LA SANGRE DE CRISTO TE GUARDA - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA SANGRE DE CRISTO TE GUARDA

INTRODUCCIÓN

Estamos viviendo una semana tan trascendente y muy inusual, para nosotros los cristianos, como para el mundo entero. Uruguay es un país tan laicista, que por decreto, desestimó la Semana Santa, celebrando en su lugar la semana de turismo. Y resulta que, en este tiempo, Uruguay se ha visto impedido de realizar las fiestas tradicionales como “la semana de la cerveza”, “la semana criolla”, entre otras, pero la iglesia cristiana no se ha quedado sin Semana Santa. La iglesia está en red en todo el mundo; y si temor a equivocarme, son miles de iglesias alrededor del mundo las que están celebrando una semana tan especial. 

La Semana Santa es la semana más alta del año. Es en esta semana que celebramos el triunfo sobre la muerte y el pecado. Los cristianos hemos creído en una historia que mucha gente no se anima a creer. Y es que hay perdón de pecados y hay resurrección. 

Un día, Dios le habló a Zacarías, uno de sus profetas, y le indicó algo que iba a suceder pasados muchos años. El mensaje que le dio para su pueblo dice así: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9).Muchas décadas, siglos antes, Zacarías había anunciado lo que finalmente sucedió un domingo de ramos; porque Jesús entró en Jerusalén montado sobre un pollino y fue aclamado como Rey. La gente decía: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” La gente cortaba ramas de árboles, y ponían mantas en el piso para que el asna pasara por encima; y lo proclamaron Rey y Mesías a Jesús. 

Otro profeta, varios siglos antes, recibió revelación de Dios; cuatrocientos ochenta y tres años antes del domingo de ramos, pero cuatrocientos ochenta y tres años justos. Hay historiadores que han calculado exactamente la cantidad de días: ciento setenta y tres mil ochocientos ochenta días. Dios le habló a Daniel y le dijo: Sabe, pues, y entiende que, desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos(Daniel 9:25).

Estas siete semanas y sesenta y dos semanas son semanas de años que representan cuatrocientos ochenta y tres años. Cada semana se multiplica por siete años. El decreto que salió cuatrocientos ochenta y tres años antes, fue el que firmó un rey llamado Artajerjes, rey persa; este decreto preveía que Nehemías iba a ir a Jerusalén y la reedificaría. El ángel le dijo a Daniel: “…desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas…”; que son cuatrocientos ochenta y tres años o ciento setenta y tres mil ochocientos ochenta días. 

Dios no hace nada imprevisto; nada de lo que Él hace es porque se le escapó algo. Dios anuncia de antemano lo que va a suceder; y lo que anuncia que va a suceder, sucede. Al comienzo de la Semana Santa celebramos la profecía que habló Daniel en determinado tiempo, desde que se dio la orden hasta la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en domingo de ramos, y eso sucedió. Y Zacarías dijo que vendría humilde montado en un pollino hijo de asna; hecho que también sucedió, así lo registran los evangelios. Ese día Jesús entró en la ciudad; la gente cortaba ramas de los árboles y las tendían en el camino, así como sus mantos, y alababan a Dios. Cuenta Mateo 21: 7 “…y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima”. Jesús es reconocido Rey sobre Israel ese domingo de ramos. ¡Bendito sea el Señor! Tanto Mateo como en los demás evangelios leemos: “Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”

¡Qué tremendo! ¡Una semana después lo crucificarían! Pero no podían crucificarlo sin que antes sucediera lo que Dios había declarado, y es que sería reconocido. Dos cosas significativas: la profecía de Zacarías y la profecía de Daniel. Y hoy en día, la gente que quiso borrar la historia en Uruguay de la Semana Santa, se está perdiendo la semana criolla y la semana de la cerveza. Pero los cristianos conmemoramos la semana más alta del año. 

LA PRIMERA PASCUA

Nos remontamos más atrás en el tiempo; nos vamos al Éxodo, la época en que el pueblo hebreo estaba esclavo en Egipto. Y es que Semana Santa tiene origen en la salida del pueblo de Israel de la esclavitud. Habían estado cuatrocientos treinta años cautivos en Egipto, y ahora, Dios los iba a liberar. El Señor había preparado una ceremonia o reunión especial; y esa reunión tiene un significado muy especial en este tiempo. Ahora que estamos bajo el yugo del corona virus, el cual nos metió a todos en nuestras casas; hoy estamos guardados en nuestras casas. La Semana Santa conmemora un tiempo en que Dios mandó a su pueblo a estar en sus casas con sus familias y dio la orden de que no debían salir, ya que su salvación sería no salir de la casa. Es profético esto, porque hoy nosotros tenemos que quedarnos en casa. Puedo darte varios consejos, pero el remedio más oportuno es no salir de casa. 

Hay una gran confusión en cuanto a esta pandemia que nos afecta porque unos dicen una cosa y otros dicen otra. Hay quienes dicen que hay remedios que son efectivos para contrarrestar el virus. Yo vi que apareció un químico farmacéutico pidiéndole al presidente del Perú que por favor ordenara que todo el pueblo peruano hiciera gárgaras de sal. El hombre aconsejaba hacer cuatro gárgaras de sal por día; y aseguraba que en unas semanas no habría más contagios en el país. Otros señalan que hay un compuesto de dióxido de cloro, o hidroxicloroquina, que son sustancias que se encuentran al alcance de todos y no son costosas; y otros tantos consejos más para terminar con la plaga que azota al mundo. Lo que vino sobre Egipto fue una plaga de muerte, y la plaga que hoy estamos viviendo es también de muerte. Los que fallecen por causa del virus no son velados ni llorados, mueren solos y después son cremados. 

Lo que estamos viviendo en la actualidad me recuerda mucho a Egipto. Cuenta la historia bíblica que la noche que Dios determinó, azotaría a Egipto una plaga de muerte sobre todos los primogénitos. En una noche murieron todos los primogénitos; se vivió una desesperación tal, que, a pesar de las plagas anteriores, con esta última, faraón se desesperó y echó a los hebreos de Egipto. Se había endurecido contra Dios como todas las naciones se endurecen contra Dios. 

Esta plaga del Covid19 ha avergonzado a los sabios del mundo. Los veo tan confundidos y turbados. En una nación se declara una cosa y en otra nación se toman otras medidas. Pero la salvación está obedecer y quedarse en casa. ¿Qué es lo que nos relata Éxodo? Dios le dijo a Moisés: “Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año” (Éxodo 12:2). Para los judíos es el mes de Nisán, el comienzo también de la primavera. 

Yo me pregunto, ¿cuántas naciones van a comenzar a planificar a partir de este mes un nuevo futuro? El corona virus le está cambiando la estructura al planeta Tierra; las ideas y los pensamientos están cambiando. Los hebreos tenían que dejar su mentalidad de esclavos para entrar a una mentalidad de libertad. Y Jesús dijo que sólo la verdad trae libertad a las personas. Así lo leemos en Juan 8:32: “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Esta semana nos recuerda hechos extraordinarios que producen la libertad del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto. Esto es un paralelo con la libertad que reciben los que creen en Jesucristo; los que vivían bajo la opresión de un faraón tipo de satanás, el cual en apocalipsis se llama: “El dragón”, y en Génesis: “La serpiente antigua”. Era imposible que el pueblo hebreo fuera liberado porque Egipto era un poder muy grande; era una potencia, tenían ejércitos, carros, armas. Habían subyugado naciones enteras. Y el pueblo hebreo no tenía armas, ni ejército, ni gobierno. ¡No tenía nada! ¡El pueblo hebreo salió libre porque Dios lo decretó! No importa qué esté tramando contra ti satanás y sus demonios. Tal vez te quiere hundir con el coronavirus, pero Dios es tu salvador. ¡Dios es tu esperanza! Te aliento a volver a creer en Dios. El mundo se reveló contra Dios; las naciones se han revelado contra Dios. Bendigo al Señor porque por causa de esta maldición tanta gente está volviendo a Jesús. ¿Quién va a tener misericordia de ti como Dios? ¿Quién podrá cuidarte como Dios? Está bien que hay muchas cosas que pueden ayudar para contrarrestar el virus, incluida las gárgaras de sal, pero la Biblia dice que Dios es tu protector, tu amparo y tu fortaleza. La Biblia declara que Él es tu esperanza; es tu sanador y es tu paz. Te bendigo en el nombre de Jehová de los ejércitos, el dueño del universo; el que te puede dar descanso para que puedas dormir en paz. Dijo el salmista: “En paz me acostaré, y así mismo dormiré; porque solo tú, Jehovà, me haces estar confiado” (Salmos 4:8).

Dios mandó una plaga a Egipto, y en esa plaga iban a morir todos aquellos que no confiaron en la palabra que dio. Les ordenó que el día diez de Nisán todas las familias debían tomar un cordero, sin defecto, macho de un año, y que lo debían apartar. El día catorce de ese mes lo sacrificarían y lo comerían en casa, encerraditos.  Y entonces Dios les dijo: “Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer” (Éxodo 12:7). Dios tomó una señal; la señal de la sangre. Y dijo: “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová”(Éxodo 12:12). “Yo le voy a mostrar a Egipto que faraón no es dios; Isis no es dios; ningún dios de ellos sirve para nada; sólo yo soy Dios”.

Dios quiere salvarte a ti como salvó al pueblo hebreo en aquella oportunidad. Dios mandó a decir a su pueblo por boca de Moisés y de Aaròn: “Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Éxodo 12:13).

Si crees que Dios te está hablando toma esta palabra y atesórala. El corona virus es una plaga de mortandad, y Dios hoy te anima a creer en la señal de la sangre. La sangre del Cordero de la que habla el libro de Éxodo, fue una sangre que hacía referencia al hecho de que Jesús iba a morir en una Pascua y derramaría su sangre; la cual, según la Biblia es sangre preciosa. ¡Esa sangre tiene poder! Es la sangre del Unigénito Hijo de Dios. Sangre incontaminada; sangre que no podía perecer porque la vida de Dios estaba en ella. ¡La vida de Dios estaba en la sangre de Jesucristo! Aquellos que creen en Jesús y en el poder de su sangre; su fe en esa sangre sirve de señal para vida eterna. “Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros…” “Yo veré si crees o no; yo veré si confías en mi o no. Yo veré si tienes paz o estás turbado. Yo veré si le temes más al temor que a mí. Yo veré si crees que la sangre de Cristo tiene poder”, te dice el Señor. 

Leemos en Éxodo 12:16: “El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer”. Fue una celebración de siete días, y la santa convocación no era en la iglesia. Yo me alegro hoy que la iglesia esté vacía y que la gente esté en su casa. El primer día es de santa convocación y la convocación santa es en tu casa en este tiempo. “Durante siete días te dedicarás a hacer la comida y a comer lo que yo te diga; y yo te voy a guardar”, dice Dios. Me llama la atención cómo ha cesado la economía, como ha parado la industria y muchos negocios han cerrado momentáneamente. ¡Benditos aquellos que confían en Dios porque Él les va a sustentar! 

En Éxodo 12:16, las palabras de Dios fueron: “…y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer”.En estos días no se hace ninguna obra. Así que paró la industria, no se produce nada; se han dejado de hacer tareas; la gente está guardada en su casa. La muerte viene a las naciones, pasa por tu casa y mira cuál es tu fe, y en qué has puesto tu confianza y tu esperanza. Dios te dice: “Si tú crees en mi yo pasaré. La muerte pasará, pero pasará por encima de ti, y la muerte no te tocará”. Agregó Dios: “…ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer”. Quédate en casa en paz. ¡No salgas de tu casa! Mientras pasa la plaga por las naciones quédate quieto, quédate quieta. El profeta Isaías dijo: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos (Isaías 26:20 y 21). ¡Qué feliz me hace contarte esta historia de la Pascua! Y es que tiene relación con lo que hoy estamos viviendo. 

Hoy los grandes ejércitos no pueden hacer nada, ni los más sofisticados misiles; no hay nación que pueda hacer alarde de su gran poder y su gran economía. Las naciones más grandes y más poderosas; las naciones que tienen mejor estructura de salud están humilladas y arrodilladas delante de un virus microscópico. Antes, los enemigos eran las grandes naciones con armamentos sofisticados, pero ahora el enemigo es un virus que no se ve a simple vista. ¡Qué humillación para los sabios de la tierra! ¡Qué humillación para los inteligentes de este tiempo! Dios ha salido a castigar la soberbia del hombre. Dice la palabra de Dios: “Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana” (Éxodo 12:22). ¡No salgas! ¡Sólo cree!

La palabra de Dios ha creado un ambiente en el mundo paralelo al relato que leemos en el libro de Éxodo 12. Y la señal, es tu fe en la sangre de Jesús. “Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir”. ¡No va a entrar en tu casa el heridor para herir! ¡Promesa de Dios! 

CONCLUSIÓN

Te comparto esta palabra con una convicción total, sabiendo que Dios te va a guardar y te va a salvar. Dios te perdonará, pondrá paz en tu corazón y te dará vida eterna. ¡Dios va a cubrir a tu familia! Es por tu fe en la sangre de Jesús. La sangre te será por señal. Hay cosas que no tienen explicación; la fe no tiene explicación. ¿Cómo es que la fe en el poder de la sangre de Jesús puede obrar a mi favor? Los griegos confiaban en su sabiduría; confiaban en la filosofía y en la ciencia. Y los hebreos confiaban en los milagros; si hay milagro está Dios y si no hay milagros no está Dios. Pero aquellos que son perdonados y salvados, lo son por haber creído en la sangre preciosa de Cristo que quita el pecado del mundo. 

Quizás es la primera vez que escuchas esto de creer en Cristo y en el poder de su sangre. O quizás escuchaste, pero te ha resbalado. Es tiempo de correr hacia Dios. Vuelve a casa como lo hizo el hijo pródigo; que cuando vio a su padre dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Dile: Padre aquí estoy, vuelvo fracasado, quebrado, humillado. Señor recíbeme”. 

Tenemos un Dios tan grande que jamás va a tratar como un jornalero a un hijo. ¡Vuelve a Cristo! ¡Tómalo enserio! Te dedicaste a hacer con tu vida lo que quisiste pensando que no tiene nada de malo, pero estás perdido, estás perdida. Dios te dice: “¿Qué sabes tú de lo que planee en la eternidad para ti? ¡Metete en tu casa y sálvate de la plaga!” ¡Entra en los propósitos de Dios! Abandona tus planes y tus pensamientos. No dejes que tus emociones te gobiernen. Dale a Jesús el señorío de tu vida. No permitas que sean tus planes los que te dirijan; no dejes que tus sentimientos te guíen. Pídele a Dios que se haga cargo del camino que te resta. ¡Cristo viene pronto! 

Todavía su sangre está actuando poderosamente para limpiarte de todo pecado y de todo mal; y para darte vida y vida eterna. Viene un tiempo en que será el lloro y el crujir de dientes. Las puertas serán cerradas, y ese día clamarán, pero las puertas no se abrirán.

Deseo con todo mi corazón que los propósitos de Dios se apoderen de ti. La sangre de Cristo reclama fe y obediencia. Te invito a hacer una oración. Corre hoy a los brazos de Jesús. Esta historia de la Pascua no es un chiste; tiene miles de años, y te demuestra que los planes de Dios son eternos y se cumplen. Lo que está escrito en la Biblia ha sucedido, está sucediendo y va a suceder. Dile al Señor: “Padre eterno, me inclino delante de ti. Dios Todopoderoso, toma mi vida, toma mi familia; apodérate de mí Señor. Perdona todo pecado en mi vida y limpia toda maldad. Quise dirigir mi vida como me plació, pero hoy te quiero entregar las riendas. Entra en mi corazón. Quiero que tú seas Señor de mi vida. Muéstrame tu voluntad. Sálvame, salva a mi familia. Danos vida Señor. Cubre mi familia con tu sangre preciosa. Recibo tu perdón y tu paz; recibo libertad, en el nombre de Jesús, amén”.

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