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INTRODUCCIÓN
Vivimos en un mundo en el que no vemos y no entendemos, tampoco discernimos el mover espiritual que hay detrás de las circunstancias. Digamos que la vida es como un juego de ajedrez y hay movidas que vemos como acontecimientos naturales, pero es el mismo Dios que mueve las piezas. Leemos en Salmos 37: 12 y 13: “Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes. El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día”. La Biblia dice que no dejará Dios en manos de los impíos a los justos.
El pueblo judío celebra cada año a mediados del mes de marzo, para ellos el mes de Adar, la fiesta de Purim. ¿Qué es lo que celebra el pueblo judío? Celebran la salvación de Dios. Esto tiene que ver con un hecho histórico que encontramos en la Biblia, más precisamente en el libro de Ester. Este, es el único libro de la Biblia que no menciona a Dios ni menciona sus mandamientos. Esta historia ocurrió luego que hubo muerto el último profeta del Antiguo Testamento y ya no se escribió ningún otro libro profético, tampoco hubo más celebraciones religiosas. Comienza entonces lo que se denomina el periodo intertestamentario y esto tiene lugar en Persia cuando todavía el pueblo de Dios estaba cautivo. Primero estuvo cautivo bajo el poder de los babilonios, luego de los medos y en este caso, estuvo cautivo bajo el poder de los persas. Para ubicarnos bien, el territorio donde habitaban los persas hoy es Irán.
En ese territorio ocurrió esta historia donde estaba dictaminado que todos los judíos: hombres, mujeres y niños; todos, iban a ser exterminados por decreto, en un solo día. Y aunque no aparece en el relato el nombre de Dios y nada relativo a algún rito religioso ni invocación alguna, salvo un ayuno, lo que sí se puede vislumbrar a través de este relato es que Dios sigue siendo el Dios de la historia. Y que Él hace esas jugadas que no vemos bien o no entendemos, pero están destinadas a librarnos del mal.
Tú no tienes ni idea de lo que Dios te ha librado. Estás vivo y estás viva porque el Señor te ha librado, porque tiene misericordia de ti y tiene propósito contigo. Si tú estuvieras a merced de las fuerzas de las tinieblas ya te hubieran destruido. “Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día”.
DIOS CUIDA DE SU PUEBLO
Esta historia nos habla acerca del exterminio total del pueblo e Israel en lo que hoy es el territorio de Irán. Irán ha declarado decenas de veces que va a destruir a Israel, que va a aplastarlo y lo va a hacer desaparecer de la faz de la tierra. La última noticia referente a ese país fue que un general declaró que los misiles que tiene Irán en este momento apuntando hacia Israel pueden alcanzar cualquier localidad, y un solo misil podría destruir una ciudad entera. Ellos tienen jurado que van a destruir a Israel. Pero Israel permanece porque Dios ha prometido protegerlo. No fue solo una vez que han querido destruir al pueblo de Israel, fue un sin número de veces.
Cuando el pueblo salió de Egipto, luego, faraón salió detrás con un ejército para destruirlo. ¿Qué hizo Dios? Abrió el Mar Rojo para que su pueblo pasara en seco hacia la otra orilla, y luego que el ejército egipcio entró, volvió a cerrar el mar. ¡A mi pueblo nadie lo toca! Esto me alegra porque sé que satanás me odia, y tengo paz porque sé que mi Dios me guarda. Maquina el impío contra el justo, pero Dios se reirá de él. Si Dios tiene algún propósito contigo, no te podrán destruir. Podrán maquinar contra tu vida, como arrojarte al foso de los leones o al horno de fuego; podrán maquinar lo que quieran, pero no podrán contra ti porque tu Dios te defiende.
Hubieron otras naciones que han querido exterminar a los judíos, uno de ellos fue Hitler quien se propuso matarlos a todos y salió a perseguirlos por todas las naciones. Así ha sucedido a lo largo de la historia. El mismo día que se declaró la independencia de Israel, todos los árabes que habitaban a su alrededor procuraron aplastar y destruir a una nación que había declarado su independencia y no tenía ejército. Sin embargo, Dios les dio la victoria hasta el día de hoy que han cumplido setenta años como estado y se han convertido en una potencia mundial.
Hoy te quiero contar acerca de otro caso en el que quisieron exterminar al pueblo judío; esto ocurrió el seis de octubre del año mil novecientos setenta y tres a las catorce horas. Egipto y Siria complotaron durante mucho tiempo para penetrar en Israel y destruirlo. Esta guerra, una de tantas que ya ocurrieron, y en todas prometieron aplastar a Israel, fue la guerra en la que se desencadenó un nuevo episodio bélico del conflicto árabe-israelí. Ese día Egipto y Siria lanzaron un ataque sorpresa a gran escala contra Israel aprovechando la celebración de la más solemne de las festividades religiosas judías, el Yom Kippur o Día de la Expiación. Ese día los judíos lo dedican a ayunar y a reflexionar sobre sus pecados y piden perdón a Dios. En ese día no había actividad militar en Israel salvo la necesaria, y entonces, por el norte atacó Siria, en la zona de los Altos del Golán.
En este tiempo, Estados Unidos apoya el hecho de que los Altos del Golán pertenecen a Israel. Es una meseta ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria. Abarca un área aproximada de 1800 km², de los cuales cerca de 1200 km² están bajo ocupación militar de Israel, unos 235 km² están controlados por la UNDOF (misión internacional de mantenimiento de la paz) y el resto permanece bajo soberanía siria. Desde esa meseta se puede contemplar Israel por lo que para cualquier ejército el objetivo está a la vista.
Entonces, atacaron a las catorce horas, desde el sur Egipto, y desde el norte Siria. Este último se había pertrechado con mil doscientos tanques de guerra. Israel tenía ciento setenta. contra mil doscientos. Siria había alistado cincuenta mil soldados, Israel contaba con seis mil. En el sur había solamente unas guarniciones, del lado del canal de Suez. En una guerra anterior Israel había llegado hasta ahí logrando echar a los egipcios hacia el lado de África. Ese canal ha sido abierto para poder salir al mar Mediterráneo. Y los israelitas construyeron una especie de montañas de arena de dieciocho metros de alto a los costados del canal para que se le dificultara al ejército egipcio penetrar con tanques y demás. Israel estaba muy confiado en que sería muy costoso para un ejército egipcio cruzar el canal de Suez y sería muy fácil retenerlos, pero no fue así. Era día de Yom Kippur, había pocos soldados, y los egipcios habían conseguido unos pertrechos rusos, una especie de puentes plegables, y en cuestión de diez horas colocaron diez puentes que atravesaron el canal de Suez, y metieron quinientos tanques de guerra en el territorio donde no había prácticamente tanques, apenas unos pocos soldados de guardia. La guerra de Yom Kippur acabó en una gran matanza. Los egipcios se las arreglaron con unas bombas de agua para pegarle a las montañas de arena que terminaron aplastadas y entonces los tanques arremetieron en el territorio israelí. Arrojaron bombas de humo y tras el amparo de ese humo, avanzaron los soldados egipcios y plantaron su bandera celebrando su conquista. Pero en diecinueve días, Israel revirtió la guerra y obtuvo un triunfo extraordinario. Un general del ejército israelí cruzó el canal de Suez y se dirigió a atacar El Cairo, capital de Egipto. Si no lo hubieran parado cien kilómetros antes, hubiera sido una masacre.
Los tanques israelíes en el Golán tenían una leve ventaja respecto a los tanques de los sirios y era que el cañón podía bajar y subir diez grados más que el de los tanques sirios, y al maniobrar en una zona de alturas, esa diferencia fue ventajosa para los israelíes. Esas alturas le dieron ventaja a Israel, porque se acomodaron en una parte alta, inclinaron un poquito los tanques y bajaron los cañones, aunque los que estaban abajo no lo podían subir más de lo que se le permitía. Ciento setenta tanques destruyeron mil doscientos tanques enemigos. Esta fue una guerra que, a todas luces, los que observamos esta historia creemos que allí intervino Dios. Israel tenía las de perder, pero Dios les dio una gran victoria. Esos diecinueve días en que duró la guerra se vieron milagros extraordinarios.
Yo digo que Dios intervino para salvar a su pueblo. No existiría el estado de Israel si en esa guerra hubieran ganado sus enemigos y Dios no hubiera intervenido. “Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día”.
EL MILAGRO DE PURIM
La historia de Ester sucedió más o menos hace dos mil cuatrocientos años atrás. El pueblo judío era esclavo en Persia y la historia cuenta que el rey Asuero gobernaba desde la India hasta Egipto. Persia era un imperio muy grande. El rey Asuero tenía una esposa que se llamaba Vasti, una mujer muy bella. Un día, se le ocurre al rey celebrar sus triunfos y mostrar sus logros e hizo una fiesta que duró ciento ochenta días. Habían asistido gente de todas las naciones, lugares que habían sido subyugados por los medos y los persas. Cumplidos estos días, el rey hizo otro banquete para todo el pueblo de Susa, capital del reino; banquete que duró una semana, y al séptimo día, el rey que estaba pasado de copas mandó a llamar a la reina Vasti con la corona regia. Él quería mostrar la belleza de la reina, pero ésta, supongo que al saber que estaba medio borracho se negó a ir. ¡Y no fue! El rey Asuero entró en una indignación tal porque lo había dejado avergonzado, entonces consulta con sus consejeros qué hacer respecto al asunto. Y uno de ellos le dice que la reina no sólo lo ha avergonzado a él sino a todos los hombres del imperio porque ahora, cualquier mujer iba a menospreciar a su esposo y los tendría en poca estima. Uno de ellos aconsejó al rey: “Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella”. Y esto le pareció bien al rey.
Con este relato, lo que te quiero mostrar son las casualidades de la vida, que, más que casualidades, cosa que nos acontece muchas veces, son causalidades o causas que generan hechos. Había en Susa una jovencita llamada Ester, huérfana, de hermosa figura y de buen parecer, que había sido criada por su tío Mardoqueo. Luego de lo ocurrido con la reina Vasti, y cuando la ira del rey se había aplacado, se divulga un mandamiento por todas las provincias del reino, que se debían buscar jóvenes vírgenes y de buen parecer para el rey, para que éste eligiera con quién casarse. Estas debían estar seis meses poniéndose óleo de mirra y seis meses perfumes aromáticos y afeites de mujeres. Conforme a la ley, debía prepararse un año para pasar una noche con el rey. Las doncellas estaban en una casa preparándose y cuando el rey mandaba a llamar a alguna, después de haber pasado una noche con él, la mujer se iba a otra casa que era la de las concubinas y ésta no venía más al rey salvo si éste la quería y era llamada por su nombre. Ester era una de las que habían llevado al palacio y ésta le cayó en gracia al eunuco que estaba al cuidado de todas las doncellas y le daban lo mejor a ella. Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase.
Llegó el tiempo que Ester se presentara ante el rey, entonces leemos en el libro de Ester 2:17: “Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti”. La historia es muy bella, pero van sucediendo algunas casualidades, y es que después de estos acontecimientos, el rey Asuero dignifica a uno de sus príncipes llamado Amán y puso su silla por sobre todos los príncipes que estaban con él. Leemos en Ester 3: 2 al 6: “Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba. Y los siervos del rey que estaban a la puerta preguntaron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey? Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado que era judío. Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo”.
Ocurrió que Ester, que era judía, se casó con el rey, y por otro lado Amán fue creciendo en poder y gloria por lo que tuvo una gran influencia sobre el rey. De tal manera que un día, en una fiesta, le dijo a Asuero: “Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir. Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey. Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán…” (Ester 3:8 al 10)
El rey no sabía que Ester era judía. Amán manda a hacer un decreto en nombre del rey para exterminar al pueblo judío y lo selló con el anillo del real. La historia que encontramos en el libro de Ester es hermosa y es la historia de la jugada que Dios va haciendo para salvar a su pueblo. Ester era bella, pero no llegó al trono por eso; llegó al trono porque Dios tenía un propósito que nadie sabía, ni siquiera el rey, ni Amán, ni ella misma; y era que Dios de todas maneras iba a salvar a su pueblo a través de su vida.
Creo que todos nosotros los cristianos pasamos por circunstancias que nos preocupan. Nunca olvidaré esa vez que estuve frente a un médico, el cual mirándome a los ojos y con una tranquilidad asombrosa me dijo: “Usted tiene cáncer de próstata”. Ese día me sentí terrible porque no sabía si era grande, si era salvable o no. Todos atravesamos por momentos de valles de sombra de muerte como dijo el rey David. Todos atravesamos por situaciones en las que nos preguntamos qué va a pasar, quién nos va a sacar. Este mensaje va dirigido a todos nosotros, y la respuesta es: “Dios vela por ti”. ¡Dios está obrando a tu favor! Dice la Biblia en el Salmos 121 que no se dormirá el que te guarda. Es por eso que yo puedo dormir tranquilo. Quien no puede conciliar el sueño y vive preocupado es porque no ha llegado a entender, no ha llegado a creer y tampoco confía en el Dios que guarda a su pueblo. Pero quien entendió quién es Dios declara como el salmista: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Dios nunca dijo que no iban a venir problemas pero ha prometido librarte de todos ellos. Nunca te dijo que no iba a haber gente que maquine contra ti, pero prometió que Él se iba encargar de aquellos que maquinan contra ti. ¡Tú no entiendes, pero Dios sabe!
LAS CAUSALIDADES DE DIOS
Veamos las casualidades del libro de Ester: En una fiesta, Vasti se rebeló contra su esposo el rey. Se decretó que Vasti no se presentara más ante el rey y que Éste haga reina a otra mejor que ella. Buscaron entre muchas, una doncella que agradara al rey y que reinara en lugar de Vasti. La Biblia dice que Ester era huérfana, y Dios levanta de reina a una huérfana. Otra casualidad que encontramos en el libro de Ester es que su tío Mardoqueo escucha una conversación de dos eunucos que conspiran contra el rey para matarlo. Mardoqueo llama a Ester, que ya era reina, y le cuenta del asunto. Ester se lo hace saber al rey de parte de Mardoqueo. Se hizo investigación del asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey. Mardoqueo era la persona que Amán odiaba profundamente, y por eso odiaba a todos los judíos, entonces se propuso destruirlos a todos, todo porque Mardoqueo no se postraba delante de él. Logra Amán convencer al rey de dictaminar un decreto contra el pueblo judío, y dice la Biblia en Ester 3:13: “Y fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes”.
Mardoqueo se entera de este decreto y manda a decir a la reina Ester: “No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:3 y 4). El decreto señalaba que cualquiera que descubriera a algún judío lo podía matar, y la reina Ester no se salvaba porque aún, si Amán se enteraba que era judía, la mataba. Entonces Ester mandó a decir a Mardoqueo: “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca” (Ester 4:16). Estaba prohibido presentarse delante del rey si la persona no era llamada, ni siquiera Ester podía entrar sin ser llamada. Pero había un salvoconducto que era que si alguien se presentaba y el rey levantaba el cetro de oro, la persona vivía. Mardoqueo le dijo a Ester: “¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
Cualquiera de todos estos eventos que menciona en la Biblia podrían haber sido una casualidad, pero cuando se acumulan las casualidades, más vale que veas la mano de Dios en el asunto. Si has visto que Dios te guardó una vez y otra vez y otra vez, y ahora estás donde estás, pero aun no entiendes que fue la mano de Dios que te ha guardado, entérate que Dios ha cuidado de ti porque tiene un propósito con tu vida, y si no eres agradecido a Dios por ello, mal te veo.
Al tercer día Ester se presentó ante el rey, y dice la Biblia en Ester 5: 2 y 3: “Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro. Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará”. Ester le extendió una invitación para un banquete que había preparado para el rey y pidió que vaya Amán. Pero Ester no se animó en ese momento a decirle al rey acerca del asunto, pero le dijo: “Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado”. Amán se fue contento y al salir vio a Mardoqueo a las puertas del palacio del rey que no se postraba delante de él y se llenó de ira, pero se contuvo, y cuando llegó a su casa les contó a su esposa y amigos que la reina a ninguno había invitado al banquete sino sólo a él y añadió: “Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. Y le dijo Zeres su mujer y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca” (Ester 5:13 y 14). La horca medía alrededor de veintitrés metros de altura.
Esa noche, el rey de desveló. ¡Otra casualidad! No podía dormir y pidió que le leyeran las memorias y las crónicas del reino, entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero. Leemos en Ester 6: 3: “Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él”. Al otro día, el rey seguía pensando qué se podía hacer con Mardoqueo: “Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada. Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre. Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho” (Ester 6: 4 al 10).
“¡Fabuloso! ¡Buenísima tu idea!” dijo el rey. “Tomalo a Mardoqueo, subilo al caballo y honralo”. ¡Amán sale loco de ahí! Ya tenía pronta la horca y ahora el rey sale con ésto. Cuando llega a su casa cuenta a su esposa y a sus amigos lo que había sucedido y ellos le dicen: “Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él” (Ester 6:13).
Amán pues, es llevado a la cena que había preparado la reina Ester y ésta le cuenta al rey, delante de Amán, acerca del decreto contra su pueblo y le dice: “Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable. Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto? Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina. Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey. Después el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán”.
Cayó Amán en desgracia delante del rey. Entonces, continúa el relato del capítulo 7 del libro de Ester: “Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella. Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey”. Y todo lo que era de Amán le fue entregado a Mardoqueo. Asuero entonces, manda a hacer otro decreto a través del cual daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes.
CONCLUSIÓN
¡El pueblo de Dios fue librado una vez más! Hace dos mil cuatrocientos años que el pueblo de Israel celebra la fiesta de Purim, y esto ocurre a mediados del mes de marzo para nosotros, el mes de Adar para los judíos. Aunque el libro de Ester no menciona en ningún momento a Dios, sin embargo, se lo puede ver a Dios moviendo los hilos de la historia para guardar a su pueblo. El apóstol Pablo señala que el verdadero Israel es el Israel espiritual, los que hemos creído en Cristo Jesús.
El pueblo de Dios siempre será perseguido, se trata de ti y de mí. Dios no dijo que no tendríamos persecución y que no íbamos a enfrentar los mismos problemas que enfrentan todos los seres humanos. La diferencia está en cómo nosotros enfrentamos esos problemas, y en que, si Dios está contigo o no. ¿Dios está contigo? Alguno se cuestionará: “¿Dios está conmigo con todo lo malo que hago?” Otro asegurará: “Dios está conmigo porque hago todo el bien que puedo”. Y otros pueden decir: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. La historia de Ester nos enseña que Dios no duerme mientras nuestros enemigos maquinan, y nos enseña que debemos tener confianza en Dios porque Él nos guarda. A través de esta historia vemos que Dios mueve los hilos para librarnos y hace cosas insospechadas, muchas de ellas que parecen casualidades, pero que al final son causalidades, porque era la mano de Dios que nos venía guardando.
Cuando yo veo la historia de mi vida, y no me voy a cansar de repetirla; que vengo de un abuelo que estuvo casi muerto, que no pudo abordar un barco por cuestiones de papeles y se enteró que ese barco se había hundido. Que se había enamorado de una mujer y su hermano se iba a casar con ella, pero le vino fiebre amarilla y murió y mi abuelo se terminó casando con su amada. ¡Cuántas cosas ha hecho Dios para que yo sea pastor y hoy te esté trayendo este mensaje! Tienes que amar a Dios, tienes que amar lo que ha hecho, lo que te ha dado para que disfrutes. Tendrías que ser un hombre y una mujer feliz sabiendo que Dios trabaja para tu bien. Debes saber que Dios te ama y no quiere destruirte. Los que te quieren destruir son tus enemigos y Dios se encargará de ellos.
Una persona que disfruta el favor de Dios no es porque hizo todo bien, sino aquella que se humilla delante de Dios y le dice: “Señor, te necesito. Yo soy tu oveja. Hago las cosas mal y necesito de tu ayuda, Dios. Quiero vivir confiadamente sabiendo que tú me guardas, así como has guardado a todos los tuyos que te amaban y te buscaban, de los que tenemos ejemplo en la Biblia. Reconozco que no he hecho las cosas bien, pero te necesito, Señor. Obra en mi corazón. Yo sé que no tengo poder para no hacer el mal, pero también sé que si estás conmigo, tú tienes poder, y yo haré el bien Padre, porque tu Espíritu me guiará. Tú le prometiste al pueblo de Israel que los ibas a guardar y los has guardado hasta el día de hoy”.
A través de esta historia puedo ver el amor de Dios por su pueblo. A Él no le importó qué tan poderoso era el rey Asuero y permitió que lo doblegara una mujer. ¡El Señor tiene recursos extraordinarios! Tú necesitas a Dios. ¡Díselo! Dile que ya no quieres probar por tu cuenta, pídele que te guíe. El producirá las circunstancias que sean necesarias que te harán ver y confesar que Dios se ha acordado de ti y que ha caminado contigo todo este tiempo. Cuando veo todo lo que Dios hizo en mi vida, me parece increíble, pero el Señor tejió una historia que yo jamás me hubiese imaginado, y le doy gracias porque Èl ha decidido por mí y me ha guiado en todo.
ANEXOS: