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INTRODUCCION
Necesitas fe para salir del pozo en el que estás; necesitas fe para tomar decisiones, para saber cuál es el trabajo que tienes que hacer. Necesitas fe para saber si te tienes que ir de un barrio a otro o de un país a otro. ¡Necesitas fe para todo! Para elegir una novia necesitas fe. Tus ojos te mienten, pero la fe siempre es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Dios no trabaja para el pasado, Dios trabaja para el futuro. La fe tiene que ver con lo que se espera. Y los que tienen fe, tienen esa habilidad o ese don dado por Dios de poder mirar lo que va a ocurrir en el futuro. Tú tienes que ver más lo que está por delante y no lo que te sucedió en el pasado. Tienes que lograr ver lo que Dios te está mostrando que viene para tu vida, para tu nación, para tu familia. La fe son los ojos de Dios para ver lo que no existe y todavía no ha llegado; son los ojos que Dios te ha dado para poder vislumbrar el camino que tienes que caminar. Dios tiene caminos nuevos cada día para ti. Tú no conoces los caminos que tiene para ti, pero a través de la fe Dios te muestra por dónde debes ir. Tú no tienes que caminar por caminos que ya conoces, porque entonces no necesitas fe. Los caminos de Dios son caminos que tenemos que transitar por la fe. El que te alumbra el camino es Dios, por eso necesitas depender de Él en cada paso que das.
Los creyentes somos gente de fe y conocemos lo que Dios quiere y lo que no quiere. Solo que tenemos que practicar la fe, porque ésta es como un oficio. Si tú no practicas con la cuchara de albañil, no vas a ser práctico como albañil. Y si no practicas la fe, tampoco vas a ser un cristiano crecido en el cristianismo porque eso no se adquiere solo leyendo la Biblia; se adquiere practicando por fe lo que Dios quiere que nosotros hagamos. Si te pregunto, ¿por qué lo hiciste? Tú me dices, por las dudas. Nunca nos mandó Dios a hacer algo por las dudas. Esa es la biblia de satanás. La duda no guía bien y no alumbra a nadie. La fe es de Dios y la duda es contraria a la fe. Satanás lucha por hacerte dudar y que juegues a la lotería con tu futuro, mas Dios quiere que caminemos seguros.
LA FE VIENE POR EL OIR DE LA PALABRA DE DIOS
Muchas cosas sucedan alrededor nuestro para que nosotros nos atemoricemos y cuando nos llenamos de temor, nos llenamos de inseguridad. Y cuando uno tiene inseguridad, no tiene certeza. No puedes decir que tienes fe si estás titubeando. Tienes que conocer la fe, practicar la fe, orar para tener más fe y escuchar palabra de Dios para que la fe venga a ti; porque la fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. Dice la Biblia que Dios nos ha dado a todos una medida de fe, el problema es en qué crees. El que no está seguro de algo, más vale, espere, no tome decisiones, espere en Dios y dígale: estoy inseguro y no me muevo de acá hasta que no me des seguridad. No puedes confiar en hombres, tienes que confiar en Dios; tienes que buscar a Dios y hacerte amigo de Él. Cuando has creído que algo iba a suceder y no sucedió es porque no tenías fe, sino que tenías una ilusión. No confundas sexto sentido, una ilusión o una corazonada con la fe. Porque la fe es de Dios y todo lo demás que te mencioné es del hombre. Si tienes esa certeza que viene de parte de Dios, ya arrebataste aquello que todavía no se ve y te quedas tranquilo o tranquila, esperando, porque eso que no se ve, se va a ver. La fe crea lo invisible y produce lo que se ve de lo que no se ve.
Dios nos ha creado a nosotros y nos ha dado una dimensión espiritual; no para que nos guiemos por nuestra intuición o razón humana, ni por lo que diga la gente; Dios nos ha creado para darnos una intuición espiritual. Nos ha creado para Él, para que conozcamos por medio del Espíritu Santo lo que tiene para nosotros. Nuestra relación con Dios debe ser tan íntima, al punto de que yo sepa que lo que estoy haciendo es lo que Él quiere, y eso lo logro solamente siendo amigo de Dios. He conocido mucha gente que se ha enojado con Dios porque no le salió algo que estaba esperando. Si tú crees resulta, si es de Dios resulta, porque la fe es de Dios y la da Dios. Si tienes fe estás creando aquello que Dios te ha revelado por medio de la fe que será, y así será.
LA FE DE LA MUJER SIRO-FENICIA
Hay una historia en la Biblia, y te voy lo voy a repetir siempre; debes leer la Biblia porque de ahí vienen los pensamientos de Dios, ahí está el corazón de Dios y ahí está la fe. Y la fe va a venir por oír y el oír de la palabra de Dios.
Entonces leemos en Marcos 7:24: “Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse”. Jesús se levantó y se fue a una región de dos ciudades importantes, Tiro y Sidón. Esas dos ciudades eran de los fenicios; un territorio hacia el noroeste de Israel. Y continúa el relato: “Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio”.
Otro evangelio dice que era una mujer griega; en cambio en otro dice que era una mujer cananea, y eso es válido. En Canaán se practicaba la idolatría y había toda clase de dioses. Era una región llena de demonios; muy complicada. Quiero recordarte que Jesús no vino a predicar el evangelio a las naciones, sino que el plan era que el evangelio se predique en todas las naciones después que Él le haya predicado a Israel. Jesús vino a predicarle a Israel para que reciba al Mesías, mas Israel no recibió al Mesías. Pero los que creyeron fueron esparcidos y comenzó a predicarse el evangelio en todas las naciones. Entonces, Jesús había venido solo a predicarle a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Dios envió a su Hijo, a Belén, para que todo Israel supiera que se había acercado al reino de los cielos. Ahora, Jesús va a una región cananea e idólatra, y en ese lugar aparece una mujer que se postra delante de él y le pide, por favor, que libere a su hija que estaba endemoniada. Pero Jesús le dijo: “Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos”.
Por lo visto, lo que le dijo era un refrán. No es bueno quitarles el pan a los hijos para darle de comer a los perros. No era que Jesús dijo algo muy duro. Tú no dices, voy a ir a darle de comer a los pobres, si antes no le das de comer a tus hijos. La palabra de Dios dice que el que no le da de comer a los suyos es peor que un incrédulo y ha negado la fe. Entonces, tenemos que dar de comer primero a los hijos. Y esta mujer le responde: “Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos”. La mujer tenía tal fe que la llevó a enfrentar a Jesús y a decirle que ella no estaba dispuesta a dejar de pedirle un milagro. “Está bien, eso es correcto, pero los perros buscan las migajas que caen de la mesa de los hijos. Te vengo a pedir una migaja. ¡Por favor, libera a mi hija! No me corresponde, pero yo soy el perrillo que viene a comer de las migas”.
Notemos la expresión de Jesús al oír las palabras de la mujer en Mateo 15:20: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres”. Y dice la palabra de Dios que su hija fue sanada desde aquella hora. “Mujer grande es tu fe, no te voy a poder decir que no. Te voy a tener que decir que sí porque has venido a mí con fe”.
Si hay algo que doblega a Dios es la fe. Porque la fe la ha hecho Dios precisamente para eso, para que atravesemos toda duda y toda incredulidad, y que sin temor entremos en su presencia y le digamos osadamente: “Señor, dame lo que te pido”. No sé si me animaría a discutir con Jesús porque si Él dijo que no; pero esta mujer tenía fe. La fe es un poder que Dios nos ha dado a los seres humanos que hace que nos dé lo que le pedimos, aunque no lo merecemos, si tenemos fe.
¿Cuánta Biblia necesitaba conocer para recibir un milagro de Jesús? Me pregunto cuánto conocimiento tendría de la Torá. ¿Cuántas veces habrá ido a una sinagoga? ¡Ni una sola vez! Fue una mujer que simplemente creyó en Jesús. No era de Israel, no conocía los mandamientos. Quizás conocía algo de la religión de los judíos, pero ella era siro-fenicia. Pertenecía a una nación sumamente idólatra. Pero una semillita de fe fue sembrada en ella cuando le hablaban de Jesús. Ella pensó: Jesús puede liberar a mi hija de este demonio. Jesús le dijo: “Mujer, grande es tu fe, no te puedo detener, no puedo pasar de largo”.
PRACTICA LA FE
Recordemos a la mujer que sabía que si tocaba el borde del manto de Jesús sería sana. Luchó con una pérdida de sangre durante más de 12 años y se había gastado todo lo que tenía en médicos, pero estaba peor. El grado de anemia que tendría y la debilidad en la que vivía. Le faltarían fuerzas para vivir, supongo que tendría más ganas de morir que de vivir. Pero ella sabía que si tocaba el borde del manto de Jesús sería sanada. Luego del relato acerca de la mujer cirofenicia, en Mateo 15:29 al 31 leemos: “Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel”.
A lo largo de la vida pueden sucederte muchas cosas, pero lo que te va a bendecir es lo que te sucede porque has creído. Son las cosas que te vinieron por causa de tu fe, porque si vinieron por tu fe, vinieron de Dios, porque todo lo que Dios hace lo hace por la fe y nada hace si no hay fe. Dios te dice: “Tengo muchas cosas para ti, pero quiero que creas”. Practica la fe; vuelve a practicar y a practicar la fe. Pídele a Dios, dame más fe. Vuelve a leer una y otra vez las escrituras. La Biblia está llena de los hechos de Dios, y son hechos que provienen de la fe. Jesús sanó a un sordomudo, dice un título; Jesús alimentó a cuatro mil, otro título.
CONCLUSIÓN
¿Tienes fe en Jesús? ¿Quieres que sucedan en tu vida realmente las obras de Dios? Que lo que anhelas no venga de otro lado. Escuché a una mujer decir: “Si Dios no me sana a mi hijo yo voy a ir a cualquier lado y voy a hacer lo que sea, aún le voy a pedir al mismísimo diablo por la salud de mi hijo”. Esa clase de personas no tienen tratos con Dios. Job dijo: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). ¡Aunque Dios me mate yo voy a seguir esperando en él! Yo no voy a ir a golpear la puerta a otro lado, y si he ido a otro lado y he golpeado otra puerta me arrepiento y le pido perdón a Dios porque Él es la fuente del bien.
No hay bien en otro lado, no hay sanidad que venga de otro lado y que no te cobre satanás después. El bien viene solo de Dios y la fe que vale es solamente la fe en Dios. Tú necesitas fe para caminar, necesitas fe para que se sane tu pariente enfermo. Tú necesitas fe para salir del pozo en el que te has metido o en la trampa que te han hecho. ¡Tú vas a salir! Dios te va a sacar, pero tú tienes que tener fe. El que tiene fe puede dar gracias a Dios aún antes de haber salido del pozo y decirle: “Señor, yo te doy gracias porque estoy en este pozo para ejercitar mi fe y sé que voy a salir, porque yo sé que tú me vas a sacar”. No sé qué cosa tendrás en tu corazón que necesitas que Dios haga de ti. No vayas a otro lado. Golpea solo las puertas del cielo. Buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, dijo Jesús. Hoy es día de golpear las puertas del cielo. Te has cansado de llorar. Te has cansado de quejarte. Ahora, no vengas con quejas a Dios, ven con fe y el Señor hará ese milagro que estabas esperando.
ANEXOS: