LA LLAVE DEL ÉXITO - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA LLAVE DEL ÉXITO

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INTRODUCCIÓN

En el tiempo en que José fue llevado cautivo a Egipto, y estuvo a las órdenes de Potifar, capitán del ejército de esa nación, ocurrió algo interesante. Recordemos que José había sido vendido por sus hermanos y fue a parar a Egipto como esclavo, y estando allí en esa condición, fue un hombre temeroso de Dios y su favor estaba sobre él.

Hay un versículo de la Biblia que me llama la atención y se encuentra en Génesis 39:3: “Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”. Me llama la atención cuando en la palabra de Dios encontramos términos como el que menciona aquí, “todo”. ¡Todo es todo! Génesis 39:4 continúa diciendo: “Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía”. La Biblia hace énfasis en el hecho de que, a pesar de que José había sufrido el rechazo de sus hermanos, y éstos en lugar de amarlo, lo odiaban al punto de querer quitarle la vida, aunque uno de ellos pensó que era mejor negocio venderlo que matarlo, él se aferró a Dios y El lo hizo prosperar en todas sus cosas.

Sus hermanos no lo aguantaban porque él era el consentido del padre, era el menor de la familia y su padre lo quería mucho porque había nacido en su vejez y esto les molestaba mucho a ellos. Jacob, su padre, le había hecho a José una túnica de colores. Si vemos películas que hacen referencia a aquellos tiempos, todas las túnicas eran del mismo color y tener una de colores era un lujo del cual disfrutaba José.

Dice la Biblia que sus hermanos no podían hablarle pacíficamente porque lo aborrecían. Para colmo, señala Génesis 37:5: “Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía”. A continuación, en los versículos 6 y 7 leemos: “Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío”. Cuando contó su sueño, más lo detestaban y por si fuera poco, tuvo otro sueño: “…y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí”. José tenía once hermanos, pero en este punto ya se fastidió el padre también: “…y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?”

José pues, era un joven rechazado, no se había podido ganar el afecto de su familia y lo que soñaba le jugaba en contra. Nosotros no podemos proponernos soñar algo así, no podemos decidir, esta noche voy a soñar con manojos de trigo o con estrellas. Pero José soñó eso y lo había experimentado muy vívidamente. Hay sueños que sólo son eso, sueños, pero hay otros que pareciera que realmente los hemos vivido; hay sueños que son revelaciones, éstos provienen del Espíritu.

Un día, sus hermanos estaban lejos, cuidando las ovejas y el padre mandó a José para que vaya a ver cómo estaba todo. ¡Para colmo era el alcahuete del padre! José le contaba la mala fama de sus hermanos y ellos no podían hacer nada sin que él vaya con el chisme al padre. Cuando vieron que se aproximaba José, dijeron de él: “He aquí viene el soñador”. Sus hermanos conspiraron para matarlo pero uno de ellos se negó y prefirió que lo echaran en una cisterna. Cuando lo hubieron arrojado en la cisterna, aparecieron unos ismaelitas y convinieron en venderlo como esclavo. Entonces fue a parar a Egipto. Pero estando allí, señala la Biblia que Jehová estaba con él. No son las circunstancias malas que te acontecieron lo que importa, sino si Dios está contigo o no. Si tienes esa convicción, no te afligirá tanto eso que te patea en contra y que a otros les hace mucho daño, porque si Dios está contigo, ¿quién podrá contra ti?

                SI HACES EL BIEN, TE IRÁ BIEN

La pregunta que debes formularte es: ¿Cómo hacer para que me vaya bien? ¿Verdad que quisieras que todo te vaya bien? ¿Será posible eso? Si tú dices que no necesariamente te puede ir bien en todo, no conoces bien la palabra de Dios. El Salmo 1: 1 y 2 dice: “Bienaventurado, (dichoso, feliz) el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”. Muchas veces creemos que hacemos las cosas bien pero salen mal. Varios padres me han dicho que han criado bien a sus hijos pero ellos les han salido torcidos. Otros me dicen: “Yo he hecho el bien pero me fue mal por culpa de mis padres”. ¡Ahora tenemos un nuevo presidente a quien echarle la culpa de lo que pasa en el país! Le echamos la culpa a los políticos, a la historia, al país, a la policía; si tenemos a alguien a quien echarle la culpa, estamos justificando el por qué nos va mal a nosotros.

Hay madres muy consentidoras. En uno de nuestros hogares Beraca había un chico que se estaba restaurando de las drogas pero no quería estar allí, entonces le dijimos a la mamá que si se iba de Beraca, que no le abriera las puertas de su casa pero ella nos decía: “¡Es mi hijo!” El pibe le robaba todo pero para ella, él, era la luz de sus ojos. ¡Un malcriado y consentido! ¡La madre le daba todo! Y eso es lo que nos dicen algunos padres: “¡Yo le he dado todo!” Ellos tienen que enterarse que son malos padres, porque si les dan todo a sus hijos, están haciendo mal. Al chico no le gustaba la comida que comía en el hogar. Mientras vivía en la calle, comía de los contenedores de basura pero en el hogar no le gustaba el tomate por ejemplo, entonces, le decía a la madre que le daban comida podrida, y ella se escandalizaba. Él se va con su madre y le pide que le compre una moto, cuando nos enteramos, le dijimos que no lo hiciera pero ella nos respondió: “¡Es que es mi hijo!” A los pocos días el pibe drogado choca la moto.  Los padres nos dicen: “Es que es mi hijo y yo lo amo”. ¡Pero el amor no tiene que ser estúpido! ¡El amor es sabio, no tonto! ¡No es un sentimiento! ¡Es algo poderoso! El amor es aquello que hizo que Dios enviara a su Hijo al mundo, es aquello que hizo descender a Jesús del cielo a la tierra por nosotros. ¡Quita esa idea de tu cabeza de que tú eres bueno pero te va mal o que haces las cosas bien y todo te resulta mal!

¿Alguna vez dijiste, esto me pasa por bueno? De ser así, la conclusión es que no hay que ser bueno sino malo. La idea es que si haces el bien, corres el riesgo de que todo te vaya mal; de que hay que mentir porque así no se enteran de la verdad y todo te irá bien. Dios tiene su evangelio y satanás tiene el suyo. A alguna mujer le he dicho: “Tendrás que contarle la verdad a tu marido”. “¡Ah no! ¿Y si me va mal?” Es mejor mentir, así lo tienes contento a tu marido. La mujer engaña al marido, pero mientras él no se entere, todo estará bien. Ella está tranquila porque ha hecho el bien que pudo mintiéndole a su esposo. Pero la Biblia nos enseña que al que hace mal le va mal. Es como las matemáticas: dos más dos son cuatro. Si haces las cosas bien, te va bien; si haces las cosas mal, te irá mal. Lamentablemente, la gente cree que tiene que hacer las cosas mal para que les vaya bien.

Una chica ama a un joven y para llamarle la atención a él, coquetea con los que están a su alrededor con la intención de despertarlo a celos. ¡Infinidad de cosas se hacen mal esperando un buen resultado! La Biblia es clara, el Salmo 1 dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos”. ¿A quién le haces caso tú? ¿Los consejos de quién escuchas tú? Normalmente, nuestros consejeros son nuestros amigos, pero el hecho de que sean nuestros amigos no significa que sus consejos sean buenos. ¡El único que tiene buenos consejos es Dios! Una mujer divorciada, que odia a su ex marido, al que dejó, habla con la amiga, quien le cuenta que está teniendo conflictos en su matrimonio, y esta otra que está indignada con su ex, le aconseja: “¡Dejalo!” La herida que tiene chorrea y le da consejos a su amiga conforme a su dolor, encima le dice que le haga caso y le cuenta cómo le ha ido a ella con el otro. Esa mujer le da malos consejos a su amiga aunque las vivencias son totalmente diferentes. Si te descuidas, aun dentro de la iglesia hay personas a las que les gusta dar consejos; nunca les fue bien en su matrimonio pero da consejos matrimoniales, no ha tenido victoria con la crianza de sus hijos y aconseja a las madres. ¡Gente que nunca pastoreó pero quiere aconsejar a los pastores! Muchos me han dicho: “Pastor, hágame caso. Usted haga lo que le digo porque yo soy su amigo y lo quiero muuuucho”.

¿Tú te consideras una persona buena? ¡Eres malo! ¡Eres mala! ¡Bienaventurado el varón que no anduvo en tus consejos! Dice la Biblia que no hay bueno ni aun uno. Eres responsable de discernir cuando te dan un consejo, si éste es de Dios o no. En última instancia, eres el responsable de las decisiones que tomas y tienes que saber discernir. Tienes que buscar a Dios con todo tu corazón y debes tener certeza de que, cuando tomas una decisión, no es por un consejo cualquiera sino por su consejo. Yo no estoy para darte mi consejo sino el de Dios. ¡El Señor me libre de darte mi consejo! “Bienaventurado (dichoso, feliz) el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores…” Quien anda con pecadores, es muy fácil que su visión y su entendimiento se llenen de oscuridad y de tinieblas. Cuando estás en un ambiente y participas de él, donde hay personas pecadoras, el deseo de pecar te va permeando. Lo que te estoy dando, son consejos para que te vaya bien siempre; para que todo te salga bien. Si estás en un ambiente donde normalmente se miente, se fornica, se adultera, se roba; y tú consientes lo que ellos disfrutan, terminarás siendo uno de ellos. “Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza el dicho. Debes aprender a apartarte de esos ambientes y si vas a esos lugares será para predicar la palabra de Dios pero no para participar de ese tipo de prácticas y conversaciones. Algunos asisten a la iglesia y ponen cara de santos, pero cuando llegan a su casa, chismean con los vecinos o participan de cosas que suceden en su entorno. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. Escarnecedores son aquellos que sacan el cuero, son los que escarnecen; esos que hablan mal de otros cuando ellos no están. ¿Te animarías a declararle a ese que siempre cuereas lo que dices a sus espaldas? Hay conductas y hábitos pecaminosos; hay costumbres malas, procura que no te contaminen. Es por eso que la Biblia dice: “Dichoso el varón que no está en nada de esto”.

Salmo 1:2 señala: “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”. La ley expresa la voluntad de Dios. O sea que la voluntad de Dios es ley. En el reino de Dios, lo que el Señor quiere es ley. ¡Sólo la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta! ¡Todo lo que el Señor quiere es bueno! ¡Todo lo que el hombre ambiciona es malo de origen! La palabra de Dios declara que todo lo que es nacido de la carne, carne es y todo lo que es nacido del espíritu, espíritu es. ¡Todo lo que proviene de Dios es bueno! ¡Todo lo que proviene del hombre, por causa de su naturaleza pecaminosa es malo! La ley expresa la voluntad del Señor y el nivel moral del Dios que tenemos. Él no miente y no quiere que mintamos, no es estafador y no quiere que estafemos. Dios no levanta falso testimonio y no quiere que nosotros lo hagamos. La ética de Dios está expresada en su ley. “Honrarás a tu padre y a tu madre” dice su palabra. Estas son las leyes de Dios y su cumplimiento garantiza que te irá bien.

Leemos en el Salmo 1:3: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. Aquí aparece nuevamente la palabra “todo”. Recordemos lo que dice la Biblia en Génesis 39: 3: “Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”. Posiblemente a tu mamá le fue mal en la vida y siente envidia porque te va bien, por tal motivo te escarneció, te destrozó diciéndote que eres fea e inútil. Un hombre le decía a su hijo: “¿Para qué lo vas a intentar si no sirves para nada?” ¡Padres malvados! ¡No se dan cuenta del daño que les hacen a sus hijos! Tal vez hay personas que han atentado contra tu bienestar hiriendo tu corazón y tú dices que estás mal porque te han herido. Yo quiero decirte que si estás en los brazos de Jesús, el Señor te va a hacer prosperar en todas las decisiones que tomes.

He estado hablando con una  mujer, pastora, esposa de pastor; su esposo se alejó del Señor en algún momento, éste le fue infiel y tuvo un hijo con otra mujer. Entonces la mujer me cuenta: “Pastor, lo odié tanto a ese hombre que terminé en silla de ruedas y estando postrada por el odio que me consumía, busqué a Dios y Él me ayudó”. Me viene a memoria el Salmo 34:6: “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias”. Lo importante aquí no es lo que tú puedes lograr sino lo que Dios puede lograr; no es lo que tú puedes hacer sino lo que Él puede hacer. Si a Dios le agrada tu corazón, el Señor va a prosperar todo lo que hagas. ¡Te irá bien en todo!

                JOSÉ PROPERÓ EN TODO LUGAR

José en Egipto llegó a ser el mayordomo y administrador de todos los bienes de Potifar. Él era un esclavo pero Dios lo había puesto en gracia delante del capitán llegando a ser el mayordomo de todo. Pero algo sucedió, la mujer de Potifar puso los ojos en José y le dijo: “Duerme conmigo”. José le dijo: “He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Ella cada día insistía y José se negaba, pero un día, estando los dos solos en la casa, la mujer lo asió por su ropa, diciendo: “Duerme conmigo”. Entonces, José dejó sus ropas en las manos de ella y huyó. ¡Él decidió temer a Dios! Pero la mujer enfadada y despechada, cuando su esposo llegó a la casa, le dijo: “El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera”. Entonces Potifar lo puso en la cárcel, y estando allí, la Biblia dice de José: “Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel”. A veces interpretamos algunas circunstancias de la vida como que Dios no está con nosotros, pero aquel que ama a Dios, quédese tranquilo porque el Señor está con los que le buscan y los que le aman. No importa que te hayan estafado o mentido. ¡No importa qué es lo que te hayan hecho! ¡Lo importante es que Dios esté contigo!

Estando en esa situación, si José no hubiera temido a Dios, habría dicho: “Esto me pasa por bueno. Tendría que haberme acostado con esa mujer y andaría mejor”. ¡Pero no! ¡Él hizo el bien! Y señala la Biblia que Dios lo puso en gracia delante del jefe de la cárcel y éste lo hizo su administrador. José era el mayordomo en la prisión. Allí estaban junto a él, el panadero y el copero del rey. Estos le sirvieron de conexión porque él les interpretó un sueño que habían tenido ambos; y cuando el faraón tuvo un sueño, finalmente alguien se acordó de José y dijo: “Yo conozco uno que interpreta sueños”. Entonces lo sacaron de la cárcel para llevarlo ante faraón.

José salió de una familia que cuidaba ovejas, fue llevado como esclavo a Egipto pero terminó siendo el mayordomo del capitán del ejército en esa nación, y cuando lo pusieron en prisión, allí también fue el mayordomo del jefe de la cárcel. Finalmente se presentó ante faraón, interpretó el sueño que él había tenido y le dijo: “Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto”. “¿A quién pondré? Se preguntaba faraón. “¿Quién sabe más que José?” Y lo puso como gobernador sobre todo Egipto. No importa qué circunstancias vives, lo que importa es si el Señor vive en ti porque si es así te irá bien. El diablo te dirá: “¿Dónde está tu Dios que no se acuerda de ti?” Si te han mentido o engañado, no importa. Yo te vuelvo a preguntar: ¿tú quieres que todo te vaya bien? ¡La Biblia tiene el método para que te vaya bien en todo! Y cuando Dios dice, en todo, es en todo. No comiences a pensar en qué consiste eso, porque todo es todo. ¡Ese es el premio de aquellos que aman al Señor y le buscan!

Tu parte no es interpretar las circunstancias que estás viviendo; tu parte no es justificar las decisiones que has tomado, tú tienes que tomar decisiones correctas y para ello es necesario que ames a Dios y te deleites en hacer su voluntad. La pastora que mencioné anteriormente  me contó que estaba en silla de ruedas, sentía un odio terrible y estaba enferma para morirse, pero se dio cuenta que ella tenía que orar por su esposo, perdonarlo y bendecirlo, y así lo hizo, entonces se sanó. Su esposo volvió y le pidió perdón a ella y a sus hijos, también volvió al ministerio. Nunca digas: “La herida que me han hecho es tan grande que no la voy a poder perdonar”. ¡No lo declares! La Biblia dice que si tú no perdonas a quienes te han hecho daño, Dios no te perdonará a ti y si estás empecinado en no perdonar, entonces te encontrarás con que Dios no te va a perdonar a ti. ¡Hay un final feliz y dichoso para aquellos que aman a Dios! El Señor se deleita en transformar las tinieblas en luz. A Dios le encanta tomar una maldición y transformarla en bendición. ¡No mires la maldición! ¡Mira a Dios que la transforma en bendición!

El propio hijo del rey David había atentado contra su reino y éste tuvo que huir del palacio descalzo, llorando por las montañas porque su hijo había querido apoderarse de su reino. Dice la Biblia que David iba andando y llorando, y había gente que salía a maldecirlo, pero él decía: “Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo” (Salmo 109:28). ¡Yo creo más en la bendición de Dios que en la maldición de los hombres! Serás como un árbol plantado, junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará. Posiblemente vengan sobre ti circunstancias de las que llegues a pensar: “¿No era que Dios me iba a bendecir en todo?” Si tú amas a Dios le dirás a esas circunstancias: “¡No van a poder contra mí! ¡Yo voy a levantarme sobre ellas!”

Las circunstancias son sólo eso, circunstancias, pero tú eres un hijo y una hija de Dios, tú eres más que esas circunstancias. ¡Dios te ha hecho para vencer en todo lo que se levante contra ti! “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1ª Corintios 15:57). ¿Quién nos separará del amor de Dios? Ni lo bajo, ni lo alto, ni lo ancho, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es Cristo Jesús, Señor nuestro. ¡El amor de Dios es el escudo que te protege! ¡El amor de Dios es el que te alimenta! ¡El amor de Dios te dará luz en medio de las tinieblas! ¿Podrás declarar en esa circunstancia que estás viviendo, yo voy a salir adelante porque mi Dios está conmigo? Todo lo que tienes que hacer es pedirle perdón porque has sido cabeza dura y has creído como lo hacen los demás, dile: “Quiero creer firmemente tu palabra y sé que me irá bien. Yo me voy a deleitar en tu consejo”.

                CONCLUSIÓN

Quiero decirte que Dios es celoso porque Él sabe lo que es bueno para ti. ¿Celoso en qué sentido? Al Señor le pone mal que tú honres más a tu padre o a tu madre que a Él. Tal vez, tus padres, queriéndote hacer el bien te dan consejos en contra del propósito y de la voluntad de Dios. Posiblemente tus amigos te quieren hacer bien pero no te aconsejan conforme a lo que Dios quiere. Habrá personas que te quieren ayudar pero te dicen cosas que van en contra del plan que Dios tiene para tu vida. La pregunta es: ¿tú conoces cuál es el plan de Dios para ti? ¿Quién te va a mostrar cual es el propósito por el que estás en el mundo? ¿Tus amigos o tus parientes? Muchas personas queriendo defenderte, te pueden dar un consejo totalmente contrario a lo que Dios quiere. Por eso digo que el Señor es celoso, Él siempre querrá que tú conozcas su voluntad y la obedezcas por encima del consejo que te den los demás y de lo que otros quieran. Siempre serás responsable de las decisiones que tomes, si éstas son buenas te irá bien. Si haces conforme a la verdad de Dios te irá bien. No sólo querrás el bien sino que podrás hacerlo, porque si amas a Dios, su poder estará sobre ti para ayudarte. Ta vez te doblegue el alcohol, la droga, el cigarrillo, las mujeres, el juego, la mentira, pero tú quieres cambiar y estar mejor delante de Dios, y no puedes porque eres esclavo de esas cosas. Si buscas a Dios con todo tu corazón, Él es quien te dará poder contra todo eso. “Yo te voy a sacar del pozo en el que te encuentras y caminarás en el bien. Yo te voy a hacer prosperar y te daré capacidad para que te vaya bien en todo”, te dice el Señor.

La gente pregunta qué puede hacer, pero no es tan importante que hagas sino que creas; lo que importa es que ames a Dios y le busques con todo tu corazón.

“Señor, hay personas que están haciendo lo malo, pretendiendo recoger cosas buenas; algunos, hasta el día de hoy han estado mintiendo y engañando para que les vaya bien. Hay personas que han obedecido consejos extraños a tu palabra Padre para que les vaya bien. Tú eres el origen de la bendición y puedes transformar en dichoso a aquel que hoy no lo es. Tú puedes transformar a aquel que no es feliz en una persona feliz. Sopla tu Espíritu Santo con poder. Derriba los muros que se han levantado para destruir las vidas; derriba argumentos que han generado amargura y tristeza, te lo pido en el nombre de Jesús. Ayuda a aquellos que han caminado hacia la muerte y no a la vida. ¡Queremos abrazarte, Dios!”

Abrazarse a la ley de Dios y al bien es abrazarse a la verdad de Dios y si lo haces te irá bien. ¡El diablo y tus enemigos no lo podrán impedir porque Dios te hará prosperar aunque te hayan vendido! ¡Dios te hará gobernar donde eras esclavo! El pecado no se enseñoreará de ti sino que tú te enseñorearás del pecado.

Si has entendido que te ha ido mal porque has hecho las cosas mal y que la única manera de que te vaya bien es abrazándote a Dios, recibe la gracia y el favor del Padre en esta hora. Quiero que te convenzas de que Dios te ama y su deseo es prosperarte, eso significa que te vaya bien en todo, que no tengas escasez, que la enfermedad huya de ti, que tu familia sea restaurada, que te vaya bien en tu trabajo y en tus estudios. Hay corrientes que se contraponen hoy en día ya que hay algunos que dicen que la prosperidad no es de Dios pero yo digo que la prosperidad es de Dios. Que algunos usen la prosperidad para hacer lo indebido es otra cosa. ¡Dios quiere que te vaya bien en todo! ¡Prepárate para amar al Señor por sobre todas las coas y todo te irá bien!

 

 

 

 

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