LA JUSTICIA DE DIOS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA JUSTICIA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Romanos 3:21-22 dice: 21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,…” Debemos leer detenidamente este pasaje. Un consejo que me han dado los médicos, y que no he hecho caso, es comer lentamente, sin apuros, masticando bien. Del mismo modo, debes masticar y meditar bien la palabra de Dios.

La Bibliahabla de dos justicias, dos pactos, el antiguo y el nuevo testamento. Dios es justo y todo lo hace a través de un ordenamiento jurídico o sistema de justicia. En el antiguo testamento se establecen las normas éticas y morales de Dios para la humanidad, las cuales están expresadas a través de la ley escrita, en mandamientos. Y en el nuevo testamento se hace visible otra justicia, pero ésta no tiene que ver con leyes ni con mandamientos y se manifiesta a través de la fe en Jesucristo, de tal manera que la nueva justicia, que también se llama la justicia de la gracia, viene a ser la revelación del espíritu de la ley, la manifestación de la justicia de Dios a través de la obra de Cristo en la cruz del calvario. En el primer pacto del antiguo testamento, la ley es incapaz de darle vida a nadie, todo lo contrario, ella sirve para señalar al infractor, para condenarlo y si bien la ley no es la causa de mi muerte, sino el pecado, quien determina que yo he pecado es la ley. Ella no tiene poder para perdonarme, para sanarme ni liberarme, por tanto todo el que está bajo la ley, dice la Biblia, está bajo maldición: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Así que cuando Dios introduce la ley en el antiguo testamento, que tiene que ver sus demandas morales para con la humanidad, lo que está introduciendo realmente, es un sistema jurídico que determina que nadie podrá ser justificado por las obras de la ley. Por cuanto nadie puede dejar de mentir, codiciar, etc, no existe un solo ser humano que pueda cumplir con toda la ley, por tanto ésta termina condenando a todos los seres humanos, es impotente para perdonar, para dar vida eterna. Por lo tanto queda claro que se necesita otra justicia, que es la de Dios a través de la fe en Jesucristo, para poder perdonar al mundo y darle vida.

 

 

CÓMO OPERA LA JUSTICIA DE DIOS

La gente pues, no entiende bien cómo opera la justicia de Dios; muchos aman a Dios y quieren agradarle, pero no pueden hacerlo, porque los seres humanos somos una máquina de pecar; luchamos contra un pecado, y cuando logramos dominarlo, nos surge otro y así estamos todo el día, por eso dice el Apóstol Pablo que por las obras de la ley nadie será justificado. Hay un pensamiento dando vuelta en el mundo, que es el siguiente: Si yo hago suficientes obras buenas, seré justificado e iré al cielo; pero esa idea es demoníaca. Es muy sencillo, la justicia no opera de esa manera; cuando a una persona la encuentran robando, la llevan inmediatamente delante del juez y éste lo procesa… es ridículo que el ladrón diga: “Sí, he robado, pero esta mañana ayudé a un ciego, a cruzar la calle”. Así muchos creyentes quieren entrar al cielo, han hecho algunas cosas malas pero también tienen una lista de obras buenas que han realizado. “Yo no he hecho mal a nadie, hago todo el bien que puedo”, ¡con esos argumentos pretendemos demostrar que somos buena gente!

Generalmente a nuestros encuentros van un sinfín de personas buenas, pero cuando termina la ministración acerca de los pecados, ¡se dan cuenta que tenían muchos más de los que pensaban! ¡Nadie se justificará por las obras de la ley! Pero en nuestro anhelo de agradar a Dios, hacemos fuerza para hacer obras buenas y no entendemos que su justicia no opera por las obras buenas que hacemos. Darle un pedazo de pan a alguien hambriento, ¿es una buena obra o no? No siempre lo es, depende del espíritu con que la hagas. Hay personas que hacen buenas obras por motivos de conciencia; el tema no es la obra buena que hagas, sino cuál es el origen y la naturaleza de la misma. Si el origen está en la carne, es una mala obra y si está en el espíritu, es una buena obra. La carne sólo sabe hace obras carnales, hay pues, un acto de dar pan que es carnal y otro que es espiritual, y Dios rechaza toda obra carnal. ¡Por las obras de la ley nadie podrá ser justificado! Por eso el apóstol Pablo dice en el versículo que leímos al principio: “21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,… por medio de la fe en Jesucristo”. Hay una justicia que se manifiesta cuando yo creo en Jesucristo. Hay un orden legal nuevo que se llama “la justicia que es por la gracia”, o mejor dicho, “la justicia que es por la fe en Jesucristo”, que es una justicia eterna, la cual fue reservada para nosotros en este tiempo, y fue diseñada e ideada por Dios antes de la fundación del mundo. La cruz del calvario es un misterio tremendo de Dios, por eso el apóstol Pablo decía “Por eso me he propuesto enseñarles enseñanzas que no tengan que ver con palabras de sabiduría humana sino que me propuse predicarles la cruz de Cristo para que la fe de ustedes no esté fundada en palabras de hombres ni en sabiduría humana sino en la cruz de Cristo”.

Debo hacerte entender hoy, que todo el fundamento de la justicia de Dios tiene que ver con la muerte de Cristo en la cruz del calvario y con su resurrección. A través de la fe en la cruz, en la muerte de Jesús y en su resurrección, recibimos un paquete total, absoluto y completo llamado “gracia” que tiene que ver con la justicia de Dios que libera al hombre de su pecado, que le da una nueva naturaleza, creada según Dios y le da el poder de ser hecho hijo de Dios, por lo cual, adquiere la naturaleza divina, que hace que todas las obras que realiza, agradan a Dios. El creyente que ha creído en Jesús tiene una naturaleza incorruptible, por medio de la cual no puede pecar, ni hace ninguna cosa que desagrada a Dios; esa naturaleza debe ser liberada por la fe en Cristo Jesús. No hay un solo mérito que pueda tener el ser humano, el único que puedes tener para recibir este paquete, es haber creído en Cristo Jesús. ¡El único mérito es tener fe en Jesucristo! Y ni aún así puedes entender que es mérito tuyo, porque aún la fe es un don de Dios. ¡No tienes nada de qué gloriarte! Si tienes esta justicia de Dios sobre tu vida, ella limpiará tu prontuario y producirá en ti una nueva naturaleza creada según Dios para que tus obras sean agradables a El, y además de todo eso, esta justicia incluye de yapa, el hecho de que la carne del creyente está crucificada juntamente con Cristo en la cruz del calvario para que no pueda pecar. Así que el “paquete” incluye: Perdón de pecados, muerte del creyente en la cruz juntamente con Cristo, carne crucificada para que no pueda opinar ni dar un solo pedazo de pan por su propia cuenta. Todo esto por la fe en Jesucristo; permanecer en esta fe, te mantiene fuera del pecado y por la fe en la resurrección de Cristo, esa vida que venció el pecado, también venció el enemigo más grande que era la muerte. Ella ya fue vencida en la cruz del calvario y la resurrección opera en el creyente no cuando esté en el cielo, sino desde el momento en que cree en Cristo Jesús como su Señor y su salvador. No obstante, si el creyente ha creído pero no conoce estas cosas, no sabe lo que ha creído y por tanto no recibe lo que le corresponde. ¡Pero esa es su herencia!

Ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Leamos también Romanos 10:3: “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;” ¿Quién es aquel que ignora la justicia de Dios y quiere establecer la suya propia? Es todo aquel que queriendo agradar a Dios se propone hacer buenas obras tratando de cumplir la ley. Significa: “Yo siento que tengo que hacer esto y lo otro”; todos los “yo pienso” y “yo siento” establecen su propia justicia, ignorando de esa manera la justicia de Dios que es por la fe en Cristo Jesús. Tú no tienes que hacer justicia, ya la hizo Cristo en la cruz del calvario. ¿Estás pensando qué buena obra hacer? Desde antes de la fundación del mundo Dios tiene obras preparadas para ti, para que andes en ellas; antes de crear el mundo, tuvo propósitos, y para este tiempo tenía determinados planes y necesitaba para que ellos se realicen, una persona que eres tú, y por ello te trajo al mundo; no te hizo nacer para que inventes la pólvora. ¡Dios ya la había inventado! Tú no tienes que fabricar ideas sino que debes conocer las de Dios y hacer que ellas sean tus propias ideas, que sus pensamientos sean tus pensamientos, que sus obras sean tus obras y eso sólo se puede hacer por la fe en Cristo Jesús. Tú no tienes que hacer ni inventar nada, Cristo tiene que ser tu autoridad y el Espíritu de Dios tiene que operar en ti. Cuando el Espíritu Santo es liberado en tu vida, las obras que haga tu cuerpo serán las obras de Cristo. ¿Para qué está tu cuerpo? Para hacer lo que Dios quiere, no lo que a ti te parece. La misión del hombre en la tierra es sagrada, Dios ha dicho en su palabra que el cuerpo del hombre es santuario de Dios, es el lugar donde Dios habita, es allí donde El manifiesta su voluntad, su propósito y allí es donde El da sus órdenes. ¡El templo de Dios no es de ladrillos sino de carne y huesos! Dios manifiesta su voluntad y tus manos se mueven, manifiesta su revelación y tus pies se mueven. Por eso dicela Biblia que aquel que destruya el templo de Dios, el cual sois vosotros, Dios lo destruirá a él, porque santo es. El plan de Dios para con el hombre es eterno, tu vida es sagrada y a través de ti, Dios manifiesta su propósito, su voluntad.

Lo que nosotros hacemos a veces es justo y a veces injusto, ¿cuándo es justo? Cuando lo que hacemos tiene su origen en el Espíritu y es injusto cuando lo que hacemos tiene origen en la carne pero lo que Dios hace siempre es justo. El no hace ninguna obra de injusticia, todo lo que hace es justo. Y por la fe tú puedes vivir crucificado a la carne para que ninguna obra tuya sea injusta y por la fe en Cristo puedes ser libre para hacer la voluntad de Dios, libre de la tiranía de la carne, de las embestidas de Satanás; por lo tanto, la lucha del creyente no es para hacer buenas obras sino una lucha por mantenerse en la fe del hijo de Dios. ¡Debes creerlo, no entenderlo! Hay muchos que lo entienden pero jamás lo creen.

Hay un misterio tremendo que Dios está revelando a la iglesia en este tiempo; ¿has sentido que la iglesia se tiene que arreglar, que limpiar y purificar porque Cristo viene pronto a buscar una iglesia gloriosa? La iglesia no se limpia ni se santifica; dice la Bibliaque Jesucristo se presenta a sí mismo a su novia como una novia gloriosa, sin mancha, sin arruga y sin ninguna cosa; él se la presenta a sí mismo porque la pureza de la novia viene de Cristo. No es que tú te presentas a Cristo como una novia gloriosa sino que él se la presenta a sí mismo, porque él la purifica, la santifica y la llena de gloria. Tu gloria, tu santidad y tus buenas obras son las de Cristo para que la eminencia, la gloria, la majestad, el poder, la adoración y el señorío sea solamente la de Jesús. El apóstol Pablo se la pasaba queriendo agradar a Dios. Leamos Romanos 7:1-21: 15Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.” Esta es la justicia por la ley… y termina diciendo: 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”. Luego comienza el capítulo 8: 1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Tu victoria es la de la fe; el apóstol Pablo le decía a Timoteo: “Pelea la buena batalla de la fe”. Hablando de la vida del Espíritu y del poder del Espíritu que opera en el creyente que cree. 1ª Juan 5:4-5: “…Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”

 

 

CONCLUSIÓN

 

¡Pelea la batalla de la fe! Cree en esta palabra que estás recibiendo ahora, creen en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa. Cree en Cristo y tus obras serán perfeccionadas; tu lucha no es para dejar de pecar sino para creer mejor. ¿Lo entiendes? Recibe esta palabra en tu corazón y dile al Señor: Creo en tu muerte y en tu resurrección; creo que cuando tú estabas muriendo en la cruz del calvario, yo estaba muriendo juntamente contigo. Mi carne no tiene poder por cuanto he creído en la cruz del calvario, he creído que estoy crucificado juntamente contigo, y por lo tanto mi carne no tiene poder para pecar. Y he creído que tú has resucitado y que yo he resucitado juntamente contigo y que en mí está el poder de Dios para que yo sea más que vencedor.  Has venido al mundo para hacer las obras de Dios y sólo el que anda en el Espíritu hará las obras de Dios. ¿Y cómo hago para andar en el Espíritu? Cree que en la cruz está todo el poder, la sabiduría y la justicia de Dios que es por la fe en Cristo Jesús. En Cristo se termina toda la teología, toda la doctrina y todas las buenas obras de los hombres; sigue siendo él el principio y el fin, el alfa y la omega, el primero y el postrero.

Gracias Jesús creo en ti, me llevo esta palabra en mi corazón; te alabo y te bendigo y te doy gracias. Tu poder está a mi disposición; por la fe soy tu hijo, nacido en Cristo, creado en Dios para buenas obras. Declaro en esta hora, que todo lo que es nacido de Dios vence al mundo, y la victoria que vence al mundo es mi fe en Jesucristo. En el nombre de Jesús, amén.

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