solo problema que es hacer la voluntad de Dios, si la hace, los recursos de Dios estarán a su favor y no le faltará nada a las hijas ni a la iglesia. Argumentaba que si Dios quería que ella tuviera el templo, ¿por qué no le daba para comprarlo? Le mencioné todos los alquileres que tenemos que pagar enla iglesia, más las cuentas de teléfonos, etc. ¡Si yo me preocupara por todas las cuentas que tenemos enla iglesia, no viviría! ¡Pero yo me tengo que preocupar de hacer la voluntad de Dios! Lío se va a armar cuando deje de hacer la voluntad de Dios, porque ahí sí, no sabría cómo hacer para pagar los alquileres, y Dios me preguntaría: “¿Para quién estás trabajando?” ¡Y me cortaría todos los recursos! Esta pastora piensa que si tiene el templo comprado, podrá estar en paz. Ella nació en nuestra iglesia, en elanexo de Punta de Rieles, entonces le pregunto: “¿Te acuerdas delanexo de Punta de Rieles?” “Sí”, me dice. “Bueno, todavía estamos alquilando ese lugar y otros más. No tengo que ponerme a orar: ¡Ahh Señor, todos los alquileres que hay que pagar! ¡Yo tengo que hacer la obra de Dios!”
Algunos dicen: “Cuando me case, voy a ser feliz”. ¡No! Tienes que ser feliz aún antes de casarte. “Cuando me compre una casa voy a ser feliz”, dicen otros. ¡Tienes que ser feliz con casa o sin casa, porque tu satisfacción tiene que venir de Dios! ¡Tienes que ser feliz con iglesia propia o sin iglesia propia!
¿De dónde viene al gozo,la pazy la satisfacción? ¡Vienen de Dios! No es labúsqueda de lasatisfacción lo que debes procurar, sino labúsqueda de Dios.¡No corras detrás de la satisfacción, corre detrás de Dios! Ahora, nosotros vamos encontrando en el camino cosas que nos producen satisfacción; te compraste un auto, estás satisfecho, te casaste, te agarraste de tu esposa, te compraste una casa, te agarraste de esa casa. Resulta que en el fondo, crees en Dios pero piensas que estas cosas son las que de dan seguridad y satisfacción. Con mi esposa nos compramos un apartamentito enla ciudad deSan Juan, y no importaba como estaba, el asunto era que teníamos techo propio. Lloramos cuando entramos al apartamento, hicimos una cenade acción de graciase invitamos a nuestro pastor. ¡Duramos menos de un año viviendo ahí! ¡Yo creía que me había compradola vida eterna! Nos tuvimos que ir ala ciudad deBuenos Aires a alquilar… ¡No puedes aferrarte a nada!
He visto personas que están aferradas a los padres, abuelos o hijos, y dicen por ejemplo: “Si hay algo que no le perdonaría a Dios es que se lleve a mi esposo”. ¿Pero Dios es un pecador? ¿Qué le tienes que perdonar a Dios, si Él se va a llevar lo que quiera? Dios dice: “Yo soy tu Dios fuerte y celoso” (Éxodo 20:5 y Deuteronomio 5:9). Dios no solamente te ama sino que también es celoso. ¿Qué significa? Que si amas más a tú esposa que a Él, puede llegar a quitártela. ¿Pretendes tener una relación con Dios habiendo algo que se interpone en esa relación con Él? Dios le dio a Abraham a su hijo Isaac, que era lo que más deseaba en su vida, y cuando se lo dio, se lo pidió. ¡Qué difícil de entender! El hijo de la promesa, el que tuvo de viejo, ¡le pidió que lo matara! Dios va a destruir cualquier cosa que le moleste. Dices: “Si Dios me ama, ¿por qué me sacó esto?” Eso que te sacó le era un estorbo. ¡Decide si lo amas a Él o no lo amas!
¡De Él viene mi satisfacción! No de eso a lo que estoy agarrado. ¿Puedes decirle a Dios que estás dispuesto a que se lleve lo que más quieres, y estás dispuesto a creer que Él es tu satisfacción? Dile entones: “Estoy dispuesto a que seas mi gozo y mi alegría. Temerte a ti y obedecerte es el todo del hombre”.
Aquí empieza el problema de las abuelas con los nietos, empiezan los problemas con la casita que tanto te gusta y que te costó años comprarla. Un día le dice Dios a Ezequiel, su profeta: “16Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas. 17Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados. 18Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado”. (Ezequiel 24:16-18).
Dios le dijo: “Te quito de golpe el deleite de tus ojos”.
¿Todavía estás dispuesto a tener una relación con Dios? Yo aún me acuerdo cuando Dios me empezó a cortar una por una las cosas que más amaba. Un día ore y le dije: “Señor, que se haga en mi vida tu voluntad”. ¡Y después me arrepentí de haber orado así! Perdí la casita que compré,la iglesiaque amaba, el coro que amaba, perdí amigos, fui arrancado de la tierra que amaba, cuando ya estaba medio acomodado enla ciudad deBuenos Aires, con una iglesia establecida en un cine grande, con unaradio FM y250 personas solamente haciendo un curso de primer nivel, le digo a mi pastor: “Creo que ha llegado el momento en que me dedique tiempo completo a la obra”. Ya no podía sobrellevar la arquitectura y el pastorado…La iglesiatenía un buen porvenir, y pensé: “Con esta iglesia tengo la vaca atada”, como dice el dicho popular. Cuando le dije al pastor que quería dedicarme tiempo completo, me contestó: “Dios me ha hablado y ha puesto en mi corazón un lugar para ti”. Yo creía que me iba a decir que me encargaría dela iglesiaque había formado en Avellaneda, pero me mandó ala ciudad deColonia en Uruguay. ¡15 millones de personas había en Buenos Aires y 18 mil en Colonia! ¿Colonia? Comencé a averiguar cuántos miembros teníala iglesiaque había allí, y no tenía ni cincuenta miembros. Así que yo sé lo qué es que Dios te quite todo lo que más anhelas. Tanto es así que Dios me pedía que me consagre y yo le decía: “Dios, te tengo miedo. ¿Qué más me vas a quitar ahora?” Hasta que llegó el día en que tuve que entregarle a mi esposa y a mis hijas, ese fue el día en que yo no tenía ni dinero, ni comida, ni casa. ¡Estuve peleando todo el día con Dios! Le dije: “Si me quieres matar, no importa, yo te he dado mi vida, si quieres que ayune hasta la muerte, no importa, yo ayuno, pero no tienes derecho a tocar la comida de mi esposa y de mis hijas”. En ese momento escuché claramente la voz del Espíritu Santo que me dijo: “¿Y si yo las quiero matar, qué? ¿Cómo es la cosa, son tuyas o son mías?” Ahí me acordé que yo se las había dado, y me vino temor a que Dios me las mate. Pero ese día le dije: “Señor, si las quieres matar, son tuyas”. Tenía que volver a mi casa, eran como las 10 de la noche pero no tenía valor para enfrentar a mi familia porque me había ido y había dejado a mi esposa y a mis hijas sin dinero y sin comida. Cuando golpeo la puerta, sale mi hija que tenía 6 añitos a recibirme con una caja de bombones. ¡Dios había mandado unas personas a que nos paguen una deuda que tenían conmigo! ¡Hasta me pidieron disculpas y me trajeron una caja de bombones! ¡Y yo peleado con Él!
Entonces, yo sé lo qué es tenerle miedo a Dios, de que me saque lo que más me duele, pero así fui aprendiendo que solo Él es mi todo, y que nada ni nadie son objeto de mi placer y de mi satisfacción. Así que cada año de casado que cumplo con mi esposa le doy gracias a Dios por tenerla. ¡Qué bueno que es! Me la prestó, para que la tenga mientras Él considere importante que ella esté. Si se la quiere llevar, es dueño de hacerlo, Él es Soberano.
¿Todavía tienes ganas de tener una buena relación con Dios? Primero decide si quieres hacer la voluntad de Dios en tu vida y segundo decide que el temor de Jehová y el hacer lo que Él quiere esel todo detu vida. Tienes que decirle hoy a Dios que estás dispuesta o dispuesto a que Él tome cualquier cosa que considere que tiene que llevarse. Es más, le tienes que decir: “Señor, me alegra que me ames tanto y seas celoso. Cualquier cosa que me quites será una demostración de tu amor por mí”. Recuerdo una mujer que encontró a su marido de la mano con otra; se le fue encima a la otra mujer y se le colgó de los pelos. Le dije: “¿Qué hiciste?” “Es mío”, me contestó, “si hubiera podido, la mataría”. ¡Son duros los celos!
Ora a Dios y dile ahora mismo: “Señor he entendido el mensaje, te quiero entregar todo. ¡Qué grande es tu amor por mí! Quiero que te lleves mis temores, mis aflicciones. Llévate el miedo que tengo a perder algo, que mi alegría sea gozarme en tu amor. Ten misericordia de mí, he creído que temerte y obedecerte es el todo del hombre. Quiero agradecerte tu gran amor, quiero quedar ligado a ti, por lo tanto te pido que tú dispongas de todo lo que tengo y de todo lo que amo. Lo que quieras quitarme, es tu autoridad, es tu derecho. No quiero negarte nada. ¡Te doy todo! ¡Me gozo en tu amor! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
ANEXOS: