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En el último capítulo del libro de Isaías, notamos que Dios está viendo el panorama de lo que ocurre en Israel y nos pinta un cuadro de lo que Él observa cuando ve al pueblo traer sus sacrificios y sus ofrendas. También los ve participar de los ritos y cultos que ellos tienen establecidos, y en el versículo 2, capítulo 66 del libro de Isaías, leemos lo siguiente: “Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
Podemos hacer una selección de creyentes y decir que hay un grupo de éstos que no tiembla ante la palabra de Dios, pero hay otros que al escucharla, tiemblan ante ésta. Nos referimos al temblor que da el hecho de saber que la palabra de Dios es justamente su palabra, no una opinión que Él nos da, sino su verdad absoluta. Es el temblor que nos sacude cuando tomamos conciencia de que la palabra de Dios es indivisible, del Dios en quien creemos y más cortante que toda espada de doble filo, lo que significa que corta para un lado y para otro. O sea que cuando es tenida en cuenta, cuando es creída, produce un efecto, y cuando es tenida en poco o menospreciada, la palabra de Dios corta pero en otro sentido.
Toda persona que escucha palabra de Dios debe tomar una decisión acerca de lo que ha escuchado. Y sea que crea o no, hay consecuencias por haber creído o por no haberlo hecho, y por no haberse sometido a su palabra.
Muchos quieren que Dios los mire y claman: “Mira cómo sufro”, “Mira la angustia que tengo”, “Mira que no encuentro salida”, “Mira que no se qué hacer con mi vida”… Y el Señor ha estado observando, no tu esfuerzo, sino tu corazón. Dios no mira lo que tú haces para agradarle; Dios mira tu corazón y qué actitud has asumido frente a su palabra.
Continuamente trato con creyentes que me quieren llenar la cabeza de argumentos y pensamientos. La persona que tiene muchos cuestionamientos en su cabeza, tiene una actividad almática o síquica que no le acerca a Dios porque no es tu mente la que te acerca a Él sino tu fe. No es que cuando Dios te da respuestas tú te acercas a Él, sino que lo haces porque le amas y crees en Él. Porque tú tienes que amar a Dios y creer en Él a pesar de las circunstancias. Por lo tanto, lo que el alma necesita no son explicaciones sino ponerse en una actitud sumisa delante de Dios y temblar ante su presencia y a su palabra.
¡Tú hoy decidirás si la palabra que yo te doy es de Dios o no! Yo no te hablo por mi propia cuenta sino de parte del Señor. ¡Y hay de mí si algún día te predico lo que yo pienso! ¡Yo no te digo lo que pienso, yo te enseño lo que Dios piensa! No te hablo acerca de lo que yo pienso que debemos hacer, porque Dios no me ha puesto para que te explique lo que siento sino para hablarte de lo que Él piensa, siente y quiere. Por lo tanto, tienes que decidir si es palabra de Dios o no lo que yo te enseño.
Dios quiere llevarte a una comunión profunda con Él y eso no viene por un mover dialéctico entre Dios y tú, sino a través del poder del amor y de la fe. Porque de lo contrario no podrás entender a Dios, tu mente no podrá entender su mente. Así que tu alma tendrá que sujetarse a creer y confiar que Dios es bueno y hace las cosas bien; tendrá que creer y confiar que Dios es justo y es amor. ¡Lo tienes que creer!
¿Has cuestionado alguna vez a Dios? ¿Por qué le cuestionamos? Le hacemos preguntas acerca de por qué tal cosa, y esto sucede con creyentes, y aún con no creyentes y ateos, cuando decimos: “¿Por qué, Dios…? ¿Te lo imaginas a Dios temblando por tus palabras? ¡Se encuentra en aprietos como a la hora de rendir exámenes!
Cuando cuestionas por ejemplo: ¿Por qué Dios creó a satanás? ¡Qué pregunta! Ahora, yo te pregunto a ti: ¿Dios creó a satanás? Algunos señalan que Dios no creó a satanás sino a un querubín perfecto, que éste desobedeció y se volvió diablo. De ahí surgen otras preguntas: ¿Dios sabía que se iba a volver diablo? ¡Sí, sabía! ¿Entonces por qué lo creó sabiendo que iba a pecar? En Isaías 54:16 Dios dice: “…yo he creado al destruidor para destruir”. ¡El que pretenda defender a Dios se quedará sin argumentos!
Señala la palabra de Dios en Apocalipsis 10:7 que cuando el séptimo ángel comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará. En ese entonces conoceremos aquellas cosas que hoy no entendemos. ¡Y yo tengo un montón de preguntas para hacerle a Dios!
¿Tú quieres conocer ahora mismo por qué Dios creo a satanás aun sabiendo que iba a pecar y que ese querubín perfecto se volvería diablo? ¿Por qué sabiendo que él se iba a revelar lo creó de todas maneras? ¿Quieres enterarte? ¿Ves que no tiemblas a la palabra de Dios? Apocalipsis declara que al sonar la última trompeta los misterios de Dios serán develados y en lugar de decir que esperarás hasta ese entonces, te empeñas en saberlo ahora.
¿Tú has pecado? ¿Sabía Dios que tú ibas a pecar? ¡Sí, sabía! ¿Y por qué no te re mató en el mismo instante en que ibas a nacer? ¿Quién podrá escudriñar la mente de Dios? ¿Quién podrá conocer la mente de Dios?
Estoy leyendo algunos libros que se refieren a la masacre que sufrieron los judíos en la época de Hitler. Cuenta de un judío que de alguna manera escapa de la muerte y logra que lo elijan de peluquero. Estaban necesitando uno y él intuitivamente dijo: “Yo soy peluquero” y por esa declaración se salvó de morir, ya que a todos sus amigos los habían desnudado y los habían metido a la cámara de gas. En ese momento en que solicitaban un peluquero, él estaba desnudo, así que lo apartaron y le dieron unas tijeras, una valija y una silla. A continuación empiezan a desfilar todas las mujeres judías, desnudas, que entrarían en la cámara de gas. La consigna era cortarles el cabello en segundos. Algunas se preguntaban qué les iba a suceder, cosa que ni él sabía. Sí estaba conciente que iban a una muerte segura. Ellas, llorando, temblando, gimiendo, iban en fila para que se les cortase el cabello. Cuando este hombre levantaba la vista para mirar a la mujer a la que le había cortado el pelo, su corazón se estremecía, y en un segundo ya tenía otra sentada.
Yo te pregunto: ¿Dios creó a Hitler? La respuesta está en Isaías 54:16: “…yo he creado el destruidor para destruir”. No obstante, la Biblia demanda que yo crea que Dios es bueno y justo.
Nosotros cuestionamos a Dios al decir: “¿Cómo Dios permite que un niño inocente se muera de hambre en Siria?” ¡Decenas de miles de niños están padeciendo un hambre atroz en Siria y una falta de agua tremenda! ¡El mundo está trastocado! Cuando se creó la democracia, para que el gobierno no esté en manos del tirano, el pueblo pasó a ser el gobernante. Democracia: gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. ¡Todos estaban felices! Pero hoy es moneda corriente que un gobierno elegido democráticamente use al ejército y a las fuerzas policiales del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; fuerzas de seguridad que han sido creadas para cuidar a la ciudadanía y defenderlos, son usadas por los gobiernos democráticos para matar a mansalva a los pueblos, sus propios ciudadanos, en defensa de la democracia. ¡Para algunos, lo importante no es la gente sino la democracia!
Entonces surge la pregunta de por qué un inocente tiene que sufrir. ¿Por qué, por qué y por qué? Yo, de todo preguntaba por qué; creía que quería saber, pero no me daba cuenta que cada vez que preguntaba por qué y por qué y por qué, era influenciado por un espíritu que confrontaba a Dios. No se trataba de aprender sino de cuestionar a Dios. Hasta que un pastor me impuso las manos y dijo: “¡Espíritu inmundo de por qué, te ato y te echo fuera de su vida en el nombre de Jesús!” ¡Se fue! Desde ese día me fue más fácil creer.
Hay una actividad en la mente y en la razón que se levanta contra Dios, porque la razón nunca podrá entenderlo. Pero el corazón puede sentir su amor y la fe me puede llevar a una mejor relación con Él. “…miraré al que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”, dice el pasaje de Isaías que leímos.
Que a partir de este día la palabra de Dios sea más importante para ti de lo que ha sido hasta hoy. Que decidas temblar ante su palabra porque no creerla, no aceptarla, no recibirla y cuestionarla, es cuestionar a Dios mismo, porque el Señor es indivisible de su palabra.
Hoy en día uno de los métodos más eficientes y reconocidos para poder identificar a una persona es mediante la voz; ya quedó atrás lo de las huellas digitales. Tu voz te identifica y no hay como la tuya, no hay una igual a otra. Por eso una madre puede identificar aun entre cien niños el llanto de su hijo, ella sabe que es su bebé el que está llorando. Cuando tú te aferras a Dios, cuando escuchas su palabra y le crees, te alegras en Él y declaras: “¡Esa es la voz de mi Padre!”
La madre no confunde la voz del llanto de su hijo y el verdadero creyente no confunde la voz de la palabra de su Padre porque conoce el Espíritu de la palabra. Así que, la palabra de Dios te puede llevar a una comunión perfecta con Él. Y Dios establece diferencia entre quien es indiferente a su palabra y quien tiembla ante ésta.
DIOS MIRA TU CORAZÓN
Dios estaba viendo lo que sucedía en Israel. La gente iba al culto como de costumbre. Hoy en día hay muchos judíos agnósticos y ateos, que no creen en Dios pero respetan las festividades judías. Éstos no van a poder decirle al Señor, yo respetaba las festividades, porque no tienen temor de Dios ni temen a su palabra.
¿Qué veía Dios? Leemos en Isaías 66:3: “3El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones”. Aquí habla del sacrificio de un buey, una animal que se ofrecía en ofrenda delante de Dios a favor de los pecadores. Pero Dios miraba como cuando vio el corazón de Caín y de Abel. No miró la ofrenda. Tal vez el buey era perfecto sin defectos, pero el que tenía defecto era quien presentaba al buey.
¿Qué es lo que hace la diferencia en un sacrificio u ofrenda? ¡La diferencia la hace el corazón! Señala la Biblia que Caín se presentó con una ofrenda, lo mismo que Abel. Pero miró Dios a Caín y a su ofrenda con desagrado; y miró a Abel y a su ofrenda y se complació de ella y del corazón de Abel. La ofrenda es buena o mala en función del corazón de quien la presenta. ¡El dinero que se podrían ahorrar los que presentan ofrendas delante de Dios cuyos corazones son malos!
Nunca me voy a olvidar de un narcotraficante que conocí. Su esposa era creyente, tenían una hija, y él se hacía el bueno. Recuerdo que mandó varias veces ofrendas a nuestra iglesia. En una oportunidad, necesitábamos en Beraca una estufa y éste hombre nos la proveyó. ¿Le agradarían a Dios sus actos? Imagínate que le haces una gauchada a Dios, porque hay gente que le sirve a Dios pero hay quienes le hacen gauchadas. “Ahora no tengo tiempo”, “Después, vamos a ver”.
Si tú pones tu vehículo a disposición del reino, supongo que lo haces con el corazón, porque si no es como si en lugar de ofrecer en sacrificio un buey, mataras un hombre. Así hay gente que le hace gauchadas a Dios, esperando que el Señor sea recíproco. Hay quienes le hacen algún servicio a Dios pero no le sirven. No son siervos de Dios porque ellos sirven conforme a sus estados de ánimo, conforme a sus pensamientos y razonamientos. No están en los proyectos de Dios, se hacen un tiempito dentro de sus propios proyectos para darle una manito al Señor.
Cuando le haces algún servicio a Dios, el Señor ve si realmente estás sacrificando un buey o matando a un hombre.
Señala también Isaías 66:3: “…el que sacrifica oveja, como si degollase un perro…” Según vemos en la palabra de Dios, no se podía sacrificar ni ofrendar cualquier animal. La oveja era uno de los animales por excelencia escogido por Dios para presentar como ofrenda delante del altar y un perro era algo vil y menospreciable desde el punto de vista de lo que significa el perro. Sin motivo de ofender a nadie, la Biblia también le llama perro al homosexual.
Seguimos leyendo Isaías 66:3: “…el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo”. ¿Por qué? Continúa diciendo este pasaje: “…porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones…”. “Andan en sus caminos y no en los míos”, dice Dios. “Su alma va detrás de sus deseos y aman sus abominaciones”. Y agrega el Señor: “4también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada” (Isaías 66:4). Ponemos énfasis aquí en la palabra “escogieron”. Cada vez que pecamos, hacemos lo que a Dios le desagrada, llevando a cabo lo que a nosotros nos agrada. Sinceramente, ¿tú has pecado sin que te haya agradado hacerlo? El pecado es algo que te atrae y viene por causa de ceder a la tentación, la que surge de nuestra propia codicia, de nuestra concupiscencia o deseos, de tal manera que cuando consumas el pecado, a ti te agradó hacerlo.
Si pesas 150 Kg y comes mucho porque te gusta hacerlo, tú estás cometiendo el pecado que te agrada cometer. Cuando se te van los ojos por un plato de comida aunque sabes que estás pasado de peso pero igual lo comes, ¿estás cometiendo un pecado que no te gusta o realmente te gusta? ¡Todo pecado que cometemos es pecado que nos gusta cometer!
Siempre están esos cristianos que me dicen: “Pastor, yo no quiero pecar. No sé qué me pasa. ¿Por qué Dios no hace algo?” Si se te acerca una mujer cuyas medidas son 90, 60, 90 y se desnuda ante ti, es que a ti te gustan esa clase de mujeres. La Biblia dice que a Dios no lo tienta nadie porque a Él le desagrada el pecado. Leemos en Santiago 1:13: “13Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie”. ¡Dios no es tentado por el pecado y tampoco tienta a nadie! Pero nosotros somos tentados por nuestra propia codicia.
¿De dónde surgen esos pecados y codicias? ¡De nuestros propios caminos! Cuando tú tienes establecido tu camino y tus proyectos, entonces, tú ya estás pecando en lo que haces porque vas por tus caminos y no en los de Dios. ¡Yo sé muy bien lo que te estoy diciendo! Desde chiquito iba a la iglesia. A los dieciséis años de edad era maestro de la escuela bíblica, fui maestro de mi esposa y de muchos que hoy son pastores. También fui director del coro de la iglesia y tocaba el órgano. Pero tuve que ser confrontado por Dios cuando tuve más de treinta y cinco años de edad, y el Señor me dijo: “Lo que has hecho para mí no me sirve de nada porque me has servido conforme a tus propios caminos y aún no has entrado en mis caminos”. ¡Quedé tan turbado que no quería enseñar más la palabra de Dios porque tenía miedo!
Quiero decirte con esto que no solamente cometer el pecado de gula o consumar pecados sexuales impropios es pecado sino también andar en tus propios caminos y servir a Dios de acuerdo a lo que a ti te parece; eso es salirte de su voluntad.
Hablé con una joven que dejó su país para venirse a Uruguay porque allá no le iba bien. Antes de viajar, buscando por Internet encontró un empleo, en el que le pagaban lo que ella quería, así que llegó a un acuerdo con los que estaban al frente de la empresa, todo por la Web. Pero ella no le preguntó a Dios si Él quería que dejara su país, si ese empleo se lo estaba dando Él. Aunque me dijo que Dios se lo había confirmado porque se vio sentada en un avión en el lado de la ventanilla.
Tu corazón puede generar una visión, lo que llamamos ilusión. ¡A mi me encanta romper ilusiones! Porque éstas no provienen de Dios sino del hombre. Según el diccionario, ilusión es una falsa percepción de los sentidos. Así que tú puedes tener una visión pero ésta no es exactamente de Dios. El asunto es que, según ella, Dios le confirmó y se vino, entonces comenzó a trabajar en la empresa que la había contratado pero al poco tiempo se da cuenta que allí se lavaba dinero. Esta compañía crea empresas falsas en otros países, reúne el dinero de personas que viven en distintas partes del mundo para armar una empresa en las Islas Caimanes y enviarlo ahí. La joven me dijo que ella no quería hacer eso, entonces le pregunté por qué se había venido y si cree ahora que realmente fue la voluntad de Dios.
¡Tus caminos, siempre te conducen fuera de la voluntad de Dios! Puede que le preguntes a Dios, pero si lo que le preguntas tiene que ver con algún plan meramente tuyo, sigues empecinado en tus propios caminos. En la Biblia, a todas estas cosas se le llaman añadiduras: “33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Si tú estás detrás de un buen ingreso económico, de un buen pasar, de una casa linda con piscina, etc. y quieres que Dios te respalde en ello, yo quiero decirte que tú no estás para servir a Dios sino para que Él te sirva a ti. No sé cuáles son tus proyectos pero Dios dijo: “…miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
Pecar es una decisión. No es que vino el diablo malo y metió la cola como dicen muchos. ¡Déjalo al diablo que peque por su cuenta y no le eches la culpa por tu pecado! Pecar es una decisión personal. Andaba satanás llorando por los rincones y decía: “¡Todos me echan la culpa a mi!”
“Justo cuando mejor estaba pastor, apareció esa chica y me dijo: ¿Puedo ir a tu casa? ¿Me podes enseñar matemáticas? Le aseguro pastor que estaba en mi mejor momento espiritual”. ¿Sabes cómo ve Dios esto? No es que, justo que estabas bien, el pecado te agarró o el diablo metió la cola. ¡No! ¡Tú metiste la pata! Creías que estabas bien pero no, te encontrabas descuidado y débil e hiciste lo que no tenías que hacer.
Isaías dice: “…porque escogieron sus propios caminos…” Pecar es una elección, es una decisión. ¡Tú escoges tus propios caminos, tú escoges pecar!
Recientemente una chica me contó que tuvo una relación con un joven a la edad de doce años, pero luego, pasaron varios años sin verse. Ahora ese joven la está buscando y ella me dijo que no quería saber nada con él. Entonces le digo: “Si no quieres saber nada con ese hombre, ¿por qué hablas tanto con él en las redes? Yo creo que te gusta”. Y ella me responde: “No me gusta pero me atrae”.
¡Si serán burras algunas mujeres! “Pero él dice que me quiere”. Yo le digo que no es así, y estoy seguro que anda atrás de otras mujeres. “Es verdad”, me responde. “Pero dice que me quiere a mí más que a todas”. ¡Qué halagada se debe sentir una mujer cuando el marido le confiesa que anda con otras pero que no se haga problema porque a ella es a la que más quiere!
A esta joven le atrae hablar con el chico y está segura que no va a pasar nada. Le dije que cuando peque, sea humilde y me lo cuente. Como te dije, pecar es una decisión.
Cuando el pecado está al acecho, la Biblia nos enseña que lo mejor es huir. Soldado que huye de una guerra sirve para dos guerras.
La chica que dejó su país para venirse a Uruguay, finalmente entendió, creo yo. Ella me dijo: “Pero al final, ¿dónde me quiere Dios, aquí en Uruguay o en mi país? Le contesté que estaba tan ocupada en sus proyectos que no sabía a dónde Dios la quería. Esta joven tiene treinta años de edad, y le advertí que se apurara en averiguarlo porque conozco gente que con sesenta años se preguntan qué quiere Dios de ellos, para qué han venido al mundo y qué propósito tiene Dios con ellos.
El predicador Myles Munroe dijo que los proyectos más grandes del mundo, están enterrados en los cementerios, y se trata de los proyectos de Dios que nunca se llevaron a cabo por causa de cristianos que no temblaron a su palabra. ¡Cristianos que nunca decidieron que, costara lo que costara cumplirían el propósito de Dios! ¿Serás tú uno de esos? ¿Tendremos que lamentar en el cementerio que al final nunca hiciste la voluntad de Dios y te pasaste la vida peloteándolo? ¡Pecar es una decisión!
“Ellos escogieron sus propios caminos…” dice el Señor. Escoger mi propio camino es escoger contra la voluntad de Dios. Mas en Isaías 66:4 el Señor dice: “4también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada”. “También yo voy a tomar una decisión”, dice Dios. Y les dice a los que tiemblan ante su palabra: “5Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos” (Isaías 66:5).
Ocurre algo cuando tú decides hacer la voluntad de Dios y ponerlo a Él en primer lugar; cuando decides honrarlo y caminar en sus caminos: Hay gente que comienza a detestarte.
Algunos me dicen: “Márquez, para mí está Cristo en el trono y usted al lado”. En cambio otros declaran: “¡Márquez es un demonio! ¡Ese Márquez explota a los pobres!” Hace poco colgaron una foto mía y de mi esposa en una pagina de Facebook llamada Caza Ingenuos, donde aparecen toda clase de mentiras. ¡Hay quienes te odian y te rechazan!
Un sobrino mío está siendo perseguido por la policía por defender a una mujer a la que le querían quitar a su hija. Le han imputado como treinta causas. No hay abogado para cada una de esas causas que tiene. Está total y absolutamente perseguido, entonces busca ayuda entre los pastores de la ciudad en donde está y éstos dicen que mi sobrino nunca se ha sujetado, o sea que se merece lo que le está sucediendo. ¡Es rechazado por los propios hermanos!
¡Yo sé lo que es eso! Me he enterado que algunos pastores llegaron a pedirle a los miembros de su iglesia que orasen para que yo caiga en pecado así Dios me sacaba de Uruguay. Se de una denominación que hace poco sacó una especie de circular decretando que quien trabaje con Márquez le sacarían la credencial de miembro.
A mi me encanta este pasaje de Isaías 66:5: “5Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos”. ¡Yo creo en ésta palabra!
Si eres una mujer o un hombre que tiembla a la palabra de Dios, me vas a contar cómo te detestan tus parientes u otras personas. Hay mujeres que se van de la iglesia felices por haber presenciado un hermoso culto, por haber disfrutado de la presencia de Dios. ¡Se van llenas del Espíritu Santo! “¡Pastor, que bendición!” me dicen, “Pero llego a mi casa y me está esperando el demonio de mi marido”. Él le recrimina: “Ya venís otra vez de ahí. Anduviste con Márquez. ¿Qué te da él? ¿Te acostás con Márquez?” La mujer aguantó los insultos hasta que se bajó de la cruz, según ella, y lo insultó de arriba abajo. ¡Se le fue el Espíritu! ¡Tan contenta que había salido de la reunión!
Allí está el diablo esperando porque te detesta, porque tú amas a Dios y tiemblas a su palabra. Él te quiere anular, pero Dios hoy te dice: “Miren los que tiemblan a mis palabras. Yo me mostraré para alegría de ustedes y ellos serán confundidos”.
¿Sabes por qué vivo feliz? No porque no tenga problemas sino porque he creído a la palabra de Dios. En algún tiempo llegué a temblar de hablar de la palabra de Dios, porque había entendido que usaba su palabra; a mi me gustaba ser maestro porque me sentía agrandado. Algunos me decían: “Yo quiero estar en tu clase porque me gusta como enseñas”. Hace poco estuve con uno que fue mi alumno y ahora es pastor; a él lo ponían en otra clase y me decía que quería pasarse conmigo porque le gustaba como yo hablaba. ¡Y yo me inflaba! ¡Toda la gloria sea para Márquez! Hasta que Dios dijo: “Nada de lo que has hecho me sirve porque has servido conforme a tus propios caminos y deseos”
Mira cuál es el llamado del Señor: “7Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7). Tus caminos y tus pensamientos no te acercan a Dios. Tu amor al Señor y tu fe te acercan a Él. Tú te acercarás a Dios por amor y por fe pero no por tus caminos y por tus razones. ¡Tiembla delante de lo que te estoy diciendo!
Dice Isaías 55:8: “8Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”. Y seguimos leyendo en Isaías 55:10 y 11: “10Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. ¡Ha descendido hoy palabra de Dios como la lluvia y ha mojado la tierra de tu corazón para que germine en tu vida! ¡No volverá a Dios vacía sino que hará la obra para lo cual Él la ha mandado!
¿Has entendido que ya es hora de dejar de caminar en tus proyectos, en tus propios caminos e ideas en cuanto a servir a Dios? El nos dice: “7Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7) ¡Tus caminos no son los caminos de Dios! ¡Tus pensamientos y argumentos no son los de Dios!
El día que tiembles a su palabra vas a poner los pensamientos de Dios en tu corazón. En la Biblia están los pensamientos del Señor, está su mente y lo que Él quiere de ti, no lo que tú piensas y sientes, sino lo que el anhela.
Lo que necesitas es arrepentirte porque tus caminos y pensamientos te llevan lejos de Dios, y el arrepentimiento te acerca a Él y te lleva en una dirección totalmente contraria a la que estabas yendo y a pensar de una manera distinta a la que venías pensando hasta ahora.
Cuando yo aprendí esto dejé de cuestionarlo a Dios; si no, aún estaría preguntándome por qué Dios creó a Hitler y a satanás sabiendo que iban a pecar; o por qué llenó con su Espíritu Santo a Sansón, sabiendo que el muy zonzo iba a pecar. Me preguntaría aún por qué le dio tanta sabiduría a Salomón si éste de desvió de Dios. ¿Sabía Dios esto? ¡Sí, lo sabía! Pero ya dejé de cuestionarlo por causa de eso. ¡Qué Dios se encargue! Mi parte es amarle y creerle. Soy un loco, soy un necio para el mundo pero sabio para Dios.
¿Quieres ser perdonado? ¿Quieres hoy abandonar tus caminos que ya sabes no son los de Dios y tus pensamientos que te han estado guiando pero que no son los del Señor? Dios manda a todos los hombres que se arrepientan, que dejen de caminar en sus caminos y de vivir en sus pensamientos. ¡Entrégale a Dios tus planes y pensamientos y deja que Él haga!
Si quieres pedirle perdón hoy, si quieres entregarle tus caminos para abrazar los suyos, si quieres entregar tus pensamientos para abrazar los suyos, preséntate delante de Él para recibir su perdón, su gracia y su paz. ¡Tú puedes formar parte de aquellos a quienes Dios se les va a manifestar para felicidad!
ANEXOS: