Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
INTRODUCCIÓN
Días recientes hemos estado recordando el acontecimiento que partió en dos el calendario de la humanidad: La venida de Cristo al mundo, su muerte y su resurrección.
Dos mujeres habían ido al sepulcro y se encontraron con que la piedra había sido removida; cuando entraron, no hallaron el cuerpo de Jesús. De pronto se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes y les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lucas 24:5) Ya la muerte nada tiene con Jesús; Él murió una sola vez y para siempre.
Acerca de su vida, Jesús dijo: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10:18). Al tercer día Jesús resucitó como lo había prometido. ¡Él venció la muerte! Jesús no sólo venció la muerte, sino que también nos incluyó a nosotros en su muerte, en su resurrección y en la gloria estaremos juntamente con Él. ¡Esta es la fe que nos mantiene firmes!
Volviendo del sepulcro, las mujeres dieron las nuevas a los discípulos y a estos les pareció una locura lo que ellas decían, a pesar de que Jesús les había dicho que iba a resucitar al tercer día. Ellos no lo podían creer, estaban aturdidos; y dice la Biblia en Lucas 24:12: “Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido”.
Muchos estaban desconcertados; algunos tenían la esperanza de que Jesús era el Mesías esperado que iba a libertar a Israel. El imperio romano oprimía a Israel; y ellos confiaban que el Mesías los iba a liberar del yugo del imperio romano. Y Jesús vino a liberarnos de un yugo peor, y es el yugo del pecado, que afligía a todo Israel y a las naciones. ¡Jesús murió por todos!Él vino a liberarnos a todos del poder del faraón; pero ya ahora faraón no esel gobernador de Egipto, sino que es satanás, príncipe de las tinieblas, que tiene a las personas del mundo atadas.
Dice la Biblia en Romanos 3:10 al 12: “Como está escrito: no hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Jesús vino a liberarnos del poder del pecado que desata la muerte; y la muerte desata la condenación eterna. Al librarnos del poder del pecado, Jesús nos libra del poder de la muerte y de la condenación. Si hoy tus ojos están velados, oro para que ese velo te sea quitado y puedas tener un encuentro con Jesús.
LOS OJOS DE LOS DISCÍPULOS ESTABAN VELADOS
Quiero compartirte la historia de dos discípulos que no eran del grupo de los doce; uno se llamaba Cleofas. En el libro de Lucas, capítulo 24 leemos que los dos iban a una aldea llamada Emaús que se situaba a once kilómetros de Jerusalén. La Biblia relata lo siguiente: “E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos”. Se les acerca un extraño y comienzan a dialogar; digo extraño porque no reconocieron a Jesús. El Señor caminaba con ellos y dice la Biblia: “Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen”.Ellos iban hablando acerca de todo lo que han visto y vivido con Jesús; capaz comieron del pan que Jesús multiplicó. Tal vez vieron cómo sanaba a un ciego o levantaba a un paralítico y dijeron: “Verdaderamente este es el Hijo de Dios”. Y habían puesto su esperanza en Él. Pero una vez que Jesús murió, sus ojos fueron velados.
Cuando nuestros ojos están velados y nos movemos bajo la dirección de nuestros pensamientos y razonamientos, lo más probable es que no escuchemos la voz de Jesús ni tampoco lo reconozcamos. Como estas dos personas, sucede que puedes estar con Jesús y no darte cuenta que es Él. El Señor les pregunta acerca de lo que estaban hablando y les dijo: “¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron” (Lucas 24:17 al 20).
Hay personas que se enamoraron de mí en el buen sentido de la palabra, y se hicieron una idea acerca de mí que no era real. Se ilusionaron conmigo, y cuando no les gustó algo que dije o hice, me han dicho cosas como: “Usted me ha desilusionado”. Tal vez creyeron que yo era lo que no era y esperaban algo de mí que no les di. Les sucedió a esas personas que iban camino a Emaús, que tenían una gran decepción. Esa decepción que ellos tenían les había llevado a tener un velo en sus ojos. Hablaban de Jesús y de todo lo que había acontecido, pero no tenían conocimiento de que la persona que estaba ahí con ellos era el mismísimo Jesús. ¡No les cabía en la cabeza que Jesús había resucitado!
¡Yo sé que Él está vivo! He visto cómo se cumple su palabra; he visto su poder en mi vida. Yo he visto cada vez que predico en su nombre, el poder de la palabra de Jesús para sanar enfermos, liberar a los endemoniados y limpiar de pecados. Estos dos varones continuaron hablando con Jesús y le dijeron: “Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive” (Lucas 24: 21 al 23). Aun con la noticia que llevaron las mujeres, el escepticismo estaba en sus corazones; entonces continuaron diciendo: “Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron, así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron”. Le estaban contando la historia a Jesús: “Las mujeres fueron y dicen que no había nadie en el sepulcro; que los ángeles hablaron con ellas y les dijeron que Él estaba vivo. También algunos de los nuestros fueron y vieron que fue así como las mujeres contaron, pero a Él no lo vieron”. Me imagino a Jesús escuchándolos y fingiendo que no era Él de quien hablaban. Pero de pronto los interrumpió y les dijo: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:25 al 27) Es muy duro tener los ojos vendados. Puedes tener religión y no tener a Cristo; puedes tener religión y no haber sido perdonado de tus pecados y tampoco tienes esperanza de vida eterna. Puedes tener religión y no haber tenido nunca un encuentro genuino con Jesús. Mi oración es que el Señor quite el velo hoy de tu vida.
LOS OJOS DEL SIERVO DE ELISEO ESTABAN VELADOS
El profeta Eliseo estaba en la ciudad de Dotán con su siervo. Como él le declaraba al rey de Israel lo que el rey de Siria tramaba, este último se molestó. Y dice la palabra de Dios en 2ª de Reyes 6: 14 al 17: “Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad. Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”.
Eliseo oró para que su ayudante pudiera ver toda la verdad, no una parte. ¡Cómo te vuelve el alma al cuerpo cuando frente a una dificultad difícil te encuentras el agua de vida que es la palabra de Dios! Que tus ojos sean abiertos donde quiera que estés y que hoy tengas un encuentro con Jesús. Tal vez dices que eres cristiano, pero no pasa nada en tu vida, asistes a la iglesia, pero no pasa nada, es más, te has aburrido de la iglesia y dejaste de congregarte. Pero hoy estás recibiendo este mensaje y algo va a suceder en tu vida. Deseo con todo mi corazón que seas tocado con el fuego de Dios. ¡Jesucristo está vivo! ¡Él venció el pecado y la muerte! ¡Jesucristo resucitó! Jesús está en la gloria, pero lo más hermoso es que te incluyó a ti y me incluyó a mí en su muerte y en su resurrección; y nos incluyó en los lugares celestiales. ¡Él te está llamando hoy! ¿En qué andas distraído? ¿En qué andas distraída? ¡Vuelve al evangelio! ¡Vuelve a la vida! Sé lleno y sé llena del Espíritu Santo.
Los dos hombres estaban hablando con Jesús, pero no sabían que era el Señor que estaba hablando con ellos. Y Él les dijo muchas cosas respecto de la historia de cómo todo había sido profetizado. Leemos entonces en Lucas 24:28 al 31: “Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lobendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista”.
CONCLUSIÓN
Todo lo que necesitas es un toque de Dios en esta hora. Entiende que tu pecado no te lleva a ningún lado. Los gobernantes del mundo están desorientados por causa de un virus microscópico y no saben qué hacer. Muchos opinan: los economistas, los productores, los que trabajan en la salud, etc. En todas las naciones opinan, pero no se ponen de acuerdo. En la época de la revolución francesa, se dijo que la fuente de la verdad era la razón y yo me pregunto, ¿quién tendrá razón? Dios no opera según los pensamientos de los hombres; Dios opera en la mente de los que le creen a Él.
Este mensaje que hoy te compartimos es para que hoy llegues a los pies de Jesús. ¿Necesitas perdón de pecados y vida eterna? Jesús está ahí donde tú estás. ¿Necesitas victoria sobre la muerte? Jesús está ahí donde tú estás. Yo tengo certeza de que si hoy muero sé a donde voy a abrir mis ojos. ¿Tienes la certeza de tu salvación? A los dos que se encontraron con Jesús y no lo sabían les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron. Lucas 24:32 dice así: “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”
¿No te arde a ti el corazón en esta hora? ¡Jesús resucitó! Así como a esos dos hombres, en un instante se hace la luz en tu vida y el Espíritu de Dios te limpia y pone la vida de Jesús en ti. Acércate a Jesús y dile: “Señor, decido creer en ti. ¡Quita el velo de mi vida! Abre mis ojos como hiciste con el siervo de Eliseo. Abre mis ojos para que vea, como hiciste con esos dos que iban camino a Emaús. ¡Sálvame, Señor! Mi razón no es suficiente, mis pensamientos no me ayudan y mis decisiones han sido erradas. Señor, ven a mi vida. Padre querido, gracias por haberme hablado, tu palabra ha llegado a mí y mi corazón arde. ¡Me has convencido, Señor! Confieso que te necesito; necesito tu perdón. ¡Sálvame, Señor! Entra en mi corazón, Jesús. Sopla tu Espíritu sobre mí, te lo suplico. Dame tu vida, Jesús; dame vida eterna, quiero estar contigo. Yo hoy confieso que tengo fe en ti. Hoy confieso que me das victoria como tú tuviste la victoria en aquella pascua. Gracias Jesús, amén”.
ANEXOS: