Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
Dios ha previsto una vida cien por ciento victoriosa para el cristiano, en todas las cosas que emprenda. No obstante, satanás y el reino de las tinieblas han traído cosas contra nosotros para que no se manifieste esa victoria. Hay cosas que nos hacen avanzar en tanto que otras nos hacen retroceder, pero Dios ha provisto un equipamiento para que el cristiano sea victorioso en todas las cosas que enfrente.
Satanás quiere frenarnos, él no está interesado en que avancemos, que tengamos fe y esperanza, no quiere que seamos personas de éxito, no quiere que brillemos, que nos vaya bien, así que todos sus misiles y sus dardos atacan a todos aquellos que anhelan ser fieles a Dios, a quienes quieren crecer y llevar frutos y así extender el reino de los cielos. Los más peligrosos, para satanás, son los más consagrados, por lo tanto, algunos, para no tener tantos problemas con él, tratan de no ser tan consagrados, tratan de demostrar que son buenas personas pero no ganan almas para Cristo. Hoy quiero hablarte de dos cosas: De la fe y del temor; son dos cosas tan parecidas pero tan opuestas; la fe es creer que algo que no se ve, sucederá y el temor es creer que algo que no se ve, sucederá. ¿Cuál es la diferencia entre ambos conceptos?
La fe es un potencial poderoso que rinde frutos para el reino de los cielos, y el temor es un poder negativo que rinde frutos para el reino de las tinieblas; la fe es el arma para el creyente en tanto que el temor es el arma de satanás contra el cristiano.
Nuestros temores provocan que no tengamos una vida de fe y asimismo la limitan, pero nuestra fe libera nuestro potencial. Éste es ilimitado, no hay nada imposible para el que cree, así lo afirma la Biblia, pero el temor bloquea el potencial que tenemos, nos limita, nos paraliza, es una fe negativa. La fe te ayuda a avanzar pero no ocurre lo mismo con el temor, por tanto, si quieres ir hacia adelante súbete en el tren de la fe y si quieres ir hacia atrás súbete en el tren del temor. A veces no entendemos o no discernimos que estamos operando en base a temores, estamos equivocados y confundidos porque nuestros temores nos confunden y nos limitan, ¡pero hoy es necesario que crezcamos en la fe! Hoy les traigo palabra de Dios, la Biblia dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Galatas 10:17
El temor genera cobardes, ¡pero la fe forja valientes! Cuando te liberes de todos tus temores, la fe de Dios será liberada a través de tu vida, cuando lo hagas estarás en condiciones de aplicar esta fe y nada te será imposible. Todo eso tiene que ver con el espíritu que se mueve en tu mente; hay espíritus negativos y espíritu positivo, es uno solo el positivo, no existen varios, ese es el Espíritu Santo poderoso de Dios. El día que seas libre de tus temores “andarás como sobre ruedas”, el camino te será aceitado porque tus temores te frenan, te debilitan, te convierten en cobarde; los cobardes no tienen fuerzas para hacer cosas; el cobarde es una persona que no actúa, no toma decisiones pero sabe que tiene que pasar algo, le pide a Dios que ocurra algo pero él no hace nada…. a los diez años le pregunta a Dios por qué no hizo nada y Dios le dice: “¿Por qué no hiciste nada tú?” El hombre cobarde espera que Dios haga las cosas en tanto que el hombre de fe sabe lo que tiene que hacer y lo hace. ¡La fe es activa! El apóstol Pablo decía: “Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras… La fe sin obras es muerta”.
La palabra “cobardía” proviene del griego y significa “temor” o “miedo”; también significa “vergüenza, timidez” y “huir”. El que tiene miedo huye; asimismo, la timidez y la vergüenza son dos aspectos del temor. Cuando una persona dice: “Yo no me animo a hacerlo” o “tengo vergüenza”, en realidad lo que tiene es miedo de hacerlo. Nuestros temores y nuestras vergüenzas a veces avergüenzan a Dios. Jesús dijo: “…el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. ¡Tus vergüenzas y tus timideces avergüenzan a Dios! Es bueno para un padre o una madre que su hijo sea una persona bien, que todos lo admiren en la escuela o en la universidad como un buen estudiante. Del mismo modo, a Dios le gusta decir de sus hijos: “Este es mi hijo en quien tengo complacencia. Predica el evangelio y no se avergüenza”. A Jesús lo escupieron, derramó su sangre en la cruz del calvario por nosotros y no le importó, se burlaron de él y siguió adelante. ¡Dios, líbranos de nuestras vergüenzas, de nuestros temores! El ser cobarde no es un defecto, ¡es un pecado! La cobardía te manda al infierno, el lago de fuego y azufre está esperando a los cobardes. Si tú no predicas el evangelio a toda criatura y te avergüenzas de hacerlo, eres un cobarde. La cobardía no sólo se manifiesta en predicar el evangelio, sino también en los estudios, en el trabajo, en las tareas que tenemos que hacer a diario. Muchas veces, tenemos que tomar decisiones y estamos orando para que Dios las tome.
Esta semana he estado hablando con personas que están sufriendo y padeciendo violencia familiar a diario y lo que me tiene asombrado es que no son capaces de enfrentar el problema y con su actitud están destruyendo a sus propios hijos; no solamente hablo de mujeres no creyentes sino también de mujeres cristianas que están manteniendo una situación conflictiva que no les hace bien ni a ellas ni a sus hijos. Enseñamos que la mujer debe estar sujeta a su marido pero no a un demonio. ¡Hay muchos cristianos que viven sujetos a demonios! Recuerdo una oportunidad en que una mujer le pidió consejo a mi señora porque vivía con sus padres que practicaban brujería, tenían imágenes, por lo que la chica vivía en una tremenda opresión. Mi esposa le preguntó cuantos años tenía y asimismo si podía sustentar sola un alquiler; ella le dijo que tenía 28 años de edad y que sí estaba en condiciones de afrontar el gasto de una casa. De modo que el consejo que le dio mi esposa fue, que se alquile un apartamento y viva tranquila pues no estaba obligada a vivir con sus padres. Ella le había predicado a sus padres pero éstos no querían saber nada con el evangelio, así que el consejo fue que se fuera de la casa. Pero recientemente regresó y habló conmigo: Me contó nuevamente la misma historia, todo lo que estaba sufriendo, y cuando le di el mismo consejo que mi esposa, me contestó: “Pastor, ese consejo me lo dio su señora hace dos años atrás…” “Y qué estás haciendo aquí”, le repliqué. “Es que a mí me da miedo dejar a mi mamá”. Le contesté: “¿Para qué te voy a dar un consejo si no obedeces? ¿Eres capaz de irte de la casa de tus padres?” Y me dijo: “La verdad que no, ¡tengo miedo!” Esta chica se quedó atada a sus temores y demás está decirles que no tomó una decisión.
Si quieres vivir una vida mejor de la que estás viviendo, no tienes que esperar que esa vida te caiga del cielo, ¡tienes que tomar decisiones! Si quieres seguir en la misma situación, no tomes ninguna decisión pero si quieres crecer, mejorar, si quieres tener victoria, debes tomar decisiones en fe y enfrentar todos tus temores. Hay empresarios cristianos que quieren prosperar y miran la prosperidad de lejos y no toman decisiones porque son cobardes; hay mujeres que están orando por sus maridos que son golpeadores y borrachos pero no son capaces de tomar una decisión. ¡Esperan que Dios haga algo! ¡Pero quien tiene que hacer algo eres tú! Hay temores que nos permitimos, que nos hacen sumamente mal, necesitamos movernos por la fe y no paralizarnos por el temor. La fe te empuja a tomar decisiones, te mueve, te impulsa, pero el temor te paraliza, te confunde.
Esta semana hablé con una mujer que empezó a contar la historia y se confundía; en un momento se detuvo y me dijo: “Pastor, estoy confundida”. Me parece que no le estoy explicando bien las cosas y yo le dije: “Si hija, estás confundida, aterrorizada y cansada de soportar un marido golpeador”. Si tu casa es un infierno, tú no tienes que soportarlo. Nuestros hijos están esperando ver padres y madres valientes, para tomar ejemplo. Dios hace hombres valientes, ¡la fe genera hombres valientes y personas de éxito! Apocalipsis 21:8 dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” Como notarás en este pasaje los cobardes están en la misma lista que los hechiceros, homicidas y fornicarios. Los cobardes son incrédulos porque si le creen al miedo no le creen a Dios, por eso dice: los cobardes e incrédulos; estos no irán al cielo.
El temor es un poder espiritual, es un espíritu de maldad que se levanta contra Dios. La Biblia dice que Jesucristo vino a librarnos de los poderes que operaban en nosotros, así que no se puede ser un cristiano timorato y un cobarde. Tus temores te llevan en una dirección y tu fe te lleva en otra dirección; tienes que pedir perdón a Dios por tus temores, arrepentirte de ellos y confrontarlos. Un creyente puede sentir temor, el verdadero problema no es sentirlo sino ser cobarde y no enfrentarlo. El temor siempre vendrá a tu vida y golpeará la puerta para que seas un cobarde pero te conviertes en una persona valiente y de fe si lo confrontas. Puedes sentir vergüenza al predicar el evangelio a tus amigos y temor a que se burlen de ti pero ¡tienes que vencerlo! ¡El valiente confronta el temor! Si tienes un temor grande como Goliat necesitas cinco piedritas como las que tenía David. ¡La fe honra a Dios pero el temor no!
Nuestros temores nos limitan, nuestra fe nos abre horizonte. Una vez un pastor enseñaba que las iglesias en una ciudad tenían que ser de cien miembros, porque cuando llegaran a esa cantidad tenían que abrir otra iglesia, pero es que nunca pasaba los cien miembros. Este pastor prefería cien iglesias de cien miembros que una de mil. ¡Yo prefiero diez iglesias de mil miembros! No solo tus temores te limitan sino que le enseñas a los demás que sus temores están bien. ¡Una persona liberada de sus temores avanza! Si le das a un pastor que tiene fe para pastorear a mil, una iglesia de cien miembros, esta comenzará a crecer dependiendo de la fe del pastor, ¿Hasta cuando crecerá? ¡Hasta mil! Nunca podrás vivir más arriba del nivel de tu fe.
Existe gente inmadura que le atribuye sus fracasos a su padre, a su madre, a su pastor, a su abuela, a su abuelo y a Dios. ¡Tus frenos no son los que te rodean; tu freno es tu falta de fe! Lo que interesa es tu capacidad, tu comunión con Dios. Tu frustración es tu carácter, tu falta de fe, tu cobardía, son tus decisiones y temores. ¡Asume tu responsabilidad! No digas que tus fracasos son culpa de alguien. Asumir responsabilidades es madurez. Tú debes confesar delante de Dios: ¡La culpa es mía! ¡Yo soy responsable por lo que sucede en mi hogar, en mi familia, en mi iglesia, en mi empresa! Cuando Adán pecó, le dijo Dios: ¿Por qué pecaste?, a lo que Adán respondió: “Por culpa de la mujer que me diste.” ¡Dios quiere que asumas tus responsabilidades! En Salmos 34:4 dice: “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.” ¡David fue grande porque clamó a Dios y lo libró de todos sus temores! Tenemos que empezar por reconocer los temores. En el reino de los cielos no hay cobardes, en este reino solo se admiten personas que dicen: ¡Todo lo puedo en cristo que me fortalece! Tienes que moverte por la Palabra de Dios, confesarla y creerla. La fe atrae lo positivo, mientras que el temor atrae lo negativo; Job dijo: “Lo que temí me sobrevino.” Tú tienes que crecer en fe y decrecer en tus temores, tienes que arrepentirte de ellos ya que son un pecado. El temor entró por causa del temor, Adán y Eva desobedecieron a Dios en el Edén y dice la Biblia que cuando escucharon la voz de Dios tuvieron miedo: “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? Génesis 3:9-11 Los poderes malignos solo entran si tienes puertas abiertas, y si abriste alguna puerta tienes que pedirle perdón a Dios. Si entra la fe sale el temor, y si entra el temor la fe sale, porque los cobardes son incrédulos. La fe opera por causa de algo que dijo o mostró Dios, Él te da una visión y comienza a operar la fe, o dice algo y crees porque la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. De igual modo el temor viene por algo que dice o que te muestra satanás. ¡Es muy parecido! El temor es el poder negativo de satanás.
¡Arrepiéntete de tus temores en el nombre de Jesús! ¡Hoy Dios puede transformarte en un valiente!
Repite esta oración: “Ayúdame Jesús a ser valiente para confesar mis pecados porque el diablo me hace sentir peor cada vez que quiero hacerlo. Sopla sobre mí el Espíritu Santo, Espíritu de amor y dominio propio. Quiero ser una persona audaz y de decisiones. No quiero seguir viviendo lo que estoy viviendo, ni permanecer en el nivel en el que estoy, no quiero retroceder, quiero avanzar y brillar. ¡Perdóname por haber sido cobarde Señor! Deseo ser valiente como lo fueron David y Moisés, que enfrentaron sus temores aunque sintieron miedo. Hago esta oración en tu nombre Jesús y me declaro libre.
ANEXOS: